Mostrando entradas con la etiqueta Alejandro Palomas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alejandro Palomas. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de marzo de 2017

"Las dos orillas", de Alejandro Palomas: el universo Palomas en un formato diferente pero igual de cautivador

  No digo nada nuevo si aseguro que Alejandro Palomas es uno de mis escritores favoritos y que de él leería hasta la lista de la compra. Así que cuando publicó esta obra y nos la ofrecieron para reseñarla en Anika entre Libros no solo no dudé (a pesar de ser algo diferente a lo que nos tiene acostumbrados) sino que di palmas con las orejas de felicidad. Y todavía no he parado de darlas: leer algo así siempre es un placer y un motivo para ser un poquito más feliz.



Título: Las dos orillas
Título Original: (Las dos orillas, 2016)
Editorial: Destino
Colección: Varios
Copyright:
© Alejandro Palomas, 2016
© Ilustraciones, Fernando Vicente, 2016
© Editorial Planeta, S.A., 2016Ilustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Noviembre 2016
ISBN: 9788423351671
Tapa: Dura
Etiquetas: familia, animales, amor, crossover, relatos, duelo, muerte, más allá, mascotas, libros ilustrados, literatura española, perros, culpa, emociones, sentimientos, limbo
Nº de páginas: 84


Argumento:

  Rulfo y Max, los dos perros de Fer, se encuentran en una suerte de limbo mientras Rulfo está en coma tras un accidente. Allí, Max, ya fallecido, le contará cuál es el secreto para que Fer le deje marchar a la otra orilla, la de los perros fallecidos pero cuyos dueños han sabido superar su pérdida. Así Fer podrá tener un perro en cada orilla y ser feliz con el recuerdo de uno y el cariño del otro.

Opinión:

  Alejandro Palomas nos prometió que volvería a la familia protagonista de "Una madre" y "Un perro" y lo ha cumplido. También nos advirtió que no sabía ni cómo ni cuándo. Y, añado yo, ni en qué formato, porque lo ha hecho con esta obra que no es una novela, sino un cuento ilustrado que será fácilmente leído tanto por los seguidores de lo que ya podemos considerar saga, como por quienes no hayan leído nada hasta la fecha (la historia está lo suficientemente bien explicada como para ser comprendida sin haber leído los dos libros anteriores, aunque, claro está, si los has leído, mejor que mejor), como también por jóvenes y niños de a partir de unos doce o trece años.
  Es la versatilidad de una historia sencilla, pero muy muy potente, que retoma el universo de "Un perro" y que, hasta cierto punto, rellena uno de los huecos de aquella novela: ¿qué pasó con Rulfo mientras estuvo en el veterinario tras el accidente? Sabemos qué hace Fer. Bueno, en realidad, qué hacen Fer, Amalia y los demás... Pero ¿dónde estuvo Rulfo?
  Aquí descubrimos su viaje a través del río que separa las dos orillas de la vida y la muerte o, tal vez, dentro de la propia muerte, la orilla de quienes son recordados con cariño y sensación de felicidad y quienes no han podido acudir todavía a esa orilla porque su fallecimiento no ha sido superado por quienes quedan del lado de los vivos.
  Es lo que le pasa a Max, el anterior perro de Fer, el protagonista de esta saga de novelas, atrapado entre los remordimientos, el dolor por la pérdida y la culpabilidad por no haber estado con su gran danés cuando perdió la vida. Anclado en esas emociones negativas, Fer no avanza: ni es capaz de despedirse de Max ni de dar la bienvenida, como merece, a Rulfo, su nuevo perro. Pero dicen los que tienen mascotas que su poder es inimaginable y que el cariño que son capaces de mostrar cura todas las heridas. En este caso, no será menos y Rulfo (eso sí, con ayuda de Max y del secreto que le contó durante su encuentro) abrirá una nueva puerta para Fer.
  Palomas retoma no solo el universo de "Un perro" y a sus protagonistas, sino que también hay una gran continuidad en cuanto al tono, el contenido, los temas tratados (el valor de la familia, el amor -venga de donde venga-, el dolor por la pérdida, la añoranza de los que se han ido, la impotencia, la culpabilidad...) y el protagonismo absoluto de los sentimientos y las emociones.
  Sí he notado una gran diferencia y es que aquí, por tratarse de un cuento (cuya acción debe ser más concentrada), el autor obvia las elipsis y los saltos temporales y nos regala una historia mucho más sencilla y lineal.
  Al universo de emociones y familia que crea Palomas se le une, en esta ocasión, las ilustraciones (pictóricas, descriptivas y llenas de belleza) de Fernando Vicente. Un complemento perfecto para una historia que no deja de darnos alegrías. 
   Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

viernes, 3 de junio de 2016

"Un perro", de Alejandro Palomas: reencuentro con una familia inolvidable

   Voy a celebrar que mi querido (y ya es querido no solo por lo literario, sino porque me parece un escritor humano, cercano y entrañable) Alejandro Palomas estará en Azuqueca el próximo 8 de juno para rescatar la reseña de Un perro que publiqué en Anika entre Libros hace unos meses. Y aprovecho para enlazar también la entrevista que le hice al autor al hilo del libro.


