Título: Los muertos no aceptan preguntas
Autora: Antonia Romero
Editorial: Amazon
Género: novela contemporánea, suspense
Páginas: 197
Publicación: 21/06/2014
ASIN: B00L6BA89U
Nela trabaja como traductora y vive en una pequeña casa en Castelldefels, un pueblo de la costa de Barcelona. Su mirada tiene la niebla de quien ha debido cerrar los ojos para avanzar sin despeñarse por el borde del precipicio. En la buhardilla de su casa esconde un secreto, algo que nadie ha de ver porque allí conjura a sus demonios. De su madre heredó una fotografía arrugada, y de su abuela, Mamanela, el don de hablar con los muertos.
No había leído nada de Antonia Romero pero en cuanto empecé a ver reseñas y comentarios positivos de esta novela comenzó a apetecerme. Así que conseguir un ejemplar gracias al sorteo organizado por Libros que hay que leer me hizo muy feliz. Me comprometí a reseñarlo antes de que acabar el Mes de la Novela Autopublicada y llego por los pelos... ¡pero llego!
Lo primero que tengo que decir es que mis expectativas no se han visto defraudadas. Para nada. Todo lo contrario. Leo las reseñas y las sinopsis de las novelas que me llaman la atención en diagonal hasta que las termino porque no me gusta que condicionen mi lectura (manías que tiene una) así que sabía algo de la trama de Los muertos no aceptan preguntas pero no tenía ni idea de que el tema me iba a gustar tanto. De hecho, el maltrato es uno de los asuntos que más me interesan, en la ficción y en la realidad. Por eso me fijo especialmente en el dibujo que nos hacen los escritores de los personajes que sufren maltrato y he de decir que Nela me ha parecido un personaje construido maravillosamente, con el que es muy fácil empatizar e, incluso, que llega a robarte el corazón.
Creo que sus contradicciones, o sus paradojas, son totalmente verosímiles y proponen una reflexión muy certera sobre esa creencia común que dice que repetimos situaciones erróneas una y otra vez hasta que logramos superarlas y avanzar. De ahí, la repetición (en la novela) de situaciones y caracteres, como la figura del pintor, del maltratador o, incluso, las vidas paralelas que se descubren a medida que vas leyendo. Tanta recurrencia produce, en ocasiones, un efecto espejo entre algunos personajes, de modo que vas asimilando a unos con otros y reforzando esa imagen de trauma no superado.
Me ha resultado muy creíble (aunque tremendamente doloroso, claro está) todo lo que tiene que ver con el maltrato, tanto a adultos (adultas) como a niños (niña, en este caso). Creo que Romero hizo el esfuerzo de meterse en la piel de una persona maltratada y lo consiguió. Pero también tengo la sensación de que intentó vestirse con los sentimientos y reacciones del maltratador... y que en este caso también lo logró. Son tremendas las escenas de violencias, dolorosísimas las imágenes y estremecedoras las consecuencias.
Nela es, por supuesto, el personaje central de la novela pero quiero llamar la atención sobre la figura del padre. Rodrigo es odioso, repugnante, incomprensible... y lo es porque Romero es capaz de hacérnoslo ver así. Supongo que, tal vez, mientras escribía la novela, la autora dudó en muchas ocasiones sobre si podría existir alguien así, sobre si sería un personaje creíble, verosímil. A mí, desde luego, me lo ha parecido, aunque el hecho de "justificar" su maldad a través de un posible trastorno psicológico me ha hecho pensar en quienes creen que vincular maldad y enfermedad mental supone, de alguna manera, quitar peso a la maldad en sí.
Pero no solo los personajes de la novela están bien construidos. También la trama está perfectamente armada y conduce de la mano al lector hasta el desenlace. Romero crea suspense con el propio contenido y las escenas que vamos leyendo pero también echa mano de la anticipación de algunos sucesos importantes, aunque, sinceramente, no lo vi necesario: creo que la trama es lo suficientemente potente como para que el lector se enganche sin ir dejando miguitas de pan sobre lo que aspectos que se irán descubriendo durante el camino hasta el fin.
Me ha encantado el guiño al cine clásico, los títulos de los capítulos y las citas que los encabezan. Creo que le dan un sabor especial a toda la novela y que concuerdan totalmente no solo con el contenido de lo que se desarrolla en cada uno de ellos sino también con la personalidad de Nela, sus gustos y los de su familia.
