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sábado, 27 de mayo de 2017

"La Reina del Sur", de Arturo Pérez Reverte: una novela trepidante




Título: La reina del sur
Autor: Arturo Pérez-Reverte
Editorial: DeBolsillo
Género: novela contemporánea, intriga, aventura
Páginas: 544
Publicación: mayo 2015 (primera edición: 2002)
ISBN: 9788490626597

 «Sonó el teléfono y supo que la iban a matar. Lo supo con tanta certeza que se quedó inmóvil, la cuchilla en alto, el cabello pegado a la cara entre el vapor del agua caliente que goteaba en los azulejos. Bip-bip. Se quedó muy quieta, conteniendo el aliento como si la inmovilidad o el silencio pudieran cambiar el curso de lo que ya había ocurrido. Bip-bip. Estaba en la bañera, depilándose la pierna derecha, el agua jabonosa por la cintura, y su piel desnuda se erizó igual que si acabara de reventar el grifo del agua fría. Bip-bip. En el estéreo del dormitorio, los Tigres del Norte cantaban historias de Camelia la Tejana. La traición y el contrabando, decían, son cosas compartidas.»
   Me ha costado bastante buscar una femme fatale para complementar la correspondiente categoría de la Yincana Criminal. No es un tipo de personaje que me atraiga mucho y tampoco he encontrado en las novelas que he leído a lo largo de mi vida una mujer fatal que me ha llamado la atención. Además, no es un personaje con el que comulgue especialmente, sobre todo si nos atenemos a su definición más canónica (en la Wikipedia, por ejemplo, se habla así de este personaje tipo: "Una mujer fatal —de la expresión francesa femme fatale— es un personaje tipo, normalmente una villana que usa la sexualidad para atrapar al desventurado héroe. Se la suele representar como sexualmente insaciable. Aunque suele ser malvada, también hay mujeres fatales que en algunas historias hacen de antiheroínas e incluso de heroínas. En la actualidad, el arquetipo suele ser visto como un personaje que constantemente cruza la línea entre la bondad y la maldad, actuando sin escrúpulos sea cual sea su voluntad"). En definitiva, que no encontraba ni una historia ni un personaje que me atrajeran lo suficiente como para leer una novela que encajara en el epígrafe de esta semana. 
   Luego me acordé de esta Reina del Sur de Arturo Pérez-Reverte y me dije: "voy a probar, a ver si encaja en la categoría". Y es cierto que Teresa Mendoza no encaja en el modelo de femme fatal más tradicional pero sí que se ajusta a la configuración más moderna del personaje tipo, a eso de que actúa sin escrúpulos y se mueve constantemente en la línea que separa la bondad de la maldad. Y si no la bondad, lo que podríamos llamar normalidad.
   Sobre todo porque, hasta cierto punto, nos es presentada como una mujer a la que las circunstancias han convertido en lo que es. Tuvo la suerte o la desgracia de nacer donde nació, de tener un novio metido en el tráfico de drogas, de ir a la cárcel y conocer a otra mujer que le propondría otro negocio relacionado con las drogas... Al final la sensación que he tenido es que, bueno, la pobre mujer no tenía otro remedio que dedicarse al contrabando y al narcotráfico. Y eso... pues me ha dejado un poco a medias. Porque, sí, Teresa es una narcotraficante con todas las de la ley pero me hubiera gustado que estuviera... no sé... más convencida de ello.
   El resultado final es que una no sabe si es heroína o villana, víctima o verdugo. Y me gusta el juego, la propuesta de que todos podemos ser lo uno y lo otro depende de cómo reaccionemos a lo que nos ocurre o de cómo nos tomemos lo que nos pasa o de las decisiones que tomemos o dejemos de tomar. Pero para una protagonista de estas características con la que me topo... pues me hubiera gustado que su dibujo estuviera más definido, que fuera más fuerte y decidida, aunque en este caso fuera para mal.
   Más allá del personaje principal, me ha gustado mucho el ritmo, la estructura y la trama de la novela (incluido un giro final que yo no esperé y que le dio sentido a muchas cosas, al tiempo que dio también un vuelco a la estructura que me gustó mucho). La novela se lee muy fácilmente gracias a la prosa ágil y bien construida de Pérez-Reverte y al propio tema en sí, atractivo e interesante.
   De igual modo, también me gustó mucho el juego metaliterario, el guiño a la autoficción que se incluye: el del escritor que recoge documentación y realiza entrevistas para escribir una obra sobre Teresa Mendoza. Cambiar la perspectiva y apoyar la narración en "testimonios reales" me parece que le da un toque muy peculiar a esta novela, un toque que me ha gustado mucho.
  Este juego metaliterario también da pie a un cambio de narradores y, por lo tanto, de puntos de vista que también me ha resultado interesante. En la novela escuchamos la voz en primera persona del escritor que se documenta para construir o,  mejor, reconstruir la vida de Teresa Mendoza y los capítulos o fragmentos así presentados se van entrelazando con los narrados en tercera persona, en los que sí se nos habla de la vida de la Reina del Sur, desde un punto de vista más objetivo y alejado. Y que, además, no juzga, lo cual me ha resultado curioso teniendo en cuenta el tema de fondo que se trata en la obra.
   Y, finalmente, también me ha encantado toda la ambientación de la novela. El autor consigue que la obra sepa a México, a corridos y a narcotráfico. Y aunque es cierto que se queda con esta parte tópica del país (la que le interesa para la novela, claro está), también es verdad que levanta como pocos ante los ojos del lector un ambiente perfecto que es más que un mero escenario en el que situar la acción y que hace no solo que la novela se lea mejor o sea más realista, sino que logra que casi casi se viva, se escuche y se huela.
    En definitiva, Pérez-Reverte nos ofrece una gran novela, interesante y bien tramada, ambientada de una forma excepcional y con un personaje principal que despierta muchas preguntas y reflexiones en el lector.
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros27/100
  •  Reto 25 españoles16/25
  •  Reto Olvidados: 7
  •  Reto Leemos en Digital: 7/12

