De Almanaque, Prueba de artista de Carlos Barral, p.179
Ya tenemos tus libros y tus nuevas aventuras editoriales. ¿ Qué decirnos de las macroeditoriales?
Me parece que han tenido una gran importancia en la vida cultural española y en realidad en la vida literaria española y latinoamericana, en el ámbito de la lengua, en los últimos años. Es lo que yo llamaría confusión y catástrofe del mercado de los derechos de autor. Y al mismo tiempo también agudización de los problemas del mercado librero.
¿Qué ha pasado?
Lo que ha ocurrido es lo siguiente: la publicación de libros literarios ha pasado de ser una gestión de la cultura escrita, hecha por editores esforzados, a convertirse en aparentemente un gran negocio desde que practican cuatro o cinco grandes centros de producción industrial que tienen, sobre todo, grandes y eficaces redes de distribución a los puntos de venta libreros, que utilizan los medios de comunicación de masas y básicamente la televisión para su publicidad. Lo cual ha convertido la publicación en una especie de carrera de lanzamiento de libros sin cuenta alguna de su calidad, de su
oportunidad, de su congruencia... De lanzamiento de eso que llaman editoriales millonarias, que son las de los premios u otras, de operaciones descaradamente comerciales. Lo cual ha favorecido a algunos autores, a una minoría de autores que han ganado mucho dinero con eso, lo que es de celebrar. Pero ha perjudicado enormemente a otros y ha hecho que nuevamente el pasar de ser inédito a ser édito sea tan difícil como en los años diez. Cuando, en cambio, era fácil y estaba lleno de garantías de seriedad por parte de loseditores en el año sesenta. Se ha producido eso que además tienerelación de causa a efecto, pero también dialéctica, con un problema concreto de la librería...
¿Cuál?
La librería se ha convertido en lo que se llama una mesa de novedades. Es decir, los libros no tienen duración ninguna, están unos meses allí, como se dice en lenguaje comercial, en oferta. Y luego desaparecen de ahí y no se vuelven a encontrar nunca más. El señor que oye hablar de una novela que se publicó hace seis meses, acude a la librería a buscarla y ya no está. El librero tampoco la busca. El editor ya no sabe si la tiene en el almacén. Ese libro muere. Y, por lo tanto, da a la literatura, en tanto que producto de la imprenta, una vida brevísima. Y la sucesión de modas, caprichos,
estupideces y errores se acumula.,.
Te quiero más que a la salvación de mi alma
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BENET SEGUN BARRAL
De Almanaque, de Carlos Barral
Donde se habla de Don Juan Benet
¿En estos últimos treinta años no hubo ningún otro libro español de la categoría de Tiempo de silencio de Martín-Santos?
Sinceramente, creo que no. El tonelaje de novedad, de importancia, de ambición literaria que representa el libro de Martín- Santos no se encuentra en ningún otro libro español, desde la guerra civil hasta ahora. Ha habido libros claramente importantes, pero importantes relativamente a la situación de entonces, de cada momento de la literatura española. Tal es el caso, por ejemplo, de El Jarama de Sánchez Ferlosio; otro caso parecido en los últimos años, podría ser, por ejemplo, el de la novelística de Juan Benet que tampoco me parece alcanzar todavía —a pesar de que creo que es un intento muy importante—, el grado de madurez relativa y la ambición de Tiempo de silencio.
¿Por qué apoyó su editorial el realismo social?
Lo apoyé muy conscientemente a pesar de que, como es fácil imaginar, no corresponde exactamente a mis gustos personales, pero es que me pareció lo más válido que había entonces en la literatura española. Por otra parte, y a pesar de que los errores de cálculo en aquel momento eran dudosos, y que hoy son ciertos, con respecto a la poética y la función histórica de la literatura, aquello era lo más sano y lo más combativo de la literatura que renacía; porque, efectivamente, la novelística española fue uno de los tantos géneros truncados por la guerra civil, en la medida en que existiera la novela española. Realmente, la novela española ha existido muy poco; yo no creo que Galdós equivalga a Balzac ni que Baroja justifique él solo la ausencia de novelistas a lo largo de dos generaciones.
El dato de que Asesinato en el Comité Central, de Vázquez Montalbán, sea uno de los libros más vendidos en las últimas semanas le deja frío. Para Barral, la literatura es un acto creativo independiente de todo compromiso y de toda concesión comercial.
Creo que un escritor no debe pasar por la vergüenza de hacer novelas de género u oportunistas para vender mucho. Juan Benet, por ejemplo, ha jugado a eso conscientemente en El aire de un crimen, y no le ha salido bien, Ha sido una excursión por la vulgaridad y la indecencia literaria en la que no creo que Benet reincida nunca más.
Tras esta crítica demoledora anticipa:
El panorama es desolador por lo publicado, pero no por lo que se está escribiendo. Parece que hay posibilidades de que, en los próximos dos o tres años, aparezcan unos cuantos libros importantes.
Donde se habla de Don Juan Benet
¿En estos últimos treinta años no hubo ningún otro libro español de la categoría de Tiempo de silencio de Martín-Santos?
Sinceramente, creo que no. El tonelaje de novedad, de importancia, de ambición literaria que representa el libro de Martín- Santos no se encuentra en ningún otro libro español, desde la guerra civil hasta ahora. Ha habido libros claramente importantes, pero importantes relativamente a la situación de entonces, de cada momento de la literatura española. Tal es el caso, por ejemplo, de El Jarama de Sánchez Ferlosio; otro caso parecido en los últimos años, podría ser, por ejemplo, el de la novelística de Juan Benet que tampoco me parece alcanzar todavía —a pesar de que creo que es un intento muy importante—, el grado de madurez relativa y la ambición de Tiempo de silencio.
¿Por qué apoyó su editorial el realismo social?
Lo apoyé muy conscientemente a pesar de que, como es fácil imaginar, no corresponde exactamente a mis gustos personales, pero es que me pareció lo más válido que había entonces en la literatura española. Por otra parte, y a pesar de que los errores de cálculo en aquel momento eran dudosos, y que hoy son ciertos, con respecto a la poética y la función histórica de la literatura, aquello era lo más sano y lo más combativo de la literatura que renacía; porque, efectivamente, la novelística española fue uno de los tantos géneros truncados por la guerra civil, en la medida en que existiera la novela española. Realmente, la novela española ha existido muy poco; yo no creo que Galdós equivalga a Balzac ni que Baroja justifique él solo la ausencia de novelistas a lo largo de dos generaciones.
El dato de que Asesinato en el Comité Central, de Vázquez Montalbán, sea uno de los libros más vendidos en las últimas semanas le deja frío. Para Barral, la literatura es un acto creativo independiente de todo compromiso y de toda concesión comercial.
Creo que un escritor no debe pasar por la vergüenza de hacer novelas de género u oportunistas para vender mucho. Juan Benet, por ejemplo, ha jugado a eso conscientemente en El aire de un crimen, y no le ha salido bien, Ha sido una excursión por la vulgaridad y la indecencia literaria en la que no creo que Benet reincida nunca más.
Tras esta crítica demoledora anticipa:
El panorama es desolador por lo publicado, pero no por lo que se está escribiendo. Parece que hay posibilidades de que, en los próximos dos o tres años, aparezcan unos cuantos libros importantes.
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