Mostrando entradas con la etiqueta Tonya Hurley. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tonya Hurley. Mostrar todas las entradas

Libros a medias III

Pertenezco a ese grupo de personas a los que no remuerde la conciencia abandonar un libro por la mitad, a la página 50 o a tres páginas de su final. Si no me interesa, a otra cosa. La vida es corta y los libros muchos para malgastarlos con lecturas que no me gustan. Entiendo que esta valoración que hago es injusta e imparcial, pero solo me centro en las páginas leídas. Si luego la historia mejora o no mejora, no lo sé. Lo único que puedo decir es que lo leído me ha hecho abandonar la novela.

Abrasada. La casa de la noche VI o VII, P.C. Cast y Kristin Cast, Trakatá, 2011

Pues sí, aquí donde me veis me he leído muchos volúmenes de la serie La casa de la noche de las Cast. He leído una y otra vez como Zoey salva el mundo cada quince/veinte minutos y vive cuitas amorosas con muchachos de buen ver de muy distinto pelaje. Y reconozco que lo pasé bien. Es una serie divertida e irritante por partes iguales, capaz de alternar grandes momentos de acción o emocionales con pasajes de tedio infinito y lagunas argumentales. Y lo mejor es la evolución del personaje de Zoey de pavisosa irritante y molesta a hermosa muchacha madura con un punto de tristeza. Y se agradece la alegría sexual y que los protagonistas y las protagonistas sientan como normales tener deseos sexuales y que gustan más de un chico. Pero... Ya basta. En serio. Basta. Empezar la lectura de Abrasada fue asistir a lo mismo de los anteriores volúmenes... se ha roto la magia. La historia de Kalona, los cuervos, los malos, la molesta chupi pandi de Zoey... ya no tiene gracia. La trama de La casa de la noche ya me parece estirada hasta la nausea y merece un descanso o que se desenchufe la máquina. Abrasada no aportaba nada y, sinceramente, me aburrió porque me encontré los mismos motivos, explicados de la misma forma y con los conflictos que nos han acompañado desde aquel irritante primer volumen.

The Blessed, Tonya Hurley, Alfaguara, 2012

No he leído la famosa serie de Ghostgirl así que las ciento cincuenta páginas que he me he tragado de The Blessed es lo primero que leo de Tonya Hurley. Y después de leerlas, puedo decir que no creo que me acerque a más novelas de esta autora. No me ha gustado y considero que esta historia moderna de redención y santidad no me interesa, ni funciona, ni me la creo. Tres pecadoras, un muchacho guapo llamado Sebastian, una reinvención del martirio de tres santas, una novela sobre lo guay que es el cristianismo. Lo siento, una de las cosas que más me molestan de una novela es que me adoctrinen o me intenten convencer. Soy consciente de que no existe el arte inocente y que toda expresión artística es trasmisión de ideas, pero cuando me lo hacen de una forma tan burda y descarada me molesta mucho. Y de sutilidad en The Blessed hay muy poco. Personajes extremos muy poco matizados y un avance a trompicones con una aire de folletín de mediodía que crispa. Amén de encontrarlo bastante pretencioso ya que la impresión que me ha dado es que la autora quería hacer ARTE y se ha quedado en la primera letra. No le niego cierta gracia en el diálogo, pero no pasa de aquí. Muy irritante.

Ojos negros, William Ritcher, Blok (Ediciones B de toda la vida), 2012

Thriller. Investigación. Secretos. No empieza mal. Un principio algo tramposillo, pero vamos, no pasa nada. Se presenta una novela movida con una protagonista que vive en la calle y que tendrá que conocer su pasado para hacer frente a una amenaza. No está mal, pero me pilla en unos días sin paciencia y cae en uno de los elementos narrativos que más me molestan e irritan y cabrean. ¿Cuál? La casualidad. Me parece un recurso fácil, cómodo,  molesto y perezoso. La prota va a un barrio donde no ha estado nunca, donde no conoce a nadie, entra en una tienda donde no ha puesto los pies en su vida y, casualmente, hay un sobre para ella que le desvelará detalles de su origen. No. No. No. Esto no. Aunque luego me lo justifiques con un "yo sabía quien eras y te envíe allí con toda la intención y bla bla bla". Este tipo de piruetas narrativas no me las creo y las considero muy peligrosas y me demuestran algo de pereza en el escritor. ¿Poca cosa para dejar un libro? En el momento en que la credibilidad de la historia que te están explicando se desmorona, ¿para qué seguir?

Malditos, Josephine Angelini, Roca, 2012

Predestinados fue, junto con las reseñas de las novelas de Patchito y Norita, la novela por la que más comentarios hirientes he recibido y por la que más mails insultándome han aparecido en mi bandeja de entrada. Lo que no deja de ser curioso porque mi opinión sobre Predestinados no es negativa. La considero una novela agradable y entretenida. Vale que no aporta nada al género y le sobran unas sesenta páginas, pero se lee bien y no aburre. En cambio, en mi opinión, Malditos no se sostiene. Empecé a leerla y me di cuenta de que mi interés por la historia de Helena y Lucas se quedó en la primera parte y que esta segunda no me aportaba nada nuevo. La iba leyendo con el piloto automático puesto y no podía evitar que mi atención se fuera derivando a lo graciosos que son mis gatos, cómo crece la pared o si me han mandado un mensaje al móvil. Cuando pasa esto, peligro peligro. Y, por cierto, ¿por qué en el noventa por ciento de las novelas en la segunda parte los protagonistas tienen que estar chochos el uno por el otro, pero no verse o verse poco, desear olvidarse, pero cuando se encuentran se calientan hasta derretir las paredes, pero llega un momento en que uno de los dos mira al otro mal, así como en diagonal y como diciendo "que te meto" y entonces todo es preocupación porque me ha olvidado? ¿Tan pocos recursos narrativos tenemos?

Buscaré el océano, Carrie Ryan, Montena, 2012

De las cinco novelas que apunto aquí, la única que volvería a intentar leer es esta Buscaré el océano (que, por cierto, mucho más bonito su título original, ese Bosque de manos y dientes. ¿Por qué esa manía de cambiar títulos? Y más como en casos como este dicen y aportan mucho de la novela que titulan). El problema fue la proximidad de las vacaciones escolares, los cuadernos de verano, las orejas que asoman de la campaña de texto... Total, que no estaba por la labor y no conecté con la propuesta de Carrie Ryan. Se me hizo cuesta arriba el conflicto de Mary. Y eso que la idea de la aldea aislada con sus normas cabronas y los muertos que caminan de aquí para allá a ver si pillan un buen vivo que llevarse a la boca me gusta. No sé... Es un libro que permanece en la estantería mirándome y pidiendo una segunda oportunidad. Y puede que se la de.