Bruselas es una ciudad poblada de diplomáticos y sin embargo, o por eso mismo, la gente conduce caóticamente, sin respetar jamás las normas colectivas. En Bruselas conviven representantes de distintas instituciones y nacionalidades, mientras en sus barrios se percibe la grave división entre flamencos y francófonos. En Bruselas se ha debatido la aplicación de las leyes que prohíben fumar en los recintos públicos, y en muchos de sus bares sigue imperando el humo. Bruselas es la capital simbólica de Europa y sus plazas están llenas de botellas vacías, desperdicios, restos arqueológicos del futuro.
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30 de marzo de 2011
25 de enero de 2011
Non smoking poetry
Siempre creí que me costaría leer sin un cigarrillo entre los dedos. Ahora leo con las dos manos. Siempre creí que me costaría escribir sin hacer, de vez en cuando, una pausa humeante para sopesar lo escrito. Ahora soy adicto al té. Poco antes de dejar de fumar, escribí este poema para un libro futuro:
No sé por qué fumar me encanta
el humo huele mal quema la lengua
las urnas funerarias son grandes ceniceros
mi madre tuvo cáncer me desprecio cada día
por amar sus errores por no salvarla en mí
¿me estaré desprendiendo dispersando
hacia el lugar de nadie donde sólo
quedan seres precarios terrenales
que la quieren la cuidan fumando arrepentidos?
No sé por qué fumar me encanta
el humo huele mal quema la lengua
las urnas funerarias son grandes ceniceros
mi madre tuvo cáncer me desprecio cada día
por amar sus errores por no salvarla en mí
¿me estaré desprendiendo dispersando
hacia el lugar de nadie donde sólo
quedan seres precarios terrenales
que la quieren la cuidan fumando arrepentidos?
23 de enero de 2011
Non smoking reason
Fui fumador. Gocé fumando. Me encantaba el viaje del humo, la facilidad de la espera, la posibilidad del silencio, la intensidad contemplativa. Lo patológico es que, mientras fumaba, el único problema que veía era mi propia salud. Por eso lo consideraba asunto mío. Individual. Privado. Ahora que ya no fumo, aparte de alegrarme por mi salud, lamento mucho haber molestado a los demás. Lo cual ya es un asunto colectivo. Social. Público. Durante estas semanas, he escuchado a muchos fumadores quejarse por la nueva ley antitabaco. Pero no he escuchado a ninguno de ellos disculparse por las graves molestias que, durante años, ocasionaron a los no fumadores en ausencia de esa ley. No se trata de que el Estado nos diga si debemos fumar o no. Se trata de que quien fuma lo haga exclusivamente para sí mismo. Sé que fumar enturbia algo más que los pulmones. Como cualquier adicción, también enturbia nuestros razonamientos. Pero los demás, los que razonan sin cigarrillo, no tienen la culpa. Cada cual con su propio aliento, su propia ropa y sus propios pulmones. En eso consiste la libertad.
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