Antepenúltima reseña de las quince.
¿De verdad hay que presentar la historia de Escarlata O'Hara?
Resulta complicado hacer esta reseña; una novela mítica que dio vida a una película más mítica todavía. Millones de ventas, homenajes, parodías. Una novela polémica por su tratamiento del tema racial y su idealización de un sistema de vida cncret. Un ejemplo de buena literatura decimonónica en pleno siglo XX cuando el Ulises de James Joyce llevaba más de una década publicado como la obra maestra de Virginia Woolf, Mrs Dalloway, el primer volumen de la obra magna de Proust llevaba treinta años en circulación y Faulkner ya había publicado parte de ese grueso de novelas que revolucionó la literatura y la técnica del siglo XX. Y la única novela que leyó en toda su vida la maravillosa Ava Gardner.
Con esto quiero decir que, al igual que los caballeros del sur, la novela me dio la sensación de estar fuera del tiempo y añorar un pasado. Lo que el viento se llevó es una novela que hunde sus raíces en la literatura decimonónica y en el folletín, en el melodrama y la novela por entregas, en novelas con argumento, donde pasan cosas, estructura lineal y repleta de sorpresas, giros y emoción para atrapar al lector. Una novela de factura clásica que me dio la sensación de saltarse el siglo XX y crear su propio mundo. Un excelente bestseller con vocación de literatura popular.
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Todos enmarcados en una visión histórica del Sur de los Estados Unidos bien documentada y explicada, pero que peca de excesivamente idealizada lo que en mi opinión rompe la verosimilitud histórica. El Sur presentado como un paraíso perdido, donde todos los caballeros eran guapos, arrogantes y gentiles, donde las damas eran hermosas, la gente pacífica y los esclavos estaban contentos y agradecidos con su situación. Una Arcadia que se truncó por la irrupción de las malvadas personas del Norte, gente vil y canalla que vinieron a destruir un lugar maravilloso y arrancar de raíz las buenas costumbres. Suerte que los valientes caballeros del sur por medio del Ku-Kux-Klan aboga por mentener las cosas en su sitio.
En esta dicotomía nos movemos.
Y, la verdad, chirría. Tanto la visión idealizada del Sur, como la relación paternalista con los esclavos, como la absoluta villanía de los personajes norteños casi sin termino medio, hace en mi opinión un flaco favor a la novela ya que no puede reclamar su papel de retrato histórico de una época quedándose en idealización y folletín. Eso sí, terriblemente entretenido.
La novela es larga. Muy larga. Para mí, demasiado larga. En su parte final cae en repeticiones y la historia se me antoja estirada, pero esto lo compensa con creces partes realmente muy buenas. Por ejemplo, toda la segunda parte de la novela, desde la llegada de Scarlett a Atlanta hasta su huida con Melita y el agónico viaje hasta Tara. Esa larga parte es en mi opinión, casi lo mejor de la novela (a lo mejor llegaré pronto); una narración vibrante, unas descripciones acertadas, un retrato sucio, cercano y duro de los horrores de la guerra y de su estupidez, la supervivencia de dos mujeres, cada una con sus fortalezas y flaquezas, el hambre, el ruido, el calor y el miedo presente en cualquier ciudad sitiada. A partir de esa parte, la historia se convierte en el retrato del progresivo encumbramiento económico de Scarlett que conlleva un mayor ostracismo social al pactar con los sucios yankis y dejar de lado las tradiciones sureñas. Una parte que tiene un gran interés en el retrato del clima social y político (siempre teniendo en cuenta la dicotomía antes presentada), pero que a la larga se antoja algo repetitiva.
Pero si en algo sobresale Lo que el viento se llevó por encima de otras novelas con idénticos elementos históricos,folletinescos y tremendamente entretenidas, es en el gran acierto que tuvo Margaret Mitchell en dar el protagonismo a dos figuras que se alejan por completo de la figura de héroes románticos. Y que, precisamente por ese alejamiento, se erigen como tales. Reth Butler y Scarlett O'Hara no son héroes. En cualquier otra novela serían los villanos. Son cínicos, egoístas, aprovechados, mentirosos y manipuladores. Rehtt Butler eleva la categoría de simpático canalla a arte convirtiéndose en modelo de miles de protagonistas de novelas románticas posteriores.
Pero quien se lleva la palma como personaje es Scartlett O'Hara, heroína, superviviente, niñata mimada y caprichosa, manipuladora, egoísta, fuerte, hipócrita, cínica y pragmática, verdadera fuerza de la naturaleza, una auténtica hija de puta y un personaje que acaba resultando fascinante. Sobre todo cuando se contrasta con Melita y la sociedad de Atlanta, una sociedad correcta que recuerda tiempos mejores y parece atrapada en viajes costumbre e indolencia. En cambio, Scarlett se amolda a los nuevos tiempos y hará lo que sea necesario para no volver a pasar hambre ni ella, ni los suyos. A nada. Aunque eso signifique pactar con el enemigo, robar, asesinar o explotar a otros seres humanos. Y eso la convierte en villana. Tanto a ojos de los personajes, como de la sociedad, como de la autora ya que al final toda la novela concluye en un mayúsculo castigo a la protagonista. Un castigo por convertirse en todo aquello que una dama del sur no debía convertirse. Castigada, vilipendiada ante todos, menos a los ojos del lector. Por lo menos a mis ojos. Y es que siempre he sentido debilidad por las malas y una mala tan fuerte, compleja, dura, divertida y cínica como Scarlett es de las mejores.
Lo que el viento se llevó es una buena y muy entretenida novela. Un estupendo melodrama histórico. Buenos personajes, buena trama y exceso de páginas. Ingredientes adecuados para un excelente best seller.
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