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"Una serie de catastróficas desdichas" de Lemony Snicket

Una serie de catastróficas desdichas, Lemony Snicket, Montena
(aunque la portada que acompaña la reseña sea de otra edición)

Nota previa. La reseña/opinión/ tontá que viene a continuación es solo de los tres primeros volúmenes de la serie. Faltan diez que iré leyendo y buscando con el tiempo. Lo digo porque puedo comentar después que la estructura de las novelas es muy parecida (incluso repetitiva), pero sé que en posteriores volúmenes esto cambia y la serie se vuelve mucho más compleja. Además, soy consciente de la estrecha relación entre todos los números y por tanto mi valoración de la serie de Lemony Snickett es incompleta. Se solucionará con el tiempo.

¿De qué va?

A los tres hermanos Baudelaire les ocurre una serie de catastróficas desdichas que hacen de su vida cualquier cosa menos algo feliz. Y todo por su tío Olaf que quiere acabar con ellos. De cualquier forma.

Una de las mejores series de aventuras que niños y adultos pueden leer.

¿Por qué?

Porque es terriblemente divertida.
Hace gala de un humor negro que a los niños les encanta.
Pasas muchas cosas y muchas son malas.
Evita como la peste la condescendencia tanto con los personajes como con el lector (y por esa molesta y maldita condescendencia de los adultos hacia los niños ocurren en esta novela muchas desdichas).
Subvierte los roles típicos de niñas y niños de las novelas tradiciones y se mofa de ellos.
Tiene un uso astuto y afinado de la voz narradora como personaje más.
Es divertidísima.
Es rápida, ingeniosa, llena de acción, juegos de palabras y misterios.
Aunque los hermanos Baudelaire solo quieren una familia, las novelas son muy poco familiares.
Si una historia crece con un buen villano, ésta tiene uno de los mejores. El conde Olad y su séquito de amigos. Cruel, despiadado y completamente amoral. Un gran adversario para tres extraordinarios niños.
¿He dicho que es muy divertida?

Un mal principio es la primera novela. Presentación de los hermanos Baudelaire, del Conde Olaf y su séquito, del abogado de la familia (y representante de toda la condescendencia con la que un adulto puede tratar a los niños) y primas desgracias. Desde la primera frase ("Si estáis interesados en historias con un final feliz, será mejor que leáis otro libro") la voz narradora se gana al lector. Esta primera aventura marca la pauta de las siguiente novelas en estructura y tono (y recuerdo que solo he leído las tres primeras). Los tres protagonistas están muy bien definidos, cada uno con sus características y que de forma sutil subvierten los modelos típicos de las novelas infantiles.

La habitación de los reptiles. Segunda novela y de las tres que he leído, la que más me ha gustado. Todo pinta bien para los hermanos hasta que vuelve a entrar en acción el maravilloso Conde Olaf. Mucha ironía y una voz narradora que interviene, no molesta y va punteando la acción en una parodia de la novela decimonónica.

El ventanal es posiblemente de las tres he leído la que menos me ha gustado aunque no sé si por ella misma o por tener estas tres novelas una estructura tan parecida resulte un poco agotadora. La ironía y el humor siguen presentes y tiene imágenes (esa casa colgada de una acantilado) muy poderosas.

Vamos, que con estas novelas me lo he pasado extraordinariamente bien y me hubiera encantado toparme con ellas cuando tenía nueve años y no con aquellas novelas de burritos con sombrero donde todo eran diminutivos o historias de familias cuyo mayor problema es que se quemaba la cena.

El humor, la aventura y la ironía tan queridas y necesarias.


Otras opiniones
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Tus palabras

"Los lobos" de Hans Hellmut Kirst

Los lobos, Hans Hellmut Kirst, Almuzara

Una de las mejores cosas de este demencial reto en el que aun estoy metido (pensad que la tontería esta empezó en septiembre) es la posibilidad de leer libros que de otra forma se me hubieran pasado. Ocurrió con la maravillosa La hija del rey del país de los elfos y ha ocurrido con esta Los lobos; una absoluta obra maestra de la que solo diría esto e invitaría a descubrirla sin saber nada de lo que se encuentra en sus páginas.

La sinópsis está tomada de la web de la editorial.

Maulen, un pueblecito de Masuria, en la parte sur de Prusia Oriental, entre pantanos, bosques y lagos; uno de esos apartados rincones de la tierra en los que el tiempo parece haberse detenido y se ríen hasta de los muertos. Lo ocurrido comienza en 1932 y trascurrirá en los doce años siguientes, durante los cuales el mundo será devastado como un jardín invadido por los jabalíes. El granjero Alfons Materna acaba de perder a su hijo, captado por los SA, grupos de asalto del partido nazi, en una maniobras paramilitares clandestinas. Desde ese momento sabe que todo va a cambiar en su vida, pero impertérrito, Materna decide hacer la vida imposible a los jerarcas locales del partido y, por ende, al nazismo.

Y aunque la sinópsis de la editorial continúa, aquí lo dejamos para no perder el factor sorpresa.

Los lobos es un retrato despiadado, mordaz, inmisericorde, terrible y muy divertido de la ascensión, auge y caída del nazismo en un pequeño pueblo que se convierte en metáfora de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. La novela es un prodigio en el análisis psicológico y social que llevó al nazismo a lo que se convirtió. Las miserias morales, el arribismo y un mucho de estupidez entre los jerarcas; esas miserias que el protagonista aprovecha para dinamitar a sus enemigos y conseguir su venganza. Con precisión quirúrgica describe cómo funcionan los mecanismos sociales y psicológicos para aceptar una realidad terrible, para creer que lo que se hace es lo correcto y para tener bajo su dominio a millones de personas.

Todo esto sin un atisbo de moralina o didactismo y siempre con la ironía y el humor como motor y fuente. Los lobos es una novela muy divertida. De carcajada ante la forma de Materna de fastidiar a los jerarcas, ante la estupidez, arribismo y ambición de estos, y ante la extraordinaria galería de personajes secundarios que acompañan a los protagonistas. Y sin olvidar la crudeza de una época dura y hostil.

Frase breve. Mucho diálogo. Precisión en la palabra para ir desmontando a los personajes. Muchísima ironía y sátira. Leer entre líneas e ir completando la compleja trama que arma su protagonistas y sus poco aliados. Hasta el momento en que se hiela la sonrisa por algo que pasa o se dice y el lector es consciente del momento histórico y de lo que allí se estaba jugando. Y la figura de Materna, buen e imperfecto hombre, solo ante la barbarie y enfrentándose a ella, por venganza, sí, pero también porque alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que decir no.

Una muy buena novela y una novela estimulante llena de sugerencias. El humor y la sátira como armas arrojadizas de precisión. Y a mí, como lector, esto me llena.

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Cuando tu rostro era niebla
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Otras historias

Tres que se quedaron por el camino...

... porque hay libro que empiezas con ilusión, otros con curiosidad, otros con ganas y mientras vas pasando las páginas te descubres pensando en otras cosas y al final, lo que menos importa es lo que lees. Y se cae el libro. Y los ánimos. Y a otra cosa. Libros hay muchos, tiempo hay poco.

Y advierto, que lo que viene a continuación no son reseñas ni críticas. Son impresiones. Opiniones muy personales del libro y por qué en un momento de la lectura lo abandoné.

La era de huesos, Samantha Shannon, Fantascy.

Abandonada cerca de la página doscientos con la posibilidad de retomarla más adelante. ¿Motivo? En esas casi doscientas páginas no conseguí empatizar ni conectar con la novela. Ni la historia que me explicaba ni como me la explicaba consiguió interesarme.

Y con esto no quiero decir que La era de huesos sea una mala novela. Ni por asomo. Está bien escrita. Tiene un mundo prometedor y resulta muy curioso ese híbrido de fantasía y ucronía Es ambiciosa y original, con una protagonista coherente y secundarios prometedores, pero que, hasta donde leí, se quedaban en exceso en las sombras. Un sistema de magia curioso y, pese a la cantidad de neologismos, no resulta confuso.

Pero, para mí, la lectura era pesada y tediosa. En esas doscientas páginas me daba la sensación de que nada había empezado, pese a que desde el principio pasaban cosas. Imagino que suena sin mucho sentido, pero la sensación que tenía leyendo es que no sabía que me estaban intentando contar. O quizá que lo me contaban, como he dicho antes, no me interesaba. No descarto volver a ella dentro de un tiempo porque sí que había cositas que me interesaban, pero ahora no es el momento.

