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"El lado explosivo de Jude" de Nicole Williams

El lado explosivo de Jude, Nicole Williams, Montena, 2013

Otra de las quince.

Dentro del mundo de la literatura juvenil, el subgénero que menos me gusta e interesa es el de chica buena conoce a chico malo. De igual manera, los personajes que menos me interesan y que más me aburren de todo el amplio espectro de la literatura juvenil son los "chicos malos" como este Jude del que hablaré en unos momentos, el psicótico Travis de Maravilloso desastre o aquel horror llamado precisamente El chico malo de Abbi Glines.

Y no me interesa porque es un tipo de personaje que encuentro siempre forzado, poco natural y caracterizado con unas características muy marcadas: mucho odio hacia el mundo, mucha rabia, mucho desprecio por lo que es, un pasado conflictivo que le hace ser lo que es, estallidos de celo y violencia, pero a la vez momentos de una gran dulzura y de una ternura casi infinita en los momentos de intimidad con ella.

Y lo mismo me ocurre con las historias protagonizadas por la chica buena y el chico malo; una y otra vez las historias caen en los mismos tópicos y la misma estructura con alguna que otra variación, pero respetando el fondo.
Enamoramiento - rechazo - aceptación - ruptura - reconciliación - ruptura - reconciliación - ruptura - drama final - reconciliación.
Todo esto acompañado, claro, del complejo de enfermera de la protagonista (ella puede curar y consolar a este ser atormentado)

Ya sé que estoy generalizando y no me he leído todos los libros aparecidos de chicos malos y que juzgo un todo por una parte cometiendo injusticias con libros que seguro están muy bien y reformulan estos tópicos que están empezando a caer en clichés, pero mi experiencia como lector ha sido ésta.

Cuando empecé a leer El lado explosivo de Jude me encontré con una cantidad importante de tópicos (enamoramiento a primera vista, la chico buena que está buena, el chico malo que está madre de dios, madre de dios qué sonrisa ladeada y que múuuuusculos, la chica buena sabe que ese guapetón no le conviene, ser la nueva en el instituto, etc), pero explicados con gracia. Así que de repente me encuentro interesado en esta historia porque el estilo es coqueto, los diálogos están trabajados y parece que la autora hace una apuesta por el realismo y por la construcción de personajes. Leo y leo y encuentro con unas primeras sesenta/setenta páginas muy interesantes y prometedoras. Jude es el chico malo, pero en el que se advierten más capas de las que parece a primera vista y Lucy no abandona su vida porque en ella aparezca de repente un tipo muy guapo. Y con buenos momentos como la primera entrada de Jude en casa de Lucy o un trasfondo de violencia y de un pasado / presente que persigue al protagonista y empeñará su nueva relación. Late algo real y algo dramático en ese principio que me dio por pensar que la autora había hecho una novela romántica juvenil, sí, pero con un ojo puesto en las novelas de Susan E. Hinton.

Pues no.

El verano se acaba, empiezan las clases, aparecen más personajes y la novela empieza un descenso lento, pero inexorable hacia abismos de aburrimiento y convencionalidad para concluir de una forma horrible. ¿Por qué? Porque en mi opinión se abandona los temas apuntados en las primeras setenta páginas y que aventuraban algo más realista y social (delincuencia juvenil, carga del pasado, etc.), para adentrarse en los manidos, aburridos y sobados temas de novela de instituto: la popularidad, la reputación y el qué dirán.

La novela abandona el drama y el relato realista para adentrarse en terreros de comedia estudiantil (el bochornoso momento cremallera), el melodrama (el muy mal llevado tema de Holly) o el mal folletín adolescente (el personaje de Sawyer, tercero en discordia y típico personaje cuya única finalidad es servir de contrapunto de Jude y ser todo lo que el prota no es negándole cualquier tipo de retrato psicológico y convirtiéndolo en casi en caricatura de tres o cuatro tipos: amigo, enamorado en silencio, tercero en silencio y otros que callo para no arruinar la lectura a nadie). Y en mi opinión, con el problema añadido de que no hay un argumento fuerte que sustente a los personajes.

Con El lado explosivo de Jude me ha pasado igual que en otras novelas de este tipo; una vez los protagonistas acaban juntos, la historia se acaba. Y si eso pasa en la página ciento cincuenta, para mí, la novela se ha acabado y el resto acaba pareciendo relleno. A partir del momento en que Jude y Luce están juntos, la historia acaba basándose de forma casi única en la desconfianza de Luce hacia el que es su pareja. Ya está. Esto provoca que una estructura narrativa que se repite y repite: felicidad - desconfianza - ruptura - descubrir que estaba equivocada - reconciliación - felicidad - desconfianza, etc. Se abandona lo apuntado en el principio y todo acaba cayendo en una historia muy convencional que pese a buscarlo no me sorprendió ni me atrapó.

¿Opinas pues que El lado explosivo de Jude es mala novela? Pues no. No aburre demasiado, tiene dos protagonistas que pese a todo son bastante dignos y merecían una historia con mayor calado. Algunos diálogos rápidos e ingeniosos. Además, creo que tiene setenta primeras páginas buenas que apuntan temas muy interesantes que, lástima, la autora deja atrás para explicarnos de nuevo una historia que ya conocemos y, además, explicada de la misma forma.

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