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14 de enero de 2019

Decálogo del espanto: los sofismas Vox


1. No aceptaré datos de instituciones públicas, obtenidos con un método lo más neutral posible, o provenientes de organismos con autoridad universalmente reconocida. Una fuente sólo es fiable si confirma mi ideología. 

2. Las mujeres no son violadas y asesinadas por ningún motivo relacionado con nuestra educación de género. El hecho de que mueran regularmente a manos de sus parejas masculinas, pero casi nunca viceversa, constituye un enigma estadístico.

3. Mis ideas patriarcales carecen de género, son libres y realistas. El feminismo en cambio se basa en apreciaciones subjetivas, autoritarias e ideológicas. Por esta misma regla, si un extranjero comete algún delito lo señalaré inmediatamente como extranjero, aunque los hombres que agreden a una mujer no deberán ser identificados por su sexo.

4. La bandera de un país es mucho más importante, urgente y defendible que sus recursos públicos, su industria, sus trabajadores o la distribución de su riqueza.

5. Los inmigrantes nos quitan empleo porque aceptan condiciones inaceptables para nuestros trabajadores. Si esas condiciones son legales, no exigiré una mejora de las leyes laborales. Y si son ilegales, tampoco exigiré mejores inspecciones. De hecho, los derechos laborales en mi país me preocupan bastante menos que el control violento de sus fronteras.

6. La inmigración representa una amenaza cada vez mayor, aunque siga descendiendo. Debemos defender a toda costa nuestra cultura occidental. El feminismo, el ecologismo o la diversidad sexual no son en absoluto occidentales.

7. Bajar los impuestos estimula la economía. De quienes luego podremos pagar por los servicios que dejen de ser públicos.

8. Los proyectos de memoria histórica impiden la convivencia, que sólo concibo cuando gobiernan partidos a los que voto yo. No hace ninguna falta repensar el pasado: ya lo narramos nosotros. De ahí que el independentismo sea golpista y el bando nacional, no. Que esté harto de la Guerra Civil, pero vea rojos por todas partes. Que el franquismo esté muy lejos y la Reconquista, menos.

9. La legalidad del aborto induce a las mujeres a abortar por gusto. Si pretenden decidir sobre su maternidad, lo decente es que paguen y se jueguen la vida. Por encima de todo defiendo la familia, siempre y cuando sea como la mía.

10. Lo que hasta ayer me daba cierta vergüenza decir, porque ofendía o humillaba al prójimo, hoy lo llamo incorrección política. Al fin soy libre para ofender y humillar. Adelante, valientes. 


25 de abril de 2016

Barbarismos en Argentina

(Celebrando la edición argentina de Barbarismos. Detallesaquí.)


amar. Verbo irregular.

baño. Biblioteca sin prestigio.

corazón. Músculo peculiar que, en vez de levantar peso, lo acumula.

democracia. Ruina griega.

escuchar. Extraer música del ruido. || 2. Acción y efecto de prepararse para interrumpir.

ficción. Acontecimiento que aspira a suceder.  

goleador. Individuo que celebra lo que merecieron otros.

humor. Facultad de parodiar las propias convicciones, o sea, de pensar. || 2. ~ negro: ejercicio mediante el cual un humorista comprueba si sigue vivo.

imperfección. Perfección mejorada por el escepticismo.

jeta. Rostro, unos años más tarde.

kitsch. Mal gusto de buen gusto.

leer. Acción efecto de vivir dos veces.

maternidad. Momento de plenitud de una trabajadora antes de ser despedida.

noviazgo. Período durante el cual dos enamorados hacen todo lo posible por no conocerse.

ñu. Especie rumiante protegida con el noble fin de que no se extingan los crucigramas.

orilla. Mitad de un lugar. || 2. Comienzo del puente.

política. Campaña electoral ocasionalmente interrumpida por la acción de gobierno.

quietud. Estado sumamente improbable.

reconciliación. Tregua acordada entre dos cónyuges con el objeto de perfeccionar su ruptura. || 2. ~ nacional: desmemoria pactada entre dos bandos que se recuerdan perfectamente.

sexo. Episodio carnal que les sucede a otros. 

traducción. Único modo humano de leer y escribir al mismo tiempo. || 2. Texto original que se inspira en otro. 

universidad. Necrópolis con cafetería.

viejo. Joven tomado por sorpresa.

whisky. Lujo del hielo.

xenófobo. Individuo al que le repugnan sus propios ancestros.

yo. Conjetura filosófica.

zen. Estado que precede al ataque de nervios.