Silber, Kerstin Gier, Blok, Ediciones B

Algo parecido me ha sucedido con la nueva novela juvenil de Kerstin Gier. Soy de los que disfrutaron mucho con su anterior saga Rubí, pese a todos los peros que tiene (páginas de más, algún personaje desdibujados, una trama con agujeros y soluciones pilladas con pinzas,etc.), pero que en su día sobresalió sobre las demás series que encontrabas en las librerías por su arrebatador sentido del humor y por la frescura de la propuesta.

Empiezo con ganas Silber y me encuentro con lo mismo, algo mejor. Una protagonista normal en un entorno fantástico. Mucho sentido del humor. Personajes secundarios divertidos y mejor tratados que en la anterior trilogía. Mucho diálogo ingenioso, mucha replica aguda y mucho movimiento. Una buena comedia, vamos. ¿Entonces? ¿Por qué no seguir? Eso me lo estoy preguntando yo desde hace unas semanas. Quizá se deba a que la historia de esta chica, los cuatro chicos y el paseo por los sueños me la sabía. Quizá se deba a que no había sorpresa y la historia discurría por caminos conocidos. Quizá sea que el estilo me recuerda demasiado a Rubí y el factor sorpresa se ha diluido. Quizá sea que ando algo cruzado con el género fantástico y nada de lo que empiezo me alimenta.

Como con La era de huesos, no descarto volver al mundo de Silber dentro de un tiempo. En plena canícula de verano, por ejemplo. Realmente tenía momentos muy divertidos.

La afinidad alquímica, Gaia Coltorti, Random

El horror.
El más puro horror.
Desde ya puedo asegurar que es lo peor que he intentando leer esta año. Y sí, cuento los seis meses que faltan para que acabe. Dejado de lado porque era el libro o yo.
A veces me pregunto qué mecanismos se mueven dentro del cerebro para hacernos leer un libro u otro pese a que todos los instintos nos digan que no nos acerquemos a él. ¿Por qué sabiendo que La afinidad alquímica no era un libro para mí me acerqué a él e intenté leerlo? ¿Por qué? ¿Mi cerebro me odia? ¿Vive dentro de mi cabeza una sociedad en miniatura que quiere acabar con mi conciencia para tomar el control y dedicarse al cine erótico?

No hay nada en esta novela que se salve. Estilo torpe y pedante con una errónea y cansina utilización de un "tú" como voz narrativa que solo aporta pesadez a la narración. Melodramática, exagerada e impostada. La historia, los personajes, la narración... todo es artificial y todo está construido para resultar dramático y trágico. No, trágicamente dramático. No, dramáticamente trágico gimoteante. Personajes irritantes (posesivo y celoso él, egoísta y caprichosa ella) que se mueven como si fueran sombras trágicas en un vano intento de que el lector empatice con ellos. Intento de sublimación del incesto como la quintaesencia del amor trágico, pero plagando la historia con trampas posibles para mitigar esto (los hermanos no se habían visto nunca y por tanto...), relleno, relleno, mucho relleno que me fui saltando hasta un final cobarde que busca la lágrima fácil y el dramatismo barato que busca equiparar la historia de estos dos tontainas con la de Romeo y Julieta sin ser consciente que lo que hace buena la obra de Shakespeare no es la historia (tópica ya en la época) sino el estilo, la forma, la estructura dramática, el conocimiento de la lengua y la capacidad para la sublimar lo cotidiano y el gesto. Nada de eso se encuentra en esta novela.

Aunque quizá es que no la entendía. Quizá no me di cuenta de que La afinidad alquímica no es más que una obra posmoderna que analiza el aburrimiento de una generación vacía y sin esperanzas que intenta sobrevivir en una sociedad que los ignora y maltrata mediante lo prohibido y el dolor. Quizá no sea más que una actualización de los abúlicos personajes que en los cincuenta poblaban las páginas de las novelas de Alberto Moravia. Es coña. La afinidad alquímica es una mala novela. No hay nada más.

"Galácticas. Misión Amor y Misión Manga" de Sabine Both y Gerlis Zillgens

Galácticas. Misión Amor, Sabine Both y Gerlis Zillgens, Anaya, 2013
Galácticas. Misión Manga, Sabine Both y Gerlis Zillgens, Anaya, 2013

Hay libros de los que no esperas gran cosa y te sorprenden. Los dos primeros volúmenes de la serie Galácticas es de estos. Esperaba una cosita entretenida y mona, algo cursi y pasar página, pero me encuentro con dos libros muy divertidos, entretenidos y simpáticos que me han hecho pasar dos tardes la mar de entretenidas. No son la gran obra maestra desconocida, pero tampoco aspiran a serlo. Son dos novelas cómicas para lectores a partir de doce años que hablan de amor, viajes en el tiempo, superar el dolor pasado, la soledad del adolescente, las extrañas amistades y la muerte, pero en un tono ágil  desenfadado y nada moralista.

Dos chicas muy diferentes. Nina, siempre vestida de negro, Anna parece la reina de lo rosa. No tienen nada en común, ni humor, ni carácter, ni amigos. Una quiere ser mala, la otra aspira a ser perfecta. No parece que estén destinadas a ser amigas, pero un rayo inesperado, unos sueños extraños y un curso de criaturas de todo el universo para convertirse en agentes secretos lo cambiará todo. Porque ahora tienen poderes y los tienen que usar para el bien, en concreto, salvar o propiciar las historias de amor que tendrán un efecto significativo en la historia de la humanidad.

Dos novelas.

Misión amor. Presentación de personajes, adquisición de poderes (viajar en el tiempo y oír los pensamientos amorosos). Paga el peaje de ser la primera. Quiero decir, la misión en sí es algo precipitada en su desarrollo y conclusión, pero se entiende ya que las autoras no sólo tienen que presentar a sus dos protagonistas, sino también el entorno, los chicos, las familias, etc. Es simpática, algo frívola, divertida, ágil y simpática. Y bajo una apariencia de divertimento, apunta tema; la marginalidad, la indiferencia de los padres, la muerte, la presión escolar, entre otros. Sin moralizar, sin resultar pesado, sin que la narración se vea interrumpida por discursos ejemplarizantes.

Misión manga. Personajes y entorno ya presentados en el número anterior así que solo queda la diversión. Hacer que un tipo de la zona rural de Alemania y una broker japonesa se conozcan y se enamoren. Tienen poco más de cuatro días y viviendo en continentes separados. Los poderes cambian, teletransportación y hablar todos los idiomas. Se profundiza en los personajes (descubrimos, por ejemplo, el origen del mal humor y frío trato de Nina con sus padres... y no es divertido) y el entorno se enreda.

Las dos novelas publicadas de la serie Galácticas son encantadoras, de verdad. Divertidas, frescas y rápidas. Repletas de humor y buenos sentimientos. Bien escritas, con dos buenas protagonistas y un puñado de efectivos personajes secundarios (me quedo con la amiga de Nina que para seducir a un chico quiere enseñar escote... con un jersey de cuello alto) que enriquece el entorno de la novela. Son dos novelas que no están llamadas a convertirse en imprescindibles, pero cuya modestia y buen hacer se ganan todas las simpatías. No es de lo mejor que he leído este año, pero sí de lo más simpático.

Gracias a Alicia de Anaya por los ejemplares. Un detallazo.

Tres novelas: "Boston", "Accidentes" y "La transmigración de los cuerpos"

Hoy voy a hablar de tres novelas que me han gustado mucho de tres de mis editoriales favoritas. Literatura de altos vuelos. Aquella que hace que se conserven esperanzas, que en algunos momentos provoca temblores de gran lectura y con las que uno disfruta en incontables niveles. Pinceladas de unas novelas que no pueden ni deben pasar desapercibidas.

Y sí, con estas editoriales ando medio vendido.

Boston. Sonata para violín sin cuerdas, Todd McEwen, Automática editorial, 2013

El protagonista va de paseo a un lago helado, ve el fantasma de Thoreau, se cae, se da un golpe en la cabeza y a partir de ese momento la gente no deja de preguntarle si se encuentra bien, inicia sin querer una revolución, pierde su violín, se enamora y desenamora, odia y deja de odias, y busca desprenderse de todo lo que no sea necesario.

