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divendres, 19 de febrer del 2016

Y16W06: El autoanálisis






Sucedió hace unas semanas, un domingo por la noche: uno de esos momentos terroríficos en la semana de los empleados por cuenta ajena. Sigo por FB a una correctora de estilo y traductora de textos. Una persona educada y amable que también comenta libros por la red, con cierta tendencia hacia algunas lecturas que yo considero algo demasiado sensibles. Alguien que emplea su página web, también, como plataforma de contacto para su ámbito profesional. No, claro, un individuo cercano al enajenamiento a base de insistir con unos gustos en detrimento de otros. Había recibido un correo de una niña de once años que había leído los tres tomos de las Sombras de Grey, que consideraba eso un bagaje lector, y que se veía dotada para la escritura y que solicitaba consejo y ayuda para escribir un libro. El comentario en el perfil de FB era sorprendido, pero, en último extremo, positivo. Ya sabemos. A esas edades leer lo que sea ya está bien. Que faltan vocaciones, que haber elegido mal no era para ser tenido en cuenta, que había que ayudarla. Que qué tierna la niñita, qué desorientada y equivocada, pero qué tesón y qué convicción y que qué cuesta ser amable, que quién siembra cosecha y las cosas que crecen torcidas pueden enmendarse.

Me eché encima. En el mal sentido. Insistí en que había que ignorar una petición de esa calaña. Persistí. Que ya era un caso perdido. Puse ejemplos. Aún me guardé cosas, pues no quiero ser tildado de intransigente. De hecho, después de (hace mucho tiempo) haber escrito todo un post para hablar de mi repugnancia por el concepto de tolerancia mi comportamiento merece ese calificativo: intolerante. También dominante, descortés, prepotente. Y me encantaba sentirme así y encarnar esas dudosas virtudes.

¿Por qué he de ser así? Quede claro que el perfil de quien arranca con un blog sobre cuestiones, erm, culturales, se expone a la polémica, a la disensión, al intercambio de opiniones que cada uno defiende con la pasión que cree conveniente. Mi caso es paradigmático. No son pocas las veces que he dedicado líneas a destrozar lo que no me gusta. Pero esa niña no debía ser el objeto de mis diatribas. Quizás los padres que habían sido poco eficaces en alejar a una persona de esa edad de esas lecturas tan poco adecuadas, tan capaces de confundir sobre las relaciones entre las personas, sí, quizás ellos deberían haber sido las víctimas de mi reacción airada. La cuestión de los gustos ya ha sido tratada aquí, y la visceralidad ha sido mi estandarte. Al enemigo ni agua. Pero ocurren cosas. Ocurren cosas relacionadas con la madurez o con las fuerzas de que uno dispone. Esas cosas pueden hacer que uno trague algún sapo, cosa que espero que veáis que es muy distinta a moderarse. Uno puede comprender que Justin Bieber acepte consejos sabios para reorientar su carrera. Que uno de esos consejos se manifieste en un sonido aceptable (metálico, percusivo) presente en el segundo 32 de su canción Sorry, y otro se manifieste en elegir que su imagen no aparezca en el vídeo de esa canción. Un momento: no estoy defendiendo al tipo. Estoy empatizando con sus decisiones para huir del encasillamiento e intentar algo fugazmente diferente. También comprendo a Lady Gaga cuando elige protagonizar 7 minutos en el escenario homenajeando a David Bowie, aunque elija canciones obvias y no comprenda qué inapropiado es algún movimiento y alguna nota. Esto me hace humano, supongo. He de apelar a alguna coartada, pues escribo peor porque escribo poco y viceversa. Eso del círculo vicioso. He leído el exuberante párrafo inicial en el homenaje a Orsai y he renunciado a enviar un texto mío. Confuso, asimétrico, estridente, desordenado.
En todo caso, conservo suficiente fuerza para mantener incólumes ciertas posiciones. Mis dioses musicales se llaman Bob Marley, David Sylvian, Andrew Weatherall, Antonio Carlos Jobim, Marc Almond, Scott Walker y Alison Goldfrapp. Los literarios Roberto Bolaño, Jonathan Franzen, Ryszard Kapuscinski, David Foster Wallace y Michel Houellebecq. No creo que haya que incentivar a seguir escribiendo a alguien que considera libros como los de Grey como ejemplos a seguir, como senderos trazados por los que pasearse. y ahí va la explicación que debería haber dado, pero que no hice porque me dio reparo adueñarme de un diálogo en un comentario, me dio algo parecido a la vergüenza parecer que espero a la mínima oportunidad para destapar el tarro de las esencias. No era el lugar, seguramente, para decir que el mundo ya está bastante lleno de aspirantes a buenos escritores como para permitir progresar a un aspirante a mal escritor. Ya aborté una intentona, con comentarios respetuosos pero tenaces, justificados y tan certeros que cumplieron su función: ahora esa blogger se dedica a los trapitos y a los consejos de maquillaje. El mundo es, hoy, un lugar justo y luminoso.



