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viernes, 20 de octubre de 2017

"Mujeres que compran flores", de Vanessa Montfort: una novela maravillosa



Título: Mujeres que compran flores
Autora: Vanessa Montfort
Editorial: Plaza&Janés
Género: novela, intimista, feelgood, femenista, contemporánea
Páginas: 448
Publicación: octubre 2016
ISBN: 9788401017308

  En un pequeño y céntrico barrio de la ciudad hay cinco mujeres que compran flores. Al principio ninguna lo hace para sí misma: una las compra para su amor secreto, otra para su despacho, la tercera para pintarlas, otra para sus clientas, la última... para un muerto. La última soy yo y ésta es mi historia.
  Después de la pérdida de su pareja, Marina se da cuenta de que está totalmente perdida: había ocupado el asiento del copiloto durante demasiado tiempo. Buscando empezar de cero acepta un trabajo provisional en una curiosa floristería llamada El Jardín del Ángel. Allí conocerá a otras mujeres muy diferentes entre sí, pero que, como ella, se encuentran en una encrucijada vital con respecto a su trabajo, sus amantes, sus deseos o su familia. De la relación entre ellas y Olivia, la excéntrica y sabia dueña del local, surgirá una estrecha amistad de la que dependerá el nuevo rumbo que tomarán sus vidas.
  Las mujeres que compran flores son:
  Marina
  Sufre el síndrome del copiloto: siempre ha dependido de que su pareja le marque el rumbo de su vida. Su flor es la violeta , que simboliza la humildad y la timidez, pero también la confianza en sí misma que debe ganarse.

  Casandra
  Padece el síndrome de la superwoman: antes que depender de nadie se aplicaría la eutanasia activa. Prioriza su éxito profesional sobre su vida personal, en el caso de tenerla. Su flor es la orquídea azul, símbolo del relax que le falta.

  Gala
  Representa el síndrome de Galatea: cree firmemente que la mujer tiene hoy todos los derechos. Todos salvo el de envejecer. Su flor es el lirio blanco, símbolo de una coquetería que no se marchita hasta morir.

  Aurora
  Encarna el síndrome de la bella sufriente: confunde el amor con la obsesión. Es decir, cuanto más dolor más enamorada se siente. Su flor es la caléndula, la flor de la pena. Pero también es símbolo de la crueldad que no se atreve a devolver, ni siquiera en pequeñas dosis, para defenderse.