Una novela divertidísima. Un toeur de force para escritor y lector. Una sátira brutal y corrosiva de aquellos egoístas años ochenta que muy bien se puede aplicar a nuestros días. Las grandes corporaciones, el trabajo de oficina, los burócratas, literatos, ecologistas, desconocidos por las calles, estudiantes, profesores, etc., nada escapa de una mirada burlona, descreída, divertida, satírica y, en el fondo, muy triste. Boston es la historia de un tipo que quiere hacer muchas cosas, pero no se deja ni le dejan. Una voz narrativa caótica y desordenada que es reflejo perfecto del cerebro algo difuso de su protagonista. Con algunos fragmentos que me hicieron lanzar carcajadas (la "combustión espontánea" del libro es brillante) y una de las escenas de sexo más delirantes que he leído.

Y Boston solo es un ladrillo más (y nada menos) en el excelente fondo que libro a libro está construyendo Automática Editorial. Una editorial joven que apuesta por el riesgo y la literatura de calidad. Solo por este Boston, acercarnos la maravillosa La isla de Hobson o los cuentos de Danil Jarms merecen nuestro reconocimiento y aplauso.

Excelente traducción de Enrique Maldonado Roldán. Tuvo que sufrir lo suyo, el muchacho.

Accidente, Max Frisch y Uwe Johnson, errata naturae, 2013

Max Frisch escribió en sus anárquicos diarios un cuento sobre una pareja de viaje hacia España. Se pelean, se reconcilian, callan reproches, se aman y de repente tienen un accidente. Ella muere, él sobrevive. La culpa, los remordimientos, el análisis puntilloso de una relación. Escrito con continuos saltos en el tiempo, lleno de lagunas, que no son más que los mismos silencios de la pareja. Una historia tan cotidiana que se hace universal.

Años después, Uwe Johnson retoma los motivos de aquellas notas de Max Frich y escribe una pequeña novela muy biográfica sobre un escritor exiliado, el amor que siente hacia su mujer y como descubre que ella le ha engañado y que este engaño se perpetúa en el tiempo. Vuelve la culpa, los silencios, el engaño y el autoengaño. Un relato breve, pero denso, tenso, arisco y esquivo que provoca y reta al lector a una lectura concentrada y paciente. Porque el narrador no lo dice todo, calla mucho, explica la mitad y, por momentos, juega al despiste. Y es trabajo del lector saber leer un relato repleto de referencias que se escapan y capturar la historia.

Y los amigos de Errata naturae se marcan un tanto al publicar estos dos relatos en un volumen muy bien editado (lo que es normal en esta editorial, nos tiene malacostumbrados) que invita al lector a un desafío intelectual. Es un libro para aquellos que buscan algo más en la literatura que entretenimiento o enganche. No son historias fáciles. Ni siquiera agradecidas, pero el lector inquieto se verá recompensado por las propuesta de dos de los mayores escritores alemanes del siglo XX. Fascinante y que desde el mismo momento en que se cierra el libro, invita a la lectura.

La transmigración de los cuerpos, Yuri Herrera, Periférica, 2013

Dejaremos las cosas claras desde el principio: todo lo que escribe Yuri Herrera es bueno. Cualquiera de sus tres novelas, la lista de la compra o un teléfono mal apuntado en una hoja.

Leer La transmigración de los cuerpos es una deleite sensorial. Yuri Herrera captura el habla coloquial, la viveza y riqueza de la conversaciones en una novela llena de ritmo y colorido. Un encargo lleva a El Alfaqueque a iniciar un camino que lo paseará por la muerte, la enfermedad, el sexo, la vida, la culpa haciendo que su andar adquiera resonancias míticas. Además, un encargo con resonancias del género negro que me hicieron pensar en Jim Thompson y su fundamental 1280 almas no en argumento, pero sí en ese ligero tono pesadillesco (¿a alguien más le ha pasado? Y si no habéis leído la obra maestra de Thompson, ya tenéis deberes). Una novela sobre el lenguaje, sus límites y sus infinitas capacidades. Una reflexión sobre la violencia e incluso se permite una parodía de la tragedia de tintes shakesperianos y griegos. Una historia para leer con calma, degustando el lenguaje y aprendiendo a descifrar todos esos silencios que llenan la página.

"El asombroso Mauricio y sus roedores sabios" de Terry Pratchett

El asombroso Mauricio y sus roedores sabios, Terry Pratchett, Plaza y Janés, 2010 (edición de bolsillo, 2012).

Voy a dejar las cosas claras desde el principio de la reseña. El asombroso Mauricio y sus roedores sabios me ha parecido una obra maestra y en mi opinión es una de las novelas juveniles más perfectas, inteligentes, divertidas, emotivas y profundas que he leído este año y parte de los anteriores (y, seguramente, parte de los que vendrán). Ya sé que voy medio vendido con el universo de Pratchett y que incluso sus novelas que menos me gustan (Pirómides o El país del fin del mundo, por ejemplo) me hacen gracia porque siempre tienen esa reflexión atinada o un buen chiste. Con mis preferidas (Brujerías, Dioses menoresGuardias guaridas o cualquier de la guardia y tantas otras) entro en éxtasis. No en vano considero a Terry Pratchett junto con Jasper Fforde, Jane Austen, Mark Twain, Jardiel Poncela y William M. Thackeray como uno de mis maestros. Todo esto es para aclarar que si nunca soy objetivo ni neutral en mis lecturas, con según qué lo soy menos.

Un gato inteligente como todos los gatos que sabe hablar, un clan de ratas sabías y un chico con cara de tonto que sabe tocar la flauta. Pueblos perdidos en ninguna parte, una invasión de roedores y un salvador flautista mágico. Un timo perfecto... Hasta que los pasos de este extraño grupo los lleva hasta le pueblo de Mal-Baden donde harán su último golpe. Pero, claro, las cosas no saldrán como habían planeado.

De esta novela se dice que fue la primera ambientada en Mundodisco que escribió Pratchett pensando en los jóvenes. Y se nota. Es una novela más ligera, más sencilla, menos caustica y menos cínica. Pero esto no significa que baje el nivel o se muestre condescendiente con el joven público lector. No. El asombroso Mauricio... es una novela con una gran variedad de niveles de lectura y cada uno de ellos es muy satisfactorio.

- Una novela de aventuras. Es una de esas historias donde pasan cosas. Hay unos héroes, unos villanos, un terrible secreto, madurez, reflexión, acción, momentos de terror y suspense, grandes dosis de acción, algo de violencia, grandes gestos, momentos emotivos y...

- ... Grandes personajes. Primero, Mauricio. Junto con el gato que sale en Coraline y el gato sin nombre de Natsume Soseki, es uno de los mejores ejemplos de felino que he encontrado en la literatura. Mauricio es un gato y se comporta como tal. Sabe que los gatos son los dueños de la creación y actúa como tal. Es taimado, manipulador, traicionero y cobarde, pero como todos los gatos también es leal, valiente y generoso. Lo mejor de un gato siempre sale cuando nadie se lo espera. Ni siquiera él. Y los roedores, un clan de ratas sabias donde después del choque humorístico de ver unos bichos hablando y con nombres como Peligro Alubias, Jamoncocido, Melocotón o Sardinas, se descubren como las verdaderas protagonistas de la novela. Bien singularizadas, de personalidades complejas y matizadas, el lector acaba empatizando y sufriendo con ellas. ¿Por qué? Porque Pratchett es hábil para hacer creíble a los animales que hablan, porque su búsqueda de la felicidad y un lugar mejor es la misma que emprendemos nosotros y porque sus miedos y preguntas y esperanzas y mitos nos son cercanas y reconocibles. Y los humanos, bien cincelados. En especial el muchacho con cara de tonto y Malicia, una muchacha obsesionada con vivir la vida como una novela donde se cumplen a rajatabla las exigencias de la ficción (y donde Pratchett se permite jugar con la misma idea de novela para parodiarse, reflexionar sobre su propia condición de relato y dar cada vez mayor profundidad a la aventura del gato y las ratas).

