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Hoy toca hablar de manga

No solo de novelas vive el lector. Por lo menos yo no puedo. Así que entre novelas, alterno géneros. Y este año me dije que no pasaba sin adentrarme en el manga. Hay mucho, seguro que mucho bueno y no me lo quería perder. Así que sin mucha idea, sin saber qué me puede interesar o gustar, sabiendo que desde chico las historias de peleas interminables y ojos brillantes no me interesaban, empiezo a comprar algo, fiarme de algún blog de confianza que recomienda, visitando la biblioteca y, poco a poco, me he hecho asiduo a cinco series. De una de ellas, Bride Stories, hablé hace un tiempo. De las otras, hablo ahora.

Antes de empezar quiero pedir disculpar si digo alguna estupidez sobre temas, técnicas o género. Mi visión de estos cómcs es el del treinta y pico largos que hasta el día de hoy no había abierto un manga. Así que cualquier mérito en la valoración de estos tebeos es totalmente mía. Cualquier error es culpa, no sé, de Nina, por ejemplo.

I am a Hero, Kengo Hanazawa, ed. Norma
Serie abierta (creo que van por el ocho)
Leído hasta el volumen cuatro y parte del cinco.

Desde pequeño me fascina lo zombie. Desde que vi en casa de un amigo unas imágenes de muertos acosando a una mujer y la angustia y la consternación que producía una astilla de madera, hasta el día de hoy. Me interesa lo zombi, leo sobre lo zombi y busco nuevas visione de lo zombi.

Cuando empecé con el manga, I am a hero se convirtió en una de las primera opciones. Y quedé atrapado. ¿Por qué?

1. Un dibujo espectacular. Tanto en la presentación de personajes, en la planificación de las escenas (esas dobles páginas que detienen el tiempo y agobian), en la construcción del mensaje y el particular humor que destila toda la obra. Y el ritmo.

2. Un ritmo lento, agónico, extenuante y que por momentos parece que no avanza. Momentos dilatados en el tiempo y en las páginas que otorga mayor presión e histeria a la historia. El ritmo de este manga me fascina. En el primer volumen, por ejemplo, no pasa nada entendido como acción y rapidez. Presenta el mundo, los personajes, las relaciones y, sobre todo, se detiene en nuestro protagonista (al que volveremos en un momento). Lo zombi no aparece hasta las últimas páginas (y con contundencia). ¿Entonces? ¿Para qué tanto? Lo comentado antes, presentación y pinceladas de mucha inquietud. Y cuando estalla el apocalipsis... esa lentitud se ve acentuada (escenas del taxi, el metro, la pesadilla en el bosque). Me fascina.

3. El protagonista. Un gilipollas. Un ayudante de mangaka cobarde, egoísta y víctima en potencia que contra todo pronostico, sobrevive. Hay algo en Hideo no es un antihéroe que se crece, no es un héroe cotidiano que en momentos desesperados aprende a salir del apuro. El mundo, las convenciones y la sociedad se desmorona a su alrededor, pero él sigue empeñado en vivir según las normas, la correción y lo establecido (estupendo ejemplo su empeño en pasar un ticket de metro por la máquina y no saltársela a pesar de algo viene detrás). Su cobardía en contraste con esos momentos de patética afirmación de que es un héroe cuando está solo. La incorporación en el volumen 4 del personaje de Hiromi con su inocencia y extraña empatía, hace resaltar más el egoísmo y cobardía de nuestro... héroe.

4. El humor. Negro, irónico, molesto e incorrecto. Se trata de un manga de terror, pero a la vez es terriblemente divertido. Siempre, claro, que te guste el humor negro

5. Lo zombi. Una nueva visión. Un nuevo tipo de zombi que bebe de la tradición japonesa de monstruos. Matizada e inquietante.

6. El retrato de una socidad abúlica e indiferente que es su mayor enemigo. Dan ganas de entrar en las páginas y sacudir a los personajes que puebla el manga para que, por favor, reaccionen.

Muchas ganas de seguir leyendo y ver hacia donde conduce este apocalipsis zombi y si este personaje reacciona de una vez. Aunque sea un poquito. Muy poco. Con eso me conformo.

Emma, Kaoru Mori, Planeta de Agostini
(¿10 volúmenes? No sé, yo llevo tres.

Del apocalípsis acompañados de un gilipollas, a la Inglaterra del siglo XIX de la mano de una encantadora criada.

