Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel
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LAWRENCE DURREL


Ovejas negras, Félix de Azúa, p. 53

Así que te vas desesperando hasta que das con un pueblecito en donde parece no haber cultura alguna que echarse a la boca. ¡ Vaya suerte! Un apaño de tres líneas en la Guide Bleue para que no se enfaden los indígenas. Diminuto, destartalado, sucio, estupendo. A la orilla del río han dispuesto unas sillas de plástico en donde sorben filosóficamente su Pernod los lugareños. Sopla una brisa fresca, pides un Pernod, estás feliz: ¡por fin un lugar sin el menor interés cultural!

¡Maldición! En la mesa contigua oyes hablar en inglés. Allí adonde llega el turista anglosajón, allí hay cultura. Nunca falla. Te levantas airado y en cuanto tuerces un callejón te das de narices con el «Espace Lawrence Durrell». ¡Dios mío!, es cierto, aquí acabó sus días, en la desolación y el alcoholismo, otro infeliz escritor ... Su antigua casa es ahora un bloque de apartamentos, absolutamente nadie en Sommieres lo lee, pero algún dinero se le podrá sacar incluso a un tipo como éste, tan cultural, de modo que: «Espace Lawrence Durrell.»

Los pintores, escritores, arquitectos y músicos que en el pasado justificaron sus horrendas vidas con una obra que fue la alegría del universo, están viviendo una segunda explotación perfectamente independiente de su obra. No es necesario leerlos, verlos, escucharlos. Basta con que sean «cultura», aunque nadie tenga la menor idea de lo que significa esta palabra en una sociedad analfabeta. Ahora que su obra ya no le importa a nadie, precisamente ahora, están dejando una herencia millonaria en todos los pueblos de Francia. Por fin sirven para algo.


INCIPIT 953. ANTROBUS / LAWRENCE DURREL


Me gusta Antrobus. Realmente no podría decir por qué. Quizá porque se toma todo con tremenda seriedad. Es asombroso: no cesa de susurrar, chasquear la lengua, poner cara de piedra, fruncir los labios, mostrar las palmas de las manos con el gesto de "y usted, ¿qué hubiera hecho?".
Hemos servido juntos en varias capitales extranjeras; él como diplomático de carrera y yo por contrato, lo que explica por qué él es ahora un acaudalado veterano de Southern mientras yo soy un empobrecido escritor. Sin embargo, cada vez que voy a Londres me invita a comer en su club y hablamos del pasado, de esos días felices que pasábamos en las capitales extranjeras "mintiendo" por Inglaterra.
“El episodio del Tren Fantasma -dijo Antrobus- fue un poco antes de tu época. Lo menciono porque no se me ocurre nada que ilustre mejor los azares de la vida diplomática. De hecho, los pone absolutamente de relieve.
“Cada nación tiene su idée fixe particular. En el caso de los yugoslavos son los trenes. Les inspiran un romanticismo instantáneo. Cuando las locomotoras no están en marcha, tienen que protegerlas con guardias armados para evitar que los curiosos campesinos las desmonten pieza por pieza. No hay ningún objeto que despierte a tal extremo la concupiscencia de los serbios. Se les cae la baba, viejo amigo; verdaderamente ils bavent.

FRASE DE LA SEMANA

El espejo ve al hombre hermoso, el espejo ama al hombre; otro espejo ve al hombre horrible y lo odia; y es siempre el mismo ser el que produce las impresiones.
DAF de Sade: Justine

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