Título: Un perro

Título Original: (Un perro, 2016)
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: Destino 

Colección: Áncora y Delfín


Copyright:
© Alejandro Palomas, 2016
© Editorial Planeta, S.A., 2016
Edición: 1ª Edición: Enero 2016
ISBN: 9788423350223
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, animales, enfermedades, mascotas, literatura española, novela, novela sentimental, perros, homosexualidad, emociones, vejez, sentimientos
Nº de páginas: 336




Argumento:

Mientras espera noticias sobre su perro atropellado, Fer descubrirá el valor de la familia, la importancia de tener alguien con quien contar en los momentos más difíciles y el amor incondicional que tanto su madre y sus hermanas como su mascota sienten por él. Y viceversa.

Opinión:


  Alejandro Palomas retoma los personajes que ya nos enamoraron en "Una madre" para regalarnos una suerte de continuación de aquella historia que, no obstante, puede ser leída de forma independiente, puesto que muchos de los principales datos y acontecimientos que fuimos descubriendo página a página en aquella novela vuelven a aparecer aquí, quizá como recordatorio, quizá como acicate para leer aquella primera obra, si es que uno empieza por esta segunda, o, simplemente, como episodios que han dejado mella en cada uno de los personajes de la obra. Como muescas de su historia personal que no solo han dejado su impronta en la personalidad de cada uno, sino que han moldeado su carácter hasta hacerles justo como son ahora.
  Y es que esa, precisamente, es una de las ideas que recorre la novela de Palomas: somos los que hemos vivido. Somos todas y cada una de las cosas que nos han pasado, buenas y malas. Pero también somos lo que somos gracias a las personas con las que hemos podido compartir esos momentos. Y también gracias a quienes no estuvieron en ellos, ya sea por abandono o por fallecimiento.
  Así, lo presente y lo ausente, los apoyos actuales y los que se quedaron por el camino por diferentes motivos son otro de los temas principales de esta novela que, en el fondo, es un canto a la familia y a quienes se mantienen cerca de nosotros en las buenas y en las no tan buenas. Personas que también tienen sus taras y sus problemas, que quizá también cuentan con nosotros en sus malos momentos, y que resultan imprescindibles para sobrellevar etapas tan críticas como la que nos cuenta Palomas en esta novela: las horas que pasan desde que R, el perro de Fer, el protagonista de la obra, es atropellado, hasta que conocemos el desenlace de su accidente. Horas de angustia, de incertidumbre, de dolor y hasta de arrepentimiento por no haberse comprometido lo suficiente con un animal que llegó de rebote y al que en un principio no quiso acercarse, tal vez por respeto su perro anterior, Max, recién fallecido, quizá por miedo al compromiso, quizá por el temor a cometer la estupidez, como decía la abuela Ester, de querer a alguien que sabes que morirá antes que tú. Es decir, por miedo a la vida, al amor, a abrirse a los demás.
  Este argumento central está preñado de flashbacks que nos van contando qué ha sido de los miembros de la familia desde que los dejamos en aquella Nochevieja que compartimos con ellos en "Una madre" y que, en este caso, también ahondan en la figura de la abuela Ester, la madre de Amalia, una figura que ha marcado tanto a esta como al propio Fer.
  Me encanta esta manera de jugar con el tiempo de Alejandro Palomas porque conecta directamente unos hechos con otros y rompe la narración cronológica de lo que podría ser una noche para llevarnos a otros años, a otros momentos de la historia de Fer y su familia, a otros acontecimientos relacionados con lo que están viviendo en esas horas de angustia pero que también nos hablan de memoria, de la capacidad del ser humano para seleccionar qué pasajes de su vida recuerda, cuáles guarda como un tesoro, cuáles olvida por simple supervivencia o cuáles se quedan enquistados en nuestro corazón, pudriendo la relación que mantenemos con alguien.
  Este manejo del tiempo es una de las técnicas literarias empleadas en esta novela que más me han gustado, junto con la manera en la que el autor va enhebrando los capítulos: las ideas que sirven para cerrar uno abren el siguiente, ahondando en esa metáfora de la memoria como ristra de cerezas de la que no puedes coger solo una, porque siempre lleva otra emparejada.
   Este uso del tiempo va a favor de la intriga de la novela, al tiempo que da unidad a la obra, algo que también consigue el autor gracia a una serie de ideas o conceptos que van recorriendo toda la novela (la balsa, las coincidencias buenas o malas, las machas, las piezas, los rompecabezas, los nombres, las rodillas, los secretos…) y que acaban convirtiéndose no solo en eje de las reflexiones que Palomas quiere poner sobre la mesa, sino también en metáforas llenas de poesía y de sentimientos que van embelleciendo la novela en cada página.
  La narración en primera persona, la mezcla de tiempos, el tono reflexivo, las historias humanas y llenas de sentimientos y, sobre todo, el manejo de las emociones que elautorlleva a cabo a lo largo de toda la novela (las emociones de los personajes pero también del propio lector) hacen de esta una novela genuinamente Alejandro Palomas, con sus preocupaciones, temas recurrentes y manejo del material humano que siempre incluye en sus obras.
  Me he vuelto a enamorar de Amelia, de Fer, de Emma, de Silvia y hasta de R, y eso que yo no soy amante de los perros, porque me dan alergia. Pero creo que este es uno de los éxitos de esta novela: no es una obra para amantes de los perros; es una obra para cualquier tipo de lector. Y gracias a ella, podremos descubrir lo que para quienes aman a los perros sienten por ellos, lo que puede llegar a significar convivir con un perro.
  En este sentido, creo que a lo largo de la obra hay una identificación total entre animales y personas. No es que se personifique a los perros que aparecen en ella (Max, Shirley, R) sino que se les trata exactamente como a personas, justo como hacen muchos (¿casi todos?) los dueños de animales. Es más, en ocasiones, Palomas utiliza expresiones como "adiestrar" para referirse a lo que algunas personas hacen con otras, lo que incide claramente en esa ruptura de fronteras entre lo animal y lo humano e, incluso, plantea la reflexión sobre si hay humanos más inhumanos que algunos animales.
En definitiva, una obra llena de sensibilidad y emociones, puramente Alejandro Palomas, que nos propone reflexionar sobre lo que nos hace humanos y sobre lo que (y los que) nos mantiene a flote en nuestros naufragios cotidianos.
   Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

