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lunes, 13 de mayo de 2013

"La tienda de las palabras", de Jesús Marchamalo: juegos lingüísticos a precio de ganga


Ficha técnica:


Título: La tienda de las palabras                                        Autor: Jesús Marchamalo
Editorial: Siruela                Género: novela, literatura juvenil Páginas: 256
Publicación:  1999    ISBN: 84-7844-562-5

Sinopsis (editorial):


  A quienes les gusta leer o jugar con las palabras, o bien sorprenderse con ellas, y a quienes quizá alguna vez se asustaron con términos como palíndromo, jitanjáfora, hipérbaton, acróstico, anagrama, perífrasis o eufemismo, se les brinda ahora la oportunidad, con La tienda de palabras, de entender sus significados para que queden de una vez para siempre aclarados. Por medio de juegos con letras y palabras, de citas de autores conocidos, y de una trama llena de suspense, el protagonista de esta novela se verá envuelto en una conspiración encaminada a hacer desaparecer las palabras más apreciadas e insustituibles, que llevará al lector a un mundo lleno de sorpresas donde las palabras se convierten en piezas de un juego interminable.
   Hay libros que no solo dan a conocer una historia sino que proponen muchas cosas más. Este es uno de ellos. Mezcla una trama de intriga (sencilla pero con sus giros) con una serie de narraciones y juegos lingüísticos que me han hecho disfrutar muchísimo.
  Se lee muy fácilmente y casi casi casi que lo de menos es la historia que cuenta: la de Carlos y Matías, el vendedor de palabras. Una historia de amistad y sospechas, de descubrimientos y desconfianzas, de traición y amor por las palabras en la que se van engarzando las joyas de esta obra: los juegos, ejercicios e historias lingüísticos.
  Me parece una obra tremendamente adecuada para enseñar a los chicos lo divertido que puede llegar a ser jugar con las palabras. Pueden aprender, de una manera amena y sencilla, conceptos con nombres tan rimbombantes como palíndromo o jitanjáfora. Jugar con las palabras les enseñará, además, los rudimentos de literatura, las bases de la narrativa o el teatro pero, sobre todo, de la poesía. 
   Planteados como juegos de ingenio, estos ejercicios lingüísticos son tan entretenidos como sorprendentes y dan pie a otras muchas actividades más que se pueden desarrollar al hilo de ellos.
   Además de la trama principal y de los juegos lingüísticos, el autor recoge una serie de narraciones (inventadas o recopiladas) que muestran el amor por las letras, las palabras y la literatura. Y hasta una conspiración que bien podría llegar a ocurrir.
    La lección lingüística no se limita, con todo, a lo comentado hasta aquí. Todo el libro está plagado de términos poco usuales que, como cebos, el lector deberá ir encontrando y que su curiosidad pique el anzuelo para descubrir su significado y ampliar, así, su propio vocabulario.
  Una obra, pues, que se disfruta en la lectura pero que se puede hacer aún más grande si te animas a recoger el cabo que tira el autor y juegas con Carlos y Matías. Muy útil para cualquier actividad relacionada con la educación, la literatura, la ampliación de vocabulario, memoria, etc. Un hallazgo, sin duda, singular.    
  Nos seguimos leyendo.      

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 13.000 páginas: 256/13.000
  •  Reto Genérico: 1/1 juvenil
  •  Desafío100 libros: 37/100
  • Reto Sumando: 21/2013       
  No me puedo resistir a enseñaros la actividad que preparamos en la Biblioteca de Azuqueca al hilo de esta obra el Día del Libro. Pusimos un par de mesas con frases, citas, caligramas, palíndromos, familias de palabras... pero todo convertido en molinillos, mariposas, barcos, regalitos, flores... Quedó visualmente muy bonito y a Jesús Marchamalo le encantó. Bueno... a él y a todas las participantes en el encuentro de los Clubes de Lectura, que no dejaron ni un palabra encima de las mesas. Hasta Almudena Grandes se llevó un molinillo y su palabra preferida, alegría, en una mariposa volandera. Una actividad no demasiado difícil de hacer (sobre todo si tienes la imaginación de Sagrario, artífice de muchas de las formas que presentamos) y que queda muy muy vistosa y alegre. Y cumple su objetivo: que las palabras vuelen.




martes, 30 de abril de 2013

"Habitaciones cerradas", de Care Santos: abriendo las puertas que esconden los secretos de las familias desgraciadas


Ficha técnica:


Título: Habitaciones cerradas      Autora: Care Santos
Editorial: Círculo de lectores                                          Género: novela                               Páginas: 495
Publicación:  2011    ISBN: 978-84-672-4424-3

Sinopsis (editorial):


