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8 de abril de 2016

Algunas perplejidades democráticas (1-2)


1. La encuesta como virus dirigido, más que como termómetro ciudadano: no se trata en absoluto de una tendencia nueva, pero los últimos años de política nacional la han agudizado hasta límites insólitos. Los conglomerados mediáticos han adquirido la mala costumbre de preguntarnos una y otra vez lo mismo, con breves intervalos de un asfixiante bombardeo informativo en la dirección deseada, hasta que la encuesta finalmente arroje los resultados que se perseguían desde un principio. Llegados a ese punto, por supuesto, procederán a ilustrarnos acerca de la voluntad popular, aplaudiéndola con democrático entusiasmo. 

2. El mito conservador de la estabilidad: en una democracia digna de ese nombre, la dinámica parlamentaria precisa ser mucho más compleja y dialéctica que la mera alternancia entre mayorías absolutas, limitadas a aplicar la disciplina de voto e ignorar sistemáticamente el resto de opiniones y propuestas. En plena cuarta década de democracia en España, no parece precipitado empezar a introducir los matices, el debate continuo y la negociación multilateral (con sus consustanciales dificultades) como práctica normalizada, y no como incómoda excepcionalidad. En este sentido, cabría afirmar que el país no está viviendo una grave crisis institucional, sino que acaso esté encaminándose hacia la madurez de sus órganos representativos. Conviene mantenerse alerta frente a la nostalgia de los absolutismos parlamentarios, transmutados en eufemismos tales como gobierno fuerte, estabilidad, gobernabilidad y otras yerbas contrarreformistas. Una autoridad obligada a pactar cada decisión nunca será débil, sino sencillamente saludable.

8 de abril de 2014

El botín (1)

Llamar a estos tiempos crisis económica resulta tan ingenuo, o cínico, como llamar crisis de natalidad a una guerra. Buscando el verdadero nombre de las cosas, por sus causas y no por sus síntomas, la politóloga Wendy Brown ha bautizado nuestra época como la época de la desdemocratización. El problema no es tanto que nos falle la democracia, como que nos la están arrebatando. La profesora Brown –que no coincide precisamente con el modelo de mujer que pretende legislar el señor Gallardón– ha descrito cómo los gobiernos contemporáneos se rigen por los principios de un «sujeto calculador». De alguien que calca la razón económica sobre cualquier ámbito de la esfera pública, salud, educación o justicia incluidas. No se trataría simplemente de reducir la acción del Estado para concederle más espacio al mercado, y un conocido etcétera. Sino de organizar nuestra entera realidad institucional, y la totalidad de las relaciones sociales, en función del cálculo mercantil. Estos conflictos, analizados con detenimiento en un espléndido volumen de ensayos que tradujo la editorial madrileña Errata naturae, se reflejan a la perfección en dos noticias recientes. La primera noticia es que un posible antídoto contra el ébola y la hepatitis B crónica, que una empresa farmacéutica investiga con una subvención de 140 millones de dólares del Departamento de Defensa norteamericano, le ha permitido a dicha empresa multiplicar espectacularmente sus acciones en bolsa. Lo sospechoso es que tanto la subvención pública como este pelotazo financiero han coincidido con la grave epidemia de ébola en Guinea. Por este camino, nuestros virus, enfermedades y dolencias pasarán a ser asunto exclusivo de los ministerios de Economía, que a su vez serán meras sucursales de las empresas que coticen en bolsa. La ciencia ficción goza de excelente salud.

14 de octubre de 2013

La teta y el patriarca (y 2)

