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divendres, 22 de febrer del 2013

METODO 4

Que pierdan el tiempo otros espiando políticos. Yo desvelo el mejor de los secretos gratis. He estado en Cercles, hace un ratito. Al que no recuerde lo que es Cercles, que pinche aquí. Sí: sé, vease ayer, lo que es la crueldad. O me he hecho una idea, así que sé que los que no son de Barcelona van a maldecir mis huesos. Pero es que lo que tiene Gustau allí es mucho más de lo que un aficionado a la literatura puede concebir. Sobre todo ahora. Cercles, Bailén 201. Miradle a los ojos y desvelad de alguna manera que sabéis lo del secreto. Mostraos interesados o nerviosos, positivamente, y soltad alguno de los nombres que os interesa u os podría interesar. Podéis decir mi nombre si queréis. Igual eso os franquea el acceso a los tesoros. Joder, estoy casi temblando.

diumenge, 6 de gener del 2013

MISION CUMPLIDA

Ya que últimamente peco de escasa seriedad y debo justificarme ante mí mismo (pues yo no tengo altísimo al que rendir cuentas, lo cual agradezco fervorosamente a no sé bien quién), dejadme que me pegue un pequeño festín de autoestima.

Un/una lector anónimo me agradece la recomendación de librerías en BCN, es más, se planta el mismo día en que se lo recomiendo en la librería Cercles, y me lo agradece y define al pequeño reducto desde el cual el gran Gustau bombardea culturalmente su entorno más cercano como una maravilla.

Martín Aguirregaray, a.k.a. Misigma asegura haber gozado de lo suyo con Plataforma de Houellebecq, uno de esos libros que una relectura todavía encumbra más que la primera vez.

Horacio, al que también he recomendado Plataforma, asegura haber gozado también de lo suyo con la primera temporada de Homeland, lo hace a través de mail particular. Te lo pido Horacio: este blog no es el mismo sin tus comentarios extensos y digresivos (atento, Álex, no escribí disgresivos), así que si algo tienes que hablar sobre lo que aquí ha salido, te pido, por favor, no niegues a los demás tus comentarios.

Deborah, nombre que presupongo a la brillante autora de varios blogs, entre ellos Deborahlibros parece realmente impresionada por su visionado de The Wire, que sé que no ha sido directamente por mi influencia, pero algún empujoncito le habré dado, igual que le dí para leer a David Foster Wallace, aunque he de reconocer que yo también recibí el correspondiente de alguien valiente y osado y descarado como Selene, lo cual quiere decir que el efecto dominó, o boca oreja, o boca boca o como le digáis, funciona y funcionará. 
Y sé que hay más ejemplos (que pronto detallo, pues poner tanto vínculo es extenuante) pero estos se han juntado en los últimos días, y no solo aquí: mis reseñas en Unlibroaldía, sobre Orsai, sobre DFW, sobre Houellebecq, hasta sobre libros infumables, son bien acogidas, aquello no será justo mi casa, pero es ese hotel al que vuelves siempre que puedes porque te sientes perfecto. Tanto que a veces pierdo algo la orientación, ya no sé qué he puesto aquí sobre un libro (donde soy más cercano y confidente) y qué he puesto allí (donde soy más frío y profesional). Y resulta que me da igual: ni visibilidad ni fama ni ego ni narices. Mi andadura en la red es un enorme motivo de satisfacción, una sensación de misión cumplida que me viene muy bien incluso, joderos enemigos si los hay, pensando que es sólo la primera. Aviso. Que pienso imponerme más misiones y cumplirlas.


dimecres, 23 de maig del 2012

LA CARA OCULTA DE LA LUNA

Mercedes Milá (dudo hacia donde poner el acento: es un apellido catalán pero su nombre se mantiene en un rotundo y aburguesado español) es una periodista barcelonesa con una prolongada carrera en TV. Carrera que yo asocio a un característico peinado, con unas ondas en el flequillo, que llevaba por los años 80, con una pose algo hierática ante la cámara, como en una exhibición del comedimiento propio de educación en escuelas caras de la parte alta de Barcelona, y a una algo pudorosa inhibición del atractivo sexual propio de la lozanía de la veintena-treintena (que fue cuando empezó a ser un personaje popular).
O sea: Mercedes Milà (pongo el acento abierto, ahora sí, para compensar y aportar cierta medida de avance del tiempo) era una periodista con una carrera intachable, seria, lo que uno diría con un tono algo trascendente, contrastada. Para que me entendáis los que no habéis visto TV en España sobre los 80-90. Acorralaba al entrevistado, lo ofuscaba y lo turbaba hasta hacerle bordear la incomodidad. Cuando parecía ir a cruzar la barrera de la intimidación física, de esa pregunta inquisidora que pone a todos al borde del llanto y del reconocimiento de la culpa, echaba el cuerpo hacia atrás, lanzaba una mirada de reojo a la cámara y, magnánima, dejaba a su presa lamerse las heridas y sollozar arrepentida. Esa clase de periodista era: mujer y feminista, firme y decidida.

Cuando hace diez años empezó a presentar Gran Hermano poca gente creyó que fuese la persona idónea para hacerlo.

