Esta entrada es complicada de escribir.
Soy consciente de que mucha gente se sorpenderá cuando lea esto. Me gustaría decir que el primero sorprendido soy yo, pero no es así. Desde hace meses que esta idea me viene rondando y, tras muchos días de pensarlo, y viendo que hace casi tres semanas que no actualizo, no contesto a los comentarios, no pienso en nuevas reseñas o nuevas secciones... bueno... total... que creo que ha llegado el momento de cerrar el blog.
Fin de trayecto.
¿Por qué?
Podría aducir motivos personales (que los hay), pero lo principal y más importante es que tener un blog de reseñas ha dejado de ser divertido. Lo que es peor, se ha convertido en una obligación, en algo que tengo que obligarme a hacer. Y desde hace tiempo, cuando me siento a escribir una reseña, una tontá o cualquier otra cosa, el tiempo se eterniza, me busco excusas, una canción, una ojeada a ese libro, salir a la calle en calzoncillo cantando a Charles Trenet, pensar en ver la tercera temporada de Arrow (tranquilos, no he llegado a este extremo), cortarme un brazo a ver cuánto tarda en crecer, antes de ponerme a escribir.
Ya no me gusta el blog.
Y he pensado en cambiar el formato, poner nuevas secciones, hablar de otras cosas que no sean libros, pero entonces ya no sería este blog y desvirtuaría lo que durante este tiempo he querido hacer con él. Ya no es divertido y me prometí que cuando dejara de serlo, lo cerraría.
Duele, claro. Han sido cinco años, muchas lecturas, muchas risas, locuras, experimentos y secciones nuevas. Y, sobre todo, mucha gente estupenda la que he conocido por este medio, pero mejor dejarlo ahora que aun nos queremos.
Estoy en una época de cambios.
Tengo proyectos en mente que me exigirán tiempo, me estoy dejando una ridícula perilla (no se nota... confieso que tengo un problema de escasez de cabello facial; para conseguir una barba de tres días necesito tres semanas de crecimiento), mis inquietudes lectoras están cambiando de forma bastante radical. Otro motivo para dejar el blog. Lo juvenil me interesa cada vez menos y los fantástico, salvo en contadas ocasiones, también. Necesito explorar otros caminos, otras corrientes, géneros, autores, formas y bucear en autores desconocidos, todo ese fondo ignoto que hay en las bibliotecas y librerías de segunda mano.
Además, estos días he redescubierto el placer egoísta de la lectura para uno mismo. Leer Winesburg, Ohio o Los soñadores solo para mí, sin pensar en ningún momento en una posible reseña, en los argumentos de por qué me ha gustado o no, porque una es una obra maestra y la otra es interesante. Cuando abrí el blog sentía una necesidad de compartir mis lecturas con el mundo, ahora estoy en un momento en que quiero volver a la intimidad del libro y yo.
Esto no quiere decir que desaparezca. Tengo otro blog (Mil matices de gris) donde voy escribiendo sobre mi absurdo cotidiano, sobre películas, la librería y, sí, alguna que otra opinión sobre los libros que vaya leyendo, pero sin la presión de tener que actualizar, leer, opinar, razonar, etcétera. Y quién sabe, quizá dentro de seis meses abra otro blog de libros, pero sería algo totalmente diferente. Y no sería reabrir éste. Juvenil, fantástica o la que se tercie ha dado todo lo que tenía que dar.
Ha sido un buen viaje, pero también es bueno saber cuándo éste tiene que acabar.
Ha sido un placer y gracias a todos.
Parto.
Tengo un universo que salvar.