Se podría argumentar que desnudarse públicamente no es más que otra manera de reproducir la objetualización de la mujer. Ante esta objeción, en una entrevista reciente, la líder de Femen en España respondió: «la diferencia radica en que eliges cuándo enseñar tu cuerpo para molestar. Tengo el control sobre él y lo muestro como pancarta». En otras palabras, existe una diferencia fundamental entre aceptarse como objeto sexual cuando el patriarcado lo ordena, y mostrar el cuerpo propio de manera estridente cuando el patriarcado preferiría el silencio. Las activistas están en su perfecto derecho de mostrar sus cuerpos para molestar al poder, aunque sería preferible que los mostrasen para hacernos pensar a los ciudadanos. Por lo demás, la líder española de Femen estudió en un colegio de monjas y recibió esa educación escolar religiosa que tanto desearía propagar el actual Gobierno. Resulta difícil omitir que las tres mujeres que irrumpieron en el Congreso (como suele ocurrir en las intervenciones de esta agrupación) eran jóvenes, delgadas y más bien atractivas. Si se trata de un movimiento de protesta con cierta vocación representativa, no estaría de más que incorporasen en sus acciones a mujeres con cuerpos más corrientes y menos cercanos a la iconografía publicitaria. Ahora bien, ante esto también cabe otra respuesta, la que dio en su facebook la escritora Elvira Navarro: «se suele acusar a Femen de reproducir estereotipos patriarcales, pero este movimiento también puede leerse como una forma de deshacerlos: de repente unas tías que parecen salidas de un anuncio de champú no hacen lo que se espera de ellas, que es limitarse a gustar». Si tres simples desnudos nos dan para tanto debate, contradicciones y contrarréplicas, entonces estamos ante algo mucho más profundo que una mera agitación. Por lo demás, mientras las tetas de Femen provocan el repudio del patriarca Gallardón, la Comunidad Autónoma que él mismo presidió ha paralizado los diagnósticos precoces del cáncer de mama a 30.000 mujeres, en un miserable intento de reducir costes. Esa es la diferencia entre ir por ahí señalando con el dedo a unas mujeres, y que unas mujeres metan el dedo en nuestras llagas.

11 de octubre de 2013

La teta y el patriarca (1)

Tres jóvenes activistas de Femen dejaron al descubierto sus ideas, su cuerpo y nuestras contradicciones al irrumpir en el Congreso. Al igual que sucede con el arte performático, lo más interesante de su intervención no es tanto la obra en sí como la ola de reacciones e interpretaciones que genera. Al margen de su puesta en escena, la iniciativa ha cumplido su objetivo: provocar un debate tan urgente y radical como las medidas machistas de Gallardón. La respuesta del PP ha sido previsible y plana, adjetivos que encajan con sus siglas. Varias diputadas del partido han descalificado la actuación de Femen, haciendo un superficial énfasis en los desnudos y evitando opinar sobre el fondo de su protesta o la reforma legal que encabeza el ministro. Muchos pensarán, y tendrán razón, que aparecer desnudas en el Parlamento no es una medida de buen gusto. Tampoco lo es dejarnos en pelotas con las decisiones que allí se toman por mayoría simple. El señor Gallardón, procreador general, se apresuró a comentar que la protesta constituye una «falta de respeto a la soberanía popular». Si tanto le preocupa la soberanía popular, lo coherente sería convocar un referéndum acerca de sus propuestas, que hacen retroceder a España 30 años en la conquista del derecho de las mujeres a decidir cuándo y cómo han de ser madres, en lugar de ser sujetos pasivos de la biología y, para colmo, de gobernantes conservadores como él. Ahora bien: como mucha otra gente, ante la protesta de Femen he sentido una mezcla de simpatía por la causa y objeciones hacia la forma. Lo más discutible es quizás el eslogan que esgrimieron las activistas: «El aborto es sagrado». Antes de lanzarse a juzgarlo literalmente, como intentaron hacer interesadamente el ministro y sus obedientes parlamentarias, puntualicemos que la mención de lo sagrado parece trabajar aquí en una doble dirección. En primer lugar, invierte el tópico que suele funcionar como lema antiabortista: si el derecho a la vida es sagrado, el derecho a la libertad individual también. En segundo lugar, denuncia las intrusiones de la moral religiosa en la legislación civil. Incluso para discrepar del eslogan, convendría tener en cuenta estos matices. Dicho lo cual, personalmente sigue pareciéndome erróneo: no es que el aborto sea un derecho sagrado. Es que precisamente la sacralización de ciertos conceptos terrenales y profundamente ligados a la ideología (la familia, los roles de género, el sexo, la libertad individual) nos impide debatirlos desde la racionalidad ciudadana.

