Título: La chica del tren
Autora: Paula Hawkins
Editorial: Planeta
Género: novela, intriga, thriller
Páginas: 496
Publicación: 2/6/2015
ISBN: 978-84-08-14147-1
¿Estabas en el tren de las 8.04? ¿Viste algo sospechoso? Rachel, sí Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece? Tú no la conoces. Ella a ti, sí.
Este es uno de los libros de los que más se está hablando este verano y que más ventas está cosechando. No he podido resistirme a la tentación de saber a qué viene tanto revuelo (siempre me pasa, es pura tentación pero, al mismo tiempo, también considero que, hasta cierto punto, es mi obligación, porque luego todo el mundo me pregunta sobre estos libros que despiertan tantos comentarios y lo que no puedo -ni quiero, ni debo- hacer es hablar de lo que desconozco), así que ha sido una de mis lecturas de agosto. Y muy satisfactoria, todo hay que decirlo.
Lo primero que habría que señalar es que no me parece que sea un thriller al uso. Al menos, el lector no encontrará aquí una historia que te engancha desde el primer momento y un ritmo trepidante en cada página de la novela. No. De hecho, he leído reseñas en las que los lectores cuentan que les costó entrar en la historia. Supongo que será por eso, porque cuando te presentan una novela como thriller esperas acción desde la primera página y Hawkins juego más con el ritmo del tren, con un arranque lento, que no sabes a dónde te va a llevar, más allá de presentar a una mujer, Rachel, que nos cuenta en primera persona la desastrosa vida que lleva, llena de alcohol y mentiras, y los sueños y la esperanza que le produce ver a una pareja que vive en una de las casas situadas al lado de la vía del tren que coge cada mañana.
Pero, de repente, todo cambia. El ritmo se acelera. Esa mujer a la que Rachel ve cada mañana desparece y nuestra protagonista decide involucrarse personalmente. Por si fuera poco, esa pareja (tan feliz en la imaginación de Rachel) vive muy cerca del exmarido de Rachel y su nueva pareja, Anna. Queda así dibujado el triángulo de las voces narrativas de la obra: Rachel, que nos habla en primera persona; Megan, la mujer desaparecida, cuyo pasado vamos conociendo a través de un narrador omnisciente en tercera persona; y Anna, la nueva mujer del exmarido de Rachel, que también centra el foco de ese mismo narrador omnisciente para darnos un punto de vista diferente de la misma historia.
Hawkins va tejiendo la tela de araña que une estas tres tramas, aparentemente sin relación, para ofrecernos un mosaico lleno de complejidad donde muchas cosas no son lo que parecen. Contribuye a crear esa impresión el propio estado de Rachel y su alcoholismo, que provoca grandes lagunas en sus recuerdos.
Más allá de la intriga y la tensión del thriller, la autora plantea una serie de reflexiones de fondo que me han resultado muy interesantes: la adicción al alcohol, también a la mentira, porque hay varios personajes que parecen realmente enganchados a faltar a la verdad o a llevar una doble vida; la diferencia entre lo que nuestras vidas parecen desde fuera y lo que son en realidad; los deseos o proyectos fallidos que nos conducen a un pozo del que, a veces, cuesta muchísimo salir o cómo hay gente capaz de manipular a otra con suma facilidad, incluso capaz de cambiar lo que piensa, lo que siente o lo que recuerda.
En definitiva, un thriller con bastante fondo, que gira en torno a la mentira, con ritmo creciente y que nos depara alguna que otra sorpresa desde la salida hasta la llegada.
Nos seguimos leyendo.
Lo primero que habría que señalar es que no me parece que sea un thriller al uso. Al menos, el lector no encontrará aquí una historia que te engancha desde el primer momento y un ritmo trepidante en cada página de la novela. No. De hecho, he leído reseñas en las que los lectores cuentan que les costó entrar en la historia. Supongo que será por eso, porque cuando te presentan una novela como thriller esperas acción desde la primera página y Hawkins juego más con el ritmo del tren, con un arranque lento, que no sabes a dónde te va a llevar, más allá de presentar a una mujer, Rachel, que nos cuenta en primera persona la desastrosa vida que lleva, llena de alcohol y mentiras, y los sueños y la esperanza que le produce ver a una pareja que vive en una de las casas situadas al lado de la vía del tren que coge cada mañana.
Pero, de repente, todo cambia. El ritmo se acelera. Esa mujer a la que Rachel ve cada mañana desparece y nuestra protagonista decide involucrarse personalmente. Por si fuera poco, esa pareja (tan feliz en la imaginación de Rachel) vive muy cerca del exmarido de Rachel y su nueva pareja, Anna. Queda así dibujado el triángulo de las voces narrativas de la obra: Rachel, que nos habla en primera persona; Megan, la mujer desaparecida, cuyo pasado vamos conociendo a través de un narrador omnisciente en tercera persona; y Anna, la nueva mujer del exmarido de Rachel, que también centra el foco de ese mismo narrador omnisciente para darnos un punto de vista diferente de la misma historia.
Hawkins va tejiendo la tela de araña que une estas tres tramas, aparentemente sin relación, para ofrecernos un mosaico lleno de complejidad donde muchas cosas no son lo que parecen. Contribuye a crear esa impresión el propio estado de Rachel y su alcoholismo, que provoca grandes lagunas en sus recuerdos.
Más allá de la intriga y la tensión del thriller, la autora plantea una serie de reflexiones de fondo que me han resultado muy interesantes: la adicción al alcohol, también a la mentira, porque hay varios personajes que parecen realmente enganchados a faltar a la verdad o a llevar una doble vida; la diferencia entre lo que nuestras vidas parecen desde fuera y lo que son en realidad; los deseos o proyectos fallidos que nos conducen a un pozo del que, a veces, cuesta muchísimo salir o cómo hay gente capaz de manipular a otra con suma facilidad, incluso capaz de cambiar lo que piensa, lo que siente o lo que recuerda.
En definitiva, un thriller con bastante fondo, que gira en torno a la mentira, con ritmo creciente y que nos depara alguna que otra sorpresa desde la salida hasta la llegada.
Nos seguimos leyendo.