- El humor, claro. Desde chistes filosóficos, literarios, malos, buenos y escatológicos (el momento con los cazarratas...), Pratchett viaja por todos los aspectos de la literatura humorística. Y todo para hablar de temas como el racismo, los prejuicios, la esperanza, la fe, la comunidad o la responsabilidad hacia los demás. Y en ningún momento suena paternalista, condescendiente o moralista. Terry Pratchett tiene algo que suelo añorar en gran parte de la literatura juvenil: respeto por el lector. El joven lector no es tonto y no necesita que se lo den todo mascadito. Pratchett escriba una novela divertida, ágil  accesible, fácil, pero no mascada, redundante o demasiado explicativa. Deja que el lector saque sus conclusiones y complete las historias.

- Y entre otros temas, El asombroso Mauricio... es un libro sobre las historias, cómo vivirlas y cómo contarlas. Sobre las mentiras condicionantes de los cuentos infantiles (tema que volverá a tratar en la maravillosa Los pequeños hombres libres que ha publicado Toro Mítico), sobre las mentiras, las mentiras que se transforman en verdad y las historias.

Una lectura excelente. Un libro que llena el apetito lector, que abre la mente a cuestiones de calado ético y filosófico, que admira al lector de novela fantástica,  que se gana el corazón del amante de los gatos y llena de envidia y reto al escritor de novelas humorísticas. Una de las mejores novelas de este año, sin dudarlo.


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"Chicos que muerden" de Mari Mancusi

Chicos que muerden, Mari Mancusi, Factoría de Ideas, 2012

Bastante perdido en cuestiones de qué leer después del buen sabor que me deja la lectura consecutiva  de Dragún, Dinero a mansalva y Eksile, me pillo lo primero que encuentro en la librería. Sin ninguna expectativa y sin saber qué me voy a encontrar. Algo ligero y rápido. Agarro este Chicos que muerden sin saber de qué va o qué me voy a encontrar dentro y lo llevo a casa para devorarlo en unas pocas horas y empezar a olvidarlo casi desde el mismo momento en que cierro el libro.

Dos hermanas gemelas, un equivocación y un vampiro muerde a la que no es. A partir de aquí, una carrera contrarreloj para detener la conversión mientras van creciendo las discusiones y la atracción, claro.

Primero, Chicos que muerden me ha parecido una lectura ligera, rápida y entretenida, pero poco alimenticia. Justo lo que buscaba en ese momento. Nada complicado ni muy profundo, por lo que su lectura me dejó contento. Esto no quiere decir que la novela de Mari Mancusi me parezca una buena novela o que en su sencillez y poca repercusión, sea una novela digna. No. Chicos que muerden tiene puntos de interés (pocos) y algún momento que ha despertado mi simpatía e interés (menos), pero no es una buena novela. ¿Por qué? Creo que el principal problema de esta historia es que no se defina. Al leerla no supe en ningún momento si me encontraba delante de una parodia del género vampírico juvenil o en una novela que pretendía un calado más serio.

En su primeras intención, la parodia, la novela más o menos funciona. El tema de la confusión, el vampiro que muerde a quien no quería, la mofa / homenaje al universo de Buffy (aunque la aparición de la cazavampiros sea en una escena mal construida, conducida y explicada), la propia actitud de la protagonista hacia todo lo que sucede, la demencial formula para deshacer la vampirización, el encuentro con los druidas, etc, son elementos que prometen y parecían apuntar hacia la cada vez más necesaria buena parodia del género (y que visto lo visto, al final tendré que escribir yo). El sentido del humor y el tono ligero de la novela es su mayor virtud y baza. Algunas de las reflexiones o conversación entre las dos hermanas funcionan, pero...

... el típico pero...

... la novela se resiente de una mala estructura, de una forma atropellada de plantear las situaciones y resolver los conflictos (me remito de nuevo a la escena del ataque de la cazavampiros... pobre descripción, falta de temple en la escena de acción y esa sensación de imposible y no creíble que sobrevuela cada una de sus páginas), de la ausencia total de unas mínimas descripciones para situar al lector, crear el ambiente, dotar de cuerpo al mundo. Me dio la impresión de que la autora olvidó una de las reglas de oro de la comedia: para que esta funcione hay que tomársela muy en serio. La literatura de humor es uno de los géneros más complicados y difíciles. No todo vale. La acumulación de despropósitos o absurdos no son suficientes para funcionar si no hay un armazón estructural que lo sostenga.

Y esto es lo que ocurre. Crea un ambiente paródico del género donde todo vale, donde las situaciones se dejan sin resolver, donde el absurdo campa a sus anchas, donde la resolución de conflictos se dejan en manos de esa temible trampa narrativa que es la casualidad y todo para acabar contando algo que degenera en el argumento más trillado que nos podían contar... sí, los polos opuestos se atraen, quien se pelea se desea y no es que sea borde, es que anda herido por el mundo y necesitado de mimos. Porque la novela se traiciona a sí misma y acaba por caer en terrenos serios. Y este intento de dar seriedad dramática al despropósito que se nos ha presentado en las páginas anteriores acaba arrastrando la novela hacia los terrenos de los imposible y la no credibilidad. Los personajes no aguantan el cambio, el trasfondo resulta débil y el drama, predecible y aburrido (tampoco es que haya mucho drama... todo es un conflicto de sentimientos que ya sabemos cómo se resolverá). Y esa sorpresa final que me quitó las ganas de leer su continuación... (aunque no descarto su lectura como me pille un día tonto y bajo de defensas).

Resumiendo, Chicos que muerden como comedia y parodia del género, no acaba nunca de arrancar porque juega todas sus fichas al absurdo sin estructura y al todo vale sin justificación. Y como novela de sentimientos naufraga porque su propio absurdo se carga la credibilidad de personajes y situaciones. Con todo la novela es tan breve, escueta y rápida que no da tiempo ni lugar para aburrirse y proporciona un par de horas de inofensivo entretenimiento si las expectativas están bajo cero y se van pasando las hojas rápidas y sin hacer mucho caso de lo que desfila ante los ojos. Eso sí, en el libro no hay ni enjundia, ni alimento, ni vitaminas.


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"La noche de los trekkies vivientes" de Kevin David Anderson y Sam Stall

La noche de los trekkies vivientes, Kevin David Anderson y Sam Stall, TimunMas, 2011

Sin muchas expectativas por delante, La noche de los trekkies vivientes se convierte en una de las lecturas más divertidas de lo que llevo de año.

Una convención trekkie en un enorme hotel de tercera categoría. Un veterano de la guerra de Afganistán que sólo quiere una vida tranquila y muy aburrida. Un variopinto grupo de aficionados. Una princesa galáctica de otra saga en una película que no es la suya. Y atada a una cama. Una extraña enfermedad que hace que los muertos se levanten con hambre y un tercer ojo en alguna parte de su cuerpo. Un largo fin de semana.

Me gustan los zombies y sin ser un gran aficionado, simpatizo con el universo Star Trek así que cuando llegó esta novela a la librería me la miré con interés y me prometí que la leería. Pasaron los meses y los ojos rojos de Spock me miraban desde la estantería prometiéndome unas páginas divertidas con sus buenos puntos de sano gore. Al final, el fin de semana pasado me la llevé a casa. Y sí, muchas páginas de sana diversión.

La noche de los trekkies vivientes es una novela que da lo que promete: trekkies, zombis y diversión. No es un ejercicio de estilo ni una obra con grandes aspiraciones literarias. Es un libro de consumo rápido y lectura voraz que inspira una enorme simpatía. Escrito con gracia y oficio, ofrece páginas de buen entrenimiento. Pasé horas encantado en compañía de estos trekkies

Puntos a favor:

Es una parodia / homenaje al mundillo de las convenciones trekkies. Tiene la gran virtud de no caer nunca en desfigurar el universo del aficionado, sino que está mirado con ternura y conocimiento. Hay casi infinitas alusiones, rechiflas, parodias, homenajes, referencias, la mayoría de las cuales se me pasan por alto. ¿Esto dificulta la lectura? No. Un no aficionado a Star Trek la puede disfrutar igual porque...

... es una correcta novela de zombies. Se agradece dos innovaciones dentro del subgénero:

- Explica el origen de la infección.
- La aparición de un inquietante tercer ojo en las víctimas.

Por lo demás no innova en cómo se enfrentan los supervivientes a las hordas devoradoras. Desaprovecha algún momento, pero consigue por otra parte buenas dosis de tensión. Y gore, que siempre se agradece en una novela de estas características. Las relaciones entre los personajes son conocidas, pero la simpatía que respira toda la novela hace que esto no moleste. No es una novela original, pero tampoco creo que lo pretendiera.