viernes, 7 de agosto de 2015

"Un hijo", de Alejandro Palomas: una auténtica delicia literaria

   Alejandro Palomas es, hoy por hoy, uno de mis escritores favoritos. Y con cada libro, me reafirmo en mi opinión. Lo último que he leído (y que él ha escrito): este que reseñé para Anika entre Libros. Una delicia.


Un hijo
Título: Un hijo
Título Original: (Un hijo, 2015)
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: La Galera


Copyright:
© Alejandro Palomas, 2015
© La Galera, SAU Editorial, 2015
Ilustraciones: Teo
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Marzo 2015
ISBN: 9788494185755
Tapa: Blanda
Etiquetas: educación, crossover, muerte, intimista, islam, libros ilustrados, literatura española, novela, novela de personajes, novela sentimental, psicología infantil, infancia, paternidad, matrimonios concertados, emociones, Mary Poppins
Nº de páginas: 288

Argumento:

  Guille es un niño muy especial cuyo único deseo es ser Mary Poppins. No ser como Mary Poppins sino ser Mary Poppins. Esta afirmación despierta las sospechas de su profesora, que pedirá a una psicóloga infantil que se entreviste con Guille para ver si su aparente felicidad solo es una cortina que esconda el dolor por algo que ha pasado en casa: su madre ha tenido que irse a trabajar a otro país y Guille lleva meses sin poder hablar con ella, por problemas de horario. Los dibujos que va realizando en las sesiones psicológicas y las cosas que va contando empiezan a levantar esa cortina y mostrar la dura pero tierna realidad.

Opinión:


