Mostrando entradas con la etiqueta Asesinos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Asesinos. Mostrar todas las entradas

"Diez" de Gretchen McNeil

Aviso: es posible que a lo largo de la reseña destripe partes importantes del argumento, personajes o final. Si queréis leer la novela sin saber nada de ella, no leáis esta reseña. 
Visitad otras partes del blog o id a ver un capítulo de Spaced,
una puñetera obra maestra demasiado desconocida. 
Avisados quedáis. Que luego no me venga nadie quejándose de spoilers y cosas de esas.


Diez, Gretchen McNeil, Maeva Young, 2013

Una isla. Una fiesta. Diez adolescentes. Un asesino.
Y solo quedan...

Versión adolescente de Diez negritos. Se cambian a los flemáticos ingleses tomando cócteles entre cadáver y cadáver por adolescentes que coquetean ante el cuerpo aun caliente de una amiga. Pincelas de película de terror con contador de cuerpos, algo de Aun sé lo que hicisteis el verano pasado, bastante de melodrama adolescente y toneladas de aburrimiento en poco más de trescientas páginas.

 No voy a decir que Diez ha supuesto una decepción porque no esperaba nada de ella. La empecé a leer sin más expectativas que pasar un buen rato leyendo como se cargaban a adolescentes y, sí, eso me encuentro, pero mal explicado, con personajes de cartón piedra, sin sentido de la tensión y con un final pillado con pinzas que se da de golpes a cualquier tipo de credibilidad.

¿Qué en la novela de Agatha Christie los personajes también eran acartonados, algunas de las situaciones bastante inverosímiles? Sí, pero la novela original tiene un sentido de la estructura novelesca y del ritmo endiablado, además de saber crear una estupenda ambientación de angustia y paranoia. ¿Y aquí? Nada de eso. Poca sorpresa, algunos muertos y mucho suspiro por un amor que no sé si me corresponde, y es tan guapo, y me pregunto si le gusto, mira otro muerto que horror, está tan guapo a la sombra de ese cadáver...

El principal problema que he tenido con Diez es la total falta de sorpresa al seguir de forma escrupulosa la novela de Agatha Christie. Quien haya leído Diez negritos verá que Diez se dedica a seguir los pasos establecidos por la escritora inglesa por lo que adivinar quién es el asesino, la trama o el motivo para tanto muerto es sencillo. ¿En todo? ¿También conserva ese final duro, pesimista y cruel de la novela original? No, en eso no. En eso prefiere adaptarse a la "solución" impulsada por las adaptaciones al cine de la novela; un forzado final feliz que va en contra de la lógica del relato. Y si al menos el ejemplo hubiera sido la versión que en 1945 dirigió con elegancia y pulso narrativo René Clair, ningún problema, pero parece que la autora se fijó más en la versión de 1974 de Peter Collinson, llena de diálogos absurdos y un infinito aburrimiento. Y encima de esto, destruye una historia de crueldad y venganza "salvando" in extremis de la culpa a su protagonista y convirtiendo a un frío asesino en uno de esos psicópatas que solo hablan y hablan para que la casi final girl tenga la oportunidad de encontrar una salida.

Gretchen McNeil reproduce el original, cambia un par de cosas y no aporta nada nuevo a la historia de unos personajes atrapados en una casa con un asesino. Además, la construcción de las pistas que da al lector resulta bastante burda. Igual que las pistas de despiste. La sutilidad es algo que no hace mucho acto de presencia en esta novela. ¿Por ejemplo? Diálogos forzados para presentar un personaje. "¿Te refieres a aquella chica tan rara que conocimos hace unos años y a la que fastidiamos tanto?", de este tipo. O se descubre leyendo un diario que un tipo llamado Toni es muy inquietante y... oh, no... el chico guapo se llama Thomas... Para que os hagáis una idea.