martes, 24 de diciembre de 2013

"El puente de los asesinos", de Arturo Pérez-Reverte: el héroe y su némesis

http://www.perezreverte.com/libro/584/el-puente-de-los-asesinos/

Ficha técnica:


Título: El puente de los asesinos (Las aventuras  del Capitán Alatriste 7)     Autor: Arturo Pérez-Reverte     Editorial: Alfaguara     Género: novela, novela histórica, novela de aventuras   Páginas: 384
Publicación: 27/10/2011      ISBN: 9788420407098

Sinopsis (página del autor):


  «Diego Alatriste bajó del carruaje y miró en torno, descon­fiado. Tenía por sana costumbre, antes de entrar en un sitio incierto, establecer por dónde iba a irse, o intentarlo, si las cosas terminaban complicándose. El billete que le ordenaba acompañar al hombre de negro estaba firmado por el sargento mayor del tercio de Nápoles, y no admitía discusión alguna; pero nada más se aclaraba en él.»  Nápoles, Roma y Milán son algunos escenarios de esta nueva aventura del capitán Alatriste. Acompañado del joven Íñigo Balboa, a Alatriste le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano en Venecia para asesinar al dogo durante la misa de Navidad, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia.  Para Alatriste y sus camaradas -el veterano Sebastián Copons y el peligroso moro Gurriato, entre otros-, la misión se presenta difícil, arriesgada y llena de sorpresas. Suicida, tal vez; pero no imposible.
   Alatriste ha sido una de las constantes de este año, gracias al reto de Carmen y amig@s. Yo he recorrido con él, en uno solo, un proceso que a Arturo Pérez-Reverte le ha llevado años. Quizá por eso he visto mejor su evolución, el progresivo aislamiento del que nos habla Íñigo en esta última entrega (hasta el momento) de la saga, su personalidad cada vez más huraña, o más decepcionada, o más resignada. Después de este 2013, Alatriste ya es como un amigo para mí y verle abatido en lo personal (que no en lo guerrero) me entristece, quizá porque no entiendo la razón (abro paréntesis para comparar este comentario que estoy haciendo con el que en su momento hice sobre Bevilacqua, otro de mis grandes amigos literarios de este año. Mientras escribía eso que acabo de escribir pensaba: "esto ya lo he pensado yo con otro personaje" y no he podido dejar de hacértelo notar, no sé si para mostrarte la conexión entre ambos personajes o para mi propia reflexión sobre lo que determinados personajes y determinadas lecturas provocan en mí).
    Pérez-Reverte nos hace viajar, en esta ocasión, a una Venecia convertida en ratonera para cumplir una misión que, por momentos, se presente como imposible, más parecida a una misión suicida o una trampa con pocas posibilidades de encontrar salida que a una auténtica campaña militar. El autor se demora en describir los detalles previos a una acción que se precipita en los capítulos finales, como suele ocurrir en los libros de Alatriste. 
    También encontramos otros elementos coincidentes con otras obras de la saga como la reflexión sobre el universo soldadesco, su valor inútil para quien hace gala de él y las medallas (o riquezas) con las que otros se visten gracias a ellos. Lo de gracias es un decir, porque precisamente lo que denuncia Pérez-Reverte en la saga es el utilitarismo hacia este tipo de mercenarios, su poco valor como personas, ni siquiera como herramientas de guerra: solo son el perro de combate que se bate el cobre por una idea, una nación, un rey, una religión o lo que sea pero al que su hoja de servicios de poco servirá cuando lo necesite. Mientras otros consiguen dinero y gloria gracias a ellos, ellos acaban olvidados, mendigando y con secuelas físicas y mentales de por vida.
    Me ha gustado esta séptima entrega de Las Aventuras del Capitán Alatriste sobre todo por el protagonismo que cobra el gran antagonista de la serie: Gualterio Malatesta (por cierto, no sé si lo he dicho ya, pero me tiene encandilada la elección o la creación de nombres propios de Pérez-Reverte en esta saga. ¡Qué nombre! Gualterio Malatesta. Me parece tan visual, tan premonitorio... que solo con leerlo ya te imaginas su rostro picado y, por supuesto, que es el malo de la historia). En esta novela le conocemos un poco más en profundidad, sabemos algo más sobre sus razones y el precio de su alma. Pero, sobre todo, me ha gustado la interacción con el capitán, esos diálogos cargados de tensión, de animadversión y de puyas... pero también de comprensión mutua: al final ambos son la misma cara de la misma moneda, convertidos en cara y cruz por puro azar. Conocer al héroe y al antihéroe y descubrir sus puntos en común y lo que los hace diferentes me ha parecido muy enriquecedor para la trama y para la configuración de Alatriste como personaje.
    Con esta reseña doy por concluido el Reto Capitán Alatriste y lo hago con pena. No sé cuándo volveré a reencontrarme con él pero para mí este año que hemos pasado juntos ha sido muy especial. Así que no me queda más que agradecer a Carmen el que nos metiera en estos líos y a otros participantes en el reto (sobre todo a Pedro, de El búho entre libros, y a Porlomenix, de Bourbon Street, además, por supuesto, de la propia Carmen) el diálogo que hemos ido estableciendo con nuestras reseñas y comentarios a lo largo del año. Una experiencia positiva más que sumar a los méritos puramente literarios y reflexivos de la saga.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto Capitán Alatriste 7/7