  Dicen que un buen escritor es el que controla hasta el más mínimo detalle el efecto que lo que ha escrito causará en su lector, en el alma de su lector. Si esto es así, puede que Alejandro Palomas sea el mejor escritor que he conocido en mi vida. Sus novelas son como una cuidada, medida, trabajada y milimétrica coreografía de sentimientos en la que todo está calculado: Palomas arma la trama y utiliza un lenguaje tal que consigue que el lector ría, se emocione, discrepe, asienta con satisfacción o llore justo cuando él espera que lo haga. O justo cuando el texto necesita que el lector ponga esas emociones en él para completar el universo literario propuesto.
  Palomas escribe desde el corazón y eso se nota a la hora de perfilar y presentar a sus personajes. En este caso, el núcleo central está formado por Guille, un niño de nueve años introvertido y soñador; Manuel, su padre, un hombre en paro que trata de suplir la ausencia de una madre que se ha ido a trabajar a otro país, por exigencias de la economía familiar, pero que no acaba de comprender la forma de ser de su hijo; Sonia, una profesora atenta y entregada capaz de captar hasta la más mínima señal; María, la psicóloga infantil que se involucra y tiene el tacto y las tablas suficientes para rascar la superficie hasta llegar a la verdad y Nazia, la amiga de Guille, su compañera del alma, una pakistaní que tendrá que vencer sus propios problemas.
  Todos ellos conforman una galería de personajes tremendamente humanos, en los que la pugna entre el corazón y la razón es constante y que a veces cometen errores por no saber llevar a buen puerto esa lucha. Palomas va cambiando el foco narrativo de cada capítulo (escrito en primera persona por cada uno de los personajes) para ir conformando el caleidoscopio que, al girar, permite ir visualizando el dibujo completo de lo que el autor nos quiere mostrar.
  Todos los personajes tiene voz propia en esta novela, excepto Nazia, cuya dura historia queda solo esbozada y conocemos a través de otros personajes, y, por supuesto, la madre, la gran ausente, la protagonista in absentia sobre la que gira todo lo que ocurre en la novela.
  El texto de la novela se completa y enriquece con los dibujos de Guille, las cartas a su madre, algunos textos que escribe para su psicóloga o los post-it que Nazia le envía cuando le prohíben hablar con él. Todo ello da, junto con el cambio de foco narrativo, una idea de fragmentarismo que requiere la intervención del lector para ir reconstruyendo la historia y dar con su significado global.
  Escrita originariamente para adultos, aunque esté publicada por La Galera, Un hijo consigue descubrir y transmitir la mente de un niño; un niño muy peculiar, con una personalidad muy marcada, al que es imposible no querer desde la primera línea. Palomas nos devuelve, pues, al territorio de la infancia (con sus miedos, su inocencia, sus lealtades, sus secretos, sus siempre infravalorados problemas  y esas verdades que no se cuentan a nadie) para contarnos una historia conmovedora, llena de sentimientos y de reflexiones que no dejará indiferente a ningún lector.
   Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

viernes, 13 de febrero de 2015

"Una madre", de Alejandro Palomas: amor, humor, dolor... vida

   Fue una de mis lecturas favoritas del año pasado y todavía no la había traído hasta el blog, así que aprovecho esta semana del amor para declararme a Una madre y a su autor, Alejandro Palomas, recuperando la reseña que realicé para Anika entre Libros.


http://www.siruela.com/catalogo.php?id_libro=2443&completa=S Título: Una madre
Título Original: (Una madre, 2014)
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: Siruela
Colección: Nuevos Tiempos

Copyright:
© Alejandro Palomas, 2014
© Editorial Siruela, 2014
Edición: 1ª Edición: Febrero 2014
ISBN: 9788416120437
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, contemporánea, drama, novela dramática, literatura española, navidad, novela, novela de personajes, novela dramática, novela sentimental, padres e hijos, homosexualidad, maternidad
Nº de páginas: 248

Argumento:

La primera cena de Nochevieja en que la familia de Amalia podrá reunirse al completo desde hace tiempo le servirá a su hijo Fer para hacer memoria de las vivencias experimentadas hasta el momento y de las heridas que la vida ha causado en la piel de cada uno de ellos a lo largo de los años. El desamor, el abandono, el egoísmo, la soledad, la muerte, el anhelo de algo que no se puede conseguir o las máscaras que a veces nos ponemos para distanciarnos hasta de nosotros mismos son las algunas de las causas de esas heridas, heridas que solo el tiempo es capaz de curar (si es que tienen cura) y que siempre sanan mejor si uno tiene a alguien que se ocupa de ellas.

Opinión:


