Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel
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YOGA


Bad hombre, Pola Oloixarac, p. 126

La vulva nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenada. Nicole lideraría la revolución de los yonís libertos, y la sedición había empezado. Tenía lugar, de hecho, todas las tardes en su estudio de Mission en San Francisco. La práctica comunal del orgasmo femenino se planteaba como una nueva forma de yoga auténticamente feminista, que comenzaba con un ejercicio de respiración conjunta para aflojar los tejidos. La cadera, el psoas, las lumbares. Cada mujer tenía un almohadón especial, su nook, su nido. Luego se abrían paso los participantes del primer anillo, totalmente vestidos, que se ubicaban de rodillas junto a cada mujer, desnuda de la cintura para abajo sobre su nook.

Sonaba un gong, y los hombres empezaban a masturbar a las mujeres con la técnica patentada por Nicole. En el nivel 1, eran instruidos para no mirar a las mujeres mientras las masturbaban; pero, previo consentimiento, algunos pasaban una pierna por sobre el abdomen de la mujer para poder concentrarse totalmente en la vagina y el clítoris ("somos una compañía totalmente yonicéntrica", explicaba Nicole). Las mujeres gemían, se excitaban y alcanzaban el clímax en estos espacios comunales, y los masturbadores podían ascender de categoría según su grado de expertise, como en karate.

Pero no era una compañía pensada solo para las mujeres, y ahí radicaba la fuerza de su plan de negocios. En San Francisco, por la influencia que la economía de la tecnología tenía sobre la ciudad, la cantidad de hombres sobrepasaba con creces a la de mujeres; gracias a Nicole, la vasta mayoría de hombres que habitaban en la ciudad podrían abandonar sus inseguridades, los atavismos de una existencia sombría de sudor, código y testosterona, y proceder a convertirse en los Dadores de Placer y Maestros del Sexo Vaginal que siempre habían soñado ser.


LABIOS GENITALES


En otoño, KO Knausgard, p. 115

Labios genitales es el nombre de los pliegues alargados que, partiendo de ambos lados, se encuentran encima del orificio de la uretra y la apertura de la vagina de las mujeres, cubriéndolos como una especie de cortina de piel.  Hay dos pares de labios genitales, los externos y los internos. En los bebés, la piel es lisa, y la raja un poco redondeada que se abre entre las dos partes abultadas, como una especie de almohadillas, tiene una forma y un tamaño que recuerda a la rendija por la que se echan las monedas en una máquina. Cuando la niña está tumbada en el cambiador, se mete a veces la mano en la raja y aparece lo que hay más adentro, algo un poco rojizo y húmedo. El padre solo puede lavar esta parte del cuerpo de una niña los primeros años, al menos yo lo viví así; en cuanto las niñas tuvieron edad suficiente, les di una manopla enjabonada y les pedí que se lavaran ellas mismas en la bañera. Lo hice así porque durante las últimas décadas la mirada masculina ha sido puesta en entredicho, y el vago pero constante sentimiento de culpabilidad que despertaba había penetrado en la relación entre padre e hija, relación que, en cuanto a desnudez, se caracterizaba por una exagerada prudencia. Pues sí, hasta dentro de este texto ha penetrado la culpabilidad, porque, en el fondo, ¿esta comparación no equivale a convertir el órgano sexual femenino en un objeto, y no es, por tanto, en última instancia, algo misógina?


LA GRAN DIVISORIA SEXUAL


El cerebro femenino, L. Brizendine, p. 146

En el cerebro masculino, los centros relacionados con el sexo son el doble de grandes que las estructuras correspondientes del cerebro femenino. En lo tocante al cerebro, el tamaño crea una diferencia en la forma en que hombres y mujeres piensan, reaccionan y viven el sexo. El  sexo ocupa, literalmente, un espacio mayor en las mentes de los hombres que en las de las mujeres. Sienten presión en sus gónadas y próstatas a menos que eyaculen a menudo. Los varones tienen el doble de espacio cerebral y capacidad de procesamiento dedicados al sexo que las mujeres. Mientras ellas tienen una autovía de ocho carriles y ellos una carretera secundaria para procesar la emoción, los hombres cuentan con un aeropuerto como el O'Hare de Chicago para procesar ideas sexuales, mientras que las mujeres sólo tienen un aeródromo  de andar por casa, donde aterrizan aviones pequeños y particulares. Esto explica por qué el 85 % de los varones de entre veinte y treinta años piensa en el sexo bastantes veces al día, en tanto que las mujeres lo hacen una vez al día, a lo sumo, y tres o cuatro veces en sus días más fértiles. Esto crea curiosas interacciones entre los sexos. Es frecuente que los chicos pidan a las mujeres tener relaciones sexuales. No es habitual que sea eso lo primero que surge en las mentes femeninas.

