Mostrando entradas con la etiqueta Qué leo qué reseño 2014. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Qué leo qué reseño 2014. Mostrar todas las entradas

Un pequeño descanso

Con las dos reseñas anteriores llegamos al ecuador del reto. Buenos, casi. Treinta reseñas de sesenta y una. Desde septiembre embarcado en un proyecto demencial de ir encabalgando una detrás de otra "lecturas obligatorias" me apetezcan o no. Y se descubren un par de maravillas, muchas medianía y alguna lectura que es una caída total en brazos de la locura y la demencia. Y después de treinta libros llega el momento de un pequeño descanso. Tomarme quince días para leer lo que quiera.

Sé que algunas personas no lo verán con buenos ojos y pensarán que no es una buena idea (¡hola, Jordi!), pero lo necesito. De verdad. Lo necesito. Necesito unos días de libertad para elegir lo que quiera, reseñar lo que me de la gana y dejar a un lado The host de Stephanie Meyer (que es lo que estoy leyendo ahora y... ¿por qué es tan largo? ¿Por qué tanto relleno si con un cuarto se explica lo mismo? ¡Por qué?). Necesito unos días de descanso porque me estoy convirtiendo en mala persona. No duermo bien, estoy irritable, de mal humor y con ganas de salir a la calle en calzoncillos, con un machete y proclamando que vienen los Grandes Maestros.

Así que paro y me pongo a leer otras cosas




para volver dentro de quince días al reto con ganas de pasarlo bien, fuerzas y sentido del humor. Espero que lo entendáis.

Interludio

- Y por eso estoy totalmente a favor de los pezones.
Estábamos mi buen, pero irritante amigo Jordi y yo tomando un café y algo de bollería en una céntrica cafetería de Igualada. Charlábamos de esto, de aquello y de algo de más allá poniéndonos al día de nuestra semana, la evolución en el visionado de nuestras series y utilizando cada dos o tres palabras, un insulto, una palabrota o una forma soez de llamar a alguna parte del cuerpo (por la salud espiritual de nuestros lectores, omitiremos estas vulgaridades en la reconstrucción de esta conversación).
- Interesantes argumentos, pero la mayoría los has copiado de Marx y Demócrito.
- Sip.
- Ya decía yo. Por cierto, ¿cómo va el reto?
- ¿El qué?
- La gilipollez esa de los libros. ¿Cómo va?
- Ah, bien.
- ¿Cuántos llevas leídos?
- 16.
- ¿Cuántos?
- Dieciséis.
- Ah, vale, ya sabes que soy de letras y a mí los números...
- Sí, lo sé.
- ¿Y qué tal?
- Bien.
- Pero esos son...
- Sí, más de los que salieron el año pasado.
- Joder.
- Ya. Cuando empecé este año pensaba, va, saldrán como el año pasado, 15...
- ¿Qué?
- Perdona, quince, como mucho veinte. Ya me parecía mucho, pero, joder, cuando a los dos días ya llevaba dieciocho libros me empecé a acojonar. Esto no se nos ha ido de las mano.
- Y tanto.
- Coño, sesenta y un libros son muchos.
- ¿Y te los vas a leer todos?
- Claro, me he comprometido.
- Pero qué tonto eres.
- Ya te digo.
- ¿Y qué? ¿Hay alguno que te haya gustado?
- Sí.
- ¿Qué?
- Que sí, que hay alguno que me ha gustado mucho.
- ¿Cuál?
- Pues La hija del rey del país de los elfos es una maravilla. Precioso.
- No puede ser. ¿Quién votó eso?
- Pues gente, ahora no recuerdo...
- ¡Pero es indignante! ¿Es que no entendieron en qué consiste esto? Hay que putear. Hay que elegir un montón de libros, pero que sean una putada. Que tengas que leer sesenta y pico libros de mierda para volver loco y que acabes convertido en una masa putrefacta y balbuceante anegado en tus propias heces. Y va alguien y elige un buen libro...
- Y hay más.
- Tócate los huevos. Más buenos libros. El año que viene hay que evitar que voten buenos libros...
- El año que viene no sé si haré el reto.
- Tú te callas porque aquí no tienes ni voz ni voto. El año que viene lo haces y punto, ¿de acuerdo? Piensa que es un servicio público y un bien a la humanidad. Hay gente como tú y como yo que estamos acostumbrados a la maldad, a putear, a la mala leche y la vamos repartiendo y distribuyendo por el mundo. Pero hay gente que es buena, ayuda a los demás, da la hora y si le preguntan por una calle, da la dirección correcta. Tu mierda de reto ayuda a esta gente a sacar parte de la mala leche que acumula. Le da un objetivo claro, putear a Jorge. Para eso estás y para eso existes, para que te puteemos y en casa nos riamos pensando que estás leyendo una mierda y que la tienes que leer palabra por palabra sin saltarte ni una. Por eso que de repente te encuentres con buenos libros... no, eso no.
- Ya, pero...
- Ya, pero y una mierda. El año que viene habrá que poner un filtro o algo... si acaso ya haré yo las reglas y se lo digo a Mara y a la chica esa que propuso lo de La luz de Candela, la adoro, la adoro, hay que ser perra para elegir un libro así, y redactamos normas nuevas y tú te callas. Me miraré las propuestas y elegiré un comité elector que vaya a putear.
- Acabaréis conmigo.
- Tú te lo has buscado. ¿Y cuántas te quedan?
- Cuarenta y pico.
- Vas a buen ritmo.
- Sí, la idea es que en cuatro o cinco meses haya acabado. Deprisita. Y primero me quito parte de la morralla para quedarme con unas cuantas novelas y disfrutar.
- Yo propondría que las reseñas tuvieran que aparecer todas antes de acabar el año.
- No puedo.
- Sí, todas antes de Navidad. Y que alguna sea en verso. Sí, haré campaña para eso. Y que voten.
- Ya podéis votar que no lo haré.
- Claro que lo diré y me apoyarán porque la cuestión es putearte. Y putearte es divertido. Y bastante triste y desesperado es este mundo y esta vida para que un mindundi como tú nos quite algo que hace feliz a tanta gente. ¿Cómo puedes ser tan egoísta?
- Lo siento.
- Nada, a hacer campaña. Ya nos lo agradecerás.
- No lo creo.
- Que sí, para eso están los amigos. ¿Vamos a dar una vuelta?
- Vamos.
- Por cierto, ¿qué opinión te merecen los consoladores anales extremos que funcionan con energía solar?