   Otros títulos de la saga reseñados en el blog:

viernes, 20 de diciembre de 2013

BBF#65: "El puente de los asesinos", de Arturo Pérez-Reverte

  
    Con la semanita que llevo, la verdad es que solo me ha dado tiempo a leer este libro. Es cierto que ya casi lo estoy acabando, pero no las tengo todas conmigo para empezar hoy otro, así que de momento, El puente de los asesinos es mi libro del viernes:

 BBF#65

Dos hombres se batían a la luz indecisa del amanecer, silueteados en la claridad gris que llegaba despacio por levante. La isla —poco más que un islote, en realidad— era pequeña y chata. Sus orillas, desnudas por la marea baja, se deshilaban en la bruma que la noche había dejado atrás. Eso daba una impresión de paisaje irreal, como si aquella porción de tierra neblinosa fuese parte misma del cielo y del agua. Las nubes eran pesadas y oscuras, y lloviznaban nieve casi líquida sobre la laguna veneciana. Hacía mucho frío aquel veinticinco de diciembre de mil seiscientos veintisiete (“El puente de los asesinos, Arturo Pérez-Reverte)
  Me está gustando esta séptima y, hasta el momento, última entrega de Las Aventuras del Capitán Alatriste que, además, me sirve para dar por concluido el reto que nos propuso Carmen y amig@s. En breve, reseña.
   Nos seguimos leyendo.

martes, 3 de diciembre de 2013

"Corsarios de Levante" (Alatriste #6): aventuras marítimas en tiempos del corso

http://www.perezreverte.com/libro/38/corsarios-de-levante/


Ficha técnica:


Título: Corsarios de Levante (Las aventuras  del Capitán Alatriste 6)     Autor: Arturo Pérez-Reverte     Editorial: Alfaguara     Género: novela, novela histórica, novela de aventuras   Páginas: 368
Publicación: 2006      ISBN: 978-84-204-7230-0

Sinopsis (página del autor):


  «Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.»

   No me gusta el género bélico, ni el cine ni en la literatura. Quizá por eso esta es la entrega de Las Aventuras del Capitán Alatriste que menos me ha gustado. Hay muchos momentos de acción pero, ya digo, la descripción de batallas no es lo mío, así que hasta se me ha hecho un poco pesado de leer por momentos. Las aventuras marítimas del capitán no me han seducido esta vez.
    Pero trama bélica al margen, sí que hay muchas cosas que me ha gustado encontrar en esta sexta entrega. En primer lugar, todo lo relacionado con hechos históricos, con la conflictiva relación de los países mediterráneos, sus alianzas o sus enfrentamientos, su sentimiento de "nosotros nos pegamos entre sí pero que no venga nadie de fuera a meterse sus narices en nuestras cosas", la parte histórica y religiosa, la presencia de los moros, su cultura y sus costumbres... En este sentido, el moro Gurriato me ha parecido un personaje excepcional, francamente interesante. No había leído esta entrega antes pero cuando leí su presentación me sonó un montón su historia, no recuerdo si aparece en la película...
    De igual modo, también me ha gustado mucho toda la reflexión (que no es nueva en la saga) sobre la contradictoria percepción social hacia los soldados: se respetan sus gestas y se aprovechan sus victorias, pero luego son olvidados, apartados hasta estar fuera de la sociedad. La valentía no sirve para nada, parece decirnos Íñigo. O quizá, que, en el fondo, toda guerra es vana y que en ellas siempre ganan los poderosos y pierden los del montón. Pérez-Reverte vuelve a incidir en la nobleza del mercenario, en el código de honor del soldado, en los principios del asesino, aunque lo sea por una causa más o menos justa. Pone, así, de relieve las contradicciones de una sociedad y resalta la humanidad de quien parece no tenerla.
     Y hablando de Íñigo, quizá lo que me ha gustado de esta sexta entrega es comprobar la evolución de la relación entre él y Diego. Íñigo es mayor y su experiencia le hace luchar codo con codo con el capitán, al mismo nivel, como compañeros en vez de como subordinado. Y también es mayor para tomar sus propias decisiones, para equivocarse, para seguir un camino diferente al que Diego había previsto o soñado para él. Pero también el capitán decepciona a un Íñigo con edad suficiente como para darse cuenta de sus defectos y contradicciones. La relación entre ambos no pasa por su mejor momento y, sin embargo, cuando la vida es lo que está en juego, lo primero es el cariño, por encima de las decepciones y las rencillas. Por eso, el "No permitas que te cojan vivo, hijo mío" que pronuncia Diego antes de la batalla final me ha resultado tan emotivo pero, al mismo tiempo, protector y muy cercano a una relación real entre un padre y un hijo.
   Y, como me ocurre en cada entrega, me lo he pasado bomba con el léxico recuperado de la época, con las expresiones, con la forma irónica y mordaz de retratar la realidad de Íñigo, con sus críticas veladas y no tan veladas y con el uso de determinados eufemismos tan exagerados que se convierten en puro sarcasmo.
   En definitiva, que aunque me quedo con Alatriste castizo y sus aventuras cortesanas, Corsarios de Levante mantiene vivo el espíritu de la saga y profundiza en otro aspecto de la realidad de la época: el del corso, los piratas y sus hazañas.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto Capitán Alatriste 6/7