Aprovecharé esta pausa dramática, nada casual sino calculadamente planificada por el narrador para manifestar la importancia de mi siguiente afirmación: Gran Hermano me parece la bazofia más escandalosa concebida para emitirse en TV. 

Lo cual seguramente tiene un mérito importante. Nadie puede ser tan eficiente y tan tenaz en crear algo tan malvado. Me extenderé, aunque sea para demostrar que hablo con conocimiento de causa. Gran Hermano, en España, y supongo que en los países donde ha obtenido niveles de éxito tan elevados y tan constantes (van 13 ediciones), ha sido una máquina de suministrar contenidos a la cadena que lo ha emitido. No sólo eso; no sólo canales temáticos y revistas y análisis sesudos por todas las capas de la comunidad intelectual (del frívolo analista de telebasura al rígido crítico rayano con el doctorado en sociología). También auténticos patanes (ignoro si hay un femenino para patanes, pero sí, también ellas) que se han dedicado a vender sus aburridas existencias como si fueran meta-experiencias por TV, a hacerse los interesantes o, directamente, a prolongar los tres meses de exposición pública de vergüenzas hasta abarcar toda su existencia. Por extensión, o por méritos, o por política de medio, a pensar que a alguien le interesan sus opiniones sobre otras cosas, y a expresarlas. Muchos de sus participantes han permanecido en el anonimato del que algunos se arrepintieron de salir, otros han arrastrado, exprimiendo la ubre de una popularidad menguante, a presentar concursos de ínfima categoría en canales con menos audiencia que este blog, o a acudir a inauguraciones de disco-bares de barrio que duraron lo justo para abonarles el caché por su presencia, pero unos cuantos se han aferrado a esa teta y no la sueltan, ni lo harán por su voluntad, jamás.
Entonces qué queréis que yo piense de un programa así: de un programa que eleva a personajes públicos a tipos que, en otro caso, no hubiesen franqueado la barrera de ser el locuaz, o el chistoso, o la graciosilla o la enterada del grupo de amigos que se reúne en el bar los sábados, para ver el partido.

Lástima, mi opinión no va más allá de esta pantalla en la que escribo. Seguramente.

Mercedes Milà tiene procedencia aristócrata y se declara liberal (no ultraliberal: habla claramente de cuestiones carnales), y le dice a una audiencia de ocho cifras que se mea en la ducha.
Pero va y se deja fotografiar jaleando a José Tomás, hace algunos años,  en la plaza de toros Monumental en Barcelona (y cerquita, Serrat y Sabina: ojo al dato). Lo cual es una incoherencia, al menos para mí. Que soy furibundamente antitaurino. 

Para mí, a quien los personajes incoherentes me despiertan cierta curiosidad. Jugadores del Madrid que se declaran forofos de Mad Men, por ejemplo.

Ahora Mercedes Milà está divulgando que ha emprendido, con algunos de los pingües beneficios que presentar esta ponzoña le procura, la aventura, junto a otros inversores, de reflotar una librería en Barcelona. Que está a cien metros de la escuela de mis hijos. La han ampliado, jocosamente, ocupando el local que abandonó una sex-shop, la han puesto toda cool y han incorporado un área de cafetería y prensa, y mesas esparcidas donde ignoro, debería probarlo, si uno puede entregarse  de manera plácida (y gratuita) a pasar horas leyendo algunos de los libros que venden. Para que se los vendan a otro con salpicaduras del café que te has tomado. 
Yo no sé si esto lo hace para compensar la escasa promoción de la cultura que es su programa, que no solo no muestra a nadie leyendo, nunca, sino que impide que mucha gente emplee el tiempo en ello.
Pero hete aquí que la selección de libros es muy buena, con criterio, y el ambiente agradable, si bien un poco decadente: la zona da para que las señoras bien de las inmediaciones acudan a prolongar sus cafés vespertinos mientras sus maridos amasan millones desde los despachos de dirección de las plantas altas de los edificios de oficinas cercanos. La música de ambiente es un horror: standards del jazz más sobreescuchado y música pop actualizada al estilo Nouvelle vague de ínfima categoría. 
Yo acudí, hace unos días, con mi Orsai #5 visiblemente bajo el brazo. Cuestión premeditada: una revista literaria de tirada ultralimitada, un paradigma de lo snob; o sea, casi mejor que el más inencontrable de los libros. Casi esperando que el de seguridad me abordarse al salir, para preguntarle con un tono algo ofendido ¿estás seguro de que vendéis esto aquí?.

El día anterior había estado Enrique Vila-Matas presentando su último libro. Por cierto.

En Catalunya, los precios de venta al público de los libros nuevos están rigurosamente controlados. Los libreros apenas pueden aplicar un descuento en ocasiones especiales. Así que es casi irrelevante donde comprar un libro. 