- Así que el año que viene leerás cien libros y todos serán una mierda.

Y estos son los títulos seleccionados...

- ¿Lo ha visto alguien?
- ¿A quién?
- ¿A quién va a ser? A Jorge.
- ¿No ha aparecido todavía?
- No.
- ¿Dónde se ha metido?
- No lo sabemos. Por eso te lo preguntamos.
- Joder... O sea, que anoche nada de entrada.
- Nada. Llegan las doce y silencio.
- ¿Y los libros?
- Ni libros, ni disculpas, ni pollas en vinagre.
- Hostias... ¿Y nadie sabe nada?
- Hay rumores.
- ¿Qué rumores?
- Ya sabes. Manila.
- ¿Otra vez?
- Sí, La Iniciativa Rencorosos.
- Nunca habla de eso.
- También hay gente que dice haberlo visto llorando por las calles, emborrachándose de refresco y hablándole a las cacatúas.
- No me extraña, este año...
- Se le ha ido de las manos.
- Total.
- No cambio las reglas porque será como el año pasado... quince son muchos, no creo que los supere.
- Pues toma patada en la boca.
- Por mucho que vaya de tipo duro que no baila y el cinismo sea el perfume que le chorrea por los sobacos, en el fondo es un blando y realmente creía que la gente no se pasaría.
- ¿Pero tanto ha sido?
- ¿No los has visto?
- No.
- ¿Pero dónde estabas metido?
- Me tocaba turno en el club.
- Vas a fliparlo.
- No puede ser tan duro.
- Date la vuelta y mira.






















- ¡Hostias!
- ¿Qué te parece?
- ¿Cuántos?
- Sesenta y pico... nos ha dado apuro contarlos todos.
- Pero si el año pasado hizo sesenta y dos reseñas... esto es el trabajo de un año en el blog...
- Sí.
- Joder. ¿Cómo lo hará?
- No lo sé.
- ¿Y sabes cómo se lo ha tomado Jorge?
- Bueno, vistas las circunstancias bastante bien.


- En un par de días tiene que empezar con las reseñas,
- Me da un poco de penica el pobre.
- Bueno, él se lo ha buscado.
- Eso sí.