Estos cambios estructurales en el cerebro empiezan a las ocho semanas de la concepción, cuando la testosterona del feto masculino fertiliza para que crezcan los centros cerebrales relacionados con el sexo que hay en el hipotálamo. En la pubertad se registra una nueva afluencia copiosa de testosterona que robustece y amplía otras conexiones cerebrales del hombre, las cuales proporcionan información a los centros sexuales, que incluyen los sistemas visual, olfativo, táctil y cognitivo. Cuando la testosterona aumenta por veinticinco, entre los nueve y los quince años, alimenta estas conexiones sexuales más grandes del cerebro masculino para el resto de su juventud.


LA PATERNIDAD


El cerebro femenino, L. Brizendine, p. 136

Los científicos creen que el orgasmo puede actuar como una «competición de espermas», mediante la cual los cuerpos y los cerebros femeninos escogen un vencedor.  

Se sabe de antiguo que las contracciones musculares y la succión uterina asociadas con el orgasmo femenino tiran del esperma a través de la barrera mucosa cervical. En un informe publicado acerca de la fuerza de la succión orgásmica hacia el cérvix, un médico reseñó que las contracciones uterina y vaginal de una paciente durante el sexo con un marino le habían hecho succionar el condón. En el cnrso de la exploración el condón se halló dentro del diminuto canal cervical. Esto indica que el orgasmo femenino puede funcionar para tirar del esperma acercándolo al óvulo. Los científicos han descubierto que, cuando una mujer llega al clímax en cualquier momento comprendido entre un minuto antes y cuarenta y cinco minutos después de que su enamorado eyacule, retiene mucha más cantidad de esperma que si no experimenta el orgasmo. La falta de orgasmo significa que penetrará menos esperma en el interior del cérvix, portal de entrada del útero donde está esperando el óvulo. Mientras que al hombre le preocupa no satisfacer como amante a la mujer -por el temor de que ella se aparte o no quiera volver a tener relaciones sexuales con él-, las mujeres orgásmicas pueden, en realidad, proponerse algo mucho más inteligente. Con sus orgasmos, una mujer decide qué pareja será el padre de sus hijos.


EROS


Demonios íntimos, Rubert de Ventós, p. 136

Por la tarde vuelvo al Village y paseo por Christopher Street, donde hace ya tiempo Ángel Zúñiga me introdujo en los primeros -discretos- clubs gays. Ahora los gays ya han salido del armario e incluso ocupan la calle, donde se mueven como Pedro por su casa. El color del pañuelo de paliacate que llevan en el bolsillo de los vaqueros identifica sus preferencias o especialidades: activo o pasivo, sado u oral, de hotel o de apartamento.

¡Y qué alegría ver ahora a esos chicos en floración, paseando seguros y comentos, ufanos de su identidad! ¡Cuánta vergüenza secreta y cruel, cuánta culpabilidad gratuita por fin disuelta (y cabe decir que también un tanto banalizada) en esa aceptación de un mundo hasta ahora condenado a bascular entre la perversión y la mala conciencia, entre los oropeles del espectáculo, los setos de Washington Square y las tinieblas del urinario!

Ahora sólo falta que eso se generalice a otros colectivos, que no será fácil. ¿Cuándo llegaremos a que los ancianos, los étnicos, los gordos, los andrajosos o simplemente los feos puedan mostrarse seguros y orgullosos? ¿Cuándo dejarán de vivir su estado como un pecado? ¿Cuándo podrán exhibirse sin avergonzarse? ¿Cuándo saldrán de su madriguera todos los que todavía no pueden dejarse ver sin ofender, amar sin asustar, mostrarse sin aterrar, todos los que viven en la alternativa de suscitar el escándalo o dar lástima?


TIRESIAS


Demonios íntimos, Rubeert de ventós, p. 40

Y es entonces cuando los aquí y allí comienzan a enredarse y nos sentimos participantes -ya no meros observadores- de la natura naturans, del proceso todavía misterioso por el que las cosas se hacen y se deshacen. Es el puro egoísmo a deux de la cópula transfigurado en niño, en vida autónoma, en materia ajena y enajenada que a través de nosotros produce un nuevo artefacto.

Y eso resulta más exquisito y más misterioso aún que lo de formar una bestia de dos espaldas trabadas con un clavo. Es la alquimia por la que participamos, sin saber cómo, en un proceso milagroso donde la química se sublima en metafísica. Copular resulta así la experiencia ontológica más al alcance de nuestra especie y que nos convierte, como quería Heidegger, en auténticos «pastores del Ser». El amor o el placer pueden ser magníficos pero al fin y al cabo son poco más que el señuelo que la Naturaleza nos pone para que cumplamos nuestro deber de reproducirnos a mort, hasta devolverle el cadáver que aún le debemos. No resulta, pues, sorprendente la envidia masculina de la doble y dilatada experiencia que en este capítulo tienen las mujeres: ¡pobre de él, para quien tantas veces hacer el amor supone simplemente eyacular! Es quizá por eso por lo que el hombre va siempre tan atento y al acecho con lo del sexo: para suplir, al menos en cantidad, lo que en versatilidad jamás tendrá. No le faltaba razón a Hera al cegar a Tiresias cuando éste osó revelar a Zeus el gran secreto: «Las mujeres gozan más que los hombres también en la cópula.» Su veredicto fue terminante, según refiere Apolodoro: «Si el placer genésico tiene diez partes, nueve corresponden a la mujer y una sola queda para el hombre.» ¡Sólo faltaba eso!: ¡sólo faltaba que el secreto se divulgara! Mirad, si no, lo que pasa en muchos lugares, donde al parecer el secreto corrió y donde desde entonces no cejan de obstruir, taponar, cortar, coser y recoser los clítoris o las vaginas, que podrían gozar más de la cuenta.


