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jueves, 25 de octubre de 2012

"Utopía", de Tomas Moro: dibujando el Estado perfecto

  Hoy rescato de la web Anika entre Libros la reseña de un libro clásico, sorprendente y todavía útil (al menos, en algunos aspectos). Y, desde luego, un buen puñado de temas relacionados con la organización social y la convivencia humana sobre los que reflexionar.

  UTOPIA (Sobre un Estado perfecto o sea la isla de Utopía)
(De optimo statu rei publicae deque nova insula Utopía, 1516)

Tomas Moro

Editorial Planeta
Colección BackList Clásicos

© Edición y traducción, Joaquim Mallafrè Gavaldà, 2011
© Planeta, 2011
1ª Edición, Marzo 2011

Género y tags: novela, utopía, renacimiento, estado ideal, organización social, política, economía, literatura clásica, literatura inglesa

ISBN: 9788408101062

224 Páginas


Argumento:

  ¿Puede existir un lugar idílico, donde todos sus habitantes sean felices y mantenga una organización social, política y económica perfecta? ¿Qué haría falta para que ello ocurriese? Estas dos preguntas se responden a lo largo de Utopía, una descripción minuciosa y detallada del sistema organizativo de la isla del mismo nombre, donde no existe la propiedad privada y nadie está desprotegido.

Opinión:

   Utopía no es un sueño, ni una quimera, ni un imposible. Utopía es la búsqueda de una organización social, económica y política que garantice la felicidad a todos los integrantes de una sociedad. Fue Moro el que inventó el término, precisamente, en esta novela, aunque a lo largo de los siglos se ha cargado de un sinfín de significados. Con esta obra, Moro también instauró la estructura de un tipo de novela que bebe de las fuentes clásicas (Platón principalmente, pero no sólo; Moro era un humanista que hacía honor a tal calificativo) y que daría lugar a una larga tradición literaria que también iría evolucionando: con el paso del tiempo, a la pura descripción social se le unió el viaje hacia el lugar descrito; o se degradó la condición de felices de sus habitantes en las llamadas contrautopías o distopías, entre las que se cuentan obras tan famosas como 1984 o Un mundo feliz.
     Utopía  se divide en dos libros diferentes. En el primero, Moro traza una contextualización ideológica, política y sociológica sobre su tiempo en la que no faltan numerosas críticas tanto a la política de la época (incipiente colonialismo, absolutismo, conquista de América…), a la religión (es el tiempo de la Reforma luterana), a la organización social, la justicia… En definitiva, a todo aquello con lo que Moro no estaba de acuerdo en su realidad histórica y que atacó a través de la ficción. En este primer libro se nos presentará a Rafael Hitlodeo, viajante portugués que conoce la isla de Utopía y que será el encargado de describirla con todo lujo de detalles en el segundo libro. También la forma literaria varía: el Libro I está escrito en forma de conversaciones (al más puro estilo del diálogo platónico, aunque en este caso no se trata de un maestro y sus alumnos) mientras que el Libro II es una narración novelada. Como curiosidad histórica cabe señalar que la obra originalmente publicada sólo contenía el segundo de los libros. El primero se añadió con posterioridad.
     Moro describe, a través de la narración de Hitlodeo, una sociedad totalmente diferente a la occidental, donde es posible otro sistema de organización y producción y que, además, da como resultado la felicidad de todos los habitantes. El orden y el dirigismo más absoluto parecen ser las claves para conseguirlo. Un dirigismo que dicta desde el modo de vestir (incluso el número de prendas que posee cada uno) hasta la distribución de las horas del día, el aprovechamiento del tiempo de ocio y hasta el número de miembros por familia.
     Curiosamente, tal dirigismo no necesita más que de un pequeño puñado de leyes básicas. Tanto es así, que se suprimieron los abogados, cada utopiense acude al juez cuando lo necesita y se defiende a sí mismo.
     La base de la economía en Utopía es la agricultura. Todos los habitantes se dedican a ella (menos los más capacitados para el estudio, que son exonerados de las labores físicas) y la aprenden desde niños. Además, pueden instruirse en uno o varios oficios más. Cada familia está especializada en un oficio hasta el punto de que si uno de los niños de una familia quiere aprender un oficio diferente, será cambiado de núcleo familiar. Si un ciudadano es capaz de desempeñar con éxito varios oficios, podrá elegir como profesión el que más le guste, siempre y cuando la colectividad no necesite otra cosa.
     En Utopía no hay propiedad privada, todo es de todos. No hay pobres, no hay ricos. Los enfermos están perfectamente atendidos en los hospitales (incluso está permitida la eutanasia), hay guarderías para los niños menores de cinco años y protección para las personas discapacitadas. La comida es colectiva, en grandes comedores, en los que se lee mientras se toma el alimento. Acabada la comida, se celebran gratificantes tertulias.
     Todos los ciudadanos son iguales en Utopía. No hay clases sociales, no hay diferencias de sexos (aunque, hombre de su época, Moro no puede por menos que señalar que la naturaleza de la mujer es más débil e, incluso, defiende que el hombre pueda castigar a la mujer en caso de adulterio), no hay dinero, ni falta que les hace. Cada familia lleva al mercado su producción y toma lo que necesita. No hay trueque ni intercambio. Cada uno consume según sus necesidades.
     Las relaciones prematrimoniales están prohibidas (el castigo puede ser el celibato perpetuo) pero el divorcio está permitido. Las calles están perfectamente trazadas y cada casa tiene su propio jardín/huerta.
     Todo está regido, organizado, normativizado en Utopía. No hay lugar para la libertad, causante de todo mal social y principio del libertinaje. Hay un príncipe, elegido por los representantes de las familias, vitalicio, pero no gobierna. Lo hace un senado, claramente descrito por Moro.
Éstos son algunos de los rasgos que caracterizan la organización de la isla, una organización siempre sorprendente, unas veces para bien y otras… no tanto.
    Más allá del relato literario, Utopía abre el camino a la reflexión política, social y económica. El dirigismo y el aislamiento recuerdan peligrosamente a los regímenes totalitarios y de hecho hay muchos aspectos del sistema utópico que hacen chirriar los dientes a una occidentalita del siglo XXI como yo. Sin embargo, también recoge algunas propuestas que podrían contribuir a mejorar un mundo, el actual, en el que el dinero parece valer más que las personas. Muchos son los movimientos políticos o sociales que, a lo largo de los años, han tomado ideas del género utópico. Su puesta en práctica no ha tenido, hasta el momento, réplicas para esa eterna pregunta del comienzo: ¿es posible la felicidad social sistemática? Quién sabe si el futuro nos regalará la respuesta.

   He dejado los enlaces de otros libros citados porque me parecía que podían completar la información y aquí está el enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
    Nos seguimos leyendo
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