dimarts, 10 de març del 2015

Y15W10: Francotirador

No jodamos. Si ni siquiera usar el título de una de esas peliculillas tan de moda me aporta visitas, voy a llevarme un severo disgusto. El mundo entero obcecado en dar la espalda a mi talento. Cuántos andan perdiéndose y qué cosas se pierden. Tendrán muchas oportunidades más para redimirse. Los tickets para redención andan de oferta últimamente. Una oferta ilimitada, pues ando conformándome cada día con menos. Esta semana, con un mero comentario en FB del muy añorado en estos pagos Quién Pereira. Porque acompañó a la foto de un flamante bajo eléctrico un comentario donde me mencionó como introductor, a él y a su entorno, de una de esas geniales canciones de Scott Walker. Para qué voy a exigir más, si ese es mi objetivo primordial: alumbrar música fascinante para que la gente la incorpore a sus bandas sonoras vitales. Insistir sobre ello cuantas veces sea necesario. Incorporar toda clase de tretas para esa finalidad, sin descartar la coacción o la amenaza fisica. Puede que lo haga también con ciertos libros de ciertos autores y solía hacerlo cuando el tiempo me permitía embutirme serie tras serie de TV. Pero cualquier triunfo es apreciable en esta guerra sin cuartel que es el proselitismo cultural. Sin cuartel ni domicilio fijo: soy un francotirador apostado en un almacén de libros, en una planta con dominio de la curva.

Probemos con algunas de estas ahora. Todas, menos una, piezas que incorporé a mi historia musical personal, cuando, hacia el 2001, descubrí lo mucho que me fascinaba la mezcla del toque electrónico con las cuerdas llevadas al extremo. Qué tranquilo estaba hasta que alguien empezó a abusar de la etiqueta chill-out.






Lecturas: Un muy interesante experimento autobiográfico llamado Cuando llegue la revolución habra patines para todos  a cargo del escritor estadounidense de origen iraní y judío Saïd Sayrafiezadeh. Una novela sobre cómo la excesiva inmersión ideológica de las convicciones paternas no siempre es lo más aconsejable.
Y una futura inmersión en literatura argentina y erm, soviética, que procuraré detallar con más profundidad cuando haya tomado, erm, ciertas decisiones, digamos, descartes, más bien, porque uno se pierde, sabéis. En la pampa y en la estepa.

divendres, 1 de novembre del 2013

ARRIBA Y ABAJO

Primero, las malas noticias. 
Aunque sea algo pronto para decirlo, pues la precipitación es mala consejera.
"Reflektor" es el cuarto disco de Arcade Fire. Es el segundo disco consecutivo que se inicia con la canción que da título al disco, tras "The Suburbs". Para los que andamos algo obsesionados con la música, ese es un detalle importante. Más, en esta época en que se oyen los discos de esta manera tan alejada del concepto oir un disco en la época del vinilo. Que puede que tenga que ver con el intrínseco sentido de la holgazanería humana. Ponías la aguja sobre el vinilo, oías el "slap", y dejabas que la cosa fuera tirando. ¿Levantarse a desplazar hacia otra canción? Vamos, estoy muy cómodo en el sofá. Pero vino el CD, vino el mando a distancia y vino la tecla skip. Vinieron los reproductores portátiles y el iPod y los ficheros AAC y los ficheros Mp3 y se acabaron las concesiones. Pero los Arcade Fire deben conservar un hálito de confianza en ese viejo sistema de oir la música. Muy mal no les va, así que allá ellos. Hoy leía en RDL sobre Spotify, plataforma que no uso, y joder, pienso que esto es una mierda, así como está. No hay oportunidades para músicos incapaces de atrapar al oyente a los diez segundos de canción y evitar que se vayan a otro sitio. Mundo que hemos creado entre todos. Algunos más que otros, pero entre todos. Vaya. 