   Otros títulos de la saga reseñados en el blog:

jueves, 10 de octubre de 2013

"El caballero del jubón amarillo" (Alatriste#5), de Arturo Pérez Reverte: no hay burlas con el amor






Ficha técnica:


Título: El caballero del jubón amarillo  (Las aventuras  del Capitán Alatriste 5)                                                         Autor: Arturo Pérez-Reverte                    Editorial: Alfaguara Género: novela, novela histórica, novela de aventuras      Páginas: 360
Publicación: 2003      ISBN: 9788420469423

Sinopsis (página del autor):


  "Don Francisco de Quevedo me dirigió una mirada que interpreté como era debido, pues fui detrás del capitán Alatriste. Avísame si hay problemas, habían dicho sus ojos tras los lentes quevedescos. Dos aceros hacen más papel que uno. Y así, consciente de mi responsabilidad, acomodé la daga de misericordia que llevaba atravesada al cinto y fui en pos de mi amo, discreto como un ratón, confiando en que esta vez pudiéramos terminar la comedia sin estocadas y en paz, pues habría sido bellaca afrenta estropearle el estreno a Tirso de Molina. Yo estaba lejos de imaginar hasta qué punto la bellísima actriz María de Castro iba a complicar mi vida y la del capitán, poniéndonos a ambos en gravísimo peligro; por no hablar de la corona del rey Felipe IV, que esos días anduvo literalmente al filo de una espada. Todo lo cual me propongo contar en esta nueva aventura, probando así que no hay locura a la que el hombre no llegue, abismo al que no se asome, y lance que el diablo no aproveche cuando hay mujer hermosa de por medio."
   La nueva novela del capitán Alatriste se desarrolla en el mundo de los corrales de comedias del Madrid del XVII. Cruzándose con viejos amigos y viejos enemigos, y con los personajes famosos de la época, como Lope de Vega, Calderón de la Barca y el capitán Alonso de Contreras, Diego Alatriste e Íñigo Balboa se enfrentarán a una conspiración en la corte de Felipe IV.
   Lances, estocadas, intrigas palaciegas y aventuras amorosas salpican un relato de acción trepidante.

   A lo largo de la saga, hemos visto al capitán Alatriste defender España y luchar por el rey. Pero en esta ocasión, el rey se convertirá no en un valor que defender sino en un enemigo tangible, de carne y hueso. Más que enemigo, será un contrincante amoroso, alguien que luche por los favores de la misma mujer con la que Alatriste mantiene una relación. No me atrevería a decir que el capitán está enamorado de María de Castro, la famosa actriz que se tendrá que disputar con el monarca de ambos mundos pero sí hay una atracción especial que le hará no arrojar la toalla cuando los intermediarios del rey le insten a dar por perdida la batalla. 
    A esta intriga amorosa, Pérez-Reverte suma, en esta ocasión, otra intriga relacionada con la corte, en la que están implicados (¡cómo no!) Angélica de Alquézar, su padre Luis y el temible Fray Emilio Bocanegra. A pesar de ser dos intrigas diferentes, una y otra confluirán poniendo a Alatriste en la tesitura de luchar contra o a favor del rey, de renunciar a sus principios o de comprobar la diferencia entre luchar por el rey contra un enemigo común o entendiendo esa lucha como un fin superior o como un ente abstracto, una institución más, y luchar por o contra el rey en el cuerpo a cuerpo, de caballero a caballero.
    La introducción de la figura de María de Castro y de su marido permite a Pérez-Reverte seguir hablando del teatro, en este caso, de la trastienda del espectáculo. La verdad es que me hubiera gustado que desarrollara más el teatro entre bambalinas del Siglo de Oro o el papel de los actores, porque me parece que hay aspectos muy curiosos que tratar como, por ejemplo, que en ella época el actor declamaba mirando al público, no intentando dar la réplica a su compañero de escenario, o que, si el parlamento era festejado por el público, el actor se permitía el lujo de repetirlo, aún a costa de menguar el ritmo de la representación.
    Además, sigue indagando en el mundo de los autores teatrales, recuperando al personaje de Calderón de la Barca, ahora convertido ya en heredero de Lope, o haciendo referencias a Tirso de Molina, además del propio Quevedo, que en esta entrega no solo escribe versos, sino que prepara una obra teatral: La espada y la daga. Por si todo esto fuera poco, Pérez-Reverte introduce en la primera parte a un hijo de Lope de Vega, Lopito, que le sirve para hablar del fénix de los Ingenios, además de crearle una pequeña tramita que continúa hablando de los argumentos de las comedias de la época y de la vida misma del gran dramaturgo áureo.
    No será la única vez que el autor aproveche una trama propia del teatro del Siglo de Oro, o alguna otra de sus características (como las mujeres disfrazadas de hombres) para aplicarlas al propio argumento de la novela, como ocurre, esta vez, con las salidas nocturnas de Angélica de Alquézar.
    Y es que la trama amorosa no alcanza, en esta novela, solo al capitán: también Íñigo probará las mieles de los besos de la persona amada y el dolor de la puñalada traidora.
    Me ha parecido que la trama de esta quinta entrega está mejor armada que el resto, o se me ha hecho más interesante, quizá por esos dos hilos conductores de los que he hablado al principio. En cualquier caso, es el argumento que más recordaba de la película, así que mientras he leído el libro sus imágenes han vuelto a mi cabeza y hasta me han entrado ganas de volverla a ver. Lo que espero que siga adelante es la serie que está preparando Telecinco y deseo que sea lo más fiel posible a la saga porque, sinceramente, me parece fabulosa: la ambientación, las tramas, los personajes, el trasfondo literario... Creo que permite aprender y disfrutar y que puede ser una buena manera de picar la curiosidad de los lectores hacia la literatura clásica.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto Capitán Alatriste 5/7

