Título: Tras la guarida
Autor: Rafael García Maldonado
Editorial: Anantes
Género: novela histórica
Páginas: 176
Publicación: 17/02/2016
ISBN: 9788494401725
Tras la guarida está basada en un hecho real. El primer alcalde franquista de un pueblo oculta en una cabaña del bosque a Javier Avinareta, el último alcalde republicano de la localidad. Todos en el pueblo se preguntan qué fue de él. Los vecinos especulan sobre una posible huida a Inglaterra o una muerte en la fuga; las autoridades policiales del nuevo régimen rastrean implacablemente sus pasos sin hallar pistas de su paradero. A los cinco años de encierro, Javier desaparece repentinamente. Los pocos que conocen su guarida secreta y le han ayudado a sobrevivir quedan desconcertados. ¿Lo asesinaron? ¿Consiguió huir por sus propios medios? ¿Alguien le ayudó a escapar o a morir?
Rafael García Maldonado ha escrito una novela polifónica en la que sus protagonistas confiesan todo lo que en su día callaron sobre Javier. Una historia de secretos, amores prohibidos, dolor y dignidad de un grupo de personas que se admiraron y ayudaron más allá de toda lógica y razón.
Esta novela me llamó mucho la atención desde que supe de ella, gracias a la reseña de El Búho entre Libros. Poco después, tanto este blog como Leyendo en el bus sortearon un ejemplar; participé y lo gané. Y ahora vengo a contarte mis impresiones sobre un libro que no me ha defraudado en absoluto.
Lo que me llamó la atención de él fue el tema, ese misterio que nos propone (¿qué fue de Javier, el alcalde republicano de Majer, una vez que llegó el Franquismo?) y, sobre todo, que Pedro dijera en su reseña que es un libro que requiere la atención del lector. Y la participación, diría yo, porque él es quien tiene que unir las piezas que el autor nos va dando y conformar el argumento final de la historia.
Unas piezas que Rafael García Maldonado desordena en todo lo desordenable posible. En vez de ofrecernos una historia lineal y con una única voz (vamos, lo que suele ocurrir en la mayoría de las novelas), el autor nos va entregando pinceladas sueltas de la historia, contadas por narradores diferentes (y cada uno de ellos lo hace en primera persona, algunos en segunda, con lo que hay que cuadrar tanto el narrador en la historia como a quién se dirige, quién es su narratario), ubicadas en momentos cronológicos distintos (desde 1933 a 1988) y hasta con coordenadas geográficas dispares (Majer y Fuendetorres).
Cada capítulo es una pieza desordenada del puzzle y el lector ha de tener la concentración suficiente para encajarla dentro del conjunto general de la obra. Así, es él quien saca las conclusiones finales de una historia que nos habla de guerra, de sinrazón, de poder y de valores morales pero también de amores prohibidos y de sus consecuencias.
Así pues, me ha parecido que esta es una novela que apela a la razón y al corazón de lector y lo hace tanto desde la forma como desde el contenido. Desde este último, la historia se mueve constantemente entre lo que la razón dicta que deben hacer los personajes pero lo que finalmente el corazón les lleva a hacer (y sus consecuencias). Y desde la forma, el lector ha de utilizar su cabeza para ir juntando las piezas del puzzle pero la historia le llegará al corazón, le hará sentir la angustia, la mala conciencia, el dramatismo de las vidas narradas y el amor y el cariño de unos personajes por otros. Y, al mismo tiempo, creo que el hecho de contar la historia a pinceladas apela directamente al plano emocional del lector, aunque luego tenga que desprenderse de las sensaciones causadas por el capítulo para encajarla en la historia final.
Solo le pondría un par de pegas a la novela: al principio, el estilo me ha parecido un poco engolado pero luego se va suavizando y pesa mucho más la historia. Y, la segunda: no he encontrado demasiadas diferencias de tono entre unos narradores y otros. Creo que se podrían haber buscado tics o maneras de hablar propias para cada uno y, por lo tanto, haber encontrado una voz propia para personajes tan diferentes entre sí en todo (ideología, orientación sexual, edad, estrato social...).
Nos seguimos leyendo.
Lo que me llamó la atención de él fue el tema, ese misterio que nos propone (¿qué fue de Javier, el alcalde republicano de Majer, una vez que llegó el Franquismo?) y, sobre todo, que Pedro dijera en su reseña que es un libro que requiere la atención del lector. Y la participación, diría yo, porque él es quien tiene que unir las piezas que el autor nos va dando y conformar el argumento final de la historia.
Unas piezas que Rafael García Maldonado desordena en todo lo desordenable posible. En vez de ofrecernos una historia lineal y con una única voz (vamos, lo que suele ocurrir en la mayoría de las novelas), el autor nos va entregando pinceladas sueltas de la historia, contadas por narradores diferentes (y cada uno de ellos lo hace en primera persona, algunos en segunda, con lo que hay que cuadrar tanto el narrador en la historia como a quién se dirige, quién es su narratario), ubicadas en momentos cronológicos distintos (desde 1933 a 1988) y hasta con coordenadas geográficas dispares (Majer y Fuendetorres).
Cada capítulo es una pieza desordenada del puzzle y el lector ha de tener la concentración suficiente para encajarla dentro del conjunto general de la obra. Así, es él quien saca las conclusiones finales de una historia que nos habla de guerra, de sinrazón, de poder y de valores morales pero también de amores prohibidos y de sus consecuencias.
Así pues, me ha parecido que esta es una novela que apela a la razón y al corazón de lector y lo hace tanto desde la forma como desde el contenido. Desde este último, la historia se mueve constantemente entre lo que la razón dicta que deben hacer los personajes pero lo que finalmente el corazón les lleva a hacer (y sus consecuencias). Y desde la forma, el lector ha de utilizar su cabeza para ir juntando las piezas del puzzle pero la historia le llegará al corazón, le hará sentir la angustia, la mala conciencia, el dramatismo de las vidas narradas y el amor y el cariño de unos personajes por otros. Y, al mismo tiempo, creo que el hecho de contar la historia a pinceladas apela directamente al plano emocional del lector, aunque luego tenga que desprenderse de las sensaciones causadas por el capítulo para encajarla en la historia final.
Solo le pondría un par de pegas a la novela: al principio, el estilo me ha parecido un poco engolado pero luego se va suavizando y pesa mucho más la historia. Y, la segunda: no he encontrado demasiadas diferencias de tono entre unos narradores y otros. Creo que se podrían haber buscado tics o maneras de hablar propias para cada uno y, por lo tanto, haber encontrado una voz propia para personajes tan diferentes entre sí en todo (ideología, orientación sexual, edad, estrato social...).
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 96/100
- Reto Genérico: 37 (2/2 guerrero)/40
- Reto Yincana Histórica: 7/35