21 de diciembre de 2015

Balada de los esqueletos


Dijo el esqueleto presidencial:
No pagaré el recibo.
Dijo el esqueleto portavoz:
No te hagas el vivo.

Dijo el esqueleto diputado:
¡Señorías, protesto!
Dijo el esqueleto de la Corte Suprema:
¿Qué esperabas de esto?

Dijo el esqueleto de Buda:
La compasión es virtud.
Dijo el esqueleto empresarial:
Y empeora la salud.



(Estrofas extraídas de Ballad of the Skeletons, de Allen Ginsberg.
Versión en español: Andrés Neuman.)

16 de septiembre de 2015

Comer del arte

Aterrizo por primera vez en Houston, Texas. El nombre del aeropuerto, George Bush, luce su mal augurio. Salgo al aire caliente y pegajoso. El taxista jamás ha oído hablar de mi hostal. Frunce el ceño cuando le muestro la dirección. Tiene que ser realmente muy pequeño, murmura, muy pequeño. Hostal Atenas. La Antigua Grecia perdida en un rincón de las llanuras texanas. Tras algunos esfuerzos, lo encontramos. En la recepción hay una pila de toallas acaso limpias y un microondas en marcha. Huele a ventilador con polvo. Me atiende un recepcionista inverosímilmente flaco. Se llama Juan y no habla español. Me pregunta si mañana necesitaré volver al aeropuerto. Cuando le digo que sí, el recepcionista se ofrece a llevarme en su propio coche. Le pregunto cuánto me costaría eso. Al principio intenta cobrarme más que un taxi oficial. Se lo hago notar con disgusto y entonces Juan, desplegando una sonrisa irresistible, me explica que es músico. Me entrega una tarjeta de cartulina verde: dice Professional Drummer y tiene un correo electrónico de yahoo. Le pregunto qué tipo de música toca. Toda, toda, contesta Juan, africana, blues, jazz, rock, española. Whatever you like. Menciono que mis padres eran músicos. Inexplicablemente, él adivina que mi madre tocaba el violín. La música es lo más grande, dice Juan, yo llevo diecisiete años alimentando a mis hijos gracias a ella. Al final convenimos un buen precio.

22 de mayo de 2014

Barbarismos

(Celebrando la publicación del nuevo libro Barbarismos. Más información, aquí.)


autoestima. Montaña rusa de un solo pasajero.

bandera. Trapo de bajo coste y alto precio.

corazón. Músculo peculiar que, en vez de levantar peso, lo acumula.

democracia. Ruina griega. || 2. ~ parlamentaria: oxímoron.

escuchar. Extraer música del ruido. || 2. Acción y efecto de prepararse para interrumpir.

ficción. Acontecimiento que aspira a suceder.  || 2. Versión menos evidente de lo real.

goleador. Individuo que celebra lo que merecieron otros.

humor. Facultad de parodiar las propias convicciones, o sea, de pensar. || 2. Flujo interno de la tragedia. || 3. ~ negro: ejercicio mediante el cual un humorista comprueba si sigue vivo.

imperfección. Belleza que permite ser intervenida. || 2. Perfección mejorada por el escepticismo.

joder. Verbo transitivo de admirable polivalencia.

kitsch. Mal gusto de buen gusto.

leer. Acción de viajar hasta donde uno se encuentra. || 2. Acción y efecto de vivir dos veces.

maternidad. Momento de plenitud de una trabajadora antes de ser despedida.

noticia. Ocultación de otra noticia. || 2. Lo que en este mismo momento está dejando de importar.