  «Antes de empezar a escribir la primera línea de un libro necesito saber el título, y el de Habitaciones cerradas me evocaba las historias familiares y la presencia femenina, que es muy importante en la novela.»
    Violeta Lax se ha propuesto convertir el palacete familiar junto al barcelonés Paseo de Gracia en un museo dedicado a su abuelo, Amadeo Lax, que fue un renombrado pintor modernista. Tras años de abandono, la casa se encuentra en un estado lamentable, aunque afortunadamente sigue en pie el mural donde el pintor retrató a su esposa, quien lo abandonó para fugarse con un amante. Pero toda familia esconde sus secretos y toda casa vieja alberga sus fantasmas. Durante las obras de reforma del palacete aparece, tras una falsa pared, el cadáver momificado de una mujer, entre escobas, recogedores y plumeros. A partir de la investigación de esta muerte se desgrana la historia de una poderosa familia burguesa de la Barcelona de principios del siglo XX, con sus amores, mentiras y sueños rotos.
   Hacía mucho tiempo que tenía ganas de leer esta novela, pero por diferentes motivos, no había llegado su momento. Su título siempre me ha atraído y me ha desanimado a partes iguales, casi igual que cualquier puerta cerrada y desconocida (real o metafórica) que te encuentras frente a ti: el miedo a lo que pueda haber dentro se mezcla con la curiosidad y las ganas de saber, y abrirla o no depende, en muchos casos, del momento de tu vida en el que te encuentres. Este era mi momento para abrir la puerta de esta novela y lo que he encontrado dentro me ha dejado cautivada.
   Aunque no suelo escribirlas, sí tengo historias dentro de mi cabeza. Historias que se hinchan como un globo cuando cualquier libro, canción, película, comentario, anécdota... las inspira y las va haciendo crecer pero que, abandonadas en el fondo de mi mente, se van desinflando hasta quedar arrugadas y fofas en el rincón de las historias perdidas. Habitaciones cerradas es la historia que a mí me hubiera gustado escribir. De hecho, ya escribí un relato sobre una casa misteriosa y un pintor demasiado solitario y trastornado hace mil años y, de un tiempo a esta parte, me ronda otra historia sobre otra casa y otra pintora, que no descarto convertir en algo, sea lo que sea, porque últimamente todo me lleva a ella. Como esta novela, tan sugerente como fascinante.
   Me rindo a los pies de Care Santos. No había leído nada suyo pero este mes he descubierto El aire que respiras y Habitaciones cerradas y no puedo por menos que manifestar mi admiración y mi fascinación por ella, por su modo de contar, por su forma de documentarse, por todo lo que transmite y por sus historias.
   Habitaciones cerradas presenta al lector las vivencias de la familia Lax, desde Rodolfo y Maria de Roser Golorons, en el final del siglo XIX y principios del XX, hasta Violeta, en el albor del siglo XXI, pasando por Amadeo (el gran protagonista de la novela) y Modesto, hijo de este y padre de Violeta. Vivencias llenas de altibajos, de felicidad y tragedias y de un progresivo alejamiento entre sus miembros, cada vez menos integrantes de ese núcleo familiar que, como todas las familias, guarda secretos inconfesables.
   Estos más de cien años de historia familiar, pero también social, geográfica, política y económica, no discurren por la novela con un orden cronológico. Todo lo contrario: los saltos temporales son continuos, yendo y viniendo a través de la línea del tiempo, adelantando sucesos y completando los puntos más destacables de la historia que Care Santos quiere contar. Este ir y venir, esta maleabilidad del tiempo, está relacionado con el narrador o narradores, sobre los que no diré nada, porque me parecen uno de los guiños más particulares de la autora (presente, también, en El aire que respiras) y porque da una magia a la novela que no quiero destripar a quien aún tenga por delante el inmenso placer de descubrirla. Solo diré que, como explican en la propia obra, "lo sencillo sería dejar correr el tiempo en el sentido de las agujas del reloj", o sea, contar la historia en orden cronológico, pero "estamos acostumbrados a las emociones fuertes. Preferimos transgredir el calendario", ordenando, de este modo, los acontecimientos no desde un punto de vista temporal sino desde un punto de vista literario, sorprendente, atractivo y adictivo para el lector.
   Me ha encantado esta forma de reconstruir la historia, de armar el puzle, que obliga al lector a hacer el esfuerzo de dar un lugar a cada suceso, de poner en orden los detalles para construir con sus manos el armazón que sostiene la trama. En él está la habilidad para colocar cada pieza certeramente y que el conjunto no se derrumbe como la escalera central de los almacenes El Siglo tras el incendio que acabó con él.
   Una de las cosas que más me gustan de Care, además del hecho de valorar la inteligencia del lector, es su capacidad para urdir las tramas históricas reales y las de ficción de manera que encajen en un engranaje perfecto. La labor de documentación (que se presupone ardua y descomunal) se nota pero no cobra protagonismo, no le roba importancia al argumento literario, no se convierte en un alarde de conocimiento del autor sino que ofrece al lector la posibilidad de descubrir mil detalles que no conocía sin hacer más esfuerzo que el que supone mover el brazo para pasar de hoja.
    La variedad temporal en la narración, en los sucesos y en los personajes se completa con una variedad documental mostrada explícitamente en la novela a través del uso de diferentes tipos de soportes informativos que van completando la historia. A la narración puramente literaria, Santos añade extractos de informes artísticos, de noticias, de blogs, de cartas personales, de mails, de atestados policiales, de folletos pictóricos... sumando así voces a las ya numerosas voces que pueblan la novela. Suma voces, enfoques y perspectivas (unas subjetivas y otras objetivas) que enriquecen el conjunto, dan más pistas al lector a la hora de reconstruir la historia, muestran la variedad de fuentes que hay que manejar para edificar una novela y dan buena cuenta de la multiplicidad de puntos de  vista  y testimonios a los que cada día nos enfrentamos para construir la realidad.
  Solo puedo añadir que me ha encantado el estilo narrativo pero también la forma de construir la historia de Care, que me ha atrapado la historia y las reflexiones que encierra y que puede contar con una seguidora fiel más desde ya mismo.
  Nos seguimos leyendo.      
  
   Me ha interesado el blog de la autora y el que fue construyendo durante los meses en los que la novela estuvo más en boga.


   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 13.000 páginas: 495/13.000
  • Reto 12 meses 12 libros: 4/12
  •  Reto Genérico: 2/2 sagas familiares
  •  Desafío100 libros: 38/100
  • Reto Sumando: 21/2013       
 




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