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dimarts, 7 de febrer del 2012

EL PELO DEL ACTION-MAN

Coincido con John Self en el escepticismo sobre Kanye West. Figura a la que, como a otros cortados por el mismo patrón, normalmente ignoraría. Maldito día en que George Michael (o Craig David, no sé quién sería primero) popularizó ese horrendo corte de pelo, inspirado en el Madelman o el Geyperman o el Action-Man, con la raíz del cabello escrupulosamente cortada, con finas barbas y bigotes que desafían el pulso al afeitarse. Que luego ha sido imitado al alimón por miembros de bandas latinas, garrulos de discoteca, y toda esa serie de cantantes de estilos indefinidos (crossgenring, toma palabreja). Pero el caso de Kanye West me parece muy extraño: el suyo aún es de los pocos discos (y los otros son en su mayoría reediciones de albumes clásicos) a los que la reputadísima www.pitchfork.com le ha clavado un 10 sin contemplaciones. Ya hace un tiempo, y sigue ahí. Con lo cual el efecto de una primera escucha esplendorosa se diluye. Sigo sin entenderlo, y gracias a John Self no me siento único en esa soledad, la del oyente que hurga y hurga desorientado en un disco en busca de la genialidad que alguien encontró y tú no. 
Para ponerle un 10 a un disco tiene que ser algo muy especial. Si eres crítico más te valdrá que nadie pueda acreditar que mantienes vínculos de algún tipo con sus autores. Si eres, como la mayoría aquí, meros usuarios, meros oyentes, los discos se arremolinan en busca de esa nota en función de parámetros erráticos y caprichosos : qué hacías cuando lo oías, cual fue la impresión de la primera escucha, qué momentos particulares de tu existencia marcaron sus canciones.

Algunos discos que merecen un diez, para mí, y sus motivos, cuando éstos pueden ser confesados :

Electric light orchestra : Out of the blue. Pasado un tiempo leí en el Vibraciones que ese disco doble era la cumbre melomaníaca y enfermiza de un Jeff Lynne empeñado en plagiar a los Beatles. Primer disco doble que hubo en mi casa. Lo compró mi hermano tras el éxito de Livin' thing. Catorce tiernos añitos, cuando oigo el ritmo de Turn to stone apoderarse progresivamente de los altavoces, aún me veo cantando con la carpeta en la mano. Imposible borrarlo de mi memoria.

Bob Marley & The Wailers : Survival. Hace días ya hablé de él. En justicia, cualquiera de los últimos cuatro discos de estudio de Marley deberían estar aquí. Inabarcable, y de los primeros discos que compré con plena conciencia.

Getz-Gilberto : Getz-Gilberto. Pocos discos te envían directamente a un mundo de playa, bikini, glamour, y atardeceres en que refresca algo. 

The Human League : Dare!. En el año en que se publicó, un hito absoluto. Por qué envidiabas a Phil Oakey, si iba maquillado y llevaba un flequillo ridículo ??. Por qué ??.

Soft cell: Non-stop erotic cabaret. Absenta y calles del Raval cuando cualquier yonki podía amargarte la tarde. Las camisetas de marinero nunca serán lo mismo tras ese disco.

The sabres of paradise : Haunted dancehall. Descartados otros albumes de la época por el cúmulo de samples, éste es el auténtico tributo de la escena electrónica inglesa a una de sus influencias suficientemente reverenciadas : el dub.

Goldfrapp : Felt mountain. Veo la nieve y la carretera.

The XX : The XX. La sorpresa que uno nunca espera. Nocturnidad total.

Air : Moon safari. La tormenta perfecta. París, la paternidad, cierta electrónica orgánica.

Radiohead : OK computer. La siguiente tormenta. La electricidad, estática y dinámica. La reescritura del blues, la reescritura de las nanas, la reescritura de las operas-pop de 6 minutos.

Kruder & Dorfmeister : DJ Kicks. La pura investigación en el sonido, todo lo que merecía ser salvado del drum'n'bass metido en diez minutos de un disco, pero aún había más.

Quedaron el el tintero para otra ocasión: Behaviour de Pet Shop Boys, Transformer de Lou Reed, London calling de The Clash, The river de Bruce Springsteen (), e hipotéticas recopilaciones nunca acabadas con las mejores canciones de Depeche Mode, Pulp o Scott Walker. Y muchos otros.

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