Puedes comprar en El Corte Inglés, que está casi al lado, pero que atufa a empresa evolucionada a los auspicios y protección del franquismo más recalcitrante.
Puedes comprar en La Casa del Llibre, de Editorial Planeta, que interviene en el accionariado de cadenas de TV y medios ultraconservadores como Antena 3 o La Razón.
Puedes comprar en el FNAC, del imperio francés LVMH, lujo a espuertas, trabajos de temporada pagando cuatro céntimos como cajeros a estudiantes desesperados por pagar las tasas de matrícula, que Rajoy les ha puesto por las nubes.
O puedes intentar comprar alguna vez allí: hacer algo de amistad con alguno de los dependientes, de manera que acabe dirigiéndose a ti por tu nombre y, con el tiempo, nadie sabe, dios dirá, comprenda que no debe recomendarte, jamás, nada de Isabel Allende.

Llibreria +Bernat: Calle Buenos Aires, 6, Barcelona. Curioso.

Para los libros viejos, a Cercles, claro.

dissabte, 31 de març del 2012

RADIOS Y DIAMETROS

Cuando las multinacionales asociadas al mundo de la cultura (ellos lo llaman la producción cultural porque sólo entienden de vender objetos, les dan igual las sensaciones) se quejan de la progresiva desaparición de sus negocios, ni en un momento encuentran el alivio de pensar que, a pesar de eso (y de la perniciosa programación de muchos canales de TV), la gente cada día es más culta. O al menos tiene esa intención. Pero son incapaces de contabilizar otra cosa que no sean cifras de ventas. Con lo cual si antes conocían a Bolaño 400 y ahora 800 pero antes compraban libros de Bolaño 400 y ahora 200 para nada les consuela que los conocedores se hayan duplicado. Las ventas se han reducido. Putos piratas, podrían ser todos chinos o japoneses, haríamos leyes a su medida (no, convenceríamos a amiguetes políticos para que las hicieran) y decretaríamos su pena de muerte.
Para nada piensan como han contribuido ellos a esa decadencia. Recuerdo en la lejana apertura de Virgin Megastore en Barcelona: ilusionado como me presenté ante la perspectiva de la que había visitado en Champs Elysées, me fui con el chasco de que la mayoría de los que allí trabajaban no conocían uno solo de los discos que yo les pedía. La escasa especialización de los trabajadores en esas tiendas (cuyo efecto colateral, agradable para el empresario, es poderles pagar sueldos de mierda, pues con que pasen el lector de códigos, y repongan libros en los estantes como si fuesen sobres de bacon envasado, ya tienen bastante) fue otro de los factores que incidió en ese deterioro. Qué gusto tan añorado (y que ya pertenecerá pronto al pasado, como las ensaimadas que Horacio comía), el de un librero que sabe de lo que habla, porque se ha interesado en conocer detalles sobre lo que vende. Un mínimo de detalles, aunque sea para que quien pague el mínimo precio que cobra por ellos, no se sienta engañado.
Es Gustau, está en Cercles, ya sabéis, Bailén, 201 en Barcelona (al lado de Gràcia). No me paga por que lo diga, faltaría: lo digo porque me da la gana. Y porque pone Estrella distante en el escaparate, aunque no sea un best seller ni cueste 25 euros ni se haya publicado esta semana.

divendres, 4 de novembre del 2011

LA DUCHA FRIA

Parece que tendremos unos días de lluvia y luego aparecerá finalmente el otoño. Tras dudar mucho tiempo ante la estantería, opto por un disco de Jori Hulkkonen, simplemente porque la portada muestra un árido bosque nevado. He dudado bastante: quería evitar elecciones obvias, quería evitar vecinos reclamando, justamente, lo reconozco, algo más de paz y algo menos de bajos subsónicos, quería un disco cuyas canciones no conozca ya de memoria.
En el fondo busco, como muchos , una reinvención permanente. Gustau de Cercles me advirtió hace unas semanas acerca de los necesarios reposos entre fases de mucha lectura. Pues podría ser que yo estuviese en uno de esos períodos, después de la maratón de Nothomb. No quiero que dure mucho.
Encuentro una entrevista en La Contra de LV, con un músico vasco llamado Rafael Berrio. Que tiene aspecto de una especie de Antonio Carmona ajado por la mala (él quiere que pensemos que la peor) vida. Como un Tom Waits patrio, más preocupado en cualquier caso por su peinado agitanado. Músico que habla de elogiar la desgana y de su vida en un mobile home. Y de no tener TV ni internet (aunque, curioso, sí tiene una web donde presenta su música). De salir a beber y de hacer giras en pequeños locales, para un máximo de 150 fans locales, cifra que reconoce conformarse con tener, para colmar su ambición. El tío me cae simpático pues parece ser una especie de paradigma de la bohemia y de la vocación underground. Esa especie de amigo que todos hemos tenido hasta que nos hartamos de reirle las borracheras y prestarle dinero para una última juerga. Ya se sabe la admiración que en ciertos círculos se tiene por ese tipo  de  coherencia, ya no digamos si el artista acaba convenciéndonoe de que crea bajo estado de constante sufrimiento, que su obra es su familia. 
Entonces me paso por su web para comprobar los motivos del entusiasmo del entrevistador. No pondré la web. Para qué. Ya el único Sabina que hay en el mundo es uno que me sobra, y mucho. Me sobran muchos músicos que considero perniciosos. Sting, Phil Collins, y añadiría más y especificaría, con pelos y señales, la lista pero temo que haya quien se cabree. Ya lo hizo Nick Hornby en Alta fidelidad. El tal Rafael Berrio es esa especie de cantautor tabernario (palabra que no sé si existe) que empieza con la guitarra y acaba introduciendo sus canciones en intros que duran más que la música. Que si no fuese músico sería uno de esos cómicos de medio pelo de gira con Paramount Comedy, que van de gamberretes y transgresores por usar lenguaje soez y comentar obviedades. Pero que quieren su cheque a fín de mes. O transferencia, claro.
No es que todo el mundo tenga que acudir al deep house ligeramente caducado de Hulkkonen, pero las canciones de pianos que beben y bares de puerto y prostitutas avejentadas ya tuvieron su cielo, al que se puede o no volver, claro. Creo incluso que suenan mejor cuanto menos las entiendes.