ñu. Especie rumiante protegida con el noble fin de que no se extingan los crucigramas.

orilla. Mitad de un lugar. || 2. Comienzo del puente.

pornografía. Modalidad ansiosa de autoconocimiento. || 2. Deseo trágico de ver algo siempre ligeramente distinto de lo que estamos viendo.

querer. Extraño afecto hacia alguien que no es uno mismo.

reconciliación. Tregua acordada entre dos cónyuges con el objeto de perfeccionar su ruptura. || 2. ~ nacional: desmemoria pactada entre dos bandos que se recuerdan perfectamente.

santo. Individuo tocado por un don divino para elegir a sus biógrafos.

traducción. Único modo humano de leer y escribir al mismo tiempo. || 2. Texto original que se inspira en otro. || 3. Amor retribuido palabra por palabra.

urna. Recipiente que acoge los restos de un individuo. || 2. En las jornadas electorales, ídem.

viejo. Joven tomado por sorpresa.

WC. Oficina con un solo empleado.

xenófobo. Individuo al que le repugnan sus propios ancestros.

yo. Conjetura filosófica.

zoofilia. Doctrina que predica el amor entre semejantes.

31 de enero de 2014

Enérgicamente (y 3)

La capital panameña estaba antaño dividida en dos zonas: una para los locales, otra para los estadounidenses. Un muro con vallas atravesaba la por entonces llamada Avenida 4 de Julio. Hace aproximadamente un siglo, un grupo de estudiantes cruzó aquel muro para colocar una bandera panameña al otro lado, tal como estipulaba el tratado vigente. La policía disparó y mató a muchos de ellos. Hoy esa avenida se llama de los Mártires: todo patriota tiene cara de asfalto. Cuando hace algún tiempo visité la tienda de regalos en el canal de Panamá, recuerdo que me llamó la atención un precioso bolígrafo transparente, dentro del cual navegaba un barquito rodeado de burbujas. Tomé uno de esos bolígrafos, lo observé más de cerca y leí: «Aldeasa, Madrid, 2003». Mezcla de física y magia, contemplar el hipnótico funcionamiento del canal permite entender mejor el cuerpo del agua, su poder silencioso. Agua en ley ajena, su corriente presiona a quienes hoy pretenden manejarla. Quizás algún día los ahogue.

29 de enero de 2014

Enérgicamente (2)

Experta en hacer del interés general un negocio privado, el período aznarista se caracterizó por convertir a sus cargos políticos en futuros consejeros, directivos o asesores de las mismas multinacionales que se hicieron con el control de los recursos públicos y se expandieron por el mundo, en especial por Latinoamérica. No casualmente, esa es la región que ahora se encuentra inmersa en un continuo conflicto con dichas empresas, a causa de la mala gestión de sus recursos naturales o infraestructuras básicas: el petróleo y la luz en Argentina; el gas en Bolivia; o el canal de Panamá, en reciente disputa con la constructora Sacyr. Según los cálculos históricos, durante los trabajos del canal murieron más de veinte mil obreros: se derramó tanta sangre como agua. Dentro de unos cuantos siglos, si los historiadores siguen ahí, quizás aquella monumental obra se narre igual que la construcción de las pirámides. Esclavos incluidos. La gran conquista estadounidense en Panamá no fue tanto técnica (pasando del canal a nivel con que fracasaban los franceses a un sistema de esclusas) como sanitaria. Erradicaron la malaria y la fiebre amarilla que transmitían los moquitos de la zona, diezmando sin remedio a los operarios franceses. En cierta forma, la grandeur perdue terminó de consumarse en Panamá, con la victoria de los mosquitos nacionales.

