Fotos de nuestros padres
Estos días estoy digitalizando viejas fotos de casi todas las décadas desde el principio del siglo XX. Almacenadas sin orden ni concierto en cajas y sobres parece que reclamaban un alma caritativa que las rescatara de su pasiva espera. Recuperar una vieja colección de fotos es como iluminar viejas estancias abandonadas que ya nadie visita. En esas fotografías apenas se reconoce un paisaje y unos personajes que ocuparon nuestro espacio natural y que ahora se degradan tal como lo hacen los productos químicos. El blanco y negro se transforma, por causa de un deficiente revelado, en un gris mortecino que hay que recuperar a base de trabajar la curva tonal. Nadie sospechaba que algo llamado ordenador iba a recuperar los momentos del pasado tanto como su lozana juventud en el futuro. Las arrugas en el papel, los trozos arrancados, el polvo y las rayaduras atacan las imagenes pero a la vez les dan un viejo sabor añejo. ¿Qué recorrido han tenido esas fotos hasta llegar a mis manos? ...