Por si fuera poco, también me ha gustado el estilo de Antonia Romero y, está claro, seguiré leyendo sus novelas. No puedo por menos que compartir la opinión que, sobre la novela, Montse ha dejado en Amazon: Los muertos no aceptan preguntas es infinitamente mejor que muchas novelas que vemos en las librerías y, sobre todo, en las grandes superficies. E infinitamente mejor que otras muchas obras publicadas por grandes (grandísimas) editoriales. En tres palabras: muy muy recomendable.
Nos seguimos leyendo.
Lo primero que tengo que decir es que mis expectativas no se han visto defraudadas. Para nada. Todo lo contrario. Leo las reseñas y las sinopsis de las novelas que me llaman la atención en diagonal hasta que las termino porque no me gusta que condicionen mi lectura (manías que tiene una) así que sabía algo de la trama de Los muertos no aceptan preguntas pero no tenía ni idea de que el tema me iba a gustar tanto. De hecho, el maltrato es uno de los asuntos que más me interesan, en la ficción y en la realidad. Por eso me fijo especialmente en el dibujo que nos hacen los escritores de los personajes que sufren maltrato y he de decir que Nela me ha parecido un personaje construido maravillosamente, con el que es muy fácil empatizar e, incluso, que llega a robarte el corazón.
Creo que sus contradicciones, o sus paradojas, son totalmente verosímiles y proponen una reflexión muy certera sobre esa creencia común que dice que repetimos situaciones erróneas una y otra vez hasta que logramos superarlas y avanzar. De ahí, la repetición (en la novela) de situaciones y caracteres, como la figura del pintor, del maltratador o, incluso, las vidas paralelas que se descubren a medida que vas leyendo. Tanta recurrencia produce, en ocasiones, un efecto espejo entre algunos personajes, de modo que vas asimilando a unos con otros y reforzando esa imagen de trauma no superado.
Me ha resultado muy creíble (aunque tremendamente doloroso, claro está) todo lo que tiene que ver con el maltrato, tanto a adultos (adultas) como a niños (niña, en este caso). Creo que Romero hizo el esfuerzo de meterse en la piel de una persona maltratada y lo consiguió. Pero también tengo la sensación de que intentó vestirse con los sentimientos y reacciones del maltratador... y que en este caso también lo logró. Son tremendas las escenas de violencias, dolorosísimas las imágenes y estremecedoras las consecuencias.
Nela es, por supuesto, el personaje central de la novela pero quiero llamar la atención sobre la figura del padre. Rodrigo es odioso, repugnante, incomprensible... y lo es porque Romero es capaz de hacérnoslo ver así. Supongo que, tal vez, mientras escribía la novela, la autora dudó en muchas ocasiones sobre si podría existir alguien así, sobre si sería un personaje creíble, verosímil. A mí, desde luego, me lo ha parecido, aunque el hecho de "justificar" su maldad a través de un posible trastorno psicológico me ha hecho pensar en quienes creen que vincular maldad y enfermedad mental supone, de alguna manera, quitar peso a la maldad en sí.
Pero no solo los personajes de la novela están bien construidos. También la trama está perfectamente armada y conduce de la mano al lector hasta el desenlace. Romero crea suspense con el propio contenido y las escenas que vamos leyendo pero también echa mano de la anticipación de algunos sucesos importantes, aunque, sinceramente, no lo vi necesario: creo que la trama es lo suficientemente potente como para que el lector se enganche sin ir dejando miguitas de pan sobre lo que aspectos que se irán descubriendo durante el camino hasta el fin.
Me ha encantado el guiño al cine clásico, los títulos de los capítulos y las citas que los encabezan. Creo que le dan un sabor especial a toda la novela y que concuerdan totalmente no solo con el contenido de lo que se desarrolla en cada uno de ellos sino también con la personalidad de Nela, sus gustos y los de su familia.
Por si fuera poco, también me ha gustado el estilo de Antonia Romero y, está claro, seguiré leyendo sus novelas. No puedo por menos que compartir la opinión que, sobre la novela, Montse ha dejado en Amazon: Los muertos no aceptan preguntas es infinitamente mejor que muchas novelas que vemos en las librerías y, sobre todo, en las grandes superficies. E infinitamente mejor que otras muchas obras publicadas por grandes (grandísimas) editoriales. En tres palabras: muy muy recomendable.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 95/100