   Otros títulos de la saga reseñados en el blog:

lunes, 15 de julio de 2013

"El oro del rey", de Arturo Pérez-Reverte: Alatriste y el oro de las Indias


Ficha técnica:


Título: El oro del rey  (Las aventuras  del Capitán Alatriste 4)             Autor: Arturo Pérez-Reverte                    Editorial: Alfaguara                                                        Género: novela, novela histórica, novela de aventuras      Páginas: 264
Publicación: 2000      ISBN: 9788420442402

Sinopsis (página del autor):


  Sevilla, 1626. A su regreso de Flandes, donde han participado en el asedio y rendición de Breda, el capitán Alatriste y el joven mochilero Íñigo Balboa reciben el encargo de reclutar a un pintoresco grupo de bravos espadachines para una peligrosa misión, relacionada con el contrabando del oro que los galeones españoles traen de las Indias. Los bajos fondos de la turbulenta ciudad andaluza, el corral de los Naranjos, la cárcel real, las tabernas de Triana, los arenales del Guadalquivir, son los escenarios de esta nueva aventura, donde los protagonistas reencontrarán traiciones, lances y estocadas, en compañía de viejos amigos y de viejos enemigos.

   Después de abordar la Inquisición y la limpieza de sangre y de hablar de las guerras necesarias para mantener vivo el imperio español, Arturo Pérez-Reverte cambia en esta cuarta entrega de Las aventuras del Capitán Alatriste de tema y escenario para situar la acción de la novela en Sevilla y hacer girar la trama en torno a las riquezas llegadas de las Indias. Una trama que va llevando al lector hacia el rescate de una partida "desviada" del oro y la plata del Nuevo Mundo, rescate organizado y ejecutado por el capitán Alatriste, claro está.
   Siendo los capítulos más emocionantes de la novela los últimos, en los que se narran los preparativos, la elección de compañeros de andanzas, el acecho, la espera, el abordaje y la lucha con todo lujo de detalles (y sin escatimar algunos pasajes truculentos), toda la obra resulta interesante, puesto que en ella Pérez-Reverte ahonda en diferentes aspectos atractivos para el lector, bien desde el punto de vista de la crítica o el dibujo social de la época, bien desde el de la trama de la saga al completo, además del de la intriga de esta entrega en sí, claro está.
    Así, el autor, por boca del narrador, Íñigo Balboa, nos habla del ambiente de la Sevilla del siglo XVII, de sus costumbres, sus pecados, sus habitantes... en un retrato social y demográfico muy interesante. Asimismo, describe el viaje habitual de la riqueza que llegaba de América y poca parada hacía en España, destinada a pagar las deudas contraídas y los enfrentamientos bélicos por el mantenimiento del imperio español y la religión católica. Íñigo nos habla además de esa España corrupta, de esa parte de la riqueza que se queda por el camino y de un oro que, en cualquier caso, nunca llega al pueblo. 
    Por lo que respecta a la trama de toda la saga, Pérez-Reverte sigue delimitando los contornos de los dos bandos destinados a encontrarse una y otra vez: el de Alatriste, Quevedo, Íñigo, Guadalmedina y compañía enfrentado al de Alquézar y Malatesta, en el que se incluye una Angélica que se confiesa en esta entrega enamorada de Íñigo pero que, como bien le advierte el capitán, nunca abandonará a los de su bando. 
    Íñigo recupera este pasaje de la historia del capitán desde un futuro en el que todos los protagonistas (menos él) ya han fallecido, como él mismo dice en un momento de la novela, intentando devolverles algo de vida a través de su recuerdo y de la narración de sus andanzas. De ahí el tono melancólico con el que a veces habla de Alatriste, un personaje que, en esta ocasión, es caracterizado (como siempre) por lo que Íñigo nos cuenta de él pero también por lo que otros personajes comentan sobre él (como las opiniones que el capitán merece a quienes participan con él en la aventura de rescatar el oro real, opiniones que muestran la admiración y el respeto que Diego despierta) y también por las intervenciones directas del propio Alatriste. En este sentido, me ha encantado oírle organizando el asalto del barco, dar instrucciones, prever contratiempos y resolver dudas con autoridad, seguridad y mordacidad. El parco en palabras capitán Alatriste nos ofrece en esta entrega una pequeña pildorita de su forma de ser y de expresarse en los contextos adversos, todo un regalo para los seguidores de Diego y admiradores de su personalidad.
    Y casi tanto como este perfil de Alatriste me ha gustado el personaje de Saramago, ese mercenario portugués que también participa en la hazaña y que, en lugar de encomendarse a Cervantes o a Lope, recita versos de Camoens antes de enzarzarse en la batalla. Pérez-Reverte rescata así esa literatura que salva vidas, a la que vale la pena agarrarse en cualquier circunstancia, la que ofrece consuelo aún en los momentos previos a jugarse la vida.
    Por lo demás, el autor mantiene su tono mordaz, su estilo ágil, sus descripciones en ocasiones detalladas, su magnífica documentación, su vocabulario, sus pullas y su ironía. Más y mejor Alatriste para una saga que estoy deseando continuar.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Desafío100 libros: 70/100
  • Reto Sumando: 14/2013
  • Reto Capitán Alatriste 4/7