Un estupendo sentido del humor recorre toda la novela, no solo en las referencias a Star Trek, sino, y como viene siendo muy habitual en la última hornada de novelas zombie, siendo los personajes conscientes de la herencia de muertos vivientes. La novela entra en una simpática autoreferencialidad al cuestionarse su naturaleza de personajes o comparar su situación con películas o capítulos de la serie. Como nos pasaría a nosotros, los personajes no pueden librarse de sus conocimientos sobre zombies.

Los personajes, funcionales, pero simpáticos. Quizá los malos se comportan como los malos de siempre (si fuera una película me imagino un festival de histrionismo) y los buenos son más arquetipos que personalidades bien definidas. El lector imagina el destino de cada uno desde los primeros compases... pero no importa. La novela no pretende sorprender con los personajes sino que cada uno de ellos es consciente de su papel en la historia e, incluso, de sus posibilidades de supervivencia. Aunque, en algún momento, consigue una buena y emocionante escena entre personajes (ejemplo, una conversación en la escalera).

¿Le reprocho algo? En contadas ocasiones se queda en el chiste y no profundiza ni en la situación ni en los personajes y al final le falta un punto más de emoción y garra. Y la solución final para los zombis (tanto la explicación, como la actuación del ejercito) me parece un poco demasiado. Por lo demás, la novela funciona como entretenimiento de consumo rápido que me ha deparado una lectura muy divertida y entretenida.

Y conseguir estas dos cosas es mucho.



Otra opinión del mismo libro
Saco de dados

"Los libros de OtroLugar" de Jacquline West y "Los magníficos 12" de Michael Grant

Doble reseña. Dos estupendas novelas de aventuras y humor para lectores a partir de 10 años.

Els llibres de l'AltreLloc 1. Les ombres, Jacqueline West, Estrella Polar, 2011
Los libros de OtroLugar 1. Las sombras, Jacqueline West, Siruela, 2011

Como reza la portada, las sombras de Coraline y Roald Dalh son alargadas. Y estas sombras son muy bienvenidas en una novela que tomando como ejemplo tan grandes universos, se erige como algo original, divertido, diferente y muy adictivo.

Olivia se muda con sus padres a una vieja casa. Allí tiene miedo y se aburre por partes iguales hasta que en un cajón se encuentra con unas gafas que le permitirán entrar en OtroLugar, un mundo mágico que se encuentra dentro de los cuadros. Allí conocerá a Morton, un niño un tanto especial y se verá inmersa en una aventura que le viene grande a un niña normal y corriente como ella.

Estupenda novela de aventuras de corte fantástico y mágico. Divertida, entretenida y muy adictiva. Parte del clásico niña nueva / casa vieja con muchos misterios, pero no suena a repetido ni a visto porque Jacqueline West construye un mundo especial y algo diferente. La idea de esos mundos detrás de los cuadros, de las gafas mágicas, de la niña normal y corriente que no es la elegida para nada, ni la hija de magos perdidos. Alguien muy normal con unos padres muy poco normales. Olivia cae bien y se la quiere por amiga. Y se comporta como una niña con sus rabietas y sus momentos de injusticia. Incluso hay momentos que no cae bien, pero ¿dónde está escrito que los protagonistas siempre deban caer bien?

Novela de misterio, sí, pero con sus puntos que la acercan a la novela de terror. Como Coraline, que no era más que una novela de terror para niños. Con momentos de angustia y tensión. El mundo detrás del cuadro no es un lugar mágico y maravilloso, sino que es oscuro y hace frío. Sencilla, de estilo claro y directo, ambiental y con descripciones llenas de encanto y viveza. Personajes reconocibles (compleja la relación entre Olivia y Morton), con un villano duro y de altura y tres gatos que son más de lo que parecen. Quizá las figuras paternas son un punto demasiado caricaturescas, pero aportan sus necesarias dosis de humor (al igual que el gato del ático).

Vamos, que me ha gustado mucho y que si la hubiera leído con diez años me hubiera entusiasmado. Una de las novelas que más estoy recomendando estos días de fiestas y compras compulsivas.

Los 12 magníficos 1. La llamada. Michael Grant, Hidra. 2011

Al igual que estoy recomendando entusiasmado el primer volumen de la serie Los 12 magníficos. La llamada que con tan gran acierto han publicado los amigos de Hidra (a lo que no conozco, pero que me caen muy simpáticos y tienen todos mis respetos por publicar la saga de Jose Antonio Cotrina, El ciclo de la luna roja).

Mack tiene doce años, un montón de fobias y es normal. Ni alto, ni bajo, ni muy listo, ni muy tonto, ni muy guapo, ni muy feo, ni muy lo uno, ni muy lo otro. Así que no entiende muy bien por qué de repente se ha convertido en el elegido para salvar el mundo, por qué se le aparece un viejo que dice palabras extrañas, le persigue una muchacha tan hermosa como peligrosa y Stefan, el abusón de abusones, su némesis en el colegio de repente se convierte en su protector. Y se da cuenta de que salvar el mundo no es cosa de héroes.

Pero qué bien me lo he pasado leyendo esta novela. Breve, directa y muy divertida. Pero no divertida de sonrisa, sino divertida de carcajada. Michael Grant viene a llenar un vacío muy grande en la literatura para jóvenes, adolescentes o adultos/jóvenes o cualquier etiqueta nueva: libros con sentido del humor que muevan tanto a la emoción, al nerviosismo y a la carcajada. Como hace Martín Piñol con su gran serie del Chef Zombi para los lectores ocho para arriba. Michael Grant hace una mezcla explosiva de aventuras fantásticas, acción y humor que nace de los Monty Phyton y los hermanos Marx. Humor que roza lo absurdo y que mueve a la carcajada. Y con grandes aciertos como las cartas del golem a Mack o los capítulos que suceden en ese pasado mítico donde empezó todo (y que entre risa y risa contienen el momento más dramático y que deja al lector con un pequeño nudo en el estómago).

La novela se estructura en dos corrientes temporales distintas, las aventuras de Mack y el origen del problema que tiene Mack que resolver. Estas dos narraciones no se molestan ni molestan al lector, sino que se complementan y proporcionan información muy necesaria para la historia. Los personajes no son prodigios de complejidad, pero la historia tampoco lo pide. Mack es normal con todo lo que supone la palabra y si resuelve las situaciones es por algo de inventiva y suerte. Stefan es muy efectivo en su simplicidad. El gólem es un personaje cómico excelente y la villana, o la hija de la villana para ser más exactos, es una de esas chicas que aun sabiendo que te van a meter en muchos problemas no puedes dejar ni de mirar ni de escuchar. Personajes efectivos, bien escritos y perfectos para la historia.

Los magníficos 12 es acción, peligro, aventuras, amistad, fantasía, batallas, magia y mucho humor. Honesta y sin pretensiones. Una novela estupenda para pasar un gran rato y volver a la aventura de toda la vida.

Y como postre dejo el estupendo trailer del libro.

"Yo, Jennifer Strange, la última cazadragones" de Jasper Fforde

Yo, Jennifer Strange, la última cazadragones, Jasper Fforde, Duomo, 2011

Nota al lector: si de forma habitual dejo la objetividad en el último cajón, en esta reseña la he tirado por el váter encerrada en una caja de plomo y con la maldición de que quien la abra se verá engullido por un kraken con mucha mala leche. Advertidos quedáis.

¡Albricias! ¡Qué resuenen címbalos y tambores! ¡Qué las calles se engalanen de fiesta y la bebida corra a cuenta del tipo éste que está a mi lado! ¿Y todo esto por qué? Por que cuando ya estaba perdiendo la esperanza, el bueno de Jasper Fforde aparece y me regala una de las mejores novelas juveniles que he leído este años y, con toda seguridad, del año que viene. Una novela de aventuras que pese a sus imperfecciones, para mí es perfecta. Señoras y señores, Jennifer Strange, de casi dieciséis años.

Y advierto, el humor y las novelas de Jasper Fforde son especiales y yo conecto a la perfección con su mundo. Si todas las reseñas son subjetivas, esta lo es más porque no puedo evitar que el señor que inventó a Thursday Next me caiga bien y me trague sus propustas. Porque en ocasiones me da la sensación de que sus libros los podría haber escrito yo en otra dimensión. Su absurdo es mi absurdo.