13 de septiembre de 2013

Las olimpiadas de lo pequeño (y 2)

Muchos tuvimos una desagradable sensación de pasado, de losa embarrada, al seguir la exposición de la candidatura olímpica de Madrid. Allí estaban, radiantes como una corbata en mitad de un vertedero, el presidente del Gobierno y líder de un partido cuya entera financiación está en gravísima tela de juicio; la accidental alcaldesa y esposa de un ex presidente de cuyo nombre no podemos evitar acordarnos; y también el políglota heredero de una monarquía salpicada de fraudes familiares. Es difícil organizar el futuro apoyándose en lo más cuestionable del pasado. Más allá del tragicómico desempeño de la inenarrable Ana Botella, no parece casual que se trate de una autoridad política que ningún ciudadano madrileño eligió. No sólo porque nunca fuese candidata a su puesto, sino porque en nuestro modelo de democracia las listas electorales son como las partidas presupuestarias: impuestas, tristes y cerradas. Imagino la rabia y frustración que mi generación y las siguientes, acostumbradas a manejar otras lenguas (sin necesidad de haberse educado en un régimen de privilegio como el príncipe), habrán sentido desde España al contemplar cómo sus supuestos representantes se muestran tan incapaces de aprender inglés como de crear empleo. Mientras unos pocos dinosaurios nadan en la abundancia del café con leche, muchos jóvenes se ahogan en varios idiomas a la vez.

14 de julio de 2013

Anatomía del Señor Respuesta (y 2)

Si el Estado financió todas las travesías del Señor Respuesta sin detallar cuáles fueron por actividades privadas, tampoco ha explicado por qué nuestro estadista cruzaba el charco hasta con nueve escoltas, y elegía hoteles de lujo en vez de recurrir a las embajadas para economizar los gastos de hospedaje. Curiosamente, durante aquellos viajes personales al extranjero, Aznar se dedicaba a criticar al Gobierno que le costeaba todos sus gastos con dinero público. Es decir, con el dinero de esos mismos impuestos que ahora él nos propone bajar. En una patriótica entrevista que concedió hace poco, el señor Respuesta lanzó un warning muy de su estilo: «A mí, lecciones de lealtad, cero». De lealtad, no sé. Pero alguna que otra lección de aritmética tampoco le vendría mal. Así podría explicarnos mejor cómo maneja sus números. O cómo en su flamante propuesta de reforma fiscal, realizando un ejercicio de eufemismo que merecería de paso unas cuantas lecciones de lingüística, nos sugiere «impulsar un uso más intenso de las tasas y precios públicos ligados a la prestación tanto de servicios generales (transportes, infraestructuras, educación superior) como de servicios de ámbito local (basuras, saneamiento, depuración de aguas)». Si no he entendido mal, y aún retengo algo de mis pobres estudios de Lengua y Matemáticas en la enseñanza pública, lo que el Señor Respuesta nos propone es algo así como una regla de tres inversa: el dinero público es a mis viajes privados, lo que los recortes públicos serán a los servicios que tú tengas que pagar. Con estadistas así, ¿para qué necesitamos a la troika? Como muy bien diría una esposa escarmentada: cuidado con los ex.

12 de julio de 2013

Anatomía del Señor Respuesta (1)

Inquieto por la decadencia de España sin él, el ex estadista Aznar insiste últimamente en recordarnos su cara y sus caretas. Bien nos consta que Bush, en aquel rancho donde los zapatos eran más altos que las mesas, lo llamaba Anser. Tampoco era mal nombre, porque Anser suena a answer, y hoy Aznar viene teniendo respuesta para todo: la crisis, el paro, las relaciones internacionales, la reforma fiscal. Hasta para la burbuja inmobiliaria que, con fervoroso patriotismo, él mismo se encargó de inflar. El señor Respuesta, como todos los ex salvadores, resulta prodigiosamente eficaz cuando gobierna de manera imaginaria. No hay nada como aprender del desastre propio. Más impropio, no obstante, le ha quedado el bigote, sumido en tiempos de recorte. El bigote del señor Aznar ha dejado de pertenecerle, como si se lo hubieran privatizado o tuviese problemas de déficit. El cabello, eso sí, continúa en su puesto. Firme, inalterable. Pelo en forma de dogma. La ideología empieza en la cabeza, y sin duda el señor Respuesta piensa con el pelo. Observando sus imágenes recientes, da la impresión de que le cae holgado el traje, a lo Camps. Como si la ex presidencia le quedara grande. Incluso la corbata le queda un poco más larga. Como si le pesase. Como si de esa corbata pendieran las armas de destrucción masiva, el 11-M, su despedida en falso, la medalla del Congreso de Estados Unidos, la ley del suelo, la trama Gürtel y demás complementos de moda. No sabemos por qué hay serias contradicciones entre las declaraciones tributarias de la FAES y las facturas de las empresas Gürtel que contrató la propia fundación. Lo que sí sabemos es que la firma patrimonial de Aznar ingresó por sus actividades privadas casi un millón de euros en apenas dos años. Al parecer, el anterior Gobierno financió con dinero público los viajes del Señor Respuesta al extranjero, sin especificar si fueron por compromisos privados y remunerados. Quizá se trató de pequeños estímulos para un joven emprendedor, de esos que tanto abundan en esta España que nos han dejado las corbatas, los oráculos y los tecnócratas.