Total, que el artefacto promocional que Arcade Fire han puesto al servicio de la promoción de este disco doble es la cuestión viral. Camuflarse tras otros nombres para hacer correr nuevos temas por la red. Usar rumores. Y, al final, presentar adelantos. A lo clásico, pero un poquitín más trabajado. Un primer clip onda caribeña, con interactividad incluída. Un segundo, oscuro, brillante, bizarro, que ese sí ya apartaba el tema visual y convertía a la canción, repito, la canción, en el centro. Los dos para presentar ese tema, una especie de experimento de rock bailable, un tema intenso, pegajoso, prolongado y puntualmente aderezado con efectivos trucos de producción del James Murphy, que dispone de tiempo libre tras haber dinamitado a los LCD Soundsystem, con lo que intercala la intensidad guitarrera con pasajes ácidos, con cuerdas y hasta con un piano percusivo que recuerda muy en el fondo ciertos pasajes ácidos y luminosos que muy pocos recordamos ya.


Luego, "Here comes the night time", mini-film de 23 minutos adicionales repleto de cameos de todo tipo: James Franco, Michael Cera, Rainn Wilson, Ben Stiller y Bono. Sip, Bono, que hace una especie de gesto de desplazamiento de carrera al ser sustituido en el escenario. En este experimento presentaban tres temas más: el que le da título a la película, donde acudían a cierto ritmo caribeño que encuentro algo, ejem, impostado, , "We exist", ese sí, un trallazo de funky-disco-rock planeador que goza de un efecto visual francamente fascinante, y "Normal person", un regreso a ciertas tonalidades presentes en "The Suburbs": unos Arcade Fire más norteamericanos, más violentos y cercanos al boogie-rock. Todas las canciones presentadas están entre los primeros temas que desfilan cuando oímos "Reflektor", el álbum. Y qué pasa entonces. Pues que el oyente se queda con la idea de que esas canciones son el esqueleto de un disco doble. Con la sensación de que más allá no va a encontrar gran cosa ya que el grupo no ha decidido incluirlo en la promoción inicial. Con tres o cuatro canciones iniciales efectivas ya hay bastante, y luego si encuentras alguna perla por allí hacia el final, tú ya verás. Como oyente el tracklisting es importante. Como analista es importante conservar ese concepto, añejo, ya lo sé, del álbum como conjunto con el que el músico viene a expresarse. Y esa disposición me desorienta y me aleja al disco, lo separa y lo acerca al concepto "grupo de canciones". Ahora que Lou Reed ha muerto y veo pocos discos más unitarios que su majestuoso "Transformer", apenas media horita de canciones breves y tendentes a lo íntimo, canciones en las que veías a los músicos abandonando el estudio con sus instrumentos en una maleta, diciéndose buenas noches hasta mañana y acudiendo a sus apartamentos a fumar hasta el día siguiente.


Luego, las buenas.
Los mejores discos de Goldfrapp van a ser, para siempre, los dos primeros. Pero resulta que "Tales of Us", sexto disco en estudio, nos fue presentado, por su tonalidad oscura, como un reprise de su debut, el extraordinario "Felt Mountain". Se habló, incluso, de que el concepto del grupo era alejarse lo máximo posible de su anterior disco, "Head First", lo más cercano al sonido disco-chochi que habían grabado.



