El test
A mi amigo Jorge Hurtado, boliviano y gran artista Hace dos días íbamos de camino a Valencia. El sol de invierno estiraba las sombras en un paisaje de arrozales y montañas en escala de azules y violetas. La luz entraba dorada en los vagones. Sentado con un antiguo compañero de oficina de mi esposa charlábamos sobre el destino de este país, de las decisiones de la política y del tiempo de inestabilidad que nos está tocando vivir. Todavía no sabíamos que la cifra del desempleo, que se daría el día siguiente, alcanzaría casi los seis millones de parados. Ellos, los empleados del Banco de Valencia y los de Bancaja, iban a defender sus puestos de trabajo o todo lo más un despido mínimamente digno. La mayoría sobrepasaban los cuarenta y muchos, otros a cuatro años de los sesenta, alguno recien casado y en sus primeros treinta. Por primera vez se animaban a ir a Valencia a defender sus derechos.Las estaciones se sucedían mientras la conversación pasaba de tema a tema. Vicente, un an...