Título: La Alejandría olvidada
Autora: Almudena Navarro
Editorial: Amazon
Género: novela arqueológica, de aventuras, histórica, thriller
Páginas: 296
Publicación: 2014
ASIN: B00LTSNLXU
Cuenta la leyenda que Alejandro Magno, en su afán de conquista, fundó a su paso más de setenta ciudades con su nombre, de las que hasta bien entrado el siglo XX sólo se conocía una: la Alejandría de Egipto. ¿Cuántas fueron en realidad? ¿Setenta? ¿Cincuenta? Este es uno de los grandes enigmas de la historia y desvelarlo, el sueño dorado de cualquier arqueólogo. Miles de excavaciones se llevaron a cabo en distintos emplazamientos del centro de Asia, infructuosamente, hasta que en 1961 todo cambió cuando durante una cacería el rey de Afganistán, Mohamed Zahir Shah, descubrió por casualidad, entre la maleza, un precioso capitel corintio. Era el principio del descubrimiento de la ciudad más grande, rica e influyente que fundara el Gran Alejandro: Ai Khanoum.
París. (Año 2002): El doctor en Historia Gaspar Bitball desde su despacho en la Universidad de la Sorbona trata de proteger el fruto de sus años de especialización, el yacimiento de Ai Khanoum, situado al norte de Afganistán. Desde que en 1979 Rusia invadiera el país, nada se sabía sobre su estado; los arqueólogos franceses nunca pudieron volver a él. La comunidad internacional teme lo peor y se cree que el yacimiento puede haber sido expoliado. Gaspar, con la ayuda de Irine, una joven intérprete de origen afgano, formará parte de la comisión de expertos internacionales que entrarán como observadores en Afganistán tras la ocupación de las tropas americanas e inglesas. Juntos deberán superar sus miedos y sortear un conflicto armado repleto de obstáculos para recuperar la memoria de la ciudad perdida y, por segunda vez en la Historia, olvidada. Imperio Bactriano (Año -148 a.C.). Alejandría de Oxo, cerca del norte del actual Afganistán: El filósofo Aenas se ve obligado a exiliarse de Macedonia, derrotada y humillada por Roma. Atravesará todo el continente buscando un atisbo del antiguo esplendor de su pueblo, en el extremo más alejado de Asia Menor, en Alejandría del Oxo, la ciudad de sus sueños, la capital del Imperio Independiente Greco-Bactriano. Un lugar único y exótico, convertido en leyenda. Con la ayuda de la familia Papadopoulos, conseguirá entrar en la ciudad y allí conocerá a la gran sacerdotisa Atanasia, mujer que cambiará su destino y, con él, el de la Alejandría olvidada.
Después de La alcoba escondida, Almudena Navarro cambia totalmente de época, de género y de planteamiento para ofrecernos una novela arqueológica con toques históricos y de aventuras. Gaspar, el protagonista de la obra, nos mete a todos en el petate para viajar a Ai Khanoum y vivir, junto a él y su expedición, los peligros de la sinrazón del fanatismo religioso y de la violencia de una de las zonas más conflictivas del planeta.
El narrador en tercera persona, tan omnisciente que nos deja entrever algunas de las emociones y de los pensamientos de los personajes principales, va descubriendo ante nuestros ojos cómo este viaje acabará siendo iniciático tanto para Gaspar como para Irine, su ayudante; un viaje que les cambiará la vida en muchos sentidos, que les transformará como personas y que les hará no solo reflexionar sobre cuestiones tan importantes como el papel de la mujer en el islam o la falta de respeto a la propia historia sino que también sentirán en sus propias carnes (y el lector con ellos) la violencia asociada a tales cuestiones.
Son dos de las reflexiones más importantes que se plantean en la novela y que, creo, están muy bien tratadas. Navarro trata de ver ambos asuntos con perspectiva, desde diferentes puntos de vista y, así, por ejemplo, en el caso de la mujer recoge tanto el enfoque de alguien que salió de Afganistán pero vivió allí (la madre de Irine), el de alguien que se ha criado conociendo esas creencias de cerca pero en un ambiente totalmente occidentalizado (la propia Irine); aunque sea superficialmente, también refleja el de las mujeres que siguen allí y, finalmente, nos ofrece la visión de unos occidentales (hombres y mujeres) que tratan de pasar unas horas dentro de un burka y las sensaciones que ello les produce. Sin duda, un experimento muy clarificador.
En el caso del respeto a la historia y a las huellas de ella que nos van quedando, me ha gustado encontrarme el punto de vista de los estudiosos que lo quieren preservar todo frente a los de los violentos que no hallan valor en las reliquias de un pasado que no consideran suyo. Pero, más allá de estos dos puntos de vista antagónicos, Navarro también nos ofrece algunas pinceladas sobre, por ejemplo, la prepotencia occidental que siempre juzga cualquier asunto bajo su propia perspectiva y creyendo que lleva la razón.
