No solo de lecturas acabadas vivo. Hay libros que empiezo con ilusión y que por diferentes motivos no llego a acabar... el libro me parece una mierda, o una perdida de tiempo y la vida es corta, no es el momento para leerlo, exige una dedicación intelectual y mi cerebro está agotado de tanto libro de texto, etc. De esos hay mucho a lo largo de mi año lector. Tengo la gran virtud de saber parar una lectura a tiempo y no caer en esa dictadura de creer que libro que se empieza hay que acabarlo. No hay que acabar una mierda. Si el libro es malo, ¿para qué seguir? ¿Por afán masoquista? ¿Para perder el tiempo con una mala lectura cuando podría estar disfrutando con una buena novela de aventuras, una novela negra clásica, un cuento de Alejo Carpentier o un Terry Prattchet? La vida es corta para malgastarla con un mal libro.
Y hoy, a la espera de que empiecen las novedades, hago un repaso rápido y somero a lecturas que empecé y abandoné por diferentes motivos.
Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, Albert Espinosa, ed. Grijalbo, 2011
Si tu em dius vien ho deixo tot... però digue'm vine, Albert Espinosa, ed. Rosa dels Vents, 2011
El libro de no ficción más vendido en Sant Jordi. Uno de los libros más vendidos en la Feria del libro de Madrid. La novela más solicitada en lo que va del año en la librería. La presentación que se hizo que más éxito tuvo. Las peores cien páginas leídas este año. Si lo abría fue porque el autor venía a hacer la presentación de la novela. Y, la verdad, no lo entiendo... no entiendo que pueda gustar tanto y que se venda tanto algo que en mi opinión está mal escrito. No hay argumento, no hay ritmo, no hay estilo... repetición de los mismos temas y motivos que en los anteriores libros del autor (y no estoy de acuerdo con que forma parte de un mundo, sino en cuatro motivos repetidos hasta la saciedad). No se profundiza en los personajes ni en la acción... llenas de irritantes frases twitter... venta de buenrrollismo que me inquieta... prosa perezosa y poco trabajada... vago... Y todo esto en las cien primeras páginas y hasta aquí. Cierro el libro. No puedo más. El azúcar se me escapa y me da la sensación de que no hay historia, no hay discurso, solo marketing personal. Un libro que me parece que se ha vendido más porque el personaje que lo escribe cae bien, que por su calidad.
Bajo la hiedra, Elspeth Cooper, ed. Minotauro
Dos veces empezada, dos veces abandonada. Y sigo sin recordar nada de lo que he leído. Y mira que le puse empeño y ganas porque me gusta la fantasía, me gusta la magia y el argumento me parecía muy atrayente, pero el libro me aburría a cada página giraba. Sé que todo se me antojaba un mala recreación de los motivos de las novelas de Ursula K. Leguin. Se la comparó con El nombre del viento y no estoy de acuerdo. La novela de Rothfuss, sin gustarme especialmente, no me aburrió tanto (aunque un poco sí).
No puedo decir mucho más porque no recuerdo más detalles. Algo de música y poco más. Dentro de un tiempo le daré una tercera y última oportunidad y a ver qué pasa.
Oksa Pollock y el descubrimiento de Edefia, Anne Plichota y Cendrine Wolf, ed. Planeta, 2011
Larga... muy larga... hinchada... con una alarmante falta de ritmo... ¿De verdad son necesarias 650 páginas? Llegué cerca de la página 200 y tenía la sensación de que el tiempo no pasaba. Esas 200 páginas se podían haber contado en cincuenta. ¿Por qué hacer novelas tan largas? El argumento no da para tanto... ¿Por qué novelas tan largas cuando con mucho menos se consigue mucho más? Pienso en Harry Potter o en Artemis Fowl y su maravillosa capacidad de presentar un personaje, unos secundarios, un mundo, una trama y una intriga en poco más de doscientas páginas. Genial. Ya crecerá el volumen cuando la historia lo pida y no al revés. No es una mala historia y esas doscientas páginas tenían puntos interesantes, pero en el momento en que la cogí se me antojó demasiado. Dentro de un tiempo me pondré de nuevo con ella.
El vuelo del dragón, Anne McCafrey, ed. Roca, 2008
Una gran novela de aventuras dragoniles.
Me estaba gustando mucho. Muy bien escrita, con personajes muy bien trabajados, duros, fuertes, complejos... relaciones hombre/mujer fuera de tópicos y moralinas. Grandes escenas de acción. Fantasía. Humor negro. Una protagonista muy dura y fuerte, sensual y femenina.Y dragones, cuya presencia en una historia siempre es de agradecer. Entonces... ¿por qué no acabé esta novela?
Fácil. A., la muchacha junto a la que vivo y desmaduro, quería leer algo de aventuras y que salieran dragones. Y como la serie Temerario ya había caído, pues le ofrecí el libro que estaba leyendo en ese momento. Y le gustó mucho una vez superó el escollo de las primeras treinta páginas (hay que habituarse al lenguaje y al estilo). Y mientras ella disfrutaba con su nueva lectura, tuve que buscarme un nuevo libro que echarme al coleto. En nada volveré a cabalgar sobre un dragón en el mundo de Pern.
Y también encontramos Amor inmortal (Cabe Tierman, SM,2011), que me produjo grandes y sonoros bostezos. La gramática del amor (Rocío Carmona, La Galera, 2011), cuya protagonista me irritó hasta límites insospechados y encontraba cursi en exceso y muy poco interesante.
Y muchas más que irán apareciendo en próximas entradas junto con aquellas novedades que están a punto de desembarcar en la librería y que no me podré tragar abandonándolas a la página cien y exclamándome por haber perdido esos preciosos minutos de mi vida.