Mostrando entradas con la etiqueta diccionario. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta diccionario. Mostrar todas las entradas

25 de abril de 2016

Barbarismos en Argentina

(Celebrando la edición argentina de Barbarismos. Detallesaquí.)


amar. Verbo irregular.

baño. Biblioteca sin prestigio.

corazón. Músculo peculiar que, en vez de levantar peso, lo acumula.

democracia. Ruina griega.

escuchar. Extraer música del ruido. || 2. Acción y efecto de prepararse para interrumpir.

ficción. Acontecimiento que aspira a suceder.  

goleador. Individuo que celebra lo que merecieron otros.

humor. Facultad de parodiar las propias convicciones, o sea, de pensar. || 2. ~ negro: ejercicio mediante el cual un humorista comprueba si sigue vivo.

imperfección. Perfección mejorada por el escepticismo.

jeta. Rostro, unos años más tarde.

kitsch. Mal gusto de buen gusto.

leer. Acción efecto de vivir dos veces.

maternidad. Momento de plenitud de una trabajadora antes de ser despedida.

noviazgo. Período durante el cual dos enamorados hacen todo lo posible por no conocerse.

ñu. Especie rumiante protegida con el noble fin de que no se extingan los crucigramas.

orilla. Mitad de un lugar. || 2. Comienzo del puente.

política. Campaña electoral ocasionalmente interrumpida por la acción de gobierno.

quietud. Estado sumamente improbable.

reconciliación. Tregua acordada entre dos cónyuges con el objeto de perfeccionar su ruptura. || 2. ~ nacional: desmemoria pactada entre dos bandos que se recuerdan perfectamente.

sexo. Episodio carnal que les sucede a otros. 

traducción. Único modo humano de leer y escribir al mismo tiempo. || 2. Texto original que se inspira en otro. 

universidad. Necrópolis con cafetería.

viejo. Joven tomado por sorpresa.

whisky. Lujo del hielo.

xenófobo. Individuo al que le repugnan sus propios ancestros.

yo. Conjetura filosófica.

zen. Estado que precede al ataque de nervios.

22 de mayo de 2014

Barbarismos

(Celebrando la publicación del nuevo libro Barbarismos. Más información, aquí.)


autoestima. Montaña rusa de un solo pasajero.

bandera. Trapo de bajo coste y alto precio.

corazón. Músculo peculiar que, en vez de levantar peso, lo acumula.

democracia. Ruina griega. || 2. ~ parlamentaria: oxímoron.

escuchar. Extraer música del ruido. || 2. Acción y efecto de prepararse para interrumpir.

ficción. Acontecimiento que aspira a suceder.  || 2. Versión menos evidente de lo real.

goleador. Individuo que celebra lo que merecieron otros.

humor. Facultad de parodiar las propias convicciones, o sea, de pensar. || 2. Flujo interno de la tragedia. || 3. ~ negro: ejercicio mediante el cual un humorista comprueba si sigue vivo.

imperfección. Belleza que permite ser intervenida. || 2. Perfección mejorada por el escepticismo.

joder. Verbo transitivo de admirable polivalencia.

kitsch. Mal gusto de buen gusto.

leer. Acción de viajar hasta donde uno se encuentra. || 2. Acción y efecto de vivir dos veces.

maternidad. Momento de plenitud de una trabajadora antes de ser despedida.

noticia. Ocultación de otra noticia. || 2. Lo que en este mismo momento está dejando de importar.

ñu. Especie rumiante protegida con el noble fin de que no se extingan los crucigramas.

orilla. Mitad de un lugar. || 2. Comienzo del puente.

pornografía. Modalidad ansiosa de autoconocimiento. || 2. Deseo trágico de ver algo siempre ligeramente distinto de lo que estamos viendo.

querer. Extraño afecto hacia alguien que no es uno mismo.

reconciliación. Tregua acordada entre dos cónyuges con el objeto de perfeccionar su ruptura. || 2. ~ nacional: desmemoria pactada entre dos bandos que se recuerdan perfectamente.

santo. Individuo tocado por un don divino para elegir a sus biógrafos.

traducción. Único modo humano de leer y escribir al mismo tiempo. || 2. Texto original que se inspira en otro. || 3. Amor retribuido palabra por palabra.

urna. Recipiente que acoge los restos de un individuo. || 2. En las jornadas electorales, ídem.

viejo. Joven tomado por sorpresa.

WC. Oficina con un solo empleado.

xenófobo. Individuo al que le repugnan sus propios ancestros.

yo. Conjetura filosófica.

zoofilia. Doctrina que predica el amor entre semejantes.

26 de junio de 2013

Poema de las dicciones

Magulladura, mela, eclíptico. ¡Son tantas las palabras que nunca voy a usar, que aguardan una boca disponible! Hurgón, dicterio, chifla. ¿Qué pasan a nombrar sin nadie que las diga? Antífona, estipendio, montaraz. Mi boca es herramienta de cierto balbuceo que empieza antes de mí. Alhorre, malandrín, quebrantaolas. No quisiera morirme sin lamer, una vez por lo menos, cada vocablo que riega la lengua. Girola, rantifuso, zascandil. Sería parecido a despedirse mudo. Balumba, matrería, dovelar. Y la mudez, a cierta edad lingüística, es todo lo contrario del silencio. Atarantar, ultílogo, soniche. El silencio, que tiene propiedad de balance, partitura en el coro. Poterna, tramontar y, sin duda, aldabón.

