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dijous, 20 de desembre del 2012

¿DIEZ AÑOS, SCARLETT?

En 2013 hará diez años de Lost in translation: una de esas películas que divide a la gente, entre los que la encuentran lenta, aburrida e insustancial, y los que no. Yo soy de los que no, pero eso no toca ahora. Diez años es la condena que le ha caído al hacker que obtuvo la foto de Scarlett Johansson en la que se retrataba a sí misma en un espejo (muy artístico). Ya sabemos que las estrellas tienen abogados sin escrúpulos que visten carísimos trajes a medida, y también que su intimidad (en los plazos y dosis en que la suministran a cambio de lo que corresponda en cada caso) es sagrada. Pero vamos, Scarlett, crees que es suficiente que un tipo haya provocado que todo el planeta viera tu culo y tus tetas (que por exigencias del guión igual acabarías enseñando en cualquier película un día de éstos) para arruinar su vida. ¿Lo crees realmente?. Porque yo no puedo estar de acuerdo. Haz que lo multen, si demuestras que ha obtenido dinero de eso, haz que grabe un vídeo pidiendo perdón, pero no le jodas la vida a una persona porque ha difundido imágenes que generan morbo. Vamos, peor era el famoso vídeo de Pamela Anderson, y mira que tranquila se quedó. Sí: no puede compararse, pero es que precisamente porque quieras ser una musa lánguida de un perfil determinado ligeramente indie no puedes comportarte con tanta contundencia. Hay un hilo invisible que me impide ver coherencia entre grabar un disco de versiones de Tom Waits y meter en la cárcel a un tipo que ha enseñado tu imagen como si la hubiera encontrado en la cartera de un amigote cercano a las celebrities. Algo que tú deberías entender y algo que no entienden tus abogados.

Lo de Tito: perdonad mi endogamia, pero puse algo aquí.

La porquería política de siempre: cierta polémica porque tres diputados electos de un partido llamado CUP (Candidatures d'Unitat Popular), independentista, de izquierdas, afín a movimientos radicales, se hayan presentado a la sesión inaugural del parlamento con el aspecto que se ve en la imagen. O sea, vestidos de una manera completamente informal, luciendo camisetas con consignas acordes a su ideario. Lo cual ha merecido críticas, especialmente por parte de los de siempre. Que sí la institución merece la dignidad propia y bla bla bla. Ésto lo dice una respetable señora democristiana. Entonces a mí se me ha empezado a meter en la cabeza cuál es el sentido de esta rancia costumbre.  Pues los tres diputados simplemente están acudiendo a su trabajo. Por lo que visten con total comodidad. Los otros, entonces, los de los trajes y las corbatas, cumplen el convencionalismo social, o sienten que tienen que vestir como hombres de negocios visitando clientes?. Es esa la finalidad de un parlamento, entonces. El negocio y el cliente y el trato comercial, antes que decidir como llevar adelante una sociedad que te confía el voto. Los de la CUP han respondido con un poema de Martí-Pol, y a mí me ha parecido la mar de bien. Sí: el aspecto es importante en la vida, pero en el siglo XXI y en una sociedad avanzada, no puede serlo más que las ideas; sobre todo con lo poco que cuesta hoy en día que estas se difundan, si hace falta, de forma anónima o incluso comunitaria. La CUP es un soplo de aire fresco que nos resulta muy conveniente. Los trajes y las corbatas no son necesarios para gobernar un país. Ni los vuelos en business class, tal como hoy defendía, encima, el presidente del Tribunal Supremo. Los políticos que empiecen a asimilar que no se les va a perdonar ni una. Por fin, vamos.

DEU ANYS, SCARLETT?


El 2013 farà deu anys de Lost in translation: una d'aquestes pel · lícules que divideix la gent, entre els que la troben lenta, avorrida i insubstancial, i els que no. Jo sóc dels que no, però això no toca ara. Deu anys és la condemna que li ha caigut al hacker que va obtenir la foto de Scarlett Johansson en què es retratava a si mateixa en un mirall (molt artístic). Ja sabem que les estrelles tenen advocats sense escrúpols que vesteixen caríssims vestits a mida, i també que la seva intimitat (en els terminis i dosi en què la subministren a canvi del que correspongui en cada cas) és sagrada. Però va, Scarlett, creus que és suficient que un tipus hagi provocat que tot el planeta veiés el teu cul i els teus pits (que per exigències del guió igual acabaries ensenyant en qualsevol pel · lícula un dia d'aquests) per arruïnar la seva vida. Ho creus realment?. Perquè jo no puc estar d'acord. Fes que el multin, si proves que ha obtingut diners d'això, fes que gravi un vídeo demanant perdó, però no li engegis la vida a pastar fang a una persona perquè ha difós imatges que generen morbo. Va, que pitjor era el famós vídeo de la Pamela Anderson, i mira que tranquil · la es va quedar. Sí: no es pot comparar, però és que precisament perquè vulguis ser una musa lànguida d'un perfil determinat lleugerament indie no pots comportar-te amb aquesta contundència. Hi ha un fil invisible que m'impedeix veure coherència entre gravar un disc de versions de Tom Waits i ficar a la presó a un tipus que ha ensenyat la teva imatge com si l'hagués trobat a la cartera d'un amigatxo proper a les celebrities. Una cosa que tú hauries d'entendre i una cosa que no entenen els teus advocats.