dijous, 25 d’agost del 2011

MESURA Y CONTENCION

No puedo evitar excusarme por esta discontinuidad. La educación recibida, supongo. Así que se accionan ciertos resortes compensatorios. Cómo funciona un resorte es algo un pelo imprevisible.

Ejemplo I : cambiar la palabra insufrible por la palabra insustancial, que aunque parece menos ofensiva, es simplemente más sutil. Teniendo en cuenta que puede que haya a quien le guste sufrir.

Ejemplo II : insistir en que Robertson Davies es un magnífico escritor prácticamente desconocido y que rincones del universo como este, completamente inútiles para este fín (vs inversiones publicitarias) debemos arriar la bandera para que tamaña injusticia sea enmendada. 

Ejemplo III : tomar el compromiso de ver cierta película, a sabiendas de lo difícil que va a ser que no me desagrade profundamente, simplemente con el cínico y quirúrgico propósito de razonar detalladamente cada uno de los pasos de su descuartizamiento.

Ejemplo IV : entender que actos como éste justifican por sí solos la existencia del submundo de los críticos del planeta, especie multidisciplinar enfrentada a los artistas, especialmente a aquellos que lo son sólo en un grado de pretensión, grado que es exactamente el que los críticos no les permiten franquear.

Ejemplo V : mantener una agradable conversación con alguien que no sólo sabe lo que vende, también sabe que clientes fieles y negocios puntuales son conceptos que pueden parecer complementarios pero también son antagonistas.

Ejemplo VI : demorar en exceso mis opiniones sobre avatares de diversas partes del planeta, por este orden, Noruega, Libia, Inglaterra.

Ejemplo VII : constatar que hay algo intrínsecamente implícito a profesar la fe por unos colores determinados, afirmación que acepto que es la más subjetiva y caprichosa que uno pueda hacer, pero que no puede mantenerse más en mi interior : ver las pancartas en el Bernabeu de apoyo a Mourinho, especialmente alguna de ellas, me resulta tan impactante. Qué pandilla de cafres.

Ejemplo VIII : pensar que este remiendo se eleva a la categoría de post, cuando en otros mundos sería una mera recolección de apuntes, un breve esbozo que sólo vería la luz si, en el proceso de búsqueda de la obra completa de un autor, alguien lo encontrase en las carpetas perdidas de un disco duro, y considerase que, a pesar de su escaso o nulo valor literario, cabría en el cajón de sastre que acostumbra llamarse rarezas.

Ejemplo IX : porque sólo un autor consagrado puede editar en vida cosas que llame rarezas. Significa que uno se cree a sí mismo tan genial y tan indiscutible que hasta sus actos más caprichosos e indolentes merecen el calificativo de obras.

Ejemplo X : la definición no escrita de épica que es esta canción (quizás por el cello, o porque los que la conocemos sabemos que abre OK Computer, y que, desde ese momento, cualquier cosa podría pasar).


dissabte, 30 de juliol del 2011

HEMOGLOBINA NOW

Qué puede uno decir de un libro que, justo leído el prefacio, ya te ha hecho buscar en el diccionario qué significa el verbo escalpar ?. Verbo que en un principio yo debería haber sabido de antemano que quería decir. Pero uno falla, vaya si falla uno. Se da la circunstancia que había visto más películas basadas en libros de McCarthy que leído sus libros. Dos (La carretera y No es país para viejos) a uno (La carretera). Con un estilo áspero y seco, pero rico y abarrocado en sus descripciones, que debe volver loco a los traductores, me da la impresión que Meridiano de sangre, del cual apenas he llegado a la página 80, es un libro que, cuando acabas, lamentas no poder empezar a leer de nuevo viviendo las mismas sensaciones. Eso le dije a 6Q cuando le animé (el emplearía un término más cercano a la coacción casi física, pero es que el tío es un exagerado) a ver The Sopranos. Como envidio a quien se acerca a semejante maravilla con la ilusión del descubrimiento.
También me resulta extraño, por su poderosa presencia física, que esta especie de epopeya no haya sido llevada a la pantalla: uno huele el sudor y siente la aridez y casi oye crujir la arena reseca a medida que se zambulle en sus páginas. Me temo (ese temor procede de la certeza de que tanta crueldad y tanto odio provienen de una descripción minuciosa de episodios reales que se parecieron mucho a esa ficción) que uno también sale de ese libro habiendo aprendido algo de la historia de Norteamérica, ese país que (dije en un post) a veces ponemos de moda criticar, pero de cuyas creaciones no podemos prescindir (escribo en blogger, navego en internet con google chrome, uso Windows 7 en un procesador intel ).