Seguidor incondicional de la serie de Mori Bride Stories, me encontré con que en la biblioteca de Igualada tenían los números de su anterior serie, Emma. Me llevé un par a casa y en seguida me quedé atrapado en la cotidianidad de una vida pequeña, pero no por ello menos fascinante.

¿Qué relata Emma? El día a día de una joven criada en el Londres del siglo XIX. Su historia de amor con un joven señor y el retrato de la profunda brecha social que separaba a criados y amos (en varios momentos del manga se habla de dos países).

Mori consigue una historia sensible, que no sensiblera y con un punto justo de romanticismo que ni empalaga ni molesta. La atención por el detalle, el mimo por los personajes (desde los protagonistas hasta los más secundarios), un ritmo pausado y una estructura cuidada y sutil de la página (momentazo en el que Emma se quita las gafas, por ejemplo, toda una página dedicada a ello y el lector percibe que ese momento es muy importante y está recibiendo una cantidad casi infinita de información sobre su protagonista). Un marco histórico cuidado, pero que no huele a hemeroteca ni documentación. Lugares, personajes, vestuario están muy bien integrados en la historia y hacen que esta resalte, no al revés que es lo que sucede con muchas novelas históricas, por ejemplo, que la documentación se come la naturalidad de lo que se relata.


Todo ello con pinceladas de un humor amable y un punto inocente. Emma es una historia sencilla extraordinariamente bien explicada.

Bakuman, Tsugumi Ohba (guión) y Takeshi Obata (dibujo), Norma
(Si no me equivoco, 20 volúmenes. Voy por el cuarto).

La historia de dos chavales que quieren ser magakas.
Hasta aquí puedo leer. Y poco más puedo decir de un manga tan conocido y del que se ha escrito tanto.

La verdad es que es una historia que me entretiene horrores y creo que es lo más cerca que voy a esta de un manga de lucha. Una estructura de enemigos, peleas y dificultades cada vez mayores y nuestros héroes luchando contra el mundo, y contra ellos mismos, para conseguir su objetivo: triunfar en el mundo del manga.

Sí, de acuerdo, la visión del mundo mangaka está muy idealizada y la historia de amor de Mashiro y Azuki resulta demasiado endulzada, pero tiene una historia y unos personajes secundarios que atrapan. La rapidez del relato, la velocidad en el dibujo y la riqueza de los diálogos consiguen que devore los volúmenes en un momento y luego vuelva a ellos para aprehender los detalles.

De nuevo un dibujo excelente, una ironía y una autoreferencialidad constante (el momento braguita del volumen cuatro, por ejemplo), una enorme galería de personajes y una vitalidad y buen humor que hacen que resulte fascinante un largo capítulo donde solo hay cuatro personajes hablando de estructura narrativa. Lo que más me gusta de esta serie es cómo está contada e ir rastreando la estructura interna de cada capítulo. Ver y aprender cómo cuentan.


Pero si hay una serie que me tiene atrapado y fascinado en cómo explicar una historia es

20th Century Boys, Naoki Urasawa, Planeta de Agostini
(22 volúmenes, creo. Voy por el tercero esperando que el cuarto llegue a la librería espero que mañana).

Explicar de qué va esta historia es complicado y mucho mejor es entrar en el cómic sin saber nada. Así lo hice yo. Vi los primeros números en la biblioteca, me pillé tres y me fui a tomar un café. De inmediato quedé atrapado en el complejo puzzle que nos peresenta Urasawa.

Muchos personajes, saltos temporales, desorden narrativo, historias paralelas, ambigüedad, paranoia, humor soterrado y una forma de explicar la historia que atrapa y me resulta terriblemente adictiva. Desconozco hacia donde conducirá todo esto, pero de momento el viaje me está encantando. ¡Si hasta sale un robot gigante! ¡Y sectas apocalípticas! ¡Profecías! ¡La niña más fuerte del mundo! ¡Villanos con máscara! ¡Códigos secretos! Y el retrato de la miseria y grandeza de la infancia; un momento de la vida donde todo es posible, todo es mágico y ser los salvadores del mundo es algo tan sencillo como desearlo.

Lo que me tiene atrapado de estos tres primeros volúmenes es la forma de explicar la historia, los saltos temporales que dan pistas y como el lector debe formar parte de los acontecimientos si quiere exprimir todo lo que esta historia puede dar. Un manga de misterio que poco a poco va derivando a la ciencia ficción y al terror conspiparanoico.

Una serie de la que me declaro muy adicto.