Con solo quince años, Jennifer es la directora de una agencia de colocación de magos, brujos y adivinos que está al borde de la bancarrota. En otros tiempos, los magos gozaban del favor de los reyes; hoy en día, desatascan tuberías y renuevan instalaciones eléctricas. Sin embargo, algo está cambiando, se intuye en el ambiente una magia distintia, la Magia Extraordinaria. Y es que varios adivinos han tenido una premonición sobre la muerte del último dragón, con lo que las tierras de éste pasarían a pertenecer al primero que las reclame. Y el nombre que más se oye como responsable de la muerte del dragón es el de Jennifer Strange.

Me está costando mucho escribir esta entrada. Y el motivo principal es que está novela me ha gustado mucho y no soy capaz de transmitir por escrito todo lo que tengo en la cabeza y todo lo que me ha entusiasmado. Por lo que seguro que me saldrá una reseña diferente, rara, subjetiva y personal. Como todas, pero sin máscaras.

Porque la única frase coherente que me sale es un "joder, qué haces leyendo esta tontería y sal corriendo a leer cualquier cosa escrita por Jasper Fforde". Porque tanto esta aventura de Jennifer Strange como las de la otra serie del mismo autor, la protagonizada por la detective literaria Thursday Next, son oasis de gracia, sentido del humor y de la aventura. Son novelas llenas de chistes literarios, referencias sobre referencias, personajes carismáticos, secundarios vivos, metaliteratura y metaficción, humor surrealista y absurdo y páginas de diversión. Lewis Carroll, Monty Phyton, Terry Prattchet, Jonathan Swift y toda la tradición humorística y satírica inglesa se dan la mano en unas novelas diferentes, apasionantes y adictivas. Quien conecta con el humor y la forma de hacer de Jasper Fforde se queda con él para toda la vida.

¿Y qué encontrará el lector en Yo, Jennifer Strange, la última cazadragones?

Una protagonista femenina de casi dieciséis años como heroína involuntaria de algo que le viene grande. Con mucha personalidad. Fuerte. Real. Rápida e incisiva. Independiente. Un dragón moribundo. Magos egoístas, infantiles y honorables. Quarkimañas. Especulaciones inmobiliarias. Espías industriales. Espadas. Cazadragones. Magia Espectacular. Posters de admiradoras. Secretos. Traiciones. Huérfanos  Datos inútiles. Chistes absurdos. Humor. Aventura. Persecuciones. Propuestas de matrimonio. Mensajes grabados. Burocracia interminable y mucho papeleo. Reyes y consejeros. Publicidad. Premoniciones. Aventuras. Renos intermitentes. Final cerrado y muchas, muchas cosas más.

¿Y qué no encontrará el lector en Yo, Jennifer Strange, la última cazadragones?

Tríos amorosos. Chicos misteriosos. Mejores amigas con más personalidad. Romance lleno de azúcar. Romance en general. Padres que siempre están trabajando. Paseos bajo la luz de la luna. Páginas de relleno. Final abrupto y abierto. Dependencia del elemento masculino.

¿Es perfecta? No. Necesitaría unas páginas más y algo más de desarrollo en algún punto y en la relación de Jennifer con alguno de los personajes. ¿Me importa? No. Porque las horas de diversión que me ha proporcionado me compensan cualquier cosa. Los personajes carismáticos, el humor de sonrisa y un par de carcajadas de sus páginas, la sensación de estar leyendo un libro de aventura pura que empatiza y respeta con el lector. Porque Jasper Fforde respeta a la persona que sostiene el libro que ha escrito y le pide que juegue, que participe en la estructura (más lineal que en Thursday Next), en los chistes y bromas, en las referencias y en la subversión del espíritu de las novelas de caballeros.

Grandes dosis de imaginación para crear un mundo casi como el nuestro, pero diferente, y para abordar temas como la corrupción, el abuso de poder, la preservación de los espacios naturales, la sátira a los medios de comunicación, la manipulación de los poderosos entre otros. Y todo sin que por ninguna parte asomen las orejas del discurso o la moralina fácil.

Los "Encantamientos y seducciones molestos, problemáticos o maliciosos" estaban estrictamente prohibidos incluso en el caso de que se hubiera rellenado el papeleo necesario y lo cierto es que el natural prejuicio hacia los magos había aumentado desde aquel famoso episodio del siglo XVIII, conocido como "Temblad de terror, despreciables lacayos y, obedeced a Drax el Destructor".

Ah, se me olvidaba. Yo, Jennifer Strange, la última cazadragones entra directamente entre las mejores novelas juveniles de leídas este año. Y sí, Jasper Fforde es uno de mis escritores preferidos.

Y una pregunta a Doumo, ¿por qué no mantener la portada original? Es muchísimo más adecuada, más bonita y atractiva que ese cuello de la edición española. Que no digo que no sea bonito, pero que mucho que ver con lo que cuenta dentro no tiene...

Otra opinión del mismo libro
Sagacomic

"Gimme a call" de Sarah Mlynowski

Gimme a call, Sarah Mlynowski, ed. Alfaguara, 2011

Devi considera que ha malgastado los últimos años de su vida en compañía de Bryan, su novio. Bueno, su ex-novio. Y por culpa de esta relación perdió a todas sus amistades, descuidó sus estudios y ahora ira a una pésima universidad, se peleó con su hermana mayor y ahora siente que no tiene nada. Ni siquiera móvil. Porque por un error estúpido ha ido a parar a la fuente del centro comercial. Muerto. No. Una llamada. Sólo puede llamar a un número. ¿Cúal? Al suyo. Devi solo puede llamarse a ella misma tres años más joven, cuando aún no había empezado a salir con Bryan, cuando aún tenía amigas, cuando tenía todo el futuro por delante. ¿Aprovechará esta segunda oportunidad para intentar dar un giro radical a su vida? Sólo tendrá que convencerse a sí misma...

Detrás de este imposible argumento se esconde una agradable comedia de instituto que me ha deparado unas horas de lectura simpática y poco más (y nada menos). La verdad es que la excusa para la novela es lo peor. Siempre he sido muy reticente a esas historias de chico que se despierta convertido en chica, intercambio de cuerpos (entre enamorados que se pelean, padres que se pelean, hija y madre que se pelean, perro y dueño que se pelean, etc.), hablar con tu  familiar muerto por medio de una emisora de radio o contigo mismo por medio del teléfono móvil, como es este caso. Y más porque no hay una explicación algo ingeniosa que respalde esta situación; suele explicarse por algo mágico y ya está. Y, la verdad, la explicación del mago me sobra en casi todas partes... Quizá la única excepción a esto sea la saga Poderosa, pero, claro, es que la serie de Sergio Klein es maravillosa se pille por donde se pille.

Salvado este escollo (que es mínimo, pero que personalmente me afecta), Gimme a call resulta muy simpática, muy agradable y muy divertida. La Devi del futuro intentará que la Devi del pasado no cometa sus mismos errores (o lo que ella considera que son errores) provocando continuos cambios en la corriente del tiempo que afectará al presente de Devi. De repente se verá en otra casa, con amigas, con diferentes parejas del instituto, con opciones de entrar en nuevas universidades, sin novio, con novio, con diferentes peinados y siempre sin Bryan, la gran amenaza blanca. Esto llevará a situaciones divertidas y a un conflicto entre dos Devis con deseos y necesidades diferentes. Y aunque la Devi del futuro todo lo hace por buenas intenciones, no todas sus decisiones son correctas. Ambas Devis tienen mucho que aprender.

Gimme a call me ha hecho pensar en lo que en la universidad nos dijo un profesor mientras hacíamos una clase de algo que no recuerdo: hagas lo que hagas, te vas a equivocar. Y es que creo eso es el tema central de esta novelita, la imposibilidad de acertar y la necesidad de equivocarse por los propios medios para aprender. Todos hemos soñado con hablar con nuestro yo del pasado y decirle, no hagas esto, no hagas lo otro pensando que nuestro futuro sería mejor. Y no necesariamente. Corregir un error abre la puerta a numerosos errores más. Y algunos de esos errores son necesarios para convertirnos en quien somos. Todo explicado con un tono desenfadado y divertido.