De igual modo, también me ha resultado atractiva la estructura que utiliza la autora para darnos a conocer la historia: enriquece la trama (principal) relacionada con Gaspar, Irine y Ai Khanoum con una subtrama situada en Alejandría del Oxo, en un pasado remoto, que nos ofrece otra perspectiva del mismo lugar pero desde otro punto de vista, desde el que nos regala la reconstrucción de un pasado perdido, destruido. Estas dos tramas no se van entrelazando de forma alternativa sino que la secundaria aparece solo en determinados momentos, quizá a modo de ejemplo, de reconstrucción, de poner en pie lo que ahora se ha perdido, y, en el tramo final, de dar una respuesta al enigma planteado en la resolución de la trama principal. Me ha resultado curiosa esta estructura porque creo que casi siempre que he encontrado una superposición de dos tramas temporalmente diferenciadas la más reciente abraza a la primera, es decir, la novela empieza y termina con ella. Y, sin embargo, aquí no ocurre lo mismo: la trama principal termina cuando aún le faltan páginas a la novela y, así, el broche final lo pone la trama secundaria. Me ha dado la sensación de que se trataba de una buena elección por parte de la autora, porque, aunque es verdad que la tensión casi de thriller del final de la primera trama se disuelve de manera rápida, ese cierre deja un poso muy diferente en el lector: el poso de la nostalgia, el poso del sacrificio, el poso de la entrega, el poso de la barbarie, el poso de la destrucción más salvaje.
En definitiva, Almudena Navarro nos propone un viaje a través de la historia y de la barbarie humana de la mano de unos personajes muy humanos (que ríen, que han sufrido, que dudan, que temen y que se entregan) para reflexionar sobre el valor del pasado y su proyección en nuestro presente.
Nos seguimos leyendo.
El narrador en tercera persona, tan omnisciente que nos deja entrever algunas de las emociones y de los pensamientos de los personajes principales, va descubriendo ante nuestros ojos cómo este viaje acabará siendo iniciático tanto para Gaspar como para Irine, su ayudante; un viaje que les cambiará la vida en muchos sentidos, que les transformará como personas y que les hará no solo reflexionar sobre cuestiones tan importantes como el papel de la mujer en el islam o la falta de respeto a la propia historia sino que también sentirán en sus propias carnes (y el lector con ellos) la violencia asociada a tales cuestiones.
Son dos de las reflexiones más importantes que se plantean en la novela y que, creo, están muy bien tratadas. Navarro trata de ver ambos asuntos con perspectiva, desde diferentes puntos de vista y, así, por ejemplo, en el caso de la mujer recoge tanto el enfoque de alguien que salió de Afganistán pero vivió allí (la madre de Irine), el de alguien que se ha criado conociendo esas creencias de cerca pero en un ambiente totalmente occidentalizado (la propia Irine); aunque sea superficialmente, también refleja el de las mujeres que siguen allí y, finalmente, nos ofrece la visión de unos occidentales (hombres y mujeres) que tratan de pasar unas horas dentro de un burka y las sensaciones que ello les produce. Sin duda, un experimento muy clarificador.
En el caso del respeto a la historia y a las huellas de ella que nos van quedando, me ha gustado encontrarme el punto de vista de los estudiosos que lo quieren preservar todo frente a los de los violentos que no hallan valor en las reliquias de un pasado que no consideran suyo. Pero, más allá de estos dos puntos de vista antagónicos, Navarro también nos ofrece algunas pinceladas sobre, por ejemplo, la prepotencia occidental que siempre juzga cualquier asunto bajo su propia perspectiva y creyendo que lleva la razón.
De igual modo, también me ha resultado atractiva la estructura que utiliza la autora para darnos a conocer la historia: enriquece la trama (principal) relacionada con Gaspar, Irine y Ai Khanoum con una subtrama situada en Alejandría del Oxo, en un pasado remoto, que nos ofrece otra perspectiva del mismo lugar pero desde otro punto de vista, desde el que nos regala la reconstrucción de un pasado perdido, destruido. Estas dos tramas no se van entrelazando de forma alternativa sino que la secundaria aparece solo en determinados momentos, quizá a modo de ejemplo, de reconstrucción, de poner en pie lo que ahora se ha perdido, y, en el tramo final, de dar una respuesta al enigma planteado en la resolución de la trama principal. Me ha resultado curiosa esta estructura porque creo que casi siempre que he encontrado una superposición de dos tramas temporalmente diferenciadas la más reciente abraza a la primera, es decir, la novela empieza y termina con ella. Y, sin embargo, aquí no ocurre lo mismo: la trama principal termina cuando aún le faltan páginas a la novela y, así, el broche final lo pone la trama secundaria. Me ha dado la sensación de que se trataba de una buena elección por parte de la autora, porque, aunque es verdad que la tensión casi de thriller del final de la primera trama se disuelve de manera rápida, ese cierre deja un poso muy diferente en el lector: el poso de la nostalgia, el poso del sacrificio, el poso de la entrega, el poso de la barbarie, el poso de la destrucción más salvaje.
En definitiva, Almudena Navarro nos propone un viaje a través de la historia y de la barbarie humana de la mano de unos personajes muy humanos (que ríen, que han sufrido, que dudan, que temen y que se entregan) para reflexionar sobre el valor del pasado y su proyección en nuestro presente.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 81/100
- Reto Generación Kindle: 9/10
- Reto Genérico: 36/40
- Reto Novela Histórica: 10/15
- Reto Encuentra al personaje: 32/36
El Reto Encuentra al Personaje pide que busquemos un personaje que hable otro idioma además del materno. En La Alejandría olvidada tenemos a Irine, que habla el francés, la lengua del país en el que ha nacido, pero también pastún y farsi. En varios momentos de la obra se hace referencia a ello, como cuando Gaspar dice de ella
Irine nos será de mucha ayuda: su familia es afgana habla farsi y pastún. Podemos interrogar a quién queramos (capítulo 5).