   Otros títulos de la saga reseñados en el blog:

martes, 18 de junio de 2013

"El sol de Breda", de Arturo Pérez-Reverte: entre la gloria del héroe y el fango de la batalla







Ficha técnica:


Título: El sol de Breda (Las aventuras del Capitán Alatriste 3)                    Autor: Arturo Pérez-Reverte Editorial: Alfaguara                                                        Género: novela, novela histórica, novela de aventuras      Páginas: 264
Publicación:  Enero 1999      ISBN: 9788420483122

Sinopsis (página del autor):


  Tercera entrega de Las aventuras del capitán Alatriste, El sol de Breda escenifica las batallas y el asedio de la ciudad de Breda en 1625 por los Tercios españoles en Flandes. El joven vasco Íñigo de Balboa es el narrador, como siempre, pero ahora adquiere en este relato un papel más protagonista: es mochilero del tercio viejo de Cartagena, donde sirve de ayudante a su amo el capitán Alatriste, y empuña por primera vez las armas en el combate. Íñigo será, en esta aventura, testigo del sometimiento de la ciudad por las tropas españolas, y describirá años más tarde al pintor Diego Velázquez, para que los inmortalice en un famoso cuadro, los rostros de los participantes en la batalla: el general Ambrosio Spínola, un respetado guerrero con dotes de político, que abortará el conato de un motín de las tropas, hartas de pelear sin que vean recompensados sus esfuerzos con una paga que nunca llega, y que el general les adelantará de sus acaudaladas arcas o el maestre de campo Pedro de la Daga, despreciativo con sus tropas hasta la crueldad, o el dubitativo capitán Carmelo Bragado y el valiente soldado Sebastián Copons, veteranos todos de las pasadas guerras en Nápoles y camaradas del capitán Alatriste.