Los personajes están bien trazados, son simpáticos y cercanos. Me quedo con la joven Devi y con una de sus amigas (ahora no recuerdo el nombre, la que siempre viste de negro) y sí que es cierto que a veces Devi del futuro pueda llegar a irritar, pero es por la ansiedad del mismo personaje por intentar cambiar su presente que no es más una excusa enorme para no reconocer que no ha superado la ruptura con Bryan. Porque el otro tema de la novela es el amor. Y más en concreto es una crítica sutil a esa idea de que el amor es exclusividad, son dos y nada más y que sólo con la persona amada se es feliz. Parafraseando, eso no es amor, es egoísmo. El amor es dar y recibir, pero también compartir. Y hacer y crear y ser libre para estar con alguien.

Y esta forma de ver el amor adolescente es estupenda en un momento en que la novela juvenil parece dominada por amores imposibles, amantes que sólo se quieren y necesitan a ellos mismos, por la continua identificación del amor con las palabras como dolor, sacrificio y sufrimiento olvidando que el amor es sobre todo alegría, diversión, coqueteo y amigos y familia y aficiones y películas y chistes malos.

Gimme a call es una novela predecible y que no promete quedarse en la memoria muchos días, pero a la vez es divertida, fresca, ágil, nada pretenciosa y muy simpática.

 Y todo eso, en este blog, ya sabéis que se aprecia mucho.


 Otras portadas para una misma novela.

"Una de vampiros" de Martín Piñol

Una de vampiros, Martín Piñol, ed. Timun mas, 2011

Los Ángeles. Costales tiene un trabajo en apariencia fácil, cuidar que a un niño algo pijo de Barcelona no le pase nada mientras cumple su sueño de estudiar cine. Costales mata el tiempo conociendo a gente, asistiendo a rodajes, espiando a la vecinita y poco más. Hasta que un día el niño (que no es niño, sino un mocetón) desaparece y sin quererlo ni beberlo, Costales se ve inmerso en un capítulo de 24 sólo que cambiando terroristas interncionales por vampiros cinéfilos. Y tensión y hostias, por tensión, hostias y humor del bruto.

Nueva novela de Martín Piñol. Y eso siempre es una buena noticia. Porque sabes que como mínimo te encontrarás con una novela bien escrita y divertida. Después de la rotunda y absoluta obra maestra que es aquella maravilla de Los dragones de hierro (y que si fuera una novela americana Pixar ya le habría hecho una película y quiero, quiero, quiero muñequitos de Gulman y Gepecé, y si fuera francesa le habrían dado a Piñol algún Goncourt que les había sobrado) y que no me cansaré de recomendar y que tenéis que leer si o sí si presumís de leer buena literatura, Piñol vuelve con una obra de humor para adultos. Y se apunta a la moda vampírica, pero pasando de historias de amor (aunque hay una y bonita) y concentrándose en la acción, la risa y la referencia.

Porque esta novela es el paraíso para el treintañero culturalmente disperso (también conocido como friki de cojones). DC, la Marvel, series de televisión, películas de los ochenta, música (menos), etc. Todo al servicio de la historia. Vamos, que esta novela es un pequeño diccionario del friki treintañero. Estas referencias que en algún caso son explicitas, otras son parodias (Frank Castillo y la sutilidad me la paso por los...) y otras son, digamos, ambientales. Porque Una de vampiros nos lleva directamente al cine de los ochenta con, y esto es una impresión muy personal, aquella joya de Noche de miedo a la cabeza (la fisonomía de los vampiros me llevó aquí de golpe), una historia de vampiros con mucha acción, con mucho humor y con el peso de la tradición cinematográfica como bandera. Aunque Piñol como buen escritor juega con cartas marcadas y nos escamotea algunas de las referencias o inspiraciones principales (El nota, por ejemplo) o ese punto de partida muy parecido a la primera aventura de aquel inquietante personaje de Patricia Highsmith llamado Ripley.

Los personajes están bien cuidados, aunque alguno no pase de ser una excusa para un buen par de chistes. Costales sirve para una trilogia y lo que se le quiera echar. De duro es patético y no puede esconder al friki que lleva dentro. Los vampiros son de los malos y chungos. El Adolecedor merecería un spin-off para él solo y esta pareja proporciona alguno de los mejores momentos de la novela. Y esa pareja de catalanes perdidos en Los Ángeles llamados Piñol y Natalia que podrían hacer su propia sit-com. Y la ciudad. Personaje más con rincones conocidos y desconocidos. La novela también sirve como pequeña guía para visitar la ciudad (novela + diccionario de frikismo + guía de viajes + risas aseguradas y todo por catorce euros de nada).

La novela está bien escrita y es divertida. Tiene chistes muy buenos, parodias muy bien conseguidas y no hay página donde el lector no deje ir una sonrisa, una risilla de esas que no me oigan los serios del metro y un buen par de carcajadas. Y el chiste del corazón, que es de burrez y antologia. Algo negativo? Quizá he echado en falta un mayor apuntalamiento de la estructura y que en alguna ocasión parecía apoyarse demasiado en el chiste o en la referencia. Pero pecata minuta ante una obra divertida, fresca, emocionante, ágil, burra y muy refrescante.

Y, Piñol, padrino,

1. ¿Hay premio para el que ha pillado todas las referencias sin usar el glosario?
2. Como te dije, yo sé quién es DeadShot y qué es el Escuadrón Suicida. Tengo los tebeos en casa. Ostrader consiguió una serie divertida, ágil, fresca, violenta y mítica.

"Dioses menores" de Terry Pratchett

Dioses menores, Terry Pratchett, ed. DeBolsillo, 2009 (ed. original inglés, 1992).

Alrededor del Dios se va formando un Caparazón de Plegarias y Ceremonias y Edificios y Sacerdotes y Autoridad, hasta que finalmente el Dios Muere. Y esto puede pasar desapercibido.

Un Dios poderoso que para su horror descubre que solo tiene un creyente. Una Quisición a la que todo el mundo teme y un jefe de la Quisición al que se teme más aún. Un tipo sencillo (por no decir tonto) que será el nuevo profeta. Filósofos, paseos por el desierto, tentaciones, tortugas que vuelan, conspiraciones, mecánica, tecnología, pingüinos, luchas teológicas y un montón de extraños elementos facilmente reconocibles.

Con estos elementos y muchos más Terry Pratchett construye Dioses menores, una de las mejores novelas que integran la larguísima e imprescindible saga del Mundodisco. La narración de las aventuras de Brutha, el dios Om, el jefe de la Quisición Vorbis, del filósofo Didactylos sirve a Pratchett para afilar su pluma humorística y paródica y crear una magnifica comedia en torno a la religión. Los dioses, el aparato eclesiástico, los sacerdotes y los creyentes son el objetivo de la satira e ironia del autor. Del mismo modo que los son los filósofos y los tecnócratas. Con habilidad, imaginación, humor de todos los colores Pratchett nos hace reflexionar sobre la religión, sobre la manipulación que ejerce ésta sobre el pueblo, sobre lo que el pueblo agradece esta manipulación, el egoismo de unos dioses que necesitan creyentes y sobre todas esas palabras que los profetas pronuncian en nombre de dios sin que éste lo sepa.

La novela se lee fácil y está muy bien estructurada (mejor que otras novelas del Disco) con las aventuras en paralelo de los diferentes personajes y su unión en una apoteósica escena final. Nada escapa a la afilada mirada de Pratchett y la novela se revela como un cúmulo paródico de primer nivel. La tradición cristiana, musulmana, judia, hindu, budista y etc. tienen su correlato en este relato. Parodias del pastor que pierde la oveja, de Copérnico, de los repetidos Eurekas de los filósofos, de la máquina de vapor, etc. Pero todo esto no se queda en el mero chiste o en la gracia paródica del momento, sino que sirve para construir un discurso reflexivo sobre las creencias y las manipulaciones de éstas. Como en otras novelas (y pienso muy especialmente en Brujerias y su sátira de la historia, o en la maravillosa ¡Guardias! ¡Guardias! y su reflexión sobre el poder) lo que acaba resultando es una comedia con un poso final triste y escéptico. Lo que percibo en mi lectura es un gran escepticismo y una visión pesimista del ser humano. Una mirada propia del buen humorista y sátiro que sabe que el mundo es como es y que el ser humano ya se encargará de estropearlo.

Una gran novela novela, una comedia extraordinariamente divertida, una parodia brillante de religión y filosofia y una sátira incisiva de la naturaleza humana. Como siempre, leer a Terry Pratchett es un gustazo.