20 de mayo de 2013

Another brick in the wall, 2

Durante la última movilización docente en España, asistimos a una guerra estadística que empieza a convertirse en táctica global. Como la información se propaga más rápido que el análisis, una mentira temprana produce el mismo efecto que un dato comprobado. Para los convocantes, la adhesión superó el 70 por ciento. Según el Ministerio de Educación, que acaba de impulsar la siniestra reforma educativa, el seguimiento alcanzó apenas un 20 por ciento. Los datos oficiales sobre la huelga general del año pasado aplicaron parecidas ecuaciones reductoras, y llegaron a retirarle un cero a cada manifestación. Estas alteraciones tienen más importancia de lo que parece. El número de personas que secunda una movilización supone una estadística políticamente tan significativa (y tan sujeta a estados de ánimo) como la cantidad de sufragios en una urna. ¿Qué pasaría si afirmáramos, por ejemplo, que en las últimas elecciones el PP no sumó diez millones de votos, sino sólo un millón? ¿O que, en vez de 186 diputados, en realidad obtuvo 18 o 19? Manipular las cifras de las iniciativas ciudadanas causa un daño igual de grave a la representatividad democrática. Claro que hay quien pretende limitar la democracia a votar y callar. No les demos el gusto.

6 de mayo de 2013

Contra la salvación

En su Manual de infractores, Caballero Bonald mira al cielo del suelo y anota: «Emigra la verdad como las aves». Menos atento a estas incertidumbres, el señor Wert, ministro -por así decirlo- de Cultura, declaró durante la entrega del Premio Cervantes que la poesía del autor nos «redime, salva y libera». Hay que tener talento, no sé muy bien de qué clase, para elogiar tan mal. Si algo logra la palabra poética en general, y la del premiado en particular, es minuciosamente lo contrario. Incomodar, implicar, sacudir. A algunos se les nota la ideología hasta cuando felicitan. Un poeta, a diferencia de un sacerdote, rara vez pretende salvarse. Más bien quiere entender por qué no hay salvación. Anticipándose al ministro, Caballero Bonald dejó dicho en Las horas muertas: «Juntas están mentiras y verdades/ en la contestación de cada día».


2 de mayo de 2013

El muro invisible

La desocupación es la primera tragedia. La degradación del trabajo, la segunda. En su afán por despedir a unos y precarizar a otros, la patronal y el Gobierno atentan contra el principio que permite que funcione todo el sistema, incluyendo la explotación misma: la recompensa al esfuerzo. Si a mayor esfuerzo no hay mejores resultados, la lógica laboral entera se viene abajo. Por eso no se está destruyendo empleo: se está destruyendo a los trabajadores. Cantó Pavese que trabajar cansa. Pero mucho más agota no encontrar trabajo. Es penoso haber llegado al punto de que el ciudadano medio esté deseando ser explotado, tener al menos la ocasión de someterse a un régimen injusto. Hemos vuelto al siglo 19 en plena era digital. Vivimos en dos siglos al mismo tiempo. Parecemos atrapados en una novela proletaria de HG Wells, donde la ciencia ficción es un contrato. Al escritor alemán Ingo Schulze, nacido al otro lado del Muro, le preguntaron una vez si lamentaba la extinción de su país natal. Schulze respondió que no le preocupaba la desaparición del Este sino la del Oeste, ya que que conceptos como libertad o democracia empezaban a convertirse en una entelequia. Ese muro invisible, ¿cómo se derriba?