Això de Tito: perdoneu la meva endogàmia, però vaig posar alguna cosa aquí


La porqueria política de sempre: certa polèmica perquè tres diputats electes d'un partit anomenat CUP (Candidatures d'Unitat Popular), independentista, d'esquerres, afí a moviments radicals, s'hagin presentat a la sessió inaugural del parlament amb l'aspecte que es veu a la imatge. És a dir, vestits d'una manera completament informal, lluint samarretes amb consignes d'acord amb el seu ideari. La qual cosa ha merescut crítiques, especialment per part dels de sempre. Que si la institució mereix la dignitat pròpia i bla bla bla. Això ho diu una respectable senyora democristiana. Llavors a mi se m'ha començat a ficar al cap quin és el sentit d'aquesta rància costum. Doncs els tres diputats simplement estan acudint al seu treball. Per lo que vesteixen amb total comoditat. Els altres, llavors, els dels vestits i les corbates, compleixen el convencionalisme social, o senten que han de vestir com homes de negocis visitant clients?. És aquesta la finalitat d'un parlament, llavors. El negoci i el client i el tracte comercial, abans de decidir com portar endavant una societat que et confia el vot. Els de la CUP han respost amb un poema de Martí-Pol, i a mi m'ha semblat la mar de bé. Sí: l'aspecte és important en la vida, però al segle XXI i en una societat avançada, no pot ser-ho més que les idees, sobretot amb el poc que costa avui dia que aquestes es difonguin, si cal, de manera anònima o fins i tot comunitària. La CUP és una vafarada d'aire fresc que ens resulta molt convenient. Els vestits i les corbates no són necessaris per governar un país. Ni els vols en business class, tal com avui defensava, a sobre, el president del Tribunal Suprem. Els polítics que comencin a assimilar que no se'ls va a perdonar ni una. Per fi.

dilluns, 3 de desembre del 2012

LA ESTRELLA DE DAVID

John Self deja de ser un nick y debajo aflora un señor. Siempre había pensado que, en realidad se trataba de Scarlett Johansson, una vez mal digerido el disco donde versioneaba a Tom Waits. Pero qué hacía chica tan delicada al lado de canciones que chorrean garrafón, pero no garrafón porque no haya cuartos, garrafón porque el alcohol bueno se ha agotado en la taberna, si es que Tom, avisa cuando vayas a venir con tanta gente.
Debajo de John surge Tuli Márquez, en plataforma Wordpress (me da qué pensar, pero no) con cosas diferentes y con como una especie de intención de ser el mismo sátrapa de siempre pero con cara de tipo serio. Yo estoy metido en una de esas lecturas que justifican una especie de reseña in progress, lo cual es cómodo que te cagas. Pues si los americanos dicen, con las mismas palabras, un 30% más (hay un error matemático implícito en esta operación, pero no voy a aburrir a las ovejas desvelándolo), pues yo voy y me aprovecho y uso un libro no para uno, sino para hasta tres posts. David Foster Wallace no sólo tiene nombre que me evoca cerveza australiana de bastante leve textura, y apellido compuesto o nombre compuesto (como Scott Fitzgerald, como Madox Ford) que vuelve loco a uno en los estantes de la biblioteca (a veces los veinte metros que hay entre la F y la W son una auténtica frontera mental). También se suicidó, y sobre su suicidio versa un reciente libro de ensayos de Jonathan Franzen (el círculo se cierra, pues es otro que me ha permitido dos o más posts cuando he leído sus maravillosas novelas). O sea, los ensayos de Foster Wallace en Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer son escandalosamente generosos en información de todos los niveles sobre la cultura americana. Son amenos, no son banales, son profusos en ramificaciones y notas al pie (descomunales, marca de la casa), y me empujan a llorar y llorar a moco tendido, a pensar que un gilipollas como El Arrebato debería guardar respeto a quien fue oficialmente el único tipo en el planeta que llevaba un pañuelo en la cabeza con dignidad, y a seguir llorando. El teclado puede ser atacado si los lacrimales tienen sustancia ácida. No estoy seguro de ello, mejor dejo de escribir.

El  auténtico genio de la lámpara

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