Ah, y sin embargo, la Tortuga se mueve.

La vida en este mundo - dijo - es como una estancia en una caverna. ¿Qué podemos llegar a saber en realidad? Porque todo lo que vemos de la verdadera naturaleza de la existencia es, podríamos decir, meras sombras fascinantes y enigmáticas proyectadas sobre la pared interior de la caverna por la luz cegadora y nunca vista de la verdad absoluta, de la cual podemos deducir algún atisbo de veracidad o no deducirlo, y en tanto que trogloditas buscadores de la sabiduria, lo único que podemos hacer es alzar nuestras voces hacia aquello que no es visto y decir, humildemente, "Adelante, haz el Conejo Deformado... es mi favorito".

Entre puertas y dragones

Primera reseña.

Y estoy algo nervioso. Deben ser los típicos nervios del estreno. Supongo que es lo mismo que cuando se inaugura una exposición o se presenta un libro o se hace la primera autopsia. Que uno quiere que todo salga bien, que la gente esté cómoda y se vaya contenta. Y supongo que por eso, para estas tardes de estreno, uno se rodea de amigos y conocidos que los salvarán si los nervios traicionan. Y como no quiero que los nervios me traicionen, he decidio que las primeras reseñas sean para personas que conozco. Dos reseñas que se pueden tomar como homenaje y demostración de cariño a dos escritores talentosos, buena gente a la que aprecio, que están haciendo grandes cosas y darán mucho de que hablar. Empezamos pues.

Dragones
Conocí a Martín Piñol porque nos sentaron juntos en una cena y hablando hablando acabamos hablando de Marc Pastor, los trailers en los cines y un fortuito ataque zombie. Me comentó que escribía, "y muy bien", especificó. Yo le dije que soy librero y que sé leer. Después de aquella cena hemos mantenido el contacto y me he ido leyendo todo lo que de Martín Piñol ha ido cayendo en mis manos. Y lo último que ha caído en mis manos, y que además coincide creo con lo último que ha publicado, ha sido esto:


Los dragones de hierro, Martín Piñol, ed. Alfaguara, 2010.

La leí en un par de horas sentado en mi butaca nueva con un zumo en la mesita y con una continua sonrisa que se transformaba en ocasiones en una sana carcajada. Porque estamos, y eso es lo mejor de esta pequeña novela, ante una novela divertida. Muy divertida, añadiría. Una novela escrita para que el lector (ya sea un niño de diez años, una niña de doce o un muchacho encantador de treinta y dos) pase un buen rato, se ría, se emocione, se preocupe por los personajes y quiera una página más, una página más, una página más. Pero, ¿de qué va esta novela?

Pues hay una princesa que ni es tonta ni es cursi que la quieren casar con el príncipe más valiente que ha habido jamás, pero que es más bruto que un arado tirado por un bruto al que han expulsado de la escuela de brutos por ser demasiado bruto, y que además es creído y engreido y chulo y valiente y todo eso. Un día aparece un extraterrestre (!!!) que le mete un dedo en la nariz a la princesa (!!!) y se enamoran (!!!) y le dice que otros extraterrestres quieren conquistar la tierra y llevarse a la princesa. Y, efectivamente, los extraterrestres malos se llevan a la princesa. Y el príncipe chulo y el extraterrestre se ven obligados a colaborar pese a que se caen fatal. Y les acompaña un carcelero cobarde y vivirán un montón de aventuras y salen monos, cabezas cortadas que hablan, platillos volantes, dragones, bichos raros, rayos láseres, espadas y un montón de cosas más que parecen imposible que quepan en sólo 190 páginas.

Es una novela estupenda. Una novela de entretenimiento y aventura donde se habla de amor, amistad y de sacrificio desde una óptica humorística para que el lector se ría continuamente. Y esto es importante. Porque a Martín Piñol le gusta hacer reír y en el campo de la literatura juvenil eso es un valor añadido. ¿Por qué? Porque existen muy pocos buenos autores de literatura juvenil de humor. Y Martín Piñol es uno de ellos por dos motivos básicamente:
1. Es que es un tipo divertido que escribe cosas divertidas.
2. No es condescendiente con los jóvenes lectores. Los trata de tú a tú sin tratarlos de tontos.
3. Y escribe muy bien.
Bueno, me han salido tres motivos.

Sólo tengo un enorme pero a la novela, pero que ya le comentaré a Martín Piñol en privado aunque ya lo deducirá él cuando acabe de leer este párrafo. Martín, te pido un regalo de cumpleaños: una larga serie de libros (una de esas trilogías en dieciocho volúmenes) donde se relaten las aventuras y desventuras de mis dos personajes favoritos de esta estupenda novela: el valiente, chulo y bruto príncipe Gulman y el cobarde y carísmatico Gepecé. Sé que está difícil, pero para algo has montado un mundo lleno de magia, ¿no?

Puertas
A Susana Vallejo la conocí de forma distinta. Nos sentamos juntos en una comida. Más en concreto en una Ter-Cat que se organizó en Igualada en marzo del 2009 (reseña aquí). Fue una gran casualidad porque en ese momento llevaba veinte páginas de su primera novela, Porta Coeli I. La orden de Santa Ceclina. Hablamos, reímos, me recomendó efusivamente esa pedazo de novela que es El mapa del tiempo que no me cansó de recomendar, y me cayó estupendamente desde que me la presentaron. Pero, claro, es que Susana es adorable. Esa misma semana me lei esa primera parte y un tiempo después, la segunda (tengo pendiente la tercera y la cuarta que me ponen ojitos desde las estaterias de casa).



Saga Porta Coeli, ed. EDB, 2008-2010
La orden de Sta. Ceclina (cat. L'ordre de Sta. Ceclina)
Cosecha negra (cat. Collita negra)
El principio del fin (cat. El principi de la fi)
La llave del secreto (cat. La clau del secret)

A esta estupenda saga ya le dediqué una pequeña reseña (se puede leer aquí), pero no me canso ni me cansaré de recomendarla a los clientes que me piden una buena novela de aventuras. Porque lo que Susana Vallejo ha escrito es una tetralogia que por lo que intuyo empieza siendo novelas de fantasia para irse convirtiendo volumen tras volumen en novelas de cienca ficción. Y sólo pensar que en una misma saga puedo ir de viaje entre mis dos género favoritos me llena de alegría. Pero, ¿de qué va todo esto?

Bueno, hay un mundo, el nuestro. Y hay otro mundo. Y no se sabe porqué existen unas puertas que comunican ambos mundos y permiten que los seres que habitan en uno viajen al otro y viceversa. Naturalmente, esto implica que diferentes poderes luchen por explorar y dominar ese otro mundo. Volumen a volumen iremos descubriendo los misterios de ese otro mundo y las implicaciones que supone en éste. Todo esto entre aventuras, amores, crímenes, caballeros, unicornios, bichos raros, caballos, universidades y un montón de cosas más.

¿Y tenemos que empezar por el primer volumen? No, porque eso es uno de los grandes aciertos de esta saga. Aunque forman un todo unitario, se pueden leer de forma independiente. Quien le apetezca aventura épica medieval que empiece por el primero o el segundo. Quien desee fantasía urbana, que vaya directamente al tercero. Y quien quiera ciencia ficción, tiene el último. Y luego, que vaya combinando.

Leer a Susana Vallejo es un placer. Es una de esas escritoras de las que se puede decir con toda la calma y el cariño del mundo, "joer, es que escribe muy bien la jodía". Y se percibe en sus novelas, o en sus cuentos, que se lo pasa bien escribiendo. Que aun conserva (y que conserve, por favor), el placer de escribir por escribir, para pasárselo bien y divertirse. Y eso hace que el lector se lo pase bien, que disfrute y que espere otra novela de esta preciosa (porque todo hay que decirlo) madrileña. Pero, claro, es que Susana es una de las más interesantes y más prometedoras voces de la actual novela española (y una de las mejores dentro del panorama de la literatura juvenil, por supuesto). Lo único que percibo en las dos novelas que he leído es que le falta un punto de saltar al vacío. No sé como explicarlo... como si no se atreviera a dejar salir todo lo que es capaz de hacer. Porque creo que el día que se decida a dejarse llevar, a soltar todo lo que puede llegar a hacer, puede crear algo muy grande y muy hermoso.

Y yo espero estar allí para verlo.

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