Sexódromos urbanos


Testo yonqui, Paul B. Preciado, p. 197

En 2005, con ocasión del Mundial de fütbol, el Gobierno alemán de Angela Merkel, en un intento de activar la fordización de la industria sexual, da luz verde a la construcción de Artemis, un prostíbulo multimedia de tres mil metros cuadrados situado a tres estaciones de metro del Estadio Olímpico de Berlín. El edificio, cuyo interior ha sido decorado según una estética que los promotores definen como «digna de Las Vegas», tiene cuatro pisos y cuenta con piscina, varias saunas y dos salas de cine, así como con habitaciones suficientes como para dar cita simultáneamente a setenta trabajadoras sexuales y seiscientos clientes. El argumento del Gobierno alemán revela los fundamentos del capitalismo farmacopornográfico actual: «Es necesario ofrecer a los cuatro millones de aficionados que se desplazarán a Berlín para el Mundial el mejor servicio sexual, del mismo modo que se les ofrecerán las mejores prestaciones en términos de hostelería, restauración, servicios culturales y de comunicación» (artículo en Le Nouvel Obsevateur, 4-10/05/2006: 13). Señalemos,simplemente de paso, que el burdel como institución estatal, como un servicio público propuesto por el Gobierno a los ciudadanos o visitantes de la ciudad, no es en absoluto una invención de Merkel, sino una estructura que persiste desde la urbe de la Edad Media hasta los emplazamientos coloniales del siglo XX. Así, por ejemplo, en 1434 la municipalidad (alemana/ austrohúngara) de Berne pone los burdeles públicos a disposición del emperador Segismundo y de su corte durante su visita a la ciudad. A pesar de las diferencias entre el burdel paleourbano de Berne y el gran supermercado del sexo Artemis, ambos parecen decisivos para el desarrollo económico de la farmacopornópolis moderna. Este burdel futbolístico se sitúa, asimismo, en una genealogía de burdeles multimedia iniciada por los clubes y hoteles Playboy en Estados Unidos a finales de los años cincuenta según la cual el edificio-burdel se transforma en un espacio de producción, consumo y distribución de signos audiovisuales pornográficos y de servicios sexuales, funcionando como una «heterotopía», por recoger el término de Foucault: un espacio de excepción politicosexual en el que dominan leyes y valores en aparente (y solo aparente) contradicción con los del espacio público dominante.

LA SEXUALIDAD


Más intervenciones, Houellebecq, p. 360

MH: El interés de la Iglesia católica por la sexualidad de sus fieles me parece francamente exagerado. Esto no se remonta a los orígenes del cristianismo. San Pablo es irreprochable, como de costumbre: «más vale casarse que arder»; y a veces magnífico: «serán una sola carne». Las cosas se complican claramente con San Agustín, pero esto no tiene consecuencias durante bastantes siglos. En realidad, las cosas degeneran por completo en la época moderna; sin duda, también ahí, por contaminación del protestantismo y del puritanismo que de este se deriva. Seguimos ahí, y confieso que me siento incomodísimo cuando oigo a diversos prelados sublevarse contra el uso del preservativo, sida o no sida; por el amor de Dios, ¿y a ellos qué demonios les importa?

Hace mucho tiempo que tengo la impresión de que la Iglesia ortodoxa se ha mostrado más sensata en este aspecto, y que ha sabido mantener esa actitud de tolerancia que fue propia de la Iglesia católica durante muchos siglos. Pero era una impresión difusa, que me costaba justificar en un texto (precisamente porque los ortodoxos son reacios a expresarse sobre el tema, en su opinión secundario), hasta que, en un artículo de Olivier Clément (está claro que siempre hay que volver a los buenos autores), di con esta cita, para mí luminosa, de Atenágoras I, patriarca de Constantinopla: «Si un hombre y una mujer se aman de verdad, no tengo derecho a entrar en su alcoba, todo lo que hacen es santo».


LORD BYRON


Lo que la primavera, Marta Robles, p. 34

Difícil saber cómo dispone de tiempo para todo, si se atiende a su propia leyenda, que cuenta que, tras abandonar su Inglaterra natal, Byron tiene más de doscientas cincuenta relaciones con las correspondientes mujeres. Y parece que hay incluso una prueba de ello, que es la recopilación que hace el poeta de muestras del vello púbico de cada una. Esa pubefilia está tan extendida entre el género masculino que existe un mercado de compraventa de las colecciones que, como Byron, atesoran con primoroso cuidado numerosos fetichistas.