  Alejandro Palomas vuelve a sorprendernos en Una madre con su profunda humanidad y por la exploración del ser humano y sus cicatrices tan exhaustiva, certera y esperanzadora que realiza. Y digo vuelve a sorprendernos porque aunque una ya espera sensibilidad y humanidad a raudales del autor, ha vuelto a dejarme con la boca abierta al comprobar hasta dónde esa capaz de llegar, hasta qué punto es capaz de explorar el alma humana, su maestría para construir personajes llenos de contradicciones y sentimientos, con personalidades bien marcadas y tremendamente reales. Tan reales que parecen hechos de carne y hueso en vez de papel y palabras. Tan reales que una espera encontrárselos alguna vez en la vida. Tan reales que he estado tentada de preguntarle a Palomas qué tal le ha ido a Fer, a Amalia, a Silvia, a Emma y al tío Eduardo después de Año Nuevo.
  Palomas tiene el don de hablar de temas aparentemente sencillos (una cena de Nochevieja y sus preparativos o los nudos que tantas veces se enredan en los lazos familiares) para profundizar en las causas del dolor, sus consecuencias y los remedios necesarios para aliviarlo. Y lo hace a través de personajes entrañables que cargan con sus propias mochilas llenas de piedras, arrastrando su peso de página a página del calendario. Heridas mal curadas, heridas que se reabren, heridas recientes o heridas que nunca se cerrarán y con las que hay que aprender a convivir, como la soledad, la sensación de no encajar en el mundo, el tiempo detenido tras un suceso trágico que le da la vuelta a nuestras vidas como si fueran un calcetín sucio que jamás podrá volver a estar limpio.
  Todas esas heridas tienen cabida en una novela en la que el drama está permanentemente presente pero cuyos personajes, como ocurre en la vida misma, sobreviven a base de humor y de cariño. En este sentido, es imposible no hacer una mención especial a Amalia, la madre de Fer, la madre de esta familia, la madre del título (una madre cualquiera, pero ¡menuda madre!). Confieso que a mí me conquistó desde la primera página aunque entiendo que la mezcla de inocencia que roza la estupidez, humor e ironía que nos propone Palomas en ella pueda llegar a chocar a más de uno. Amalia es única, con sus locuras, sus achaques, sus manías, su dependencia para tantas cosas y su despreocupación para otras, su pasado, su capacidad para ver en los demás lo que nadie ve o, al contrario, para no ver lo que todos ven; su fragilidad, su fortaleza, su manera de entender el mundo y su forma de vivir cada día como si las lecciones de la vida no contaran y las malas intenciones de la gente fueran un cuento para asustar a niños confiados. Amalia es puro cariño, pura emoción, puro sentimiento. Un personaje que se convierte en eje central de la historia y que añade el humor (a veces absurdo, con un toque muy almodovariano) a una novela llena de cuchilladas.
   Con su estilo poético, trabajado y cercano, su punto de vista siempre humano y la profundidad de algunas frases que se quedan en el lector para siempre, Alejandro Palomas vuelve a conquistarnos con una novela llena de sentimientos en la que es imposible no involucrarse y que despertará en quien la lea la reflexión sobre el valor de la familia, la importancia del cariño, del perdón y de la comprensión y la alegría por celebrar la proximidad de quienes se mantienen a nuestro lado. A pesar de los años. A pesar de las heridas. A pesar de los errores.
   Nos seguimos leyendo.

viernes, 10 de octubre de 2014

BBF #106: "Una madre", de Alejandro Palomas

  
  Aunque el domingo me las prometía muy felices, no he podido empezar Una madre hasta ayer. Eso sí, me he puesto las pilas desde entonces. ¡A la fuerza! ¡No puedo dejar de leer! ¡Qué bueno es Alejandro Palomas!

 BBF#106



Mamá había dicho que ella misma compraría las flores, pero con tanto ajetreo se le ha olvidado pasar esta tarde por la floristería y nos hemos quedado sin. Ahora cuenta uvas a mi lado. Las arranca delicadamente del racimo mientras escucha la radio que suena a tres bandas en el pequeño apartamento: en el transistor que está en la encimera de la cocina, en el que se ha dejado encendido en su habitación y, por último, en el que tiene instalado en el cuarto de baño y que raras veces apaga. Sentados a la mesa del comedor, ella cuenta uvas y yo doblo las servilletas rojas con estampados navideños mientras en el horno se enfría la crema de espárragos y un asado de algo que supuestamente debería ser pavo pero que parece otra cosa.  (“Una madre, Alejandro Palomas) 
  Me encanta la mezcla de humor y nostalgia, de sufrimiento y valentía que hay en la novela. Espero darte pronto más detalles sobre lo mucho que me está gustando.
   Nos seguimos leyendo.

miércoles, 11 de junio de 2014

Un día en la Feria del Libro de Madrid (bueno, dos)