15 de enero de 2014

Neruda, fiesta y silencio (2)

Tanto en su escritura como en sus hogares, Neruda vivió en estado de continua mostración. Acumulaba objetos y adjetivos con idéntico empeño. Sinfónicamente deíctico, pertenece a esa estirpe de poetas que lo cantan todo. Que en sus textos no trabajan el silencio, sino que lo combaten por los cuatro costados. Pero Neruda también se oculta a su modo, tal como quedan sumergidos los pilares en la arquitectura rococó. Tras su apabullante despliegue, estas casas albergan significativas omisiones acerca de sus moradores. Nada se cuenta sobre las fortunas que costaron, sobre cómo el poeta pudo permitirse construirlas, mantenerlas y amueblarlas con un sinnúmero de obras de arte y piezas de anticuario. Ni una palabra se nos dice tampoco del personal de servicio. Del personal de limpieza. De choferes, asistentes, jardineros, secretarios. Por hacendosa que su amada Matilde Urrutia fuera o se viese obligada a ser, semejante trío de viviendas debió de requerir ingentes atenciones, excluidas por completo del relato vital de los dueños de casa. Ni siquiera sabemos quién o dónde cocinaba. Las cocinas están virtualmente silenciadas en las casas de Neruda, ilustre militante comunista. La comida y la bebida se encuentran muy presentes en ellas. Sin embargo, en una notable elipsis de clase y también de género, se dan siempre por sentadas. Banquetes y recepciones se evocan con abundante colorido, sin que nadie parezca haber trabajado jamás en ellos. Su anfitrión es narrado como el espontáneo demiurgo de unas fiestas que se preparaban solas.

31 de diciembre de 2013

Mortal en rebeldía

En teoría estas son fechas de balances y propósitos. Sin embargo, en la práctica, las Navidades parecen oficialmente organizadas para que resulte imposible pensar. Su sobreactuada festividad conduce, mucho más que a las conclusiones, al consumo y la hiperactividad. La denominada sociedad del bienestar se postula en teoría como moral hedonista. Evitar los pensamientos negativos y alejarse de la angustia, según sugieren las literaturas de autoayuda, tendría como presunto objetivo el goce inmediato de la vida. Pero si se omite el discurso subterráneo de la muerte, si en paralelo no se desarrolla una moral de la mortalidad, esos mismos principios se nos revelan violentamente capitalistas. Porque, para que puedan oprimirme, para que puedan explotarme más allá de la razón, es necesario que en el fondo yo me sienta inmortal. Alguien que se piense desde la muerte, que cultive la certeza de que morirá pronto, encontrará mayores objeciones a la hora de dejarse atropellar. El ciudadano medio es por tanto potencialmente más rebelde sabiéndose mortal que viviendo en una suerte de inopia donde la finitud funciona apenas como un vago sobreentendido. Quien pone la mortalidad en el centro de su identidad tiende a adoptar decisiones radicales. Esas decisiones resultarán probablemente subversivas o, como mínimo, mucho menos productivas desde el punto de vista económico. No hay bienestar posible sin dejar de estar. En las antípodas de la depresión, nombrar el propio fin (¿qué otra cosa es el arte si no un ars moriendi?) puede ser el principio vital de toda rebeldía.

13 de septiembre de 2013

Las olimpiadas de lo pequeño (y 2)

Muchos tuvimos una desagradable sensación de pasado, de losa embarrada, al seguir la exposición de la candidatura olímpica de Madrid. Allí estaban, radiantes como una corbata en mitad de un vertedero, el presidente del Gobierno y líder de un partido cuya entera financiación está en gravísima tela de juicio; la accidental alcaldesa y esposa de un ex presidente de cuyo nombre no podemos evitar acordarnos; y también el políglota heredero de una monarquía salpicada de fraudes familiares. Es difícil organizar el futuro apoyándose en lo más cuestionable del pasado. Más allá del tragicómico desempeño de la inenarrable Ana Botella, no parece casual que se trate de una autoridad política que ningún ciudadano madrileño eligió. No sólo porque nunca fuese candidata a su puesto, sino porque en nuestro modelo de democracia las listas electorales son como las partidas presupuestarias: impuestas, tristes y cerradas. Imagino la rabia y frustración que mi generación y las siguientes, acostumbradas a manejar otras lenguas (sin necesidad de haberse educado en un régimen de privilegio como el príncipe), habrán sentido desde España al contemplar cómo sus supuestos representantes se muestran tan incapaces de aprender inglés como de crear empleo. Mientras unos pocos dinosaurios nadan en la abundancia del café con leche, muchos jóvenes se ahogan en varios idiomas a la vez.