Dije esta mañana (que ha sido una mañana pedestre como ella sola) que, tras la Rambla, iría a Enric Granados. Perdón a los (pocos según las estadísticas, pero de los que me siento muy orgulloso) lectores que no son propiamente de Barcelona o no la conocen. La calle Enric Granados traza en apenas algo más de un kilómetro una curiosa transición. Hoy la he recorrido entera, desde ese nacimiento en la Diagonal  más chic (como una especie de continuación avergonzada de la selecta calle Tuset) hasta su traspaso en Diputació, justo en la zona donde, en la parte trasera de la Universitat, antes se situaban librerías de segunda mano, esas que desaparecieron en masa, y que lo único que dejaron de recuerdo es una acanallada sensación de sex-shop, de librería erótica, de revista porno de segunda mano (término acertadísimo), de una cierta sordidez relacionada con el sexo, que es (intento esquivar frases de Woody Allen) lo más divertido de la vida. Si no lo es, miles de millones de personas se empeñan en contradecirme.

Por cierto : hablando de librerías de segunda mano y de Meridiano de sangre, seguro que la copia que Cercles tenía en su escaparate está aún ahí. No sé a qué esperamos.

Enric Granados: músico catalán, compositor y pianista, con cierta influencia del romanticismo y del impresionismo. No me va demasiado la música clásica.

La calle : desde que hace unos lustros la convirtieron prácticamente en una calle peatonal, ensanchando la  acera de la izquierda en sentido mar, es como si hubiesen creado una especie de pequeña rambla con un cierto regusto afrancesado (como la música de Granados, si wikipedia no me engaña). Ese ensanchamiento permitió la profusión (obviamente en verano) de terrazas de bares y restaurantes, con una mayor presencia durante el día (la zona está repleta de oficinas con hambrientos burocrátas encorbatados), pero nada desdeñable por la noche. El escaso tráfico, su anchura y la presencia de árboles la convierten en una calle algo más sombría, cosa que se agradece incluso en veranos que, como éste, sólo se insinúan tímidamente. No sé por qué instintivamente he bajado por la izquierda, pero por ese mismo motivo el día que tenga la inspiración y las ideas desecadas como el desierto de México del libro, bajaré por la derecha, o subiré por la izquierda, a ver si la acera de enfrente me da otra perspectiva.
Por cierto: a ver quién de los que me leen sabe cual es el orígen de llamar acera de enfrente a  los no heterosexuales (esos que una panda de zumbados proponen llamar desde ahora LGTBs)...
Anticuarios (que parecen depositantes a largo plazo de cosas preciosas pero carísimas). Los mencionados bares de menús, con dos opciones, la del currante que baja con los compañeros, la del que baja con algún cliente o potencial cliente. Un  nightclub. Bares de copas. Una tienda especializada en vinos. Alguna de ropa chic de mujer. Una tienda de recambios de coche, destartalada y, seguro, objeto del deseo de algún restaurador ávido de instalarse ahí. Más muebles. Paso Provença y busco VideoInstan, tienda donde, hace casi 30 años, unos cuantos dieciochoañeros acudimos casi furtivamente a alquilar un VHS porno. No veo VideoInstan y me digo, palmariamente, claro, quién alquila ya nada con emule y megaupload y todo eso. Me considero a mí mismo un crack pues ya dije que acabarían cerrando. Cien metros más tarde, pasada la comisaría que hace esquina con Mallorca, veo que me he equivocado, que VideoInstan sigue abierto, que estaba una manzana más abajo de lo que me acordaba, pero ahí, con esa incómoda escalera de bajada. Adiós mi libro superventas de gurú de la economía. Más bares y un edificio que pone Siervas de María. Me acuerdo del porno y del personaje de una película de Austin Powers : María Unpajote. 
Cruzo Aragó y dejo a mi espalda la intimidatoria presencia a la derecha de la sede de la Agencia Tributaria: estoy en paz con ellos, gracias a Dios, y si no, en el convento habrá una capilla. Y un cepillo para el dinero negro.
Más abajo la calle pierde un poco esa personalidad, hemos rozado de puntillas el gayxample, que queda algo más a la derecha, y esa parte ya no está tan transformada. Pasado Consell de Cent, el bonito pero poco estimulante edificio de los seminarios. Tras los seminarios, lógicamente, Diputació con su sex-shop, y la Universitat, los jardines de la Universitat, con una puerta para acceder a ellos que parece como una especie de entrada avergonzada.