Lord Byron, el hombre que ama a mujeres incontables y al que también se le conocen relaciones con jóvenes de todos los sexos en sus viajes por Oriente, al final de su vida, tal vez rememorando la Grecia clásica, cuenta con una historia personal que tiene mucho que ver con su obsesión por el sexo. O tal vez con la necesidad de multiplicar sus relaciones sexuales -que comienzan muy pronto, cuando él es tan solo un niño-, para agrandar su autoestima.

George Gordon Byron tiene tan solo nueve años cuando Mary Gray, su institutriz, fanática seguidora del calvinismo y devota religiosa, que le enseña la lectura a través de los pasajes bíblicos, lo inicia en las artes amatorias. Con ella, y a tan temprana edad, pierde la virginidad. Y desde ese encuentro sexual, seguramente determinante, el poeta sostiene innumerables relaciones carnales sobre todo con mujeres, pero también con hombres, que según muchos de sus biógrafos exceden las trescientas.


EMMANUEL CARRERE


El Reino, Emmanuel Carrère, p. 324
Como nos gusta comunicarnos nuestros ensueños eróticos, le envío a Hélene la dirección del sitio acompañada de un e-mail que es, en síntesis, el capítulo que ustedes acaban de leer: apenas lo he pulido un poco. Ella me responde lo siguiente:
«No ha sido fácil de encontrar, tu morena de los dos orgasmos. He tenido que adivinar la clasificación del logaritmo del sitio para que aparezca por fin en la lista de vídeos que ofrecen en pantalla. He seleccionado a las morenas, las masturbaciones, y descartado a las lesbianas, las parejas, las sodomías, las maduras, y no sigo. Durante esta búsqueda me he cruzado con algunas perlas vintage: pornos con puestas en escena, patas de elefante y coños superpeludos salidos directamente de los años setenta, ya te enseñaré. Cuando aparecieron la viñeta y la leyenda, fue un poco como encontrar a una persona de quien te han hablado muy bien con la esperanza de que te hagas amigo de ella. 
»Estoy de acuerdo contigo: es una muchacha muy bonita. Sobre todo, se mueve con gracia. Infunde elegancia a la masturbación: es eso lo que te gusta. Respecto a si es una profesional, es muy difícil de decir. Como tú, creo que no, pero ante todo está claro que goza de verdad. Si finge, lo hace tan bien que ha debido de acordarse de momentos de placer intensos, lo que en sí mismo es una forma de placer (y el secreto de todas las mujeres que han simulado un día u otro). Es muy raro encontrar orgasmos tan convincentes en el porno. Pero no puedo evitar pensar que es muy reconocible en el vídeo y que esos ocho minutos de su vida en Internet son una forma de suicidio social, o de asesinato si es un regalo que ella hace a un amante que los ha colgado en la red. Hay en ello, por encantador que sea observarlo, algo muy cruel.
»También me he preguntado por lo que tú decías en este texto sobre tu deseo. En principio, y lo divertido es que da la impresión de que ni siquiera te das cuenta de ello, es algo completamente sociológico. Si esta chica te gusta tanto es porque en tus fantasías la concibes como una burguesa extraviada entre las proletarias del porno. No voy a reprochártelo: eres así, me gustas así. Y luego, cuando describes el efecto que te producen sus temblores, la expresión de su deleite, dices otra cosa: que lo que te excita por encima de todo es el placer de las mujeres. Tengo suerte. 
San Lucas, de todos modos, tiene mucho aguante.»

ONAN

Coto vedado, Juan Goytisolo, p. 121
Cuando al inicio de la pubertad empecé a masturbarme, el nuevo e increíble placer casualmente descubierto un día de verano se transformó en uno de los centros reales, por no decir el más real, de mi vida. El potencial de goce ínsito a mi cuerpo se impuso en seguida, brusco y convincente, a los discursos religiosos o morales que lo estigmatizaban. En la cama, el baño, las buhardillas de Torrentbó, me entregaba con asiduidad al acatamiento de una ley material que, por espacio de unos minutos, me confirmaba en mi existencia aislada y  particular, mi irreductible separación del resto del mundo. Con ello no quiero decir ni mucho menos que la doctrina tradicional católica tocante al sexo -expuesta machaconamente en aulas, confesonarios, púlpitos, manuales de piedad juvenil- no hiciera mella en mí. La idea del pecado -del pecado mortal, con sus espeluznantes consecuencias me torturó por espacio de algunos años. Docenas de veces, arrodillado frente a alguno de los sacerdotes de las  parroquias o iglesias cercanas, había confesado mi culpa y pretendido enmendarme sabiendo con certeza que unas horas o días más tarde, esa fuente vital de energía que brotaba de mí impondría su fuero y anularía, imperiosa, el tenue armazón de preceptos que inútilmente la condenaban. Consciente de ello, a fin de sustraerme a los reproches de un confesor fijo o director espiritual, cambiaba regularmente de templo y confesonario, en una especie de juego de escondite cuya inanidad saltaba a la vista. Aunque mis expresiones de piedad eran forzadas y las creencias religiosas frágiles y tibias, el temor a las penas y tormentos infernales me acosó durante algún tiempo. Las imprecaciones contra el sexto, lanzadas por los predicadores e impresas en librillos como los de Monseñor Tihamer Toth, tenían un efecto potencialmente traumático para los adolescentes que, en el ardor de la pubertad, escuchaban o leían, aterrados, los supuestos estragos físicos y morales del acto impuro, simple preámbulo de los suplicios eternos, sutiles, refinadísimos que les aguardaban en el Más Allá. 