11 de septiembre de 2013

Las olimpiadas de lo pequeño (1)

A estas alturas del desencanto ibérico, la expectativa por la elección de la sede olímpica parecía más relacionada con la autoestima nacional que con una mejora del empleo o del bienestar público. Durante histriónicas semanas, desde las fuentes oficiales se vendió un exceso de confianza amplificado por los medios locales, cuyos pronósticos diferían sospechosamente de los de la prensa internacional. Se trató de la enésima irresponsabilidad institucional, ya que este triunfalismo previo resultó proporcional a la posterior decepción colectiva. El resultado final subraya el declive de una nefasta clase política, como la que gobierna la Comunidad madrileña, que lleva demasiados años persiguiendo una redención por vía deportiva. Más allá de la anciana estratagema de hacer pasar la necesidad por virtud, la propuesta de unos Juegos austeros supuso un alarde de desfachatez. Con esta iniciativa, la delegación española no sólo intentó conseguir su meta principal sino también, de paso, que el Comité Olímpico avalase su desastrosa y asfixiante política económica. El pretexto fue que ya se había invertido casi todo lo necesario. Probablemente eso espantó al Comité, que actúa al servicio de un formidable negocio: igual que en las posguerras, lo que las grandes corporaciones ansían es un territorio oportuno para inversiones y beneficios masivos. Sería exigible conocer en detalle cómo se ha empleado el dinero gastado hasta ahora, así como el uso que se hará de esas infraestructuras con las que más de uno habrá lucrado. La España vertiginosa que tocó techo en el 92 padeció acaso cierto síndrome faraónico que no se limitaba al urbanismo, y que afectaba a la forma de pensar y proyectar un país. Tras la caída de los Juegos de Madrid, esa maravillosa ciudad mestiza que muchos amamos y visitamos con familiaridad, quizá vaya siendo hora de clausurar la fiebre por el gran evento. Y volver a pensar en los pequeños acontecimientos, en su más noble sentido: en el dato a pie de calle, en la circunstancia de cada ciudadano, en cada nuevo trabajo que se logra y, sobre todo, cada escuela que se abre o se salva. Pasar del salto de altura al salto de profundidad. A las no menos titánicas olimpiadas de lo pequeño.

13 de mayo de 2013

Cirugía y secuestro

Más allá de los datos que sobresaltan diariamente a Grecia, Portugal, España o Italia, existe un problema de fondo: la absoluta falta de correspondencia entre las medidas y sus efectos. Ese es quizás el núcleo de la desesperanza. Si los devastadores recortes no mejoran las cifras, ¿qué sentido tiene seguir aplicándolos? La situación se parece cada vez más a un grupo de cirujanos dementes operando de urgencia a un cuerpo y midiendo los signos vitales en otro. En un atinado artículo, el filósofo Germán Cano se refiere al «secuestro tecnocrático» que paraliza a la sociedad europea. Secuestrar con bonos de deuda es lamentable. Financiar a tus secuestradores es incluso peor.

2 de mayo de 2013

El muro invisible

La desocupación es la primera tragedia. La degradación del trabajo, la segunda. En su afán por despedir a unos y precarizar a otros, la patronal y el Gobierno atentan contra el principio que permite que funcione todo el sistema, incluyendo la explotación misma: la recompensa al esfuerzo. Si a mayor esfuerzo no hay mejores resultados, la lógica laboral entera se viene abajo. Por eso no se está destruyendo empleo: se está destruyendo a los trabajadores. Cantó Pavese que trabajar cansa. Pero mucho más agota no encontrar trabajo. Es penoso haber llegado al punto de que el ciudadano medio esté deseando ser explotado, tener al menos la ocasión de someterse a un régimen injusto. Hemos vuelto al siglo 19 en plena era digital. Vivimos en dos siglos al mismo tiempo. Parecemos atrapados en una novela proletaria de HG Wells, donde la ciencia ficción es un contrato. Al escritor alemán Ingo Schulze, nacido al otro lado del Muro, le preguntaron una vez si lamentaba la extinción de su país natal. Schulze respondió que no le preocupaba la desaparición del Este sino la del Oeste, ya que que conceptos como libertad o democracia empezaban a convertirse en una entelequia. Ese muro invisible, ¿cómo se derriba?