   Vaya por delante que nunca me ha interesado nada la guerra, que no veo cine bélico y que creo que hasta el momento no había leído ningún libro en el que se describiese una guerra (o una batalla, o un motín, o un asedio) como se hace en este. La guerra no me interesa, no le veo por ningún lado ese punto de fascinación que otros sí le encuentran. Los libros sobre guerras que había leído hasta ahora estaban contextualizados en algún conflicto, lo tocan de pasada o profundizaban en sus consecuencias para la gente (y eso es lo único que me interesa de la guerra, la parte humana, la reflexión sobre el drama). Pero nunca me había metido, como ahora, en las trincheras, ni manejado un arcabuz, ni blandido una espada, ni empuñado una daga. Y ha tenido que ser el capitán Alatriste el que haya tenido el dudoso honor de llevarme a la guerra. El capitán... y su fiel Íñigo Balboa, conductor de este viaje, narrador que va más allá de describir: con su riqueza de detalles y sus análisis de lo que sienten quienes la viven, agarra tu mano y te mete de lleno en el fragor de la batalla. Y no hay quien se resista.
    Creo que este es el gran mérito de este libro: hacerte vivir una guerra sin moverte del sofá de tu casa (o donde quiera que leas; para gustos, los colores). Pérez-Reverte describe, a través de las palabras de Íñigo, los olores, la textura, el color, la oscuridad, la suciedad, la humedad, el tacto de la batalla; el calor del combate cuerpo a cuerpo, la viscosidad de la sangre, el olor del miedo, la valentía del que sabe que está en su sitio, la irracionalidad de algunas excusas para declarar la guerra, el pánico del asedio e incluso la humanidad que se disfraza y parece inhumana, aunque no lo sea. O tal vez sí, quién sabe. Las guerras tienen sus códigos de comportamiento, de honor y de cobardía. Íñigo nos descubre, con los ojos del chico de 15 años que abre los ojos a la vida, pero con las manos curtidas en las batallas que ya le conocemos hasta ahora, el tono general de la guerra. Y lo hace desde fuera (describiendo encontronazos, traiciones, batallas, motines, asedios, encerronas, victorias y derrotas) y también desde dentro, y esta parte es la que tiene, para mí, más valor.
   Íñigo se pregunta por las razones personales para empuñar la pistola y el acero, por el Dios y la patria que sustentan los estandartes, aunque solo sea a la hora de gritar consignas para vencer del miedo; el deber, la obligación, de defender tu país o de contribuir a hacerlo más grande y poderoso. Íñigo reflexiona sobre el miedo, sobre el vencido, sobre el que pasa hambre, sobre el que roba para comer y el que mata porque es lo que es lo que hay que hacer en una guerra. Íñigo destripa las guerras para hablarnos de las pequeñas traiciones y las grandes lealtades de quienes luchan cuerpo a cuerpo y han de repartirse lo poco que les mantiene con vida (algo de comida, quizás algún trago de esa cerveza que Lope llamó "orín de asno", tal vez alguna mujer); del que acaba de matar y aun pretende salvarle la vida al primer moribundo que encuentra en el camino; de esas veces en las que evitar una agonía es más humano que tratar de restañar una herida.
   Y lo que más me ha gustado de la novela: Íñigo se cuestiona la historia que nos cuentan, los episodios y nombres que pasan a la Historia a costa del olvido de quienes sí blandieron espadas y arcabuces y arriesgaron su vida en pos de quién sabe qué. Íñigo profundiza en la verdad de un arte (la pintura y la literatura, en este caso; hoy podríamos hablar del periodismo) que sacrifica la honestidad de los hechos en aras de la belleza, o de la composición, o de la rima, o de la luz, o de la perspectiva; de un arte que sustituye los rostros de quienes ganaron batallas por las caras de quienes deben aparecer en la foto (en el cuadro, en este caso), aunque el barro no haya ensuciado nunca sus botas ni la sangre sus manos. Íñigo piensa en los que libran las guerras desde lejos, desde el calor de sus despachos y la autoridad de sus órdenes y compara ese combate con el que se libra cuerpo a cuerpo, el que te hace palpar a tu enemigo, respirar su aliento, oler sus humores, restregar tu carne con su carne, tu sangre con su sangre; ese combate cuerpo a cuerpo que es una apuesta a doble o nada, una apuesta a vida o muerte: matar o morir.
     Pérez-Reverte vuelve a ofrecernos una prosa cuidada, en la que brilla su particular estilo narrativo (ese que mezcla la ironía y la humanidad, que saca punta a cada palabra y que parafrasea dichos conocidos del presente y del pasado para arrancar unas gotitas de humor, aunque sea negro, entre tanta sangre) y que tampoco olvida, en esta ocasión, la grandeza del arte del Siglo de Oro: su literatura, su pintura. En un escenario distinto y con una historia diferente Pérez-Reverte vuelve a conseguir lo de siempre: hacerte pasar un buen y un mal rato al mismo tiempo y hacerte pensar en las razones de la guerra, las falsedades de la Historia y el contenido del corazón de un hombre  de ojos glaucos que tiene tantos remiendos en la piel de su cuerpo como en la de sus botas.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Desafío100 libros: 61/100
  • Reto Sumando: 15/2013
  • Reto Genérico: 2/2 guerreros
  • Reto Capitán Alatriste 3/7





viernes, 14 de junio de 2013

BBF#38: "El sol de Breda", de Arturo Pérez-Reverte

  
   La verdad es que esta semana no estoy teniendo demasiado tiempo para leer, así que llevo ya unos días en guerra, como corresponde al mes en el que nos encontramos. Concretamente, estoy en Flandes, luchando codo con codo con los tercios españoles. Estoy cubierta de barro, tengo hambre y ya he tenido que salvar a Íñigo de un par de estocadas. A Alatriste, no. Alatriste se vale por sí mismo. Sus ojos glaucos me miran a veces, como preguntándose que hago yo allí, una española del futuro que no entiende una guerra por la religión ni por unos territorios que sea acabaron perdiendo. "Te acompaño, Diego. Vayas donde vayas", le digo con mi mirada. Él asiente y sigue caminando. Va en busca de la próxima batalla. Y yo acompaso mi caminar al suyo.

