Prodigio de precisión y conjetura, la escritura de Javier Marías nos deja siempre la razonable duda sobre quién es quién. En su nueva novela, Los enamoramientos, María se enamora de Javier. Aunque Javier no se enamora de María, sino de otra. Y esa otra, como suele ocurrir, está con otro. En un pasaje, leo: «Tampoco yo pronunciaba mucho su nombre, es frecuente que oír el nuestro nos ponga en estado de alerta, como si estuviéramos recibiendo una advertencia o fuera el preámbulo de una adversidad o de un adiós». Nuestro nombre en boca de otro nos puede sobresaltar o dar miedo. Al sentirnos señalados, algo en nuestro interior se pone a la defensiva. Por eso necesitamos tanto a los personajes ajenos: en ellos nos observamos más impune y claramente. Me acuerdo del verso de Lorca: «¡qué raro que me llame Federico!». Nuestro nombre es prestado. Nuestra extrañeza es propia.
Mostrando entradas con la etiqueta Marías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Marías. Mostrar todas las entradas
7 de mayo de 2011
15 de octubre de 2010
Tu rostro mañana
Cuando Arturito el rubio insinuó que Yo era Otro, no imaginaba lo que harían los medios con su aforismo. Acabo de saber que mi otro yo, sin duda comandado por su otro agente, ha presentado su otra novela al Premio Planeta. El cual, en fin, sigue siendo el mismo. Según desinforma la prensa, entre los candidatos figuramos Javier Marías, Isaac Rosa, un servidor y Sara Carbonero. Lo de Marías nos honra, siendo el autor de Corazón tan blanco, entre otros prodigios sintácticos. Lo de Rosa también, ya que se trata de uno de los escritores (y articulistas) más brillantes de mi generación. Pero lo de Sara me hace particular ilusión, pues sus relatos expresionistas y sus poemas fenomenológicos han sido siempre un referente para mí. ¿Qué rostro tendremos mañana? Si Sara gana el premio, me ofrezco de finalista. Y fisioterapeuta.
Microclaves:
Isaac Rosa,
Marías,
Planeta,
premios,
Rimbaud,
Sara Carbonero,
televisión
Suscribirse a:
Entradas (Atom)