  Lo confieso: nunca había ido a la Feria del Libro de Madrid a la caza de firmas. Y, la verdad, no entiendo cómo he podido tardar tanto en hacerlo. ¡Me lo pasé pipa! Primero: por poder hablar con los autores que te gustan, aunque sea nada más que unos minutillos y, en algunos casos, sentirte hasta reconocida por ellos. Y, segundo: porque este año tenía el aliciente de conocer o volver a ver a algunas blogueras de esas a las que acabas queriendo a fuerza de comentar, tuitear, feisbuquear y enviar privados y correos. 
  Así que muy ilusionada y muy cargada (dos cosas que se me debían notar en la cara, porque hasta Alejandro Palomas se dio cuenta e hizo referencia a ellas en su dedicatoria, por cierto, una de las más bonitas que me han escrito nunca) me marché el domingo por la mañana a El Retiro, eso sí, acompañada por mi niña (que no se pierde una) y por mi chico, convencido después de sobornos varios.
  Antes de hablar de la jornada del domingo quiero hacer un inciso para decir que Lucía y yo nos escapamos el jueves por la tarde para poder conocer (¡por fin!) a César Pérez Gellida. Se portó como una campeona y aguantó jugueteando por el parque dos horas hasta que llegaron las siete y comenzó la firma de César, con quien pude hablar (y con mucho gusto) durante unos minutitos. "¡Qué majo!", me dijo Lucía. Y no me extraña: fue super cariñoso con ella y también conmigo así que nos vinimos las dos tan contentas de vuelta a casa. 
   Y, como decía, llegó el domingo 8 de junio. A las once y media ya estábamos en El Retiro. Dejé a mi chico y a la niña a la sombrita y me fui a la caseta de FNAC, donde esteba previsto que firmaran Víctor del Árbol y Lorenzo Silva. Tenía pensado comprar ambos libros, así que fui con tiempo y en lo que pagaba y poco más llegó Víctor. Estuvimos hablando un rato y se mostró encantando por las lecturas conjuntas o simultáneas que organizamos y nos felicitó por la difusión de la literatura que hacemos. Le dije que en julio íbamos a leer Respirar por la herida, gracias a la iniciativa de Laky, y volvió a insistir en agradecernos nuestra labor. "Y con autores como tú, ¡con muchísimo gusto!", le dije. Y es verdad: ya estoy deseando poder ponerme con Respirar por la herida y con Un millón de gotas, la novela que me traje firmada.
 
  Al ladito de Víctor de Árbol estaba el gran Lorenzo Silva. Y aunque nos tocó esperarle un poquito por culpa de una manifestación que le retrasó media hora, pudimos disfrutar de él. Después de reseñar durante el año pasado toda la saga protagonizada por Bevilacqua y Chamorro, estaba claro que tenía que tener firmada la última novela, recién publicada. Así que puse a Silva a hacer su labor y, tras unos minutitos de conversación, salí disparada hacia otra caseta, más feliz que una perdiz.
    Y aunque no sabía que también estaría firmando y no me había llevado ninguno de sus libros, no pude resistirme a sacarle una foto al gran Manuel Rivas, otro de mis autores favoritos (aunque es verdad que lo tengo un poco abandonado últimamente. Tengo que ponerme las pilas).
 Zigzagueando, cuadrando números de casetas, horas y colas, pude acercarme también a saludar a Alejandro Palomas, autor cuya literatura acabo de descubrir y que espero no soltar en mucho mucho tiempo. De momento, tengo bajo el brazo Una madre y El tiempo que nos une para leer este veranito. El primero, con firma incluida.
Esta foto se la tomo prestada a Bea y a Concha porque me encanta
  Fue un placer charlar un ratito con él. Es un hombre espectacular, muy cercano y con el que espero cruzarme otra vez muy pronto. Mientras estaba en su caseta llegaron Concha y Bea, de De lector a lector (por cierto, su crónica de la Feria no tiene desperdicio), y ahí estuvimos departiendo los cuatro otro ratillo, mientras el autor firmaba y firmaba y firmaba...

 El alma del mundo, de Alejandro Palomas, ha sido una de las novelas que hemos leído en el Club de Lectura de Azuqueca este año. Otra ha sido Lo que encontré bajo el sofá y como también tenía muchas ganas de saludar en persona a Eloy Moreno, allá me fui a contarle que nos había gustado mucho su libro y que estábamos haciendo campaña para que venga a vernos a Azuqueca el año que viene. Y él, como siempre, dispuesto a lo que sea. 

 Casi me temblaban las rodillas cuando crucé a las casetas de enfrente para saludar a uno de los grandes entre los grandes, un referente, uno de los mejores escritores españoles: Luis García Montero. Un auténtico placer verle y saludarle.
 
 A estas alturas de la mañana, ya solo nos quedaban unos cuarenta minutos antes de que se acabaran las firmas, así que hubo que desdoblarse: mi chico se quedó haciendo cola para Santiago Posteguillo (¡y menuda cola!) y yo me fui a por Clara Sánchez. Pude hablar con ella bastante rato, charlando de sus libros, de conocidas comunes y del nueve y medio que conseguí en mi Trabajo Fin de Máster gracias, en otros, a algunos de sus personajes masculinos. También estuvo charlando con Lucía (quien no pudo evitar mentarle su blog. ¡Qué tía! ¡Cómo se vende!) y Clara le preguntó que si leía mucho y que si mamá le compraba muchos libros. Y ahí la liamos porque a partir de ese momento empezó su cantinela de "mamá, cómprame un libro".
 