LOS MISTERIOS DE LA NATURALEZA

Los restos del día, Kazuo Ishiguro, p. 89
Stevens, sé que  lo que voy a pedirle no es algo habitual.
-¿Sí?
-Verá, ahora mismo ocupan mi mente cosas muy importantes.
-Será un placer servirle, señor.
-Siento tener que pedirle algo semejante. Sé que está usted muy ocupado, pero no sé cómo demonios resolver este asunto.
Mi señor volvió a ocuparse del Who's Who mientras yo seguía esperando. Al cabo de un rato, me dijo sin mirarme:
-Supongo que está usted al tanto de los misterios de la naturaleza.
-¿Cómo dice, señor?
-Sí, Stevens, los pájaros, las abejas... los misterios de la naturaleza, ya sabe.
-Creo que no sé a qué se refiere, señor.
-Le hablaré más claro. Sir David es un gran amigo mío, y en la organización de esta conferencia ha desempeñado un papel inapreciable. Diría incluso que, sin su ayuda, no habríamos conseguido que monsieur Dupont aceptara venir.
-Ciertamente, señor.
-Con todo, Stevens, debo decir que sir David tiene sus rarezas.  Como sabe, ha venido con su hijo Reginald, que le hará de secretario. El caso es que está a punto de casarse. Reginald, claro.
-Sí, señor.
-Durante estos últimos cinco años, sir David ha intentado contarle a su hijo cuáles son los misterios de la naturaleza. Piense que el joven tiene ahora veintitrés años.
-Así es, señor.
-En fin, iré al grano. Resulta que el padrino de este caballerete soy yo, y, por este motivo, sir David me ha pedido que le haga saber al muchacho qué son los misterios de la naturaleza.
-Sí, señor.
-Es que sir David considera que se trata de una tarea bastante penosa y teme que llegará el día de la boda y aún no habrá podido acometerla.
-Sí, señor.

-El caso es que ahora estoy enormemente ocupado. Sir David debería ser consciente de ello, sin embargo, me pide que haga esto, que no es ninguna tontería.

PSIQUE

4321 de Paul Auster, p. 233
En griego, explicó su tía, psique significa dos cosas: Dos cosas diferentes pero muy interesantes.  Mariposa y alma. Pero si te paras a pensarlo detenidamente, la mariposa y el alma no son tan distintas después de todo, ¿verdad? La mariposa empieza siendo una oruga, una cosa fea, prosaica, como un gusano, y luego un día la oruga hace un capullo y después de cierto periodo de tiempo el capullo se abre y sale la mariposa, la criatura más bella del mundo. Eso también le pasa al alma, Archie. Lucha en las profundidades de la oscuridad y la ignorancia, sufre duras pruebas e infortunios y poco a poco se va purificando por el sufrimiento, fortaleciendo por las calamidades que le ocurren, y un día, si el alma en cuestión se lo merece, sale de su capullo y se remonta en el aire como una magnífica mariposa.

ONAN

Todo cuanto amé, Siri Hustvedt, p. 156
Por medio de Matt recobré mis propios días de aprensión y secretismo. Recordé aquel cálido fluido que se derramaba sobre mis muslos y mi vientre y se enfriaba inmediatamente después del sueño, los rollos de papel higiénico que escondía bajo la cama para las sesiones vespertinas de masturbación, y mis viajes clandestinos al cuarto de baño para arrojar los pringosos amasijos por el retrete, siempre de puntillas y conteniendo la respiración, como si aquellas efusiones de mi propio cuerpo fueran objetos robados. El tiempo ha convertido mi joven cuerpo en una especie de chiste, pero en aquella época no tenía nada de gracioso. Recuerdo cómo acariciaba los tres cabellos que de la noche a la mañana me brotaron en el pubis y cómo examinaba mis axilas todas las mañanas en busca de presagios de nuevos brotes pilosos. Me estremecía de excitación para a continuación encerrarme en la dolorosa soledad que subyacía bajo mi piel aún tierna