8 de marzo de 2013

Higiene vaticana

«Pon el detergente, cierra la tapa y relájate... ¿Qué contribuyó más a la emancipación de la mujer occidental? Unos dicen que la píldora, otros la liberalización del aborto, otros el trabajo fuera del hogar. Algunos, sin embargo, van más lejos: la lavadora.»
(del artículo ‘La lavadora y la emancipación de la mujer’, publicado en L’Osservatore Romano, diario oficial del Vaticano, el 8 de marzo de 2009, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.)


Bendita seas, lavadora, en tu infinita gracia, en tus centrifugados y programas automáticos. Sea siempre contigo la bienaventuranza del virtuoso suavizante, que penetra en tu vientre sin placer ni pecado. Tú, lavadora, que has sabido alejar de las féminas la tentación del frotamiento con las propias manos. No te detengas nunca en tu peregrinar, no dejes que se llenen de prendas bochornosas nuestros cestos. Nos postramos ante ti, lavadora, y pedimos perdón por todos nuestros derramamientos, y damos gracias por tu abnegación inoxidable, tu entrega al prelavado. Eres santa, estás hecha para el prójimo. Eres fiel, no abandonas jamás ningún hogar. Eres del otro mundo, lavadora. Porque en ti está la vida, fuente de limpieza. Porque en ti está el movimiento, razón del aclarado. Porque en ti está la piedad, causa de nuestra dicha. Oh, lavadora, metal angélico, tambor de la virtud que redimes toda mancha, toda impureza, todo estupro. Enjuagarás por siempre nuestras humildes sábanas, sin importar la edad de aquel con quien pecamos. Amén.

21 de enero de 2013

Monólogo del basurero

Soy el ocultador. No oculto nada mío: trabajo con la vergüenza ajena. Los conductores que se impacientan al encontrarse con mi camión son los mismos que, un rato antes, han dejado su escoria en la puerta para que me la lleve lejos. No quieren verla ni olerla. Pero nada les pertenece más que sus papeles abollados, sus servilletas húmedas, sus cáscaras, sus manchas, sus tampones hinchados, sus condones con nudo. Precisamente por eso, porque dice de ellos mucho más que una foto familiar o una carta de amor, me lo encargan a mí. Dicen que la basura huele mal. Yo no digo que huela bien, pero creo que mal no es la palabra. La basura huele a verdad. No te hagas el anarquista, me dicen mis amigos. Yo lo veo al revés: no hay nadie más útil para el sistema que nosotros. A mí lo de la política me importa un bledo. Me da igual uno que otro. Eso sí: el escándalo de los desperdicios en la puerta del Congreso me hizo gracia. Nadie les presta atención a los residuos. Pero, en cuanto la gente se topa con unas cuantas bolsas apiladas, ya son la cosa más importante del mundo. No es que me queje. Conozco trabajos peores. En este por lo menos no hay que verle la cara a los jefes y se puede conversar con el compañero. Pero igual algún día, cuando sea viejo, me gustaría hacer otra cosa. Ser carpintero, catador de vinos o tripulante de un barco. Ver mucho, mucho sol. Oler distinto. La verdad cansa.

17 de enero de 2013

El jefe de todo lo nuestro

Europa se parece cada día más a una comedia de Lars von Trier (créase o no, von Trier ha hecho comedias) proféticamente titulada El jefe de todo esto. La película trata de una empresa donde imperan los despidos y las injusticias, pero en la que nadie sabe a quién culpar: el jefe que da las órdenes permanece en el anonimato. Así todas las decisiones, por cuestionables que sean, van siendo tomadas en nombre de una autoridad indefinida. Los personajes se acusan unos a otros, y cada cual se remite a una instancia superior. Esta cadena de desplazamientos de responsabilidades guarda una inquietante semejanza con nuestro actual panorama: los ciudadanos culpamos a los políticos nacionales; los políticos nacionales, a los intereses de Alemania; Alemania, a los bancos; y los bancos, al gasto público. O, no sé, a Bertold Brecht. La película, en suma, retrata la explotación perfecta: aquella perpetrada por fuerzas que los explotados no aciertan a identificar. Quizá sólo von Trier, genio de la crueldad e hijo de puta profesional, sea capaz de mostrarnos qué demonios pasa aquí.

