Luz de luna, Rachel Hawthorne, ed. Trakatrá/La factoria, 2010
Otra novela que sólo me he leído para estar al tanto de las últimas novedades que van llegando a la librería. La verdad es que no esperaba mucho de
Luz de luna, pero me ha sorprendido. Mucho. Lo que no significa que haya sido gratamente. Como he dicho antes, no esperaba mucho de esta novela, pero me encontrado con menos. Con mucho menos. Con nada. Con menos que nada. Si tuviera que definir lo que opino sobre la novela de Rachel Hawthorne sería:
Vaya pedazo de M****A.
Vamos al análisis. Y advierto que seguramente llevado de la mano por la bilis, las ganas de parodia y la exageración destriparé sin piedad, sin rubor y sin remordimientos el argumento de la novela. Si alguien quiere cometer la insensatez de perder su vida leyendo esto, que deje esta reseña ahora... Demos un tiempo para que se vayan... ¿Alguien se sabe algún chiste? ¿Habéis visto alguna buena película? ¿Ya está? ¿Se han quedado los que quieren ver la desagradable autopsia en vivo de Luz de luna? Pues me pongo los guantes y empezamos.
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¿De qué va esto? Bueno... a ver... supongo que Rachel Hawthorne asistió a algún cursillo del tipo "Como escribir novelas juveniles con todos los tópicos posibles" o "Destruir el género desde dentro en cuatro fáciles lecciones" porque en esta historia nos encontramos con Kayla es la típica heroina romántica que es la representación de lo mejor de su generación. Es guapa, sexi, inteligente, amante de la naturaleza y modesta ya que se considera poca cosa y que sus pecas (¿pero qué pasa con las pecas? ¿por qué esta obsesión de que tengo pecas y, por ende, soy fea y los chicos dirán es mona, si no fuera por esas pecas podría ser algo más que una amiga?) la hacen poco atractiva. Naturalmente, sus padres biológicos murieron en extrañas circunstancias y ella vive así como obsesionada/traumatizada por este hecho ya que no recuerda mucho y cree que si recuerda se le desvelará un gran secreto de su vida. Aunque es modesta, se sabe especial. Pues, bueno, que Kayla se va un verano a un bosque a hacerse unos duros en verano trabajando como guía. El mismo bosque donde mataron a sus padres y al que va porque su psicólogo (o loquero como dice ella) le ha recomendado ir para "enfrentarse a sus miedos". Eso hace y se siente transportada por la belleza del bosque... y por Lucas, el hombre, el animal, el macho alfa, el gran polla jefe.
Lucas merece párrafo a parte (y no he acabado con Kayla, pero iremos cruzando los caminos). A ver, es el típico, manido y sabido hasta la extenuación héroe romántico juvenil. O sea, es un tópico con patas que está rozando la parodia cruel y despiadada. Para empezar, entre los primeros adjetivos que la autora le dedica para caracterizar su compleja pisicología son "peligroso", "serio", "misterioso", "callado" y se comenta que tiene la peculiar afición de apoyarse en los árboles siempre entre penumbras y alejado del grupo contemplando con mirada intensa y perturbadora (que no perturbada, que también) a la protagonista. Ésta, claro, siente la presencia de Lucas como una amenaza a su integridad física y virginal. Es tan guapo, tan fuerte, con tantos músculos por todas partes, es tan dominante, tan paternal, tan fuerte, tan macho entre machos, tanta testosterona suelta y, además, se le ve tan sensible, de esos que miran al cielo de noche y dicen cosas como "jo, qué grande que es y qué pequeño me siento", "los árboles están vivos", "libera tu mente y tu cuerpo te seguirá". Lucas es lo de siempre, presentado igual que siempre, con la evolución de siempre. ¿Por qué está tan callado y es tan borde conmigo y me habla mal y me deja entrever cosas, pero luego no y se muestra hosco y todo eso que me duele y me desconcierta? Porque está enamorado de ti. Oh, qué mono.
Mono no, Kayla. Lobo. Porque si Lucas es tan borde y tan misterioso contigo es porque guarda un secreto enorme y, vamos, super fuerte. ¡Es un hombre-lobo!, aunque él prefiere que le llamen por la fórmula políticamente correcta de cambiaformas o, en su defecto, licántropo.
Eso sí, es la versión contemporánea de depilado por la mañana, peludito por la noche.