MODISMOS

Hablemos de langostas, DF Wallace, p. 35-36
O eres parte del grupo o no lo eres. Los actores y actrices, al constituir el núcleo fisil de la industria, forman obviamente parte del grupo. Pese a su poder financiero, los ejecutivos de los estudios y los productores no acaban de formar parte del grupo, y los directores (sobre todo aquellos que nunca han pasado por la iniciación de tener relaciones sexuales delante de la cámara) forman menos parte que los actores y actrices. Los reseñistas de películas y periodistas especializados todavía forman menos parte que los ejecutivos, y los periodistas no especializados están muy, pero muy lejos del grupo, y son de una casta casi tan baja como la enorme masa de fans del porno (el término con que los iniciados designan a dichos fans es: mostrencos). 18
18. •Mostrenco• viene a significar más o menos Jo mismo que significaba •zopenco• entre los trabajadores de las ferias ambulantes. Como todas las comunidades psicológicamente  amuralladas, la industria del cine para adultos está atiborrada de códigos y jerga. •Leña• es una erección lista para las cámaras; “leñador” es un actor masculino de potencia fiable; y •esperar leña• es una forma discreta de explicar lo que hacen todos los demás miembros del equipo de rodaje y del reparto mientras un actor masculino está experimentando •problemas de leña•, una expresión que no requiere explicación. Una •SS• es una escena de sexo; una •DP• es una penetración doble: véase el semiclásico de 1996 NYDP Blue. (Ciertas actrices especialmente estoicas y/ o capaces están al parecer dispuestas a rodar penetraciones •triples•, pero esta clase de actrices escasea y por suerte también las penetraciones triples.) •Culo y chocho• denota una película donde hay SS tanto anales como vaginales. •Tiro/tirar al plato• es un término que se usa tanto para el acto del orgasmo masculino (•tiran) como para el material emitido en el mismo (el "tiro”). (Nota: sin embargo, tanto H. Hecuba como D. Filth aseguran que uno sus grandes desafíos como reseñistas es que se les sigan ocurriendo  sinónimos joviales y evocativos del semen.) El “dinero” -abreviatura de “plano del dinero” es un orgasmo masculino filmado con éxito, lo cual por supuesto tiene lugar en  un cien por cien de las veces fuera de la participante femenina; p. ej .• un •facial• es un •dinero• donde el plato se tira sobre la mejilla o la frente de la pareja sexual. “Chica-chica! se refiere a una SS sáfica, de las que parece que siempre tiene que haber por lo menos una en toda película hetera. •Manga• denota una perspectiva directa y en profundidad de un orificio dilatado y listo para la leña. Una “chica-B” es una actriz pomo de segunda o tercera fila que cobra menos que una estrella femenina y que suele estar dispuesta a SS más perversas, degradantes o dolorosas. “Mullir (v)” es una actividad oral no filmada que se usa para inducir, mantener o aumentar la leña de los leñadores (y en las películas porno de alto presupuesto suelen emplearse lo que se llama •mullidoras•. que son normalmente chicas-B que están esperando).
EJERCICIO: Usen por lo menos ocho (8) de los términos de la industria del cine para adultos arriba mencionados en una frase gramaticalmente correcta.

MUESTRA DE SOLUCIÓN: “Después de esperar leña bastante rato, una chica-B mulló al leñador novato hasta que este pudo participar en una SS de DP cuyas mangas frecuentes requerían leña máxima, y, después de un inicio vacilante, la SS terminó siendo un espectacular facial doble en el que la estrella femenina hizo un verdadero despliegue de profesionalidad al conseguir permanecer entusiasta incluso después de que le cayera algo del tiro en el ojo derecho”.

World’s Biggest Gang Band 2

Hablemos de langostas, DF Wallace, p. 33-34
17. De acuerdo con Dick Filth, el embrollo empezó cuando Hecuba se coló en la fiesta y fue avistado por la señorita Nici Sterling, sobre la cual el señor Hecuba había dicho en una reseña reciente de una película que no estaba claro si ganaría alguna vez un concurso de belleza, pero estaba claro que sabía chupar pollas. Parece ser que fue la broma del concurso de belleza lo que hirió los sentimientos de la señorita Sterling, que al ver a H. H., y experimentando esa relajación de las inhibiciones sociales por la que son famosas las fiestas de todas clases, se fue directa hacia Hecuba, soltó un par de improperios a todo volumen y trató de propinarle al periodista un golpe cruzado de derecha con la palma abierta, momento en el que H. H. tuvo la bastante presencia de ánimo (ayudado tal vez por los tacones de quince centímetros que hacían que el equilibrio de la señorita Sterling fuera precario y la obligara a mandar el golpe por telégrafo) como para agarrarle la mano antes de que esta consiguiera mandarle las  trifocales por los aires. Y en ese momento, a su vez, la señorita Jasmín Saint Claire, al ver que Harold Hecuba estaba agarrando la mano en alto de una agitada y desequilibrada Nici Sterling, se deshizo del marcaje de metro de ancho de Ron “el Erizo” Jeremy, saltó sobre la espalda de Hecuba y empleó lo que Filth aseguró que fue una presa de cuello estilo policía de Los Ángeles de lo más auténtica e impresionante, provocando que Hecuba diera un giro de 360 grados en un esfuerzo para  sacarse de encima a la señorita Saim Claire mientras todavía tenía oxígeno en el cerebro para hacerlo, lo cual mandó a la señorita Sterling contra Randy West y le deshizo el peinado al señor West por primera vez desde que a la industria le alcanzaba la memoria, además de provocar (por lo que Filth creía recordar) que las trifocales especiales autotintadas de H. H. salieran disparadas, volaran trazando un arco de una punta a otra de la sala y  aterrizaran en el escote prohibido de la señorita Christy Canyon, de donde nunca se recuperaron (las gafas) ni se supo nunca más.

