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lunes, abril 05, 2021

parole parole

 

Seguí el consejo de mis padres de no conversar con extraños, y dejé de escucharme.

 

 

 

Desconfía de aquellos que te animan a decir la primera palabra. Aspiran a tener la última.

 


domingo, marzo 28, 2021

migas

 


 

El ciego, que vuelve a escabullirse detrás de la cortina de sus ojos.

 

 

 

La última vez que lo vi, había salido de caza. Echado en el suelo, entre rastrojos, dejaba que los gorriones le picotearan la oreja.

 

 

 

No ha parado de hablar desde que entró en el vagón. Veinte minutos de casuística legal que no dejan un cabo suelto ni un pelo fuera de sitio. «Vamos a ver, el papel lo aguanta todo», le espeta a su cliente. Un abogado, claro. Y cuántos de nosotros le estaremos dando la razón sin saberlo.

 

 

 

Han pasado quince años, y aún hoy, en el sueño, el desdén de C. al saludarme. Y los ojos astutos y altivos de su mujer, que no era la suya –la que le conocí en aquel tiempo–, pero que le iba a C. como un guante…

 

 

 

Silencio del entusiasta. La lengua hinchada del elogio no le cabe en la boca.

 


viernes, diciembre 20, 2019

caravana





Días en los que uno llega a este cuaderno tan desasistido, tan ayuno de imanes y expectativas, que hasta agradecería la presencia fisgona de algún jubilado detrás de la valla, comentando la jugada.



Para un epitafio posible: Todo en ti / fue contradicción.



A fuerza de tomar un desvío tras otro, fue encontrando su camino.



La cabeza en la piedra, los pies en el umbral.



Soy tan capaz de rabia, odio, desdén, violencia verbal, raptos de capricho o egoísmo arbitrario como el más pintado. Que nadie parezca encontrar huella de estas emociones en mi escritura, o apenas, no significa que hayan quedado fuera. Están en la banda, en la grada, leyendo con atención y dando instrucciones. Vigilando el acceso.

lunes, marzo 04, 2019

fauna lírica



 © Miguel Ángel Barba



Cultiva pocos entusiasmos. No quiere flancos débiles.




Creció tanto, era tan grande, que dejamos de verlo.




Dios salió por la puerta, y en ese instante todos empezaron a hablar y a gritar a la vez.




El que recuerda se da cuerda. La divisa del elegíaco.




En aquel país, el adiestramiento de un artista incluye largos paseos nocturnos. Quien no educa la mirada, al menos aprende resignación.




Conformarse: deformarse.




Buscó la libertad en las palabras. Fue libre en sus silencios, sin saberlo.



viernes, febrero 08, 2019

cuatro ventanas







Se creyó alguien –¡al fin!– cuando se vio citado fuera de contexto.




Es tu hogar cuando decides buscar cualquier cosa, lo más nimio –un llavero, una linterna pequeña, un gorro contra el frío–, y lo encuentras.




Escritores que no dejan de egolucionar




Confirmar la sospecha. Ese miedo.



domingo, enero 27, 2019

lema


Poesía misma como la vida real.

jueves, enero 03, 2019

five points





Primero abrid la puerta. Ya diré luego si era la equivocada.



Vivir lo que sea preciso para volver a ser anónimo.



Un adulador. Ya puestos, es capaz de lamer hasta el cielo.



Un corazón adicional para la lengua.



Palabras que hablan de nosotros a nuestras espaldas. Palabras que cuchichean entre risas nerviosas.


lunes, octubre 15, 2018

visto / oído


Ni devolver el golpe ni poner la otra mejilla; basta con apartarse.



El adolescente que va por la calle con sus padres. Lo que tiene de guapo lo ha heredado claramente de su madre. Si tuviera un padre bien parecido podría ser incluso modelo. ¿Lo intuye al mirarse en el espejo? ¿Hará comparaciones? ¿Habrá empezado a odiar un poco a su padre sin darse cuenta?



En la sala de espera de radiología: «Ay, hija, el oído lo tengo más fino que el coral…».

sábado, septiembre 29, 2018

4 esquinas





Cuando vamos al amigo buscando no ayuda ni consejo, ni siquiera un gramo de compañía, sino la absolución.



Admítelo. Lo que quieres es que las palabras hagan el trabajo sucio por ti.



Quien juega a la rayuela con los baches del camino llega más lejos.



Descubre, de pronto, que es zurdo, que siempre lo ha sido y no se daba cuenta. Idea para un relato.

viernes, mayo 13, 2016

andén 6




 

Suenan disparos, y él busca refugio detrás de una lápida.