  Victoria
  Una de esas mujeres que han decidido poder con todo -la mejor madre, la mejor trabajadora, la mejor hija-, o dicho de otro modo, las que tienen el síndrome de la omnipotente. Su flor es la del membrillo, la flor de la tentación. La tentación de romper con todo y liberarse.
   Después de conocerla en persona en una mesa redonda en la que participaba junto a otros escritores, tenía muchas ganas de leer algo de Vanessa Montfort. Tengo en casa, aún pendiente, Mitología de Nueva York (novela que fue Premio Ateneo de Sevilla en 2010), pero, por circunstancias, he comenzado por este Mujeres que compran flores que, no puedo negarlo, me ha encantado.
   Creo que lo que más me ha gustado de la novela es su mezcla de profundidad y no sé si banalidad o intrascendencia. Me explico: la sinopsis y el comienzo de la obra hacen pensar en esas novelitas que hablan de grupos de mujeres que se cuentan sus penas y superan los problemas juntas. A mí, por ejemplo, el planteamiento me recordó mucho a El grupo de lectura, aunque la excusa para juntar a las mujeres fuera diferente. Pero, afortunadamente, no tiene nada que ver con esa lectura y, en este caso, Montfort (como decía) le da muchísima profundidad, mucha reflexión y una buena dosis de feminismo a las trama planteadas. Así, a medida que iba leyendo, sentía que me iba alejando de El grupo de lectura y me iba acercando más a El edificio de las mujeres que renunciaron a los hombres o, aún mejor, a Mientas no digas te quiero.
    Porque la autora va confrontando la historia de cada una de esas mujeres que compran flores con conversaciones conjuntas en las que se reflexiona (y mucho) sobre la mujer, su condición, su manera de ver el mundo y las relaciones que establece con quienes la rodean. Se crean, así, una suerte de foros de debate en los que el lector puede participar (aunque sea sin capacidad de intercambio) muy interesantes y que van más allá de los tópicos para profundizar en la radiografía de la mujer de hoy en día.
    Junto a estos debates, no menos interés despiertan las propias historias de las protagonistas. Montfort sabe equilibrarlas, hacerlas diferentes (pero no tanto como para que no fuera creíble que se hicieran amigas) y capaces de generar una intriga que le sienta muy bien a la novela y que le da un toque de misterio que anima a continuar leyendo. A pesar de que en la sinopsis las mujeres que compran flores aparecen, quizá, demasiado tipificadas y encajonadas en las categorías o los modelos de mujer de los que la autora quiere hablarnos, lo cierto es que en la lectura todo es mucho más natural, está muy bien trenzado para que los personajes parezcan personas de verdad, con sus defectos y sus virtudes, sus aciertos y sus errores, y no solo ejemplos de esas tipologías psicológicas o sociales.
    Marina será la mujer que, más que comprar, vende flores y que ejerce de narradora y, en su relato, va mezclando el pasado reciente en el que conoció al resto de protagonistas y el presente en el que ella misma supera sus miedos. Alterna, así, la narración más pura y dura y la transcripción de las conversaciones de las que antes hablaba con una serie de capítulos más reflexivos e introspectivos en los que aborda sus propios miedos, su relación con su marido y el análisis de la condición de la mujer, en general.
   Mujeres que compran flores tiene, además, un toque feelgood que le sienta muy bien y que deja un sabor muy dulce en la boca tras la lectura.
     En definitiva, Vanessa Montfort nos regala una novela que se lee muy bien, que toca temas muy interesantes sobre la situación de la mujer y que presenta a una serie de personajes entrañables y humanos, de esos que se quedan en ti aunque hayas terminado de leer sus aventuras.
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 66/100

viernes, 14 de julio de 2017