11 de enero de 2013

Mundo animal

Son a veces las noticias menores las que mejor retratan a una sociedad. Bajo el ruido miope de los indicadores financieros, murmuran pequeños síntomas que nos conciernen. Leo que, en el hipódromo de Manacor, un hombre mató a golpes a su caballo. Ese mismo caballo había obtenido hasta el momento 24 victorias y casi 6.000 euros en premios. Su dueño lo apaleó tras perder una competición que repartía unos 500 euros. ¿A qué nos suenan estas cuentas? ¿Cuántos despidos fulminantes se han consumado en empresas que jamás contabilizan sus beneficios anteriores? «Pagaría por volver atrás», ha declarado el animal (no el equino) sobre su comportamiento. Muchos patrones y directivos se absolverían con esa frase, mientras sacrifican a su fuerza de trabajo por no hacerles ganar tanto como ayer. Al ritmo que galopamos, la asociación tiene muy poco de metáfora. Por cierto: en la carrera donde se produjo el apaleamiento, ningún apostante acertó el caballo ganador. 

20 de diciembre de 2012

Poderoso caballero (y 2)

En cierta ocasión le preguntaron al expresidente Aznar qué cualidad prefería en una mujer. Sus prominentes abdominales respondieron sin dudarlo: «Que sea mujer». Una mujer-mujer no sería una mujer tartamuda, ni una mujer al cuadrado. Sino aquella que se queda pasiva. Que acepta el rol histórico que le tocó en herencia. Que se comporta, en suma, exactamente como esperan los hombres-hombres. Entre la biología elemental y la Edad Media, el ministro Gallardón afirma que la maternidad es lo que hace a las mujeres «auténticas mujeres». Y si de paso pueden tener unos cuantos retoños, y poco tiempo para cosas como el trabajo o la política, mejor que mejor. Virginia Woolf tituló este sofisma Killing the Angel in the House. Gallardón ha declarado su intención de «defender a una sola mujer que quiera ser madre y no pueda». Tan o más grave sería no querer (o no estar en condiciones) de ser madre, y que el Estado te fuerce a serlo. Habrá que recordarle al gallardo ministro que una madre es mucho más que un mamífero. Que la reproducción es una opción y no un destino. Y que, mientras su Gobierno siga descuidando la incorporación laboral de las mujeres, los servicios educativos para menores de 3 años, las leyes de dependencia o la igualación de los permisos de maternidad y paternidad, la mujer podrá ser toda una madre, pero seguirá siendo media ciudadana. 

15 de noviembre de 2012

Selección natural

Ayer salí a la manifestación contra los recortes del Gobierno y observé, en mi camino, qué negocios seguían abiertos pese a la huelga general. Algunos bares. Muchas zapaterías. Todas las joyerías, oh. Una tienda de trajes de novias. Otra de cuartos de baño. Un solárium para broncearse en invierno. El navideño Corte Inglés, la caritativa Zara, la elegante Adolfo Domínguez, la popular Blanco, la progresista Natura. Al pasar frente a esta última, le pregunto a un empleado por qué un local con ínfulas solidarias no apoya la huelga. Él se encoge de hombros y responde: Porque mis compañeras dicen que están contentas con la empresa. Natural.

14 de noviembre de 2012

Se cierra

La Alhambra sólo cierra dos días al año: Navidad y Año Nuevo. Las 363 jornadas restantes está repleta de turistas de todo el mundo. La Alhambra es el monumento más visitado de España. Fue el último bastión frente a los Reyes Católicos. Jamás llegó a ser expugnada por las tropas imperiales: simplemente la rodearon. Mil años más tarde continúa en pie. Hoy, día de huelga general, la Alhambra está cerrada. Las tropas nos rodean.