Así que, volviendo a esa imagen expuesta en el párrafo anterior, veo a los músicos que tocan en "Tales of Us" viviendo en casas de campiña inglesas, alquiladas para tal fin. Desayunando y esperando que el día se aclare un poco para acudir al estudio y tomarlo donde lo dejaron. Las canciones de "Tales of Us" tienen, todas menos una, nombres de personas. A lo largo de este tiempo he descubierto que Alison Goldfrapp ha tenido parejas de ambos sexos. Los vídeos previos al lanzamiento de "Tales of Us" son estéticos y delicados. 


Presentan dos canciones, "Drew" y "Annabel", y en todos ellos andamos un poco perdidos en cuestiones de identidad. Pero, a diferencia de los trallazos efectivos e iniciales del disco de Arcade Fire, el disco de Goldfrapp crece mucho con las escuchas. A pesar de esa tentación de recrear ciertos paisajes sonoros donde ya han triunfado antes, y de que los teclados son menos protagonistas (en parte cediendo espacio a guitarras cristalinas, de esas en las que se oye el chasqueo de las cuerdas, como las que llenaban ciertas canciones de la grandísima Françoise Hardy). A pesar de que pueda invadirnos cierta impresión inicial de que se han enfrascado en un "Back to basics" particular, este es un disco soberbio, un disco en el que, al menos seis o siete canciones (de diez) persisten en la memoria con un poder evocador, cinemático, con una presencia que solo atribuiría a la intraducible expresión inglesa "otherworldly", cuestión, por cierto, que me ha ayudado sumamente a observar la escucha de los podcasts de los Sunday Service que el gran Jarvis Cocker (otro día, pronto, hablaré de Jarvis Cocker) nos suministra cada domingo. Pues eso: oid ese magnífico disco irregularmente recibido llamado "Tales of us". Dejad que el disco suene, que supere ese único tema rápido colocado allí en medio (sin saberse bien por qué, pero hay que dejarlo ahí), y luego acudid a esos recuerdos que sus canciones han dejado. Haciendo que reposen.


dimecres, 24 de juliol del 2013

LO TANTAS VECES POSTERGADO


Gracias a Google y a Internet, uno se va desplazando de sitio en sitio,( a veces a la búsqueda de novedades que aporten excitación, a veces justo lo contrario, a la búsqueda de opiniones parecidas a las de uno, como sin tener ganas de discutir con nadie), sin más plan que los links que va pinchando. Desde Youtube presencio tertulias izquierdistas en canales minoritarios, decepcionándome de su escaso número de reproducciones y decepcionándome de ciertos elementos comunes a los más activistas. Un señor mayor con coleta y que siempre se presenta con un jersey bastante desaliñado, un actor, antiguo galán casual, que parece decidido a vivir separado del jabón, son solo un par de elementos destacados. Me choca esa especie de libro de estilo que parece separar tajantemente cierto perfil ideológico. Quizás porque uno de mi juegos favoritos de toda la vida es el  despiste. Uh, prueba entrar con traje y corbata en una tienda de discos alternativa, que el tipo te mire como diciendo "aquí no tenemos discos de Julio Iglesias", pedir Aphex Twin, que te digan Afghan Whighs, y que tú digas que no, que no es eso. Prueba leer libros, u oir discos, más nuevos que el promedio de los que leen los de la generación siguiente a la tuya (pero conoce a la perfección los libros y los discos de la que sí es tu generación).
El caso es que en ese infinito zapeo caigo en la web de un canal de TV llamado HispanTV. Canal que es acusado desde televisiones ultraderechistas por sus contenidos, que quedan explicados por su condición de aparato de propaganda o algo parecido del gobierno de Irán. En castellano, o en español. Canal que ofrece contenidos por internet como la serie Los piadosos, que en su séptimo capítulo, que he elegido al azar, proclama en los títulos de introducción contar con un asesor religioso. Bien, resulta que ese canal alberga programas y debates de supuesta extrema izquierda. Cierto, pero en todo caso extraño. No entiendo esas ententes cordiales basadas en los enemigos de mis enemigos son mis amigos: No entiendo el alineamiento con la causa palestina o la causa islámica para tocar las narices a Israel o al sionismo, o a USA, como si todos los judíos fueran banqueros y se apellidasen Rotschild, como si todos los norteamericanos fuesen Bill Gates. No lo entiendo porque, ya que estamos, prefiero la anarquía a cualquier totalitarismo, pero sin embargo creo que el sentido común dice que hay que regularlo todo para no caer en el falso espejismo del neoliberalismo. Así que llamenme incoherente: soy un independentista que quiere un estado nuevo, pero nuevo del todo. No los de siempre bajo otra bandera. Soy un mal tipo que quiere un gobierno catalán para cagarme en él a la primera decepción, que seguro que es pronto. Soy un contrario a la pena de muerte que piensa que muchos políticos no aplicarían el rodillo de la mayoría absoluta si conservaran el temor a que un encapuchado les meta un tiro. Soy un barcelonista que, después de meses de sequía, prefiere ver el partido de reojo porque ahora lo que quemaba era escribir. Soy un acérrimo de la lectura en cualquier condición, como nudo del asunto, como relleno de tiempo perdido, como alternativa a la TV, pero que encuentra absurdos a esos gambones ingleses pegados a un best-seller del que no se despegan en todas las vacaciones, ni siquiera para levantar la vista y comprobar si sus hijos se ahogan en la piscina. Soy un gamberrete que empieza a preferir un libro o un disco malo en el que canalizar negatividad antes que una agradable lectura (o escucha) que ni entusiasma ni indigna. 
Ah: Que estos principios ya se habían traslucido de alguna manera a lo largo de estos, casi, 1000 posts. Hostia. Cierto. En todo caso, mejor que hacer la lista de la compra. 