Filth también explica que el Incidente Sterling no fue más que la punta del iceberg o la paja del camello en lo tocante a la relación entre Jasmin Saint Claire y Harold Hecuba. Parece ser que H. Hecuba también le había hecho una entrevista hacía poco a J. St. C. en la que ella había  revelado a nivel personal que había cogido la cantidad más bien astronómica de dólares que estaba ganando gracias World’s Biggest Gang Band 2 y la estaba invirtiendo en una (bastante cutre, daba la impresión) cadena de máquinas expendedoras de chicles pornográficos por toda  a costa de California, y Hecuba había elegido incluir dicha revelación en la entrevista publicada, y al parecer la señorita Saint Claire se puso furiosa porque Hecuba hubiera hecho pública su estrategia secreta de inversión, convencida de que ahora todo el mundo iba a querer meterse en el negocio de las máquinas expendedoras de chicles de temática para adultos y que eso iba a saturar el mercado, de manera que ya hacía tiempo que Jasmin Saint Claire se la tenía jurada a Harold Hecuba, y es más que posible que viera el Incidente Sterling más como una excusa conveniente que como lo que parecía ser el rescate de una colega en apuros: D. Filth dice que el debate acerca de las motivaciones que provocaron el fiasco de la presa de cuello/giro de 360 grados/peinado/escote lleva ya veinte meses coleando con vigor y asumiendo múltiples formas.

PROTECCION DEL BIENESTAR DE ADULTOS

Hablemos de langostas, DF Wallace, p. 17
El actor porno de treinta y cuatro años Cal Jarnmer se suicidó en 1995. Las estrellas femeninas Shauna Grant, Nancy Kelly, AlexJordan y Savannah se han suicidado durante la última década. Savannah y Jordan recibieron los premios a la Mejor Actriz Debutante en 1 991 y 1992, respectivamente. Savannah se suicidó después de quedar ligeramente desfigurada en un accidente de coche. Alex Jordan es famosa por haber dirigido su nota de suicidio a su pájaro. El técnico de rodaje y actor Israel González se suicidó en un almacén de una empresa de porno en 1997.

Un grupo de apoyo con sede en Los Ángeles llamado PAW (Protecting Adult Welfare, es decir, “Protección del Bienestar de Adultos”) tiene una línea telefónica de emergencia de   veinticuatro horas para gente que trabaja en la industria del cine para adultos. El noviembre pasado se llevó a cabo un evento destinado a recaudar fondos para la PAW en la bolera de Mission Hills, California. Era un torneo de bolos nudista. Docenas de estrellas femeninas aceptaron participar. Asistieron dos o tres centenares de fans del vídeo para adultos que pagaron por verlas jugar desnudas a los bolos. No participaron ni dieron dinero ninguna productora ni tampoco ejecutivos de las mismas. El evento recaudó seis mil dólares, que es un poco menos que dos millonésimas partes de los ingresos brutos anuales del porno.

SEXO

El rey pálido, DF Wallace, p.500-501
-Bueno, a veces hay que aceptar una forma elusiva de decir las cosas ¿no? Hay cosas que no se pueden decir directamente o serían asquerosas: ¿Te imaginas a alguien preguntando: «¿Te atraigo sexualmente?».
-Pues la verdad es que sí.
-Pero resultaría tremendamente incómodo preguntarlo así, ¿no?
-Puedo entender que resultara incómodo o hasta desagradable, sobre todo si la otra persona no sintiera atracción sexual. Estoy bastante seguro de  que dentro de la pregunta directa va englobada la sugerencia de que el que la hace se siente sexualmente atraído por la otra persona y quiere saber si el sentimiento es recíproco. De manera que sí, esto quiere decir que yo me equivocaba. La pregunta subyacente también engloba una serie de cuestiones o supuestos. Tienes razón: la cuestión de la atracción sexual parece ser una cuestión de la que no es posible hablar siendo completamente directos. Ahora la expresión de Rand es lo bastante condescendiente como para resultar irritante o molesta a la gran mayoría de las personas con las que pudiera estar hablando.
-¿Y por qué crees que es así?
Drinion hace una pausa momentánea.
-Creo que probablemente sea porque a la gente le resulta intensamente desagradable el rechazo sexual directo, de. manera que cuanto menos directamente expreses la información sobre tu atracción sexual a alguien, menos directamente te sentirás rechazado si no hay una manifestación correspondiente de atracción.
-Hay algo bastante fatigoso en ti -observa Rand-. En hablar contigo.
Drinion asiente con la cabeza.
-Es como si fueras al mismo tiempo interesante y muy aburrido.
-Ciertamente me han dicho que soy aburrido.
-Lo de Señor Excitación.
-Es obvio que es un apodo sarcástico.
-¿Has salido alguna vez con una chica?
-No.
-¿Le has pedido a alguien para salir o has expresado atracción por alguien?
-No.
-¿No te sientes un poco solo?
Hay una pequeña pausa.
-Creo que no.
- ¿Crees que te darías cuenta en caso de que así fuera?
-Creo que sí.
-¿Sabes qué está sonando ahora mismo en la máquina de discos?
-Sí.
-¿No serás marica por casualidad?
-Creo que no.
-¿Crees que no?-dice Rand.

