Título: With Every Letter
Autora: Sarah Sundin
Editorial: Amazon
Género: novela romántica, cristiana, bélica
Páginas: 434
Publicación: 1/9/2012
ASIN: B008B9HLEK
Mellie Blake es una enfermera que ha tenido una infancia un tanto peculiar junto a su padre y que se ve incapaz de hacer amigos. Algo parecido le ocurre Tom MacGilliver, hijo de un asesino, a quien los actos de su padre también han condicionado su forma de ser y de relacionarse con los demás. Ambos combaten en la II Guerra Mundial y participan en un programa de intercambio de cartas que les permitirá conocerse tal cual son, más allá de sus miedos y las caretas que llevan cada día. Y enamorarse.
A principios de verano, From Isi nos propuso una serie de títulos para que eligiéramos cuál queríamos que fuese nuestra lectura conjunta veraniega y, entre todo ellos, los participantes elegimos esta novela que, no obstante, no ha resultado ser lo que esperábamos. Sin embargo, y como siempre, he disfrutado mucho leyendo en inglés, más que por el contenido de la novela en sí, por la sensación de vencer una de esas barreras que nos autoimponemos, en mi caso, la de que no soy capaz de leer en inglés, que no tengo el nivel. Gracias a Isi, voy superando mi miedo y, lo que es mejor, voy descubriendo que cada vez lo hago más deprisa y (creo) con mayor profundidad.
Las razones por las que esta novela no ha sido lo que esperábamos son, fundamentalmente, dos. La primera: los personajes son tan exagerados que más bien parecen, en ocasiones, caricaturas de una personalidad tímida. De hecho, cuesta mucho pasar por el aro de creerte que dos personas en toda su vida han sido incapaces de hacer ni un solo amigo. Está claro que ese es el quid de la cuestión, que ahí reside la esencia de la novela, pero la caracterización de los dos personajes principales no parece muy verosímil, la verdad. Creo que también les pasa a otros personajes, demasiado estereotipados para resultar creíbles.
La segunda razón ha sido la presencia constante de la religión. Pero una religión, me ha dado a mí la sensación, un poco de boquilla, de mucho rezar y encomendarse a Dios y poco hacer. Seré mala pero a mí en muchas escenas me recordaban a un chiste que no recuerdo al cien por cien pero que decía algo así como que estaba un cura en medio de un naufragio, rezando para que Dios le salvara, y constantemente le pedía "envíame una señal, Señor, envíame una señal". Pasó por allí un hombre con una barca que le preguntó si quería subir y el cura le contestó que no, que estaba esperando una señal de Dios. Esto ocurre varias veces, hasta que el cura, claro, muere ahogado, sube al cielo y le pide cuentas a su Dios: "Señor, te pedí una señal y no me la has dado". "Te envíe un tronco, un hombre con una barca (y no recuerdo cuántas cosas más) y tú no aceptaste la ayuda de nadie ni de nada", responde Dios. Pues esto es igual: mucho pedir a Dios pero poco aprovechar lo que la vida les pone en el camino.
Sí me han parecido interesantes, no obstante, las reflexiones sobre dos conceptos cristianos de hondo calado: el perdón y la misericordia. Sobre ellos hablan en multitud de ocasiones los protagonistas y hay muchas peripecias en la historia encaminadas a mostrar el poder del perdón y la misericordia.
Por si esto fuera poco, tampoco la historia tiene demasiado ritmo. De hecho, hay momentos en los que da la sensación de que las situaciones se mantienen sin razón, que no avanzan hasta el clímax. Ocurre, por ejemplo, hacia el final, una vez que ella ya sabe quién es él pero dilata y dilata y dilata y dilata el momento de darse a conocer. No creo que la tensión esté bien resuelta y el lector se da cuenta fácilmente de que no se están poniendo más que trabas y trabas para alargar el desenlace.
Finalmente, me ha gustado mucho todo lo que tiene que ver con el papel de la mujer en la II Guerra Mundial, sobre la lucha de esas enfermeras contra los prejuicios y el patriarcado. He visto que la autora ha continuado la saga centrada, precisamente, en este colectivo pero Amazon califica también la segunda obra como "ficción religiosa y espiritual" así que no sé si me animaré...
Nos seguimos leyendo.
Las razones por las que esta novela no ha sido lo que esperábamos son, fundamentalmente, dos. La primera: los personajes son tan exagerados que más bien parecen, en ocasiones, caricaturas de una personalidad tímida. De hecho, cuesta mucho pasar por el aro de creerte que dos personas en toda su vida han sido incapaces de hacer ni un solo amigo. Está claro que ese es el quid de la cuestión, que ahí reside la esencia de la novela, pero la caracterización de los dos personajes principales no parece muy verosímil, la verdad. Creo que también les pasa a otros personajes, demasiado estereotipados para resultar creíbles.
La segunda razón ha sido la presencia constante de la religión. Pero una religión, me ha dado a mí la sensación, un poco de boquilla, de mucho rezar y encomendarse a Dios y poco hacer. Seré mala pero a mí en muchas escenas me recordaban a un chiste que no recuerdo al cien por cien pero que decía algo así como que estaba un cura en medio de un naufragio, rezando para que Dios le salvara, y constantemente le pedía "envíame una señal, Señor, envíame una señal". Pasó por allí un hombre con una barca que le preguntó si quería subir y el cura le contestó que no, que estaba esperando una señal de Dios. Esto ocurre varias veces, hasta que el cura, claro, muere ahogado, sube al cielo y le pide cuentas a su Dios: "Señor, te pedí una señal y no me la has dado". "Te envíe un tronco, un hombre con una barca (y no recuerdo cuántas cosas más) y tú no aceptaste la ayuda de nadie ni de nada", responde Dios. Pues esto es igual: mucho pedir a Dios pero poco aprovechar lo que la vida les pone en el camino.
Sí me han parecido interesantes, no obstante, las reflexiones sobre dos conceptos cristianos de hondo calado: el perdón y la misericordia. Sobre ellos hablan en multitud de ocasiones los protagonistas y hay muchas peripecias en la historia encaminadas a mostrar el poder del perdón y la misericordia.
Por si esto fuera poco, tampoco la historia tiene demasiado ritmo. De hecho, hay momentos en los que da la sensación de que las situaciones se mantienen sin razón, que no avanzan hasta el clímax. Ocurre, por ejemplo, hacia el final, una vez que ella ya sabe quién es él pero dilata y dilata y dilata y dilata el momento de darse a conocer. No creo que la tensión esté bien resuelta y el lector se da cuenta fácilmente de que no se están poniendo más que trabas y trabas para alargar el desenlace.
Finalmente, me ha gustado mucho todo lo que tiene que ver con el papel de la mujer en la II Guerra Mundial, sobre la lucha de esas enfermeras contra los prejuicios y el patriarcado. He visto que la autora ha continuado la saga centrada, precisamente, en este colectivo pero Amazon califica también la segunda obra como "ficción religiosa y espiritual" así que no sé si me animaré...
Nos seguimos leyendo.