    Y dio la casualidad de que, camino de la caseta de Posteguillo, nos encontramos una fila de niños. "¡Mamá, aquí seguro que hay algo para mí!", me dijo Lucía con los ojitos brillantes... así que nos acercamos. Y sí, efectivamente: allí estaba María Menéndez-Ponte, la autora de los libros de Pupi, firmando. Claro, Lucía se puso como loca, porque últimamente lee bastante a Pupi y le encanta. "Anda, mami, vamos a pararnos. Y cómprame un libro, que me lo firme... ¡y me sirve también para mi blog!" (no sabe nada, la tía). Así que ahí nos quedamos, ahí picamos y ahí estuvo charlando con la "mamá de Pupi", como ella misma se presentó. Lucía acabó encantada, como puedes suponer, porque cayeron dos libros firmados y un peluche de Pupi futbolero de regalo. Si es que soy más blanda...
 
   Después del encuentro con Pupi y María, llegamos por los pelos a la firma de Santiago Posteguillo. Todavía no me he estrenado con él pero es uno de los autores favoritos de mi chico, así que allá que me fui cargada con Circo Máximo y con La noche en que Frankestein leyó El Quijote. Cada uno, según sus gustos. Es lo bueno que tiene Posteguillo. Por cierto que me dijo que pronto iba a publicar un libro de relatos que, si me gusta la metaliteratura, me iba a encantar. Así que ya estoy esperando impaciente...

  Y para el final, un postre de lujo. Tenía muchas ganas de ir ese día porque era la primera oportunidad que tenía para conocer a Mar Mella en persona. No pude ir a la presentación de Azul Vermeer en su día pero gracias a la entrevista que le hice por correo y a los comentarios en las redes sociales habíamos entablado una relación llena de admiración y tenía muchas ganas de poder charlar con ella. Varias blogueras habíamos quedado con ella para tomar algo después de las firmas, así que pudimos disfrutar de un ratito muy muy agradable. Allí estuvimos varios amigos de Mar, mi chico y Lucía, Concha y Bea, Manuela (de Entre mis libros y yo), Bego (de Rustis y Mustis leen) y Nieves (de Mundos de lectura) la mar de a gustito.

   Echamos de menos a más de un bloguero... pero, en fin, otra vez será. Y acabo con las fotos de mis nuevas adquisiciones (como ves, fui muuuuy buena)


  Y una foto de grupo de mis libros firmados


  De los hombros, las narices y las frentes quemadas no hablamos...
  Nos seguimos leyendo.























jueves, 29 de mayo de 2014

"El alma del mundo", de Alejandro Palomas: una novela, múltiples lecturas


http://www.planetadelibros.com/el-alma-del-mundo-libro-49093.html

Ficha técnica: 


Título: El alma del mundo          Autor: Alejandro Palomas          Editorial: Espasa  Género: novela contemporánea Páginas: 304  Publicación:  5/4/2011   ISBN: 978-84-670-3619-0

Sinopsis (editorial):


  Otto Stephens y Clea Ross ingresan en un asilo para ancianos ricos y solicitan que una cuidadora en particular, Ilona, se ocupe de ambos.
  Clea, de noventa años, en su juventud una brillante violonchelista, sacrificó su carrera para permanecer a la sombra de su marido, un célebre director de orquesta. Dotada de un estimulante sentido del humor, es dueña de una ironía demoledora, libérrima y encantadora cuando quiere, pero dura con todo aquello que le resulta despreciable. Otto, de edad semejante, es un anciano seductor que conserva el encanto y el glamur de su juventud.