dissabte, 23 de juliol del 2011

LA RESTA ES DUBTE

El cas és que el comentari de 6Q (i no només aquest) em fa pensar. És clar que sóc conscient de la quantitat de text que he posat. Però això no garanteix res. De vegades em sorprenc a mi mateix amb alguna frase o algun paràgraf, i dic, això ho he fet jo. Dir-ho un, que significa preguntar i respondre al mateix temps, en un plec poc humil de la personalitat. També he escrit coses avorribles, que és quan els professors d'institut reben, ja que sempre acabo comparant la meva mediocritat, injustament, amb la qual, insisteixo, injustament, els pressuposo. Injustament, injustament.Sortirà l'actitud i l'aptitud, que són l'equació preferida per definir a la gent, són la quantificació que ens classifica a tots. Sap i vol o no té ni idea i, a sobre, no li dóna la gana. Tot o res.Però el fantasma que m'espanta, el que fa que amagui les mans sota els llençols perquè no mossegui meus dits, és l'implacable judici del talent. Comentar és senzill.Criticar és senzill i agradable, un s'ho passa bé esmicolant sense pietat als demés.Però crear alguna cosa que valgui la pena, ai déu! això són paraules molt grans, i exposar-lo a la opinió dels altres, no d'aquells que et coneixen i diuen mira aquest, doncs a força d'escriure va fent-ho encara sort, ja no donen ganes de riure. No, no seran aquests. Llavors em trobaré amb els pitjors dels antagonistes: els que són com un mateix. Els que no tenen el més mínim inconvenient i no pensen si pobret és pare de família i té voluntat.
Zasca! Com diu (i dirà) 6Q. Li còpia aquest personatge a Bolaño i aquesta reflexió és del polonès aquell. Comença la meitat de les frases amb i, sempre la i per tot arreu. Els seus personatges semblen tots autobiogràfics i, quan se'n adona, de sobte deixen de ser-ho, ja no són creïbles. Al menys Follett et porta a un altre temps, no sempre instal.lat a la fotuda època del dia d'avui, que ja ens sabem l'avui el dolent i evanescent que és.
Així que aquesta és l'última causa. Ser un bon aficionat ja em dóna satisfaccions.Que això hauria de ser perquè amics i coneguts i saludats i fascinants desconeguts (que estan pendents de classificació, lògicament) es fixessin en els llibres (cada vegada més), pel lícules (curiós, molt poques) i altres coses que recomano. Que el que més m'agradaria és que algú em digués que què delicada la cançó de Jobim, que quin tros de solo de saxo i quina meravella el subtil fraseig de piano i la veu de Joao, i com acaba. Tens raó, Francesc, és important el final d'una cançó. Un comentari així em compensa tot l'esforç doncs sí, aquí hi ha esforç individual. Com sortir a córrer i arribar ben suat: et mires davant el mirall abans de ficar-te a la dutxa, veus els xurretons de suor, et faries una foto per demostrar el que has deixat a l'asfalt.
Francisco Casavella va morir fa uns anys, diuen, víctima de complicacions col.laterals d'una addicció a l'heroïna que no va poder abandonar al llarg de la seva existència. El seu llibre pòstum, Elevación, elegancia i entusiasmo recull els seus articles per a tota classe de revistes i publicacions, amb profusió de comentaris sobre música, literatura, cinema. Abans havia guanyat un important premi, diria que el Nadal, amb Lo que sé de los vampiros, que encara he de llegir. Busco com un boig El día del Watusi, trilogia que el va catapultar, i em diuen que s'ha reeditat en un sol tom de butxaca. M'ho ha dit Gustau de la llibreria Cercles, Bailén 201, passeu-vos, doncs qui té, pot tenir altres, un aparador amb 2666, Meridiano de sangre i El guardián entre el centeno, és que sap el que ven, i un llibreter que llegeix els llibres que ven mentre espera a la botiga, és de molt fiar. Li vaig dir que trobava a Vila-Matas un pél burgès i el em va dir de Murakami que era un pél naïf. Això ho demostra tot, no fan falta més proves. Aneu i agafeu alguna cosa i retorneu i no us distregueu que es posa un a parlar de llibres (o de música) i arriba tard a qualsevol lloc.
Tornant a Casavella, del qual també parlarem, sí que m'agradaria traçar un camí semblant, però vaig tard i no penso provar l'heroïna, un no es senta a una sessió guiada de veure Trainspotting amb una nena de gairebé catorze anys per acabar donant un exemple horrorós. Tampoc seria decent intentar viure de guanyar concursos literaris (llegiu una altra vegada, que he dit intentar), encara que Bolaño ho va fer fins que el món va reconèixer (encara no del tot) el seu immens talent (i em fa calfreds no poder dir inacabable talent).