dijous, 15 de novembre del 2012

EL FIN DE LA ETERNIDAD

No hay nada más desacreditado que la década de los 80. Por lo menos para cierta generación. Los 80 significan hombreras, pelos cardados, flequillos imposibles, trajes de color lavanda, tonos pastel aplicados hasta a las prendas exteriores, discotecas basadas en las luces de neón y los rayos de láser. Películas cursis. Y ya no hablemos de la segunda parte de la década, pues la primera parte aún resultó relativamente dignificada por el synth-pop. Lo cual no quiere decir que no se hicieran discos dignos: pero el imaginario cultural estaba monopolizado por el despiste y la tibieza.  No significa que no hubiera buenas canciones, algunas, pero, en fin, hagamos una relación con lo que acude a mi mente y veamos cuanto hay de aprovechable.

Va.

Johnny Hates Jazz (con ese nombre), Simply Red, Curiosity killed the Cat, Swing out sister, Black, Climie Fisher, Tanita Tikaram, Double (uf), Halo James, Bronski Beat, The Communards.

Puf.

Pero vino 1989 y nos salvó a todos. Se instauró una dictadura del sintetizador, lo cual tiene un mal nombre, pero a mí me pareció de fábula. Sí: quería ese sonido, que parece frágil pero no se detiene, yo lo quería en todos lados. Qué queréis: me saturaba tanto la porquería heavy-metal que pensaba, equivocadamente, que la sensibilidad había caído toda sobre el mismo lado de la balanza. En cualquier caso en 2001 nunca pensaba, en medio de toneladas de discos plagados de beats por minuto, que me enamorara perdidamente de un disco en el que costaba distinguir apenas un ritmo.

Ese disco era Felt mountain, sus autores eran Goldfrapp: hace mucho que no hablo de él y, todavía, es una casi obvia elección cuando me quedo solo y no sé qué disco poner. Nunca falla. Jamás: de hecho, aún me sorprenden sonidos incrustados en sus nueve canciones. Puede que esa contraportada evocadora (que por cierto, fue la primera imagen del primer post de este blog: al loro) y cierto viaje a la Vall de Boí-Taüll en el cual el CD fue protagonista absoluto (viaje en el que, por cierto, debo recordar que llegamos al hotel a las 15:00 h. -09:00 a.m. hora USA- del 11-S del 2001) tenga que ver: lo de los sonidos anclados a los recuerdos como una ratatouille cualquiera. No parece, en cualquier caso, que yo estuviera solo en esa apreciación. Precioso como pocos, este vídeo que alguien se ha currado en Youtube, para acompañar a una de sus canciones, la que da título al disco y que