Personajes acartonados. Y lo que es peor, personajes que al lector le dan igual. En las historias de terror o intriga, el lector / espectador debe empatizar y sufrir con los personajes. Les debe importar el destino de ellos. Ejemplo de cine, ¿por qué treinta y seis años después el Halloween de John Carpenter sigue funcionando? Porque Laurie y sus amigas nos importan. Porque consiguen que esos personajes nos importen, nos identiquemos con ellos y no queremos que les pase nada. Y cuando un tipo con un enorme cuchillo las persigue, sufrimos. Esto no pasa con Diez como no pasa con muchísimo cine de terror actual. Los personajes no nos importan.  Ni Meg, ni Minnie, ni T.J. ni el bulto de secundarios. Y si me da igual lo que les pase a estos personajes, mis reacciones pueden ser la risa o el aburrimiento. En este caso, fue eso segundo.

El bulto de secundarios que mueren forman una masa indistinguible. Bueno, mentira, el máximo rasgo de personalidad es ser una borde, tener el pelo de tal color, ser un tipo grande, etc. Son carne de cañón. Víctimas sin personalidad definida que solo sirve para aumentar el marcador. Lo dicho arribar, si no importan, no sufrimos. Y si además la narración es torpe, sin ritmo, sin garra y tirando de los recursos más fáciles para crear "intriga", como lector no me vi implicado en la desaparición de estos personajes.

Y el trío protagonista resulta más molesto que otra cosa porque se crea un absurdo triángulo (sí, triángulo) donde la prota Meg se debate entre rendirse a los encantos de T.J. o ser fiel a su amiga Minnie a la que también le gusta T.J. Esta tensión amorosa se prolonga a lo largo de la novela creando momentos tan absurdos como sonrisas y coqueteos ante un cadáver ahorcado, que en situaciones de peligro la prota se interrogue si le gustará al chico. Todo para acabar en unas últimas frases de novela que caen de lleno en el mayor de los ridículos. ¿Cuál? Un final feliz donde la protagonista manifiesta que pese a todo lo sucedido en ese fin de semana (asesinatos, intentos de matarla, ver como su mejor amiga muere delante suyo con una flecha en el cuello, cadáveres y más cadáveres, soledad, frío, miedo, paranoia, peligro, etc.) hay "una consecuencia hermosa". ¿Cuál? Se ha sacado novio. Tócate los huevos.

La novela acaba revelándose como una novela romántica del montón, solo que esta vez hay algunos muertos. Lo que acaba importando no es tanto la resolución de una trama de venganza bastante endeble y tópica (todo no es más que la típica historia de patito feo acosada por los populares), si no si al final Meg acabará con T.J. Los asesinatos acaban supeditados a la intriga amorosa. ¿Y era necesaria esta intriga? ¿Necesitaba esta novela una historia de amor? ¿Es obligatorio que en toda novela dos personajes se enamoren, se miren y suspiren? ¿La historia de verdad lo necesitaba?

Todo para acabar en un final tópico hasta la náusea que hemos visto miles de veces. La final girl escuchando un largo monólogo del malvado asesino que si hasta el momento se había rebelado como alguien frío y controlador, ahora muestra su lado más histriónico y estúpido contradiciendo al personaje y mostrando que la autora no ha aprendido nada de Agatha Christie. Añadiendo que la explicación que hace de los asesinatos hay que pillarla con pinzas ya que está repleta de agujeros, situaciones imposibles y extraordinarias casualidades. Y lo rematamos con el final feliz que he comentado antes.

Diez me ha parecido una novela floja, mal explicada y estructurada, previsible en el peor sentido y poco creíble. Sin ritmo y sin energía. Construida con los clichés de las historias de terror de psicópatas y adolescentes. Personajes planos y sin ninguna entidad. Una innecesaria subtrama amorosa que acaba erigiéndose como protagonista y motor y que para mí lastra un argumento que es en sí un cliché (desconocidos atrapados junto a un asesino), pero que bien llevado puede despertar muchas simpatías. Pero este no es el caso.