"El noviembre de Kate", de Mónica Gutiérrez: una auténtica delicia

http://www.rocalibros.com/roca-editorial/catalogo/Monica+Gutierrez/El+noviembre+de+Kate


Título: El noviembre de Kate
Autora: Mónica Gutiérrez
Editorial: Roca editorial
Género: novela contemporánea, Feelgood, romántica
Páginas: 320
Publicación: 07/07/2016
ISBN: 9788416498154

 En vísperas de una tormenta de nieve, un viernes tras la barra de galeón pirata de un bar escondido, un barman recién llegado del Loira espera la llegada de Kate, la chica del extraordinario cabello flotante y las larguísimas bufandas.
   Si quieres leer un libro que te haga sentir bien, que tenga sus temillas interesantes para pensar pero que no haga que te comas el coco sino que te sientes tranquilamente a disfrutar (y casi que pondría el disfrutar con mayúsculas) del placer (a veces se nos olvida, o se me olvida, que lo es) de leer... Mónica Gutiérrez es tu autora. Tenía pendiente leer su última novela y, aprovechando que recomendé que la compraran para la biblioteca y lo han hecho, he cumplido con mi compromiso (y, ya de paso, con uno de los tres libros del reto organizado por la autora en su blog).
     Creo que Gutiérrez se está convirtiendo en una experta en crear historias sencillas, que podrían llegar a ser cotidianas, pero que encierran un punto de magia dentro de ellas. En este sentido (y en el de creación de personajes, tema del que hablaré a continuación), me recuerda mucho a Anna Gavalda, autora que también me gusta leer de vez en cuando para desengrasar de otras novelas más complicadas. No me preguntes cómo lo hacen, pero logran crear una atmósfera llena de cosas normales pero extrañamente extraordinarias. Para que te hagas una idea, solo la descripción final de Kate que aparece en la sinopsis ya es una buena muestra de lo que estoy diciendo. ¿A quién no le apetecería conocer a una chica así?
  Y es que, como decía, Gutiérrez es una gran creadora de personajes entrañables. Y esta novela es una buena muestra. Kate lo es, por supuesto, pero no dan menos ganas de conocer a Don, su alter ego, el narrador de la historia, el hombre herido que necesitará una tormenta (en sentido literal pero también figurado) para sanar. Creo que son dos personajes absolutamente creíbles, tremendamente humanos y de los que es fácil enamorarse. Además, tienen bastante fondo y, sobre todo, mucho que contar. Y sus situaciones personales (el abuso laboral que sufre Kate y el pasado de Don, sobre todo lo relacionado con su amigo) dan bastante que sentir y que pensar.
   Además de en los personajes, el "feel-good" de la novela está también en la historia en sí y, sobre todo (creo yo), en el ambiente general en el que Gutiérrez nos sumerge. La familia de Don es como para querer que te adopten de por vida y sus desayunos.... ¡Madre mía! ¿Por qué yo nunca he vivido un desayuno así???
     Finalmente, hay otro punto muy a favor para mí (y esto sí que es muy muy muy personal): la ambientación en el mundo de la radio. Me encanta ese medio. Hice radio durante años, en emisoras grandes y en emisoras pequeñas, como la de Kate y sus compañeros... y Gutiérrez ha conseguido que vuelva a sentir su magia, la emoción de las llamadas de los oyentes, la responsabilidad de lo que dices y el cariño que te puede a llegar a manifestar gente a la que no conoces pero para quienes eres una voz habitual gracias a la radio.
    En definitiva... que me ha encantado El noviembre de Kate. Me ha encantado conocer a sus personajes, recorrer sus localizaciones y dejarme llevar por esa tormenta que tanto cambió las cosas a su alrededor. Una novela para recordarme que leer es una delicia y que siempre siempre siempre es un placer.
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 44/100
  •  Reto Genérico: 25 (3/3 amorosos)/40
  •  Reto 25 españoles: 22/25
  •  Reto Serendipia recomienda: 1/3