4 de febrero de 2013

Familia, S. A.

Cada modelo de sociedad reside en su educación y sanidad. Y cada modelo educativo y sanitario define lo que entendemos por familia. Hoy los mismos conservadores que dicen defender la familia son, curiosamente, quienes hacen peligrar su salud. Vi a mi padre salvarse en un hospital público. Vi a mi madre morir en un hospital público. Que nadie privatice nuestra dicha ni tampoco nuestro luto. 

31 de diciembre de 2012

La película del año


Madrid, 1987: un trepidante ejercicio de ciencia-ficción en el que Alberto Ruiz Gallardón intenta desesperadamente que las leyes civiles retrocedan en el tiempo.

Una pistola en cada mano: un durísimo thriller con el ministro De Guindos presupuestando en plan kamikaze.

Lo imposible: inacción sin tregua de la mano quimérica de Mariano Rajoy.

Los miserables: todo un clásico del capitalismo con la cúpula de Bankia en el esplendor de su arte. 

El caballero oscuro. La leyenda renace: poderosa secuela con Artur Mas metidísimo en el papel de salvador de su tierra. 

Blancanieves: remake de la fábula de la joven e inexperta Sorayita imponiéndose en un Gobierno donde crecen los enanos. 

La ciénaga: pegajoso drama coprotagonizado por Juan Carlos I y su más que turbia prole.

La mujer sin cabeza: con la presunta ministra de empleo Fátima Báñez en el papel estelar.

La suerte en tus manos: un biopic sin piedad sobre Angela Merkel.

Un buen partido: la mejor actuación -y ojalá que la última- de Iñaki Urdangarín.

Bonsái: una mirada intimista sobre nuestras perspectivas de crecimiento tras los recortes.

A Roma con amor: una desenfadada comedia sobre la Conferencia Episcopal donde Su Reverendísima Eminencia Rouco Varela nos sorprende con alguna que otra escena subidita de tono.

20 de diciembre de 2012

Poderoso caballero (y 2)

En cierta ocasión le preguntaron al expresidente Aznar qué cualidad prefería en una mujer. Sus prominentes abdominales respondieron sin dudarlo: «Que sea mujer». Una mujer-mujer no sería una mujer tartamuda, ni una mujer al cuadrado. Sino aquella que se queda pasiva. Que acepta el rol histórico que le tocó en herencia. Que se comporta, en suma, exactamente como esperan los hombres-hombres. Entre la biología elemental y la Edad Media, el ministro Gallardón afirma que la maternidad es lo que hace a las mujeres «auténticas mujeres». Y si de paso pueden tener unos cuantos retoños, y poco tiempo para cosas como el trabajo o la política, mejor que mejor. Virginia Woolf tituló este sofisma Killing the Angel in the House. Gallardón ha declarado su intención de «defender a una sola mujer que quiera ser madre y no pueda». Tan o más grave sería no querer (o no estar en condiciones) de ser madre, y que el Estado te fuerce a serlo. Habrá que recordarle al gallardo ministro que una madre es mucho más que un mamífero. Que la reproducción es una opción y no un destino. Y que, mientras su Gobierno siga descuidando la incorporación laboral de las mujeres, los servicios educativos para menores de 3 años, las leyes de dependencia o la igualación de los permisos de maternidad y paternidad, la mujer podrá ser toda una madre, pero seguirá siendo media ciudadana. 

17 de diciembre de 2012

Poderoso caballero (1)

Un año hemos cumplido, y nos parece un siglo, de tijeras del PP. La estrella de la legislatura no está siendo De Guindos, que no toma decisiones, sino que las acata: es la guinda del pastel financiero. Ni tan siquiera Wert, ministro de incultura, cuyas inenarrables intervenciones han traído una nueva emoción a la política española: el Wértigo. Para mí el ministro estelar ha sido Gallardón, porque es el único miembro del gobierno que, en este año de penurias, da la impresión de ser más él mismo que nunca. Mientras Gallardón estrenaba su cargo, un individuo llamado Richard Lee Norris se sometió al trasplante de cara más amplio de la historia. Antes de operarse, nuestro hombre vivía encerrado y sólo salía a la calle por las noches. Desde que ha recobrado su rostro, se mueve a plena luz del día y se muestra tal como es. Algo similar parece haberle sucedido a Gallardón. Él también se ha hecho un trasplante. De cara dura. Durante años pareció un centrista recluido, un liberal desfigurado. Ahora por fin luce su auténtica facha. 