EL RESTO ES DUDA

El caso es que el comentario de 6Q (y no solo ése) me hace pensar. Claro que soy consciente de la cantidad de texto que he puesto. Pero eso no garantiza nada. A veces me sorprendo a mí mismo con alguna frase o algún párrafo, y digo, ésto lo he hecho yo. Decírselo uno, que significa preguntárselo y respondérselo a la vez, en un doblez poco humilde de la personalidad. También he escrito cosas aborrecibles, que es cuando los profesores de instituto reciben, pues siempre acabo comparando mi mediocridad, injustamente, con la que, insisto, injustamente, les presupongo. Injustamente, injustamente.
Saldrá la actitud y la aptitud, que son la ecuación favorita para definir a la gente, son la cuantificación que nos clasifica a todos. Sabe y quiere o no tiene ni idea y encima no le da la gana. Todo o nada.
Pero el fantasma que me asusta, el que hace que esconda las manos bajo las sábanas para que no muerda mis dedos, es el implacable juicio del talento. Comentar es sencillo. Criticar es sencillo y agradable, uno se lo pasa bién desmenuzando sin piedad a los demás. Pero crear algo que merezca la pena, ay dios ! eso son palabras muy grandes, y exponerlo a la opinión de los demás, no de aquellos que te conocen y dicen mira éste, pues a fuerza de escribir va haciéndolo menos mal, ya no dan ganas de reirse. No, no serán esos. Entonces me encontraré con los peores de los antagonistas: los que son como uno mismo. Los que no tienen el más mínimo reparo y no piensan si pobrecito es padre de familia y tiene voluntad.
Zasca ! Como dice (y dirá) 6Q. Le copia este personaje a Bolaño y esta reflexión es del polaco aquel. Empieza la mitad de las frases con y, siempre la y por todos lados. Sus personajes parecen todos autobiográficos y, cuando se da cuenta, de repente dejan de serlo, ya no son creíbles. Al menos Follett te lleva a otro tiempo, no siempre instalado en la jodida época del día de hoy, que ya nos sabemos el hoy lo malo y evanescente que es.
Así que esa es la última causa. Que ser un buen aficionado ya me da satisfacciones. Que ésto tendría que ser para que amigos y conocidos y saludados y fascinantes desconocidos (que están pendientes de clasificación, lógicamente) se fijasen en los libros (cada vez más), películas (curioso, muy pocas) y otras cosas que recomiendo. Que lo que más me gustaría es que alguien me dijese que qué delicada la canción de Jobim, que qué pedazo de solo de saxo y qué maravilla el sutil fraseo de piano y la voz de Joao, y cómo acaba. Tienes razón, Francesc, es importante cómo acaba una canción. Un comentario así me compensa todo el esfuerzo pues sí, aquí hay esfuerzo individual. Como salir a correr y llegar bién sudado: te miras ante el espejo antes de meterte en la ducha, ves los churretones de sudor, te harías una foto para demostrar lo que has dejado en el asfalto.

Francisco Casavella murió hace unos años, dicen, víctima de complicaciones colaterales de una adicción a la heroína que no pudo abandonar a lo largo de su existencia. Su libro póstumo, Elevación, elegancia y entusiasmo recoge sus artículos para toda clase de revistas y publicaciones, con profusión de comentarios sobre música, literatura, cine. Antes había ganado un importante premio, diría que el Nadal, con Lo que sé de los vampiros, que aún he de leer. Busco como un loco El día del Watusi, trilogía que le encumbró, y me dicen que se ha reeditado en un solo tomo de bolsillo. Me lo ha dicho Gustau de la libreria Cercles, Bailén 201, pasaros, pues quién tiene, pudiendo tener otros, un escaparate con 2666, Meridiano de sangre y El guardián entre el centeno, es que sabe lo que vende, y un librero que lee los libros que vende mientras espera en la tienda, es de mucho fiar. Le dije que encontraba a Vila-Matas algo burgués y el me dijo de Murakami que era algo naïf. Eso lo demuestra todo, no hacen falta más pruebas. Id y coged algo y pagadlo y no os distraigáis, que se pone uno a hablar de libros (o de música) y llega tarde a cualquier lado.
Volviendo a Casavella, del que también hablamos, sí que me gustaría trazar un camino parecido, pero voy tarde y no pienso probar la heroína, uno no se sienta a una sesión guiada de ver Trainspotting con una niña de casi catorce años para acabar dando un ejemplo horroroso. Tampoco sería decente intentar vivir de ganar concursos literarios (leed otra vez, que he dicho intentar), aunque Bolaño lo hizo hasta que el mundo reconoció (aún no del todo) su inmenso talento (y me da escalofríos no poder decir inacabable talento).



dijous, 14 de juliol del 2011

ORDEN, TRABAJO Y DISCIPLINA

Bién, hará falta un cierto tiempo para poder arreglar tanta incontinencia como me ha dado estos días, en un comportamiento errático y obsesivo por el que me ha dado por considerar que no podía, ni mucho menos, faltar a mi cita conmigo mismo.
Onanismo literario, del que no sé cómo uno puede liberarse. El primer paso debería ser desearlo, así que jodido lo tenemos.

En todo caso, a medida que vaya poniendo orden (traducciones, cursivas, corrección ortográfica) en el desastre, dejadme que os presente el repóker que, a modo de desquite (tres días leyendo sólo prensa son muchos) me propongo finiquitar en el más breve plazo posible.




Reto de cojones, lo sé, porque además, la música ha vuelto a mi vida, ha vuelto de ese exilio forzado que sufrió, por su bién, gracias a la selección de John Self, al modo aleatorio del CD del coche, a las bandas sonoras de Tarantino, a la obsesión de mi hija por declamar diálogos originales en inglés de Kill Bill I y II. Obsesiones hereditarias que tienen manifestaciones sorprendentes : tapetear, con los dedos, al unísono, la coda de conga (creo) de ciertas extrañas canciones.


