Título: Nunca falta nadie
Autora: Catherine Lacey
Editorial: Alfaguara
Género: novela intimista
Páginas: 256
Publicación: junio 2016
ISBN: 9788420423708
«Soy de esa gente que nunca es capaz de olvidar del todo a quienes han perdido, que no conocen ese truco mágico que parece estar al alcance de otros.» Sin decir nada a su familia, Elyria toma un vuelo de ida a Nueva Zelanda, abandonando su estable pero insatisfactoria vida en Nueva York. Mientras su marido intenta desesperadamente comprender qué ha sucedido, Elyria pone a prueba el destino viajando en coches de desconocidos, durmiendo en campos, bosques y parques, y teniendo encuentros arriesgados, a menudo surrealistas. A medida que se adentra en la vida salvaje de Nueva Zelanda, el recuerdo de la muerte de su hermana la atormenta y una violencia soterrada crece en su interior, aunque quienes la conocen no perciban nada raro. Esta paradoja la conduce a otra obsesión: si su verdadero yo es invisible y desconocido para el resto del mundo, ¿puede decir que está realmente viva?
Hacía meses que arrastraba esta novela, que elegí gracias a Edición Anticipada, y por fin he tenido el tiempo y, sobre todo, el ánimo para ponerme con ella. Y enfatizo lo del ánimo porque me parece que esta novela no es una de esas obras que puedes leer de cualquier manera, en cualquier momento y con cualquier humor. Es una obra bastante desconcertante, tremendamente introspectiva y me atrevería a decir que deprimente, sobre todo, por el clima que la autora logra generar durante el desarrollo de la historia.
Una historia que, en el fondo, no tiene mayor misterio: una mujer abandona su hogar y a su marido en busca de sí misma. Eso le llevará hasta Nueva Zelanda donde dejará que los días y las semanas pasen sin más, buceando en el interior de su cabeza y su corazón.
La novela, escrita en primera persona, ahonda en los pensamientos y los sentimientos de la protagonista, Elyria, de forma magistral. Unos pensamientos y sentimientos, por otra parte, que no he compartido con ella, quizá porque no he vivido una época de crisis personal tan profunda como la que ella atraviesa. Aunque, siendo honestos, más que un momento puntual de su vida, da la impresión de que Elyria es así, que tiene mil dudas sobre todo, que no da nada por seguiro, que se decide, que analiza todo tanto que se olvida de vivir, que no sabe disfrutar de lo que la vida de ofrece, que se siente atada, desorientada, perdida. Durante los meses que dura la acción de la novela todas estas sensaciones parecen intensificarse y lo que sí ocurre (he ahí el conflicto de la obra) es un punto de inflexión, un intento de ruptura con todo lo que ha sido su vida hasta el momento y un periodo de reflexión sobre lo que quiere que sea a partir de ahora.
Las numerosas reflexiones y este ambiente general de confusión que la autora crea están favorecidos por un ritmo lento que agudiza esa sensación de que la vida de Elyria no avanza. Por eso digo que hay que leer la novela con el humor adecuado, porque es fácil sentirse atrapada por esa red de indecisión y tristeza en la que vive la protagonista, dejarse contagiar por esos sentimientos y no disfrutar de la obra como merece.
En este sentido, creo que (aunque he leído algunas reseñas diciendo que la novela no avanza y que esa bastante tediosa) creo que la autora logra su objetivo: hacernos sentir como la propia Elyria, encerrada en una vida que no la satisface y con las heridas profundas que el suicidio de su hermana le causó. Ya he dicho que no he empatizado con lo que le ocurre a la protagonista pero sí he llegado a sentir sus emociones y sus dudas.
Lo que sí me ha gustado mucho es el estilo de Lacey, su manera de acercarnos a una realidad que a lo mejor no compartimos pero que nos llega, su prosa ágil y humana, su sensibilidad y su capacidad para transmitir.
Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Edición Anticipada que me enviara este ejemplar digital para su reseña
Una historia que, en el fondo, no tiene mayor misterio: una mujer abandona su hogar y a su marido en busca de sí misma. Eso le llevará hasta Nueva Zelanda donde dejará que los días y las semanas pasen sin más, buceando en el interior de su cabeza y su corazón.
La novela, escrita en primera persona, ahonda en los pensamientos y los sentimientos de la protagonista, Elyria, de forma magistral. Unos pensamientos y sentimientos, por otra parte, que no he compartido con ella, quizá porque no he vivido una época de crisis personal tan profunda como la que ella atraviesa. Aunque, siendo honestos, más que un momento puntual de su vida, da la impresión de que Elyria es así, que tiene mil dudas sobre todo, que no da nada por seguiro, que se decide, que analiza todo tanto que se olvida de vivir, que no sabe disfrutar de lo que la vida de ofrece, que se siente atada, desorientada, perdida. Durante los meses que dura la acción de la novela todas estas sensaciones parecen intensificarse y lo que sí ocurre (he ahí el conflicto de la obra) es un punto de inflexión, un intento de ruptura con todo lo que ha sido su vida hasta el momento y un periodo de reflexión sobre lo que quiere que sea a partir de ahora.
Las numerosas reflexiones y este ambiente general de confusión que la autora crea están favorecidos por un ritmo lento que agudiza esa sensación de que la vida de Elyria no avanza. Por eso digo que hay que leer la novela con el humor adecuado, porque es fácil sentirse atrapada por esa red de indecisión y tristeza en la que vive la protagonista, dejarse contagiar por esos sentimientos y no disfrutar de la obra como merece.
En este sentido, creo que (aunque he leído algunas reseñas diciendo que la novela no avanza y que esa bastante tediosa) creo que la autora logra su objetivo: hacernos sentir como la propia Elyria, encerrada en una vida que no la satisface y con las heridas profundas que el suicidio de su hermana le causó. Ya he dicho que no he empatizado con lo que le ocurre a la protagonista pero sí he llegado a sentir sus emociones y sus dudas.
Lo que sí me ha gustado mucho es el estilo de Lacey, su manera de acercarnos a una realidad que a lo mejor no compartimos pero que nos llega, su prosa ágil y humana, su sensibilidad y su capacidad para transmitir.
Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Edición Anticipada que me enviara este ejemplar digital para su reseña
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 39/100
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- Reto Leemos en Digital: 11/12