14 de enero de 2013

Soledad de la tilde

Los cambios nos dan miedo. Y también cierta pereza (el monárquico diccionario admite el argentinismo fiaca). Por eso tendemos a preferir las normas a las que estamos acostumbrados, aunque no siempre sean razonables. Hace dos años abundaron las protestas por los cambios ortográficos propuestos por las academias de nuestra lengua. Muchos de ellos, sin embargo, me parecieron atendibles. La desaparición de las tildes en los monosílabos no es una novedad. Nuestros abuelos escribían y fué, y les costó habituarse a la nueva regla. Habrá quien eche de menos (el monárquico diccionario admite extrañar) la inesperada -q de Irak, como hace añares alguien pudo lamentar la extinción de la bonita -ç-. ¿Qué le vamos a fazer? Un idioma no es un conjunto de reglas que alcanza la perfección y queda estático, sino un sistema en perpetuo movimiento. Imagino la lengua como un formidable software que, un par de veces por siglo, se actualiza ligeramente. Me sorprende que eso nos moleste tanto, cuando pagamos fortunas por programas que se actualizan todos los días. Ahora bien: celebro que defendamos la tilde del adverbio sólo. La RAE está comprobándolo. Recuerdo el verso de Machado: «Quien habla solo espera hablar a Dios un día». Sin tilde es una ironía atea. Con tilde, una esperanza devota. ¡Qué distinto es hablar sólo y hablar solo! Lo primero lo hacemos cada día los hablantes. Lo segundo ojalá no lo hagan nunca los académicos.

15 de marzo de 2012

Cursivas, go home

La tipografía propone un discurso paralelo. Las mayúsculas, tan habituales en la Red, pueden contradecir una opinión prudente. Una Arial o una Courier otorgan cierta modestia a una frase pretenciosa, mientras la Garamond solemniza hasta un chiste. La Times es invisible. Las negritas hacen ruido. Las versales huelen a imprenta. Pero hay un espécimen particularmente delicado. Tan precisas para invocar un título o expresar un énfasis, las cursivas se convierten en manía esencialista cuando se extienden a cuanta palabra extraña se cruza en su camino. A manera de aduanas, esas cursivas impuestas ejercen de detectoras de palabras inmigrantes. Uno preferiría que los extranjerismos tuviesen derecho a vestirse de paisano, integrarse en el texto redondo y decir lo suyo. Toda realidad nombrable pertenece a un mismo texto. Igual que el chorro fresco de la oralidad, como quien canta bajo la ducha, la prosa es un flujo continuo de raíz heterogénea. Ojalá liberásemos a las palabras inmigrantes del estigma de las cursivas y las dejáramos mezclarse con esas otras que residen, según el forastero Nabokov, en la punta de la lengua. Con la boca, el diccionario abierto. Porque ellas también son nuestro pan hispánico de cada día.

8 de marzo de 2012

Especialmente el padre

La Real Academia, que no es ninguna fulana (fulano, na: 1. Alguien cuyo nombre se ignora o no se quiere expresar. 5. Prostituta) sino una autoridad en la materia, nos ha hecho el honor (honor: 3. Honestidad y recato en las mujeres, y buena opinión que se granjean con estas virtudes) de emitir unas recomendaciones que han sido la comidilla (comidilla: 1. Tema preferido en alguna murmuración o conversación de carácter satírico. «La conducta de fulana es la comidilla de la vecindad») de estos días. Como legítima jueza (jueza: 2. Mujer del juez) de nuestro idioma, razona la Academia que el sexismo lingüístico no es motivo suficiente para ir por ahí desvirgando gramáticas (desvirgar: 1. Quitar la virginidad a una doncella) y que, si continuamos así, terminaremos hablando como verduleros (verdulero, ra: 2. Mujer descarada y ordinaria) y confundiendo al prójimo (prójimo: 1. Hombre respecto de otro, considerados bajo el concepto de la solidaridad humana. Artículo enmendado; prójimo, ma: 3. Mujer de poca estimación pública o de conducta dudosa. 4. Mujer respecto del marido). Por eso estoy convencido, no sólo como escritor sino como individuo (individuo, dua: 7. Mujer despreciable), de que los académicos, en general ellos y a veces ellas, jamás dejarán a sus hablantes huérfanos (huérfano, na: 1. A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre). Nuestra lengua materna está llena de padres.

21 de enero de 2011

Aventuras del Word

Hace tiempo, trabajando en un artículo sobre el ultraconservador jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, comprobé que si escribía macrista, el Word rectificaba: machista. Hoy, trabajando en la voz de un personaje femenino, he descubierto que cuando ella trata de decir putísima, de inmediato el programa la corrige: purísima. La corrección política también es automática.

15 de noviembre de 2010

Llamadas telefónicas

Pienso en ese aparato que ya forma parte de nuestros despertares y abluciones. Como desayunar, ducharse o lavarse los dientes. Pienso en ese aparato a veces redentor, a veces maléfico. Que nos ofrece vigilancia y aventura, culpas y libertades. En España lo denominan móvil. Dicho así suena dinámico, viajero, positivo. Pero en Latinoamérica lo denominan celular. Dicho así, uno comprende que se trata de algo que penetra en tu organismo, lo infecta, se reproduce. Y te llama, te llama, te llama. Consulto la palabra celular en el diccionario académico. La segunda acepción reza: «Dicho de un establecimiento carcelario: donde los reclusos están sistemáticamente incomunicados». A la filología nunca se le va la cobertura.