-Creo que en realidad no soy nada. Creo que nunca he sentido lo que tú llamas atracción sexual.

MENAGE A TROIS

Blonde: una novela sobre MM, JC Oaptes, p.420
Le había costado identificar a los hombres, aunque, naturalmente, los conocía: Cass Chaplin y Eddy G Robinson, hijos de padres célebres que los despreciaban, príncipes destronados. Eran pobres, pero vestían ropa cara. No tenían casa, pero vivían con lujo. Se rumoreaba que bebían en exceso y que consumían drogas peligrosas, pero quién lo diría al verlos: eran el prototipo perfecto del americano joven y viril. ¡ Cass Chaplin y Eddy G habían ido a buscarla! ¡La querían! A ella, a quien otros hombres despreciaban, usaban y tiraban corno si fuera un pañuelo de  papel. De acuerdo con la historia que los jóvenes contaban una y otra vez, Norma Jjeane llegó a la conclusión de que habían asistido a la fiesta del magnate de Texas con el único propósito de verla a ella.

Lo que no podía saber entonces era que harían posible mi vida. Que, entre muchas otras cosas, me permitirían interpretar a Rose. Uno de ellos la arrojó sobre la arena fría y húmeda,  compacta como si fuera tierra. Ella luchaba, riendo, con el vestido desgarrado y el portaligas y las medias de encaje negro, torcidos. El viento le alborotaba el pelo y le hacía llorar los ojos, de modo que no veía prácticamente nada. Cass Chaplin comenzó a besarla en la boca, primero con suavidad y luego con creciente pasión, metiéndole la lengua, recuperando el tiempo perdido. Nonna Jeane se abrazó a él desesperadamente, rodeándole la cabeza con los brazos, mientras Eddy G se arrodillaba para bajarle las bragas y por fin las desgarraba. La acarició con sus hábiles dedos, y con su lengua igualmente hábil la besó entre las piernas, frotando,  estregando, moviéndose a un ritmo vertiginoso; Norma Jane enlazó las piernas alrededor de los hombros y la cabeza del joven: comenzaba a balancear las cadera, estaba a punto de correrse, de modo que Eddy, rápido y ágil como si hubiera practicado esa maniobra muchas veces, se puso de cuclillas sobre ella mientras Cass adoptaba la misma postura sobre su cara, y los dos la penetraron: el delgado pene de Cass en la boca y el más grueso de Eddy en la vagina, empujando con rapidez y maestría hasta que la chica se puso a gritar como no había gritado nunca, como si fuera a morirse, abrazando a sus amantes en semejante paroxismo de emoción que más tarde todos reirían con pesar de la escena.

LOS AMANTES DE LA MONROE

Blonde: una novela sobre Marilyn Monroe, JC Oates, p. 519
“No se harta del chorizo polaco”

¡Sus amantes! Según el voluminoso expediente del FBI etiquetado con el nombre NORMA JEANE BAKER, ALIAS MARILYN MONROE, eran: Z, D, S , T y media docena más de miembros de La Productora. El fotógrafo comunista Otto Óse, el guionista rojo Dalton Trombo, el actor comunista Robert Mitchum. Howard Hughes, George Raft, l. E. Shinn, Ben Hecht, john Huston, Louis Calhern, Pat O'Brien, Mickey Rooney. Richard Widmark, Ricardo Montalbán, George Sanders, Eddie Fisher, Paul Robeson, Charlie Chaplin (padre), Charlie Chaplin (hijo), Stewart Granger,Joseph Mankiewicz, Roy Baker, Howard Hawks, Joseph Cotten, Elisha Cook hijo,  Sterling Hayden, Humphrey Bogart, Hoagy Carmichael, Robert Taylor, Tyrone Power, Fred Allen, Hopalong Cassidy, Tom Mix, Otto Preminger, Cary Grant, Clark Gable, Skid Skolsky, Samuel Goldwyn, Edward G. Robinson (padre), Edward G. Robinson (hijo), Van Hellin, Vanjohnson, Tonto, JohnnyWeissmuller («Tarzán»), Gene Autry. Bela Lugosi, Boris Karloff, Lon Chaney, Fred Astaire, Leviticus, Roy Rogers y Tigre, Groucho Marx, Harpa Marx, Chico Marx, Bud Abbott y Lou Costello, john Wayne, Charles Coburn, Rory Calhoun, Clifton Webb, Ronald Reagan, James Mason, Monty Woolley, W. C. Fields, Red Skelton, ]immy Durante, Errol Flynn, Keenan Wynn, Walter Pidgeon, Fredric March, Mae West, Gloria Swanson, Joan Crawford, Shelley Winters, Ava Gardner, «Buzz Yard», Lassie,Jimmy Stewart, Dana Andrews, Frank Sinatra, Peter Lawford, Cecil B. DeMille y muchos más. ¡Todo esto en 1953, cuando sólo tenía veintisiete años! Sus aventuras más escandalosas aún pertenecían al futuro.

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