Esa revelación es superfuerte, pero claro algo que olía Kayla después de observar cómo Lucas es más silencioso que nadie, va olfateando por ahí, y de vez en cuando se le aparece un lobo con el mismo pelo y los mismos ojos de Lucas. Hay mucha atracción entre ellos y Kayla descubre todo el asunto de la muerte de sus padres y conoce la verdad sobre ella misma, ¡¡¡es una mujer loba!!! y Lucas es el compañero que la ha elegido para pasar toda su vida con él (que para algo es el macho alfa). Ella duda, pero se da cuenta de que sí y decide que vale, que Lucas es el macho que la podrá montar y deciden darse besitos y perder la virginidad juntos y todo eso.
Mujer loba. Eso sí, con pecas.
¿He destripado el argumento, verdad? Pues no. Porque todo esto ya lo explica la autora en la primera página y media de la novela jodiendo y fastidiando cualquier sorpresa que uno se pudiera encontrar después. En esa primera página y media te explica que Kayla y Lucas están enamorados, que Kayla debe tomar la decisión de tomar a Lucas por compañero, que ella es una loba, que hay unos malos y la decisión final de Kayla. En una página y media la autora boicotea su propia novela dejando el resto de la historia en una repetición extendida de lo anterior. ¿Por qué hace esto? Si fuera cruel diría que Rachel Hawthorne es una inútil para la escritura. Pero como no quiero serlo solo diré que la novela está mal planteada, mal estructurada y mal escrita desde la primera palabra hasta la última (y mal traducida, claro, que estamos hablando de una novela publicada por La factoria donde encontramos los errores tipográficos que se han convertido en la marca de fábrica de esta editorial).
La caracterización de los personajes es tópica y burda (aunque en la pequeña biografía de la autora se haga hincapie en que su condición de psicóloga hace que sus personajes sean complejos y ricos). Solo me he centrado en los protagonistas, pero, claro, hay un tercer personaje en discordia. El chico tranquilo, no tan guapo, pero calmado con el que Kayla coquetea mientras mira lo peligroso que son los músculos en tensión de Lucas, que luego se descubre que es más malo que la tiña. Su configuarción como personaje es pedestre e inútil porque cae en todos esos tópicos del malo que explica todos sus planes, del malo que si se le dice "¡Pero qué listo que eres!" ya confía en ti y lo cuenta todo, del malo que fuerza a la protagonista, dispara al lobo, miente y manipula, pero la chica sigue pensando que a lo mejor no es tan malo. El resto de personajes son meras comparasar que sólo sirven para subrayar lo inútiles, idiotas y mal escritos que están Lucas y Kayla. Quizá destacaría el hermano malo de Lucas por lo burda que es su inclusión en la historia y por esa escena de pelea tan mal explicada y narrada.
En las reseñas publicitarias que he ido leyendo se resalta la originalidad de su relectura del mito del hombre lobo (cambiaformas según la Federación por la Dignidad de los que Siendo Una Cosa se Transforman en Otra). Bueno... son hombres lobo, hay unos cuantos, viven en una comunidad oculta para evitar que científicos locos experimenten con ellos y poco más. ¿A alguien le suena todo eso? Sí, a lo de siempre. Existe un canto a la naturaleza superficial y, otra vez, tópico. Además, nos encontramos con otra novela escrita para celebrar lo chulo y mágico y superguay que es la virginidad y lo malo y perverso que es el sexo fuera del matrimonio o fuera de la pareja que será la única para toda la vida. Entre esto y que la protagonista celebra saber disparar y lo guay que pueden ser las armas y que crear supersoldados mutados para ganar más rápidas la guerra entre en la parte de lo bueno... vamos, que sólo me faltaba estas pinceladas de ideología para que me acabara de convencer.
La novela no me ha gustado, como creo que he dejado claro. Ni siquiera me he reído leyéndola (aunque aparezca la escena de "soy fea" y el díce no, eres hermosa ), sino que me llevaba de un bufido a otro y a otro y a otro. Creo que es tópica, mal escrita, peor explicada, llena de escenas ridículas, con personajes irritantes y escenas de acción mal contadas.
Hush, hush ya me pareció mala (ver reseña
aquí), pero al menos me reí mucho. Ésta sólo me ha producido aburrimiento, bostezos y ganas de tirar el libro por la ventana (no lo hice porque tenía que devolverlo en buenas condiciones a la librería). Una perdida de tiempo y una perdida de celulosa y papel que podría haberse utilizado para publicar una buena novela.
O el prospecto de una medicina, que es más entretenido, tiene más acción y es más divertido que esta Luz de Luna.