Quienes se jactan de llamar a las cosas por su nombre; y los que aún esperamos, contra todo pronóstico, que las cosas nos llamen por el suyo.



Cuando el aforismo es un alfiler que se inventa su mariposa.



En el puente se esconde una flecha.



A Dios ya no le quedan manos para rascarse y aliviar el escozor de nuestras picaduras.



Esperaba, hacía cálculos, no terminaba de decidirse, hasta que un día se lo comió la polilla.
 

viernes, abril 08, 2016

7 cuervos


 
 


El alivio de caminar por una niebla real.



Mientras está en un sitio, nadie muere. Pero no para de viajar, de cambiar de vida, y nadie establece la correspondencia.
La desesperación de no poder estar en todas partes a la vez le hace envejecer antes de tiempo.



Frases afiladas, mordientes; frases con que taladrar la caja y abrir respiraderos.



Meteorólogos del aliento: estudian los flujos y corrientes, las idas y venidas del aire que respiramos.



Palabras que planean como cuervos sobre el campo de trigo de los días.



Calles sombrías, hostiles, que nos obligan a dar un rodeo. Nunca se lo agradeceremos bastante.



Nada por aquí, nada por allá, pero ahí lo tienes, pidiendo el aplauso del respetable como un vulgar ilusionista.


domingo, marzo 27, 2016

seven stones


 
 


Allí, al envidioso lo condenan a incubar piedras.


¿De quiénes eran las certezas que no heredamos?


Lo llama su corazón, pero es sólo un sapo que no para de croar.


Cuando lo son de verdad, son algo más que juegos de palabras.


Encontró un tipo especial de tierra donde hasta sus uñas florecían.


Guardaba las cenizas de su padre en un reloj de arena.


A veces me tropiezo con palabras que han desertado y andan por los caminos, buscando el modo de volver a casa.


jueves, octubre 29, 2015

cinquillo



Escribir con las entrañas, sí. Échalas bien sobre la mesa. Ya puedes escrutar y jugar a las adivinaciones.



Dio un paso, un solo paso irreparable, y se desprendió de su piel como de un mono de trabajo. Luego la enrolló con firmeza, como un saco de dormir, y siguió camino.



Pone palabras entre él y la meta para no terminar de llegar nunca.



Respira en el espacio abierto por sus exageraciones.



Días en los que nada brota. Días desérticos. Días exhaustos. Días que expían la presunción, por discreta que sea, de las épocas de abundancia; que hacen perdonar, antes o después, el orgullo satisfecho de la fecundidad.

martes, noviembre 04, 2014

hole5





Busca horas con agujeros, para cruzar al otro lado y olvidarse de todo.
            Pero los agujeros se cierran siempre a su espalda.



Cuando desapareció, nadie conocía su nombre, sus señas, su apariencia. Sólo cuando obtuvieron estos datos se permitió salir de su escondite.



En aquel patio de vecinos, la distancia se cuenta por años luz.



Deja siempre abiertas las puertas de casa. Sólo así no siente deseos de huir.



Cría discípulos, y te sacarán los colores.


viernes, junio 20, 2014

tómbola






Cuando el periodismo no es más que miedo al silencio.



Nunca perdía los papeles. Esperaba venderlos a buen precio.



Se quita la cabeza, la coloca en el suelo lejos de sí, y vuelve donde estaba. Al instante en que la cabeza lo reclama con angustia a su lado lo llama pensar.



Habla y habla sin descanso, suelta palabras por la boca como quien suelta lastre y arroja sacas por la borda. Sigue hablando mientras sube por el aire y se vuelve más ligero, más pequeño. Al final es un punto que se esfuma en el horizonte.



Es el tendón de Aquiles de su propia vida.



Después de mucho esfuerzo, logró desprenderse de su nombre. A la luz, parecía la costra de una herida.



Con cada nueva frase va dibujando una boca en el rostro de las cosas.



Callar como quien respira. Escribir como quien contiene el aliento.



Toma lecciones de sintaxis estudiando el culebreo del gusano en la manzana.


martes, mayo 20, 2014

fotogramas





Ha logrado que hasta su ángel de la guarda se avergüence de él.



Si no nos atraviesa, si no sopla también en las entrañas, no merece llamarse viento.



A fuerza de esquivar palmadas en la espalda, va avanzando.



Allí la gente sueña para vivir, siquiera unos instantes, fuera del alcance de Dios.



Nunca sé qué decirle, ni cómo comportarme en su presencia. No sé qué haría sin él.