Entonces debo encarar las primeras curvas de esas fascinantes carreteras, las de lecturas que llevan a valles y montañas y desfiladeros, bordeando precipicios al final de los cuales hay mares repletos de casualidades.

Hace unos años, los suficientes para que no tema a Hacienda, disfrutaba de un provechoso trabajo extra en mis horas libres: contable en una sauna gay. Podría contaros las experiencias, cuyo subtítulo provisional sería algo así como lo duro que es ser hetero entre gays pero no viene al caso. Al lado de la oficina había un quiosco que nos suministraba prensa. Su propietario y yo hicimos ciertas migas pues yo compraba a veces el RockDeLux allí. La música da para conversaciones eternas, que se lo digan al amigo Mix, y a otros. El trabajo pasó a mejor vida, pero fui encontrándome esporádicamente al propietario, que vive en mi barrio ( o yo vivo en el suyo). Casualmente coincidimos un par de veces en el parque con nuestros hijos varones, y con una pelota de fútbol de por medio. La última vez hará unos tres años. En todo ese tiempo, cosas que tenemos las personas, no nos preguntamos mutuamente nuestros nombres.
Cuando hoy he entrado en Cercles (Bailén 201 cerca del cinemes Lauren de, lógicamente, Bailén), librería de antiguo recomendada ávidamente por John Self como paño de lágrimas para paliar mi desespero, y, a partir de hoy, por mí mismo, y, en presencia de un cliente que ha resultado, encima, ser un popular presentador del canal de deportes autonómico, al verlo, lo único que he podido decirle, ha sido, no em fotis que tu ets el Gustau !!. Lo era, y a continuación, está claro que hemos mencionado la palabra pañuelo, esta vez sin lágrimas, y, a la Bolaño, la palabra música ha surgido, y la palabra Tuli, era obvio, y hemos hablado de Ford, y no eran coches, y de McCarthy, y no había caza de brujas, y de Capote, y no sé si a él le gustan los toros, pero a mí, ni un pelo.

ORDRE, TREBALL I DISCIPLINA


Bé, caldrà un cert temps per poder arreglar tanta incontinència com m'ha donat aquests dies, en un comportament erràtic i obsessiu pel que m'ha donat per considerar que no podia, ni molt menys, faltar a la meva cita amb mi mateix.
Onanisme literari, del qual no sé com un pot alliberar-se. El primer pas hauria de ser desitjar-ho, així que fotut ho tenim.

En tot cas, a mesura que vagi posant ordre (traduccions, cursives, correcció ortogràfica) en el desastre, deixeu-me que us presenti el repòquer que, a manera de revenja (tres dies llegint només premsa són molts) em proposo liquidar en el més breu termini possible.
Repte de collons, ho sé, perquè a més, la música ha tornat a la meva vida, ha tornat d'aquest exili forçat que va patir, per la seva bé, gràcies a la selecció de John Self, a la manera aleatori del CD del cotxe, a les bandes sonores de Tarantino, a l'obsessió de la meva filla per declamar diàlegs originals en anglès de Kill Bill I i II. Obsessions hereditàries que tenen manifestacions sorprenents: taula, amb els dits, a l'uníson, la coda de conga (crec) de certes estranyes cançons.

Llavors he de encarar les primeres corbes d'aquestes fascinants carreteres, les de lectures que porten a valls i muntanyes i congostos, vorejant precipicis al final dels quals hi ha mars plens de casualitats.
Fa uns anys, els suficients perquè no tingui por a Hisenda, gaudia d'un profitós treball extra en les meves hores lliures: comptable en una sauna gai. Podria explicar les experiències, el subtítol provisional seria alguna cosa així com el dur que és ser hetero entre gais però no ve al cas. Al costat de l'oficina hi havia un quiosc que ens subministrava premsa. El seu propietari i jo vam fer certes molles doncs jo comprava de vegades el RockdeLux allà. La música dóna per converses eternes, que l'hi diguin a l'amic Mix, ia altres. El treball va passar a millor vida, però vaig anar trobant esporàdicament al propietari, que viu al meu barri (o jo visc al seu). Casualment vam coincidir un parell de vegades al parc amb els nostres fills homes, i amb una pilota de futbol pel mig. L'última vegada farà uns tres anys. En tot aquest temps, coses que tenim les persones, no ens preguntem mútuament els nostres noms.
Quan avui he entrat a Cercles (Bailén 201 prop del cinemes Lauren de, lògicament, Bailén), llibreria d'antic recomanada àvidament per John Self com drap de llàgrimes per pal.liar la meva desesperació, i, a partir d'avui, per mi mateix, i, en presència d'un client que ha resultat, a sobre, ser un popular presentador del canal d'esports autonòmic, en veure'l, l'únic que he pogut dir-li, ha estat, no em fotis que el teu ets el Gustau!. Ho era, i tot seguit, és clar que hem esmentat la paraula mocador, aquest cop sense llàgrimes, i, a la Bolaño, la paraula música ha sorgit, i la paraula Tuli, era obvi, i hem parlat de Ford, i no eren cotxes , i de McCarthy, i no hi havia caça de bruixes, i de Capote, i no sé si a ell li agraden els toros, però a mi, ni un pèl.


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