Jo sóc el missatger, Markus Zusak, La Campana
Soy de los que se leyeron La ladrona de libros y se quedaron más bien fríos. Sí, bonita. Sí, interesante. Sí, una voz narradora diferente. Pero también algo de sentimentalidad y algo de trampa emocional. La leí, la olvidé y no pensé en volver a pillar ninguna novela de su autor. No por manía o desagrado, si no por la sensación de que su forma y su universo no es para mí. Ahora, por aquello de las lecturas propuestas, me toca volver a Markus Zusak.
Ed Kennedy tiene diecinueve años y ya es un buen proyecto de perdedor. Mata sus días entre un trabajo de taxista, en partidas de cartas con sus mejores amigos, insultos de su madre y pensamientos de que un día tendría que hacer algo mientras rasca a su apestoso perro. Un día, de forma casi involuntaria, se convierte en una especie de héroe por impedir un atraco. A partir de ese momento su vida da un vuelco y empieza a recibir unas cartas de poker con direcciones y él comprende que se ha convertido en mensajero. Su intervención cambiará las vidas de muchas personas y, de rebote, la suya propia.
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Novela sencilla y directa. Muchos diálogos, personajes bien diferenciados, velocidad y sentido del humor. La forma y la trama consiguen captar la atención de lector que acaba el libro en poco tiempo. Frases cortas. Demasiado. Mucho punto y aparte. Demasiado. No da una sensación de narración, si no de apresuramiento y descuido. Un manía. Es de lectura veloz y sencilla, que imagino es lo que quería el autor.
Pero a mí no me ha gustado. ¿Por qué? Varios motivos. El principal es que las novelas emocionantes, inspiradoras, de buenos sentimientos no van conmigo. Es más, huyo.. Y Cartas cruzadas es una de ellas. Es una novela que busca inspirar, que lleva con ella un mensaje al lector (explicitado torpe giro final), una moral. Y a mí no me gusta que me sermoneen aunque sea por medio de sonrisas y personajes cotidianos.
Además, las historias que presentan no son más que clichés. Historias de superación y aceptación que hemos visto mil veces como llenar una iglesia de feligreses (ahora mismo recuerdo Sister Act o la novela Halo), reconciliar familiares, aceptarse como uno es, devolver la magia a la navidad, etc. Todas ellas con un tono algo conservador que, la verdad, me molesta. Además, ¿no es la novela algo condescendiente con los personajes femeninos? Me refiero a que sus personajes tienen que ser salvados, enseñarles a aceptarse, enseñarles a amar, darles un respiro... como si ellas por sí solas no pudieran. Y tiende a ser algo afectada y con excesos sentimentales que acaban lindando con la manipulación (ese momento de la niña cogiéndole de la mano al protagonista y diciendo algo así como "¿Has venido a salvarnos?"). Y no podía quitarme la sensación mientras leía que me encontraba ante una de esas series tipo "Tocados por un ángel" de desconocidos que cambian vidas y que están repletas de buenos sentimientos y azúcar.
Para mí Cartas cruzadas se redime por su sentido del humor y por un esplendido primer capítulo. La escena del atraco es brillante y creo que hay más verdad en el retrato de una juventud perdida y desorientada en esas pocas páginas que en las trescientas restantes. Y sin moralinas ni falso buenos sentimientos.
Quizá lo que más me ha irritado en su giro final; un mensaje que se lanza al lector explicitando una moralina y poniéndose el autor por encima del lector enseñándole como vivir. Ese final que hace que lo que hemos leído deje de ser novela y se convierta en sermón. Y eso me molesta. Me rebelo y salgo de la lectura bastante molesto. Esto no es para mí.
Y siento haber escrito una reseña tan poco objetiva, pero que me sermoneen e intenten convencerme la fuerza nunca me ha gustado y me acaba haciendo perder perspectiva. A la novela no le faltan méritos, pero el mensaje hace que me cueste verlos.
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