lunes, 18 de julio de 2016

"El nombre propio de la felicidad", de María Jeunet: una novela llena de magia

http://www.planetadelibros.com/libro-el-nombre-propio-de-la-felicidad/213868


Título: El nombre propio de la felicidad
Autora: María Jeunet
Editorial: Planeta
Género: novela contemporánea, romántica, feelgood
Páginas: 368
Publicación: 31/05/2016
ISBN: 978-84-08-15640-6

  Mientras Nico, antaño un joven escritor de éxito, trata de arreglar la vida de los que le rodean, la suya va cayendo en un pozo del que cada día le resulta más difícil salir: hace años que no escribe, acaba de mudarse a una polvorienta buhardilla parisina y para conseguir un dinero extra trabaja en el metro de París.
  Sus inesperados nuevos amigos y el dibujo abandonado por una chica misteriosa en los túneles del metro serán los detonantes para que Nico decida, por fin, dejar de preocuparse por el bienestar de los demás y acometa la tarea de su vida: alcanzar su propia felicidad.
  El nombre propio de la felicidad es un cuento de hadas contemporáneo con un protagonista honesto, inocente y optimista que adorarás desde la primera página.
    Mira que me gusta a mí poco leer la sinopsis pero creo que en este caso tiene más razón que un santo: El nombre propio de la felicidad es un cuento de hadas contemporáneo. Y para adultos, añado (o, bueno, también para jóvenes). Tiene una magia y una esperanza en la vida y sus vericuetos que entronca con los cuentos de hadas en los que, aunque haya baches por el camino, todo acaba bien. Por eso, y sin saber mucho del subgénero, creo que esta novela puede incluirse en eso que se ha dado en llamar feelgood y del que tanto sabe Mónica Serendipia. La premisa principal es hacer sentir bien al lector y María Jeunet lo consigue desde el principio hasta el fin.
   Para que te hagas una idea de cómo es este libro, yo tenía todo el rato en la cabeza a Amelie Poulain, no sé si por la ambientación parisina, porque es una de mis películas favoritas o porque, en el fondo, Nico y Amelie son el mismo tipo de persona (esas ganas de ayudar a los demás, de rodearse de felicidad, aunque sea ajena...). Y porque la trama, vista en su conjunto, también se le parece mucho.
   Y también tenía en la cabeza a Nicolas Barreau, por el toque romántico (muy romántico) y por el protagonismo absoluto de un París que recorremos, vivimos y sentimos. Aunque he encontrado aquí lo que no encontré en el autor francés: más profundidad, historias que no suenen a lo de siempre, algo más que amor, personajes llenos y auténticos.
   Con lo dicho hasta ahora ya te habrás dado cuenta de que me ha sentado muy bien este manjar que nos ofrece Jeunet. Y que conste que la referencia culinaria no es gratuita: los dulces y la comida son una constante en la novela gracias a los padres de Nico y a Carol, su gran amiga. Pero lo bueno de la autora salmantina es que no se queda en meras referencias: cuidado con esta novela si estás en plena operación biquini, porque te darán ganas de salir corriendo una y otra vez a buscar algo tan maravilloso como lo que sale de las manos de Carol (y casi todo dulce, no te digo más). La subtrama gastronómica tiene un peso importante en la trama y le sienta muy bien al conjunto general pero, además, creo que tiene un poder de sugerencia a nivel inconsciente: he tenido la sensación de que el hecho de citar cosas dulces ha logrado que sintiera aún más en el paladar la dulzura de la propia historia. No sé cómo explicarlo. Es como si al citar los pasteles, cruasanes y demás delicias que salen de las manos de Carol te dieras cuenta de lo algodonosa que es la historia en sí misma, lo dulce que es todo lo que se cuenta.
   Hay otro factor que, para mí, actúa en este mismo nivel, no sé si inconsciente o subconsciente pero, desde luego sí subjetivo y evocativo: los cuentos infantiles. Nico es autor de un cuento infantil que, en su momento, tuvo muchísimo éxito pero que ahora no encuentra la inspiración para su próxima obra. Afortunadamente, acabará encontrando ese hilo que tire de él para crear una nueva historia y ese proceso está muy bien narrado en el libro y, además, transmite toda la magia del cuento que el protagonista está escribiendo. Así que toda la subtrama que tiene que ver con la nueva obra de Nico también permite que el lector vea la magia que tiene la novela de Jeunet. 
   Y no menos magia tiene el pueblo que la autora nos presenta. Mont des Fleurs es un entorno idílico (esas ventanas de colores... ¡Madre mía! ¿Cómo no anhelar vivir en un sitio así?) que se completa con un paisaje humano no menos delicioso. Tanto el pueblo en sí como sus vecinos hacen de este enclave un locus amoenus clásico que refuerza la magia de la historia y el mensaje final de la novela: tan importante es querer como dejarse querer, hay que pensar en los demás y también en uno mismo, hay que intentar que todos a tu alrededor sean felices y ayudarles a superar los momentos más bajos. Empezando por ti mismo.
    Toda la obra es, pues, un canto a la bonhomía, al respeto a los demás, al intentar ponérselo fácil al de al lado, al cariño, al amor, a la familia y a la amistad. No es que todo lo que ocurra sea bueno (hay baches verdaderamente graves en la novela y dan lugar a subtramas muy interesantes que le siente muy bien a la novela porque sacan el foco de la mera historia de amor de Nico y nos hablan de mucho más, dan mucha profundidad al obra) pero el conjunto final transmite felicidad y ternura a partes iguales. Y lo mejor: sin que la novela resulte recargada, almibarada, hueca e insustancial. Creo que Jeunet logra el equilibrio que también se logra en Amelie. Y no me parece que sea fácil.
   Solo le pongo una pega y es que me cansaron un poco las continuas prolepsis, las anticipaciones que continuamente hace Nico, narrador en primera persona de la historia. Creo que la autora abusa de ellas y que acaba por no funcionar tanto adelantar (o dejar entrever) sucesos que van a ocurrir. Pero me parece una pega poco importante para el conjunto de la obra.
    En cambio, sí que me parece que funciona muy bien la narración en primera persona y ese "amigos" con el que Nico se dirige al lector. Me ha dado una impresión de cercanía e, incluso, de cariño por parte del personaje hacia el lector que me ha metido mucho en la historia. Y es que, viendo cómo es Nico y cómo trata a sus amigos... ¿quién no querría estar entre ellos?
     Nos seguimos leyendo.
 Gracias a Mundos de lectura por organizar el sorteo y lectura conjunta gracias a los que he leído esta novela y a la editorial, por enviármela.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 63/100
  •  Reto Autores de la A a la Z: J 20/25
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