Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris JAZZ MANOUCHE. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris JAZZ MANOUCHE. Mostrar tots els missatges

dijous, 19 d’abril del 2012

EL FIN Y LOS MEDIOS


Debería pronunciarme sobre la endogamia. O sea: sobre escribir en el blog acerca de escribir en el blog. Hacer pasar eso por una entrada profundamente metafísica y, como en un viaje astral, proyectar en mi mente mi propia imagen escribiendo y hablar de ella. Describirme fielmente, valorar la luz que me ilumina y las circunstancias en que lo hago, si es de día o de noche. Si lo hago con un refresco o con un vaso de whisky. En la cama, en el salón o en la pequeña terraza (como le llaman los constructores a los grandes balcones cuando pretenden venderte un piso).
Pero no puedo emitir una opinión. La endogamia es en el fondo, una amiga a la que recurrir, como recurren muchos grandes escritores a escribir, declaradamente o no, sobre sí mismos. Vila-Matas, Houellebecq, Auster, Vallejo, Cercas, el mismo Bolaño, acaban introduciéndose en sus libros como personajes principales o secundarios, con sus nombres verdaderos o con extraños trasuntos con los que comparten parte o todo de rasgos y personalidades. No encuentran cosas fuera y buscan adentro.


¿A qué viene todo esto?.

Primero dejadme recrear algo en la historia de estas páginas, historia que creo que fui filtrando aquí, esquemática y esporádicamente. Pero que puedo resumir.

Empecé el blog porque ví un capítulo de House donde una enferma consultaba en el suyo acerca de los tratamientos que los médicos le proponían.
Por eso y porque mi enfermedad era haber caído de bruces en la literatura de ficción, de nuevo, por culpa de Roberto Bolaño.
Lo hice con la intención de que amigos y compañeros dejasen de tener gustos de mierda, a base de aconsejarles. Lo de gustos de mierda no se lo dije a la primera: dejé que se dieran cuenta paulatinamente. Algunos aún no lo han hecho.
De repente (y porque abrí el blog con mi auténtico nombre y apellido) personas de las que no sabía hacía tiempo me encontraron, antiguos amigos y conocidos; algunos se unieron. No sólo eso, me trajeron invitados. Esporádicos algunos de ellos, pero gente que pasaba por aquí. No todos se quedaron.
Atravesé una época en que escribía prácticamente para apenas media docena de personas. Montones de escritos sin tan siquiera un comentario. Decía (obviamente, a mí mismo) que me daba igual, pero no. Me jodía. Me jodía, pero seguía. Eso sería entre marzo y diciembre del 2011. Unos diez meses escribiendo cada día con muy escasa repercusión. Prueba de fe y resistencia, en cualquier caso. Si debo demostrarme algo a mí mismo, ahí hay una muestra. Diría que aún hay escritos que sólo yo he leído.
Y en enero, el asunto de Orsai: los links que colgué ahí me han llevado ( me han conseguido) a esta curiosa situación. Tenemos una pequeña comunidad, con unos cuantos miembros estables y algunos más inestables, que se pasan por aquí y ven lo que hay. Como el que pasa por un bar cuando sale del trabajo.  No todo el mundo va al bar al salir del trabajo, ni todos los días. El bar está siempre abierto, por eso. Tomas tu cerveza y puede que mires lo que hay puesto en la TV (el puto amo del bar siempre lo deja en el mismo canal : HBO), o pillas los periódicos y las revistas, y comentas sobre lo que te llama la atención. Puede que un día haya una pila de libros y todo. Igualmente, si no hay nada, se habla de lo que salga.


El otro día me sentí algo incómodo: cuando dos tiraban de un tango cada uno para su lado. Porque hay cosas que algunos aguantamos muy mal: ver dos amigos discutir. Los que hemos alardeado toda la vida de ser buenos elementos de cohesión, o catalizadores; capaces de encontrar siempre argumentos para mantener a la gente unida. Ya sé que alguno dirá (aunque ello significará que al menos ha leído ésto) que éste de que va.

Bien: veo las Orsai hasta el número 4 y veo la número 5 con todos esos cambios, perceptibles. La variación en los contenidos, la deriva hacia el contenido gráfico, la pérdida de peso específico del texto puro y duro. Me pregunto: ¿es consciente Casciari de que está evolucionando para satisfacer los gustos de quienes le leen?, o ¿ha hecho todos estos cambios a su entero capricho, se ha puesto el mundo por montera (odio los símiles taurinos) y ha dicho: ya me seguiréis?.

37 años para aprenderse 3 frases: mal actor.
Esto no deja de ser una digresión absurda. Como cuando hace unos días justifiqué la aparente falta de emociones (de emociones en la superficie). De hecho, es como si un mecanismo remoto hubiera sonado para que me siente y mire atrás: el Barça ha perdido; el rey ha pedido perdón; me han planteado enviar colaboraciones a otro blog; y miro los textos entre los que elegir para dar con aquel que me defina, y todos hablan de libros que no son de estricta actualidad, o de viejos discos, o de series que quien quiera ya habrá visto. Digo: joder, qué puta mierda. También me pregunto si no es exigir demasiado a quien lee que se pronuncie ni tan siquiera sobre una canción que puedes dejar de fondo mientras lees esto (como pretendo que se haga con las que puse justo aquí). Encerrado en este submundo que agradezco sin lágrimas ni emociones baratas, sé que allá fuera se reirán de los errores y las tonterías y todas las cosas que son propias de mi bisoñez. Que aquí se acogen con cariño y familiaridad. Pero fuera, ya no sé qué es lo que hay.





Segueix a @francescbon