 BBF#38

 Voto a Dios que los canales holandeses son húmedos en los amaneceres de otoño. En alguna parte sobre la cortina de niebla que velaba el dique, un sol impreciso iluminaba apenas las siluetas que se movían a lo largo del camino, en dirección a la ciudad que abría sus puertas para el mercado de la mañana. Era aquel sol un astro invisible, frío, calvinista y hereje, sin duda indigno de su nombre: una luz sucia, gris, entre la que se movían carretas de bueyes, campesinos con cestas de hortalizas, mujeres de tocas blancas con quesos y cántaros de leche. (“El sol de Breda”, Arturo Pérez-Reverte)
     Nos seguimos leyendo.

lunes, 22 de abril de 2013

"Limpieza de sangre", de Arturo Pérez-Reverte: Alatriste frente a la Santa Inquisición



Ficha técnica:


Título: Limpieza de sangre (Las aventuras del Capitán Alatriste, 2)                   Autor: Arturo Pérez-Reverte        Editorial: Alfaguara                                                        Género: novela, novela histórica, novela de aventuras      Páginas: 264
Publicación:  16/10/1997      ISBN:  9788420483597

Sinopsis (editorial):


  A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: Para misas por su alma. El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.
   Dos partes de acción, otras dos de intriga y una de reflexión. Esa puede ser la receta mágica que haga de esta saga un éxito seguro, la poción que mantiene al lector pegado al libro mientras disfruta de las aventuras del capitán Alatriste y de su protegido, Íñigo Balboa, mientras, de paso, aprende algo sobre la España del siglo XVII, sobre cómo era la sociedad del momento, cuáles eran sus costumbres y preferencias, cuáles sus preocupaciones y cómo era la política o literatura de esa España que va perdiéndolo todo.
   Esta segunda entrega comienza casi como una novela policíaca, con una asesinada en extrañas circunstancias sobre la que hay que averiguar identidad y motivo de la muerte. No será el capitán quien ejerza de investigador, claro está, aunque la sangre de la fallecida acabará, cómo no, salpicándole. A él y a su fiel Íñigo, narrador de la saga y cronista, pues, oficial de las aventuras de Alatriste, que esta vez se convertirá en protagonista de la acción, en vértice de la intriga, tras toparse con lo más sagrado: la Santa Inquisición.
   Pérez- Reverte aprovechará la acusación de judaizante a la que se enfrenta Íñigo para hablarlos de las limpiezas de sangre, el odio a los judíos y musulmanes, la intolerancia religiosa y las mentiras, traiciones y maquinaciones entretejidas en este clima de desconfianza y fanatismo. Pero, al mismo tiempo, hablará el lector de la falsa religión y la falsa religiosidad y de los clérigos pícaros y codiciosos (cuando no abiertamente delincuentes) que recoge con detalle: “sacerdotes amancebados y con hijos, confesores que solicitaban a las mujeres, galanes de monjas, conventos donde se ocultaban amoríos, lances y escándalos, eran el pan, y no precisamente bendito, de cada día”.
  La cita permite ver que en esta segunda entrega volvemos a encontrarnos con ese narrador irónico, crítico, descreído, de vuelta de todo, capaz de ver los defectos de la sociedad en la que vive, de sus costumbres y sus hábitos. Un Íñigo, que por aquel entonces tiene 13 años, pero rememora sus vivencias con Alatriste desde la madurez, el alejamiento y la sabiduría que dan los años, aunque esa narración de recuerdos le hace moverse en el tiempo y adelantar sucesos que están por ocurrir y que no tendrán lugar ni siquiera en esta entrega (“Pardiez. Siempre ando a vueltas con digresiones y saltos en el tiempo que me alejan del hilo de mi historia”, dice como disculpándose ante el lector, al que interpela directamente en ocasiones). Un Íñigo al que he estado a punto de aplaudir por algunas de sus reflexiones y consejos (“desconfíen siempre vuestras mercedes de quien es lector de un solo libro”, recomienda al hilo de la religión pero con una frase que da pie a varias lecturas, extrapolable a cualquier fanatismo ideológico, político, religioso o cultural) y que deja en el lector el poso amargo de descubrir qué poco ha cambiado España en los casi cuatro siglos que nos separan del momento en el que suceden los hechos narrados -1623- o qué capacidad tiene Pérez-Reverte para extraer las críticas a un pueblo y elevarlas por encimas de todos los tiempos. Porque es imposible no pensar en 2013 (cambiando, quizá un espectáculo por otro: una buena hoguera por un partido de fútbol, por ejemplo) cuando una lee aseveraciones como éstas:“Aquella España desdichada, dispuesta siempre a olvidar el mal gobierno, la pérdida de una flota de Indias o una derrota en Europa con el jolgorio de un festejo, un Te Deum o unas buenas hogueras, oficiaba una vez más de fiel a sí misma” o “los envidiosos, los cobardes y los canallas suelen encubrirse unos a otros. Dios nuestro señor los crió a todos, y éstos vinieron juntándose desde siempre, y bien a su gusto, en nuestra infeliz España”.
   O seré yo, que me dejó embaucar fácilmente por las artes narrativas de Íñigo y las críticas de Pérez-Reverte.
  En cualquier caso, Limpieza de sangre es una novela maravillosa, digna de su saga, que vuelve a unir historia, política, literatura y sociedad para ofrecernos un relato lleno de intrigas (de los polvos de la primera entrega vienen estos lodos), escaramuzas y tensión y que nos permite descubrir la profunda humanidad y compromiso que esconden los ojos glaucos del Capitán Alatriste.
   Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos: 
- Reto Capitán Alatriste: 2/7
- Desafío100 libros: 39/100                                  
- Reto Sumando: 18/2013                                    
 
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