   La joven Ilona esconde un pasado terrible en su Hungría natal, sometida al terror soviético. Es una mujer zarandeada por el destino. En Barcelona, conoce a Miguel. Además de vivir un gran amor con él, este le enseña oficio de luthier. La felicidad se rompe cuando Ilona viaja a Budapest y permanece allí un largo periodo de tiempo para cuidar a su madre.
Otto le pide a Ilona que dediquen su tiempo a fabricar un violonchelo y esta ocupación se convierte para el anciano en lo más importante de su vida. Ilona tiene otros intereses: reconstruir su relación con Miguel.
   Durante tres meses, las vidas de Clea, Otto e Ilona se entrelazan, se llenan de confidencias, de secretos, de verdades a medias, de medias mentiras, de descubrimientos, y acaban formando un mosaico en el que nada es lo que parece. El violonchelo será en última instancia el desencadenante que los protagonistas esperan para encauzar la segunda oportunidad de sus vidas y retomar los cabos sueltos que les impedían a cada uno, por distintos motivos, ser felices.
   Soy fiel creyente de la teoría que dice que cada libro puede tener múltiples lecturas, tantas como lectores. Más, diría, yo, porque un libro no te dice lo mismo en momentos diferentes de tu vida. Así que cada libro puede tener infinitas lecturas, varias por cada lector que se acerque a él. Y mi creencia se reafirma en situaciones como la que pasamos en la reunión del club de lectura en la que analizamos esta novela en su globalidad: más allá de si a unas les había gustado, a otra nada o a otra le había decepcionado el final, cada una tenía su propia teoría sobre el objetivo de la novela y sobre lo que sus personajes querían, realmente, conseguir con la historia que nos cuenta Alejandro Palomas.
    Ahí reside una de las grandezas de la literatura: en decir cosas diferentes a personas distintas. Con los mismos mimbres: el mismo argumento, los mismos personajes, las mismas situaciones. Pero cada persona interpreta esas señales para inferir un mensaje diferente. Para algunas, esta es una historia sobre vidas malgastadas, quizá por orgullo, quizá por cobardía, quizá por inseguridad. Para otras, esta es una historia optimista: siempre hay tiempo para enmendar errores, nunca es tarde para ser feliz, o, al menos, intentarlo. Para otras, es una historia de amor, profundo, duradero, que va más allá del rencor y de los años compartidos. Para otras, una metáfora sobre lo falsos que podemos llegar a ser los humanos, sobre las mentiras que creemos o nos hacen creer y el daño que nos provocan durante años y años. Para otras, es una historia triste: hay que ver la de vicisitudes y heridas con las que puede cargar una persona. Para otras, una historia alegre: el amor (entendido en sentido amplio, incluyendo el de la familia o la amistad) es que nos salva de la oscuridad del día a día. Para otras, es todo eso al mismo tiempo. O ninguna de estas opciones.
    Para mí, esta es una historia que pone el acento en los peligros y las consecuencias de la incomunicación, en todas esas veces que no hablamos con el que tenemos al lado, que no nos desnudamos ante la persona con la que compartimos vida (sea pareja, hijo o hija, madre o padre...), esas ocasiones en las que nos callamos lo que necesitamos (una verdad, un abrazo, más tiempo compartido...) y esperamos a que el otro lo adivine, lo intuya, nos conozca tanto que sepa leer nuestros más íntimos anhelos y temores, aunque nunca se los hayamos confiado. Misión imposible. A veces es más fácil desnudar el cuerpo que el alma. Pero el alma es lo que da cuerda al ser humano, así que mantener la ropa interior y el maquillaje en ella, no mostrarla tal cual es, puede tener consecuencias tan terribles como las que quedan reflejadas en la historia de Otto, Ilona y Clea.
    Pero más allá del punto de llegada de la novela, de su mensaje o mensajes finales, El alma del mundo también es una obra que gusta disfrutar hasta que llegas allí. En el trayecto, he pasado muy buenos momentos con esos tres personajes principales, a cual más diferente, pero que tanto tienen que aportarse los unos a los otros. Me he reído con el carácter y la brutal sinceridad de Clea. Me he enamorado de Otto, aunque quizá sea el personaje más opaco, el que menos deje ver sus razones y sus sentimientos. Y he sufrido con Ilona, la chica de las rodillas rotas, con una trayectoria vital que duele casi en cada uno de sus días.
    Y, sobre todo, me he sentido atrapada por el estilo de Alejandro Palomas, lleno de magia y de poesía; una narrativa que te atrapa y te mete hasta el fondo de la historia, a veces divirtiéndote, otras robándote la respiración, pero siempre impresionándote con un lenguaje trabajado, pulcro y hermoso.
    En definitiva, una obra maravillosa, que enamora tanto por su estilo como por su historia y por las reflexiones que hacen nacer las vida de Otto, Clea e Ilona. Tres historias excepcionales, en su grandeza y en sus heridas.
    Nos seguimos leyendo.  


   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto100 libros: 46/100
  •  Reto 12 meses, 12 libros: 4/12 
  •  Reto Encuentra al personaje: 19/24
   En El alma del mundo hay un personaje que pasa una noche de insomnio, otro de los ítems que teníamos que buscar dentro del Reto Encuentra el Personaje. Se trata de Rocío, la directora de la residencia en la que se desarrolla la acción, quien la noche anterior a la decisión de Clea y Otto sobre si quedarse o marcharse del centro no puede pegar ojo:

 Insomnio.
 Una tímida campanada se filtra entre el silencio nocturno de Buenavista mientras en el apartamento situado en lo alto del edificio principal el sueño tarda en llegar. Rocío aparta la sábana a un lado, enciende la lámpara de la mesita de noche y mira la hora en el despertador digital. La una (página 282).
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...