Para ir poniendo al día el blog, reseña de tres novelas.
Me ha costado horrores escribirlas. Se nota que estoy muy desentrenado.
El ferrocarril subterráneo, Colson Whitehead, Lit Random House
Traducción de Cruz Rodríguez Juiz
El ferrocarril subterrani, Colson Whitehead, Periscopi
Traducció d'Albert Torrescasana
National Book Award 2016
Pulitzer 2017
Próxima aparición. Si no recuerdo mal, el doce o el catorce de septiembre del presente año. Muchas gracias por el ejemplar promocional.
La última novela que he leído.
Cora es una joven esclava que malvive en una plantación de algodón de Georgia. Después de una brutal agresión, decide emprender junto con otro esclavo llamado Caesar una fuga hacia tierras mejores. Para eso utilizarán el ferrocarril subterráneo, un medio de transporte clandestino que les llevará a una vida mejor. Pero tras ellos irá Ridgeway, un implacable cazador de esclavos que los perseguirá hasta las últimas consecuencias.
Una buena novela que convierte el mítico Ferrocarril subterráneo (la red clandestina que ayudaba a escaparse a miles de esclavos de los estados del sur) en algo real y erige un imaginario lleno de estaciones, raíles y maquinistas haciendo que una novela de fuerte carga realista e histórica adquiera unos tintes oníricos que proporcionan mayores lecturas y capas a la novela. Especialmente en un ambiguo final donde esperanza y desolación se dan la mano.
La novela se lee en un suspiro. Casi una novela de aventuras y suspense. Capítulos cortos, velocidad y viaje. Recursos cinematográficos (incluso cayendo en algún cliché que rechina un tanto en la trama de la novela) y un ligero didactismo que aunque no molesta, sí escuece un poco. Repleta de ideas y libertad y, en ocasiones, de metáforas que tienen la sutilidad de un elefante saltando de un trampolín, pero que no por ello dejan de ser efectivas y evocadoras. No se cargan las tintas en los horrores de la plantación porque la realidad histórica ya era suficientemente fuerte y dolorosa. Una historia que explica la historia de un país cimentado en parte en sangre, dolor y muerte.
Me quedo con la imagen de una biblioteca ardiendo y su contenido, la literatura negra existene hasta el momento, devorada por las llamas. Como en tantas otras cosas, el hombre blanco trayendo el olvido y el silencio consigo y escribiendo su historia.
Amatka, Karin Tidbeck, Fabulas de Albión, Ediciones Nevsky
Traducción de Marian Womack
Con solo dos libros leídos, este del que hablaré ahora y Jagannath, Karin Tidbeck se ha convertido en uno de los nombres de la ciencia ficción que más me interesan. Su apuesta por una narrativa orgánica, poética, con tintes surrealistas me parece muy atractiva e intensa. Su novela y su libro de cuentos son absorbentes, exigentes y partiendo de, como en este caso, esquemas de la narrativa distópica más clásica, consigue superarlo y ofrecer algo nuevo.
Una de las cuatro colonias del "nuevo mundo" donde los pioneros han sobrevivido durante generaciones aplicando unas rígidas convenciones. Entre ellas, el uso correcto y normalizado del lenguaje por parte del poderoso comité: pronunciar erróneamente una palabra, o nombrar algo inexistente, todo ello tiene consecuencias perturbadoras que pueden poner en jaque la supervivencia de la colonia.
Vanja, sin embargo, está dispuesta a arriesgarse para buscar respuestas a ciertas preguntas: ¿se encuentra esta obsesión con el lenguaje relacionada con la misteriosa desaparición de cien habitantes de la colonia? ¿O con la destrucción de la colonia Cinco? ¿Qué esconden los poemas de la poeta rebelde Berols Anna? Y una pregunta muchos más siniestra y para la que nadie tiene respuesta: ¿dónde se cuentra Amatka en realidad?
Una novela maravillosamente imperfecta y llena de aristas que dan mayor intensidad a su lectura. Le faltan páginas de desarrollo a algunas de las ideas y personajes que propone, pero en esas imperfección está parte de su fuerza. Un lenguaje escueto y parco, sin metáforas ni segundas acepciones, que son la base misma de la novela.
Esto es una de las cosas más interesantes e intensas de la novela, como lenguaje, forma y argumento se complementan y son indisolubles unos de otro. Ya sé que lo que estoy diciendo parece algo obvio, pero pensemos en la cantidad de veces que esto no pasa. La autora hace que la propia forma y el cómo está escrita la novela explique argumentalmente la novela. El poder tanto creador como destructor de la palabra. El simple acto de no decir algo se convierte en una herramienta de subversión y libertad.
La part fosca, Gillian Flynn, La Magrana
Traducció de Ferran Ràfols Gesa
Lugares oscuros, Gillian Flynn, Roja y Negra
Dentro del universo de la novela criminal, Gillian Flynn es una de mis escritoras favoritas. He leído las tres novelas publicadas en España: la muy conocida Perdida, Heridas abiertas y esta La part fosca, quizá mi favorita.
La masacre de la granja de Kinnakee. Así bautizó la prensa al asesinato de la madre y las dos hermanas de Libby Day a manos de su hermano Ben.
Veinticinco años después, el Kill Club, una sociedad secreta de fans de los crímenes célebres, contrata Libby para que investigue ese asesinato, até los cabos sueltos de la investigación y encuentre alguna prueba que absuelva a Ben de los cargos. Ella, acosada por deudas, acepta lo que la llevará a un viaje a su pasado que arrasará con todo.
Lo que más me gusta de la obra de Gillian Flynn es que tras unos argumentos de novela criminal, sus novelas son crueles y despiadadas sátiras de sacrosantas instituciones como el matrimonio o la familia. Perdida disparaba con bala y a matar contra el matrimonio y era una demoledora ironía sobre la fragilidad del ego masculino y su cobardía (por cierto, aprovecho para entonar un mea culpa... en su momento no supe leer Perdida y lo catalogué como un thriller psicológico más. Fallo mío. No lo entendí y fue en una posterior relectura donde vi todo el potencial y mala leche que alberga).
La part fosca o Lugares oscuros satiriza la familia, las estructuras de poder y la fascinación del mal. Esa idea tan maravillosa del Kill Club, con fiestas privadas, cosplays de asesinos famosos y víctimas, que demuestra que todo acaba siendo fagocitado por el mercado y convertido en mercancía. Hasta el dolor y trauma de una víctima que acaba investigando su propio crimen por dinero. Libby Day, personaje maravilloso. Borde, desagradable y que cae mal. Las páginas en las que alardea de cómo vive de su dolor, las lamentaciones porque las donaciones se acabaron demasiado pronto, etc. Un personaje creado con finura, sentido del humor y profundidad y que revienta el tan manido tópico y cliché de que el lector se debe identificar con el personaje para sumergirse en una novela.
Una historia de ritmo tranquilo, pero progresivo que se va enraizando hasta la opresión. Con un lenguaje crudo, directo e irónico (como su protagonista) y que alterna dos espacios temporales. El momento de la investigación de Libby y los días anteriores al asesinato de la familia en los años 80.
Una novela divertida, adictiva, bien escrita, con buenos personajes y una bien construida trama.
Ojalá todos los best sellers fuera así.