30 de noviembre de 2012

Sarcófago

En su infalible carrera hacia el suicidio institucional, el PP ha anulado las jornadas de puertas abiertas en el Congreso de los Diputados. El día de la Constitución, por tanto, ningún ciudadano podrá ingresar en las instalaciones que lo representan. Para perfeccionar el plan, sugiero que el Gobierno, una vez dentro sus señorías, clausure también las puertas y selle los ventanales y apague todas las lámparas. Así obtendremos el exacto sarcófago en el que yace, muerto de risa, el cadáver de lo que un día creímos ser.

15 de noviembre de 2012

Selección natural

Ayer salí a la manifestación contra los recortes del Gobierno y observé, en mi camino, qué negocios seguían abiertos pese a la huelga general. Algunos bares. Muchas zapaterías. Todas las joyerías, oh. Una tienda de trajes de novias. Otra de cuartos de baño. Un solárium para broncearse en invierno. El navideño Corte Inglés, la caritativa Zara, la elegante Adolfo Domínguez, la popular Blanco, la progresista Natura. Al pasar frente a esta última, le pregunto a un empleado por qué un local con ínfulas solidarias no apoya la huelga. Él se encoge de hombros y responde: Porque mis compañeras dicen que están contentas con la empresa. Natural.

14 de noviembre de 2012

Se cierra

La Alhambra sólo cierra dos días al año: Navidad y Año Nuevo. Las 363 jornadas restantes está repleta de turistas de todo el mundo. La Alhambra es el monumento más visitado de España. Fue el último bastión frente a los Reyes Católicos. Jamás llegó a ser expugnada por las tropas imperiales: simplemente la rodearon. Mil años más tarde continúa en pie. Hoy, día de huelga general, la Alhambra está cerrada. Las tropas nos rodean.

12 de noviembre de 2012

Perjudicial

En uno de sus ataques de furor reproductivo, Gallardón declaró que un hijo indeseado no daña la salud de las mujeres. Pero un ministro indeseable daña la salud de las ciudadanas.

2 de noviembre de 2012

Del rigor en la ciencia

Mucho se ha hablado de la alarmante falta de sensibilidad de este Gobierno y sus ministerios a la hora de tachar cultura, sanidad y educación como si fuesen casilleros en un impreso bancario. «Versátil en el error», como alguna vez ironizó Borges, el Gobierno sin embargo no se detiene ahí. Los degüellos en ciencia están siendo insólitamente cruentos, tanto en España como en todo el continente que se llamaba Europa. El riesgo es, ni más ni menos, expulsar de sus países a una generación entera de científicos y romper para siempre, en cada uno de ellos, la cadena de transmisión investigadora. Ese daño durará mucho más que la crisis económica. En el mapa grande, leo la carta abierta que 42 premios Nobel han dirigido a la UE mientras prepara sus próximos presupuestos. En el mapa pequeño (que, como en el cuento de Borges, muchas veces coincide con la totalidad), leo la pancarta que con humor y dolor han dibujado en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, en Granada. Un personaje pregunta qué se siente al hacer descubrimientos científicos. El otro personaje contesta: «Hambre».

28 de septiembre de 2012

On, off

Aterrizo en España después de un largo viaje, enciendo la tele pública (o lo que queda de ella) y me encuentro al gallardo Gallardón sosteniendo disparates con la corbata fruncida. Debajo de la imagen del ministro circulan titulares como estos: «Rajoy viaja a Nueva York para defender a España en el Consejo de Seguridad de la ONU». No sé qué me irrita más: si el aroma franquista de la frase (¡a defender la Península, que nos invaden!) o su cínico simplismo (¿es precisamente en la ONU donde los ciudadanos necesitamos que nos defiendan hoy?). Intentar infantilizar al espectador no disimula la crisis. La delata. Mientras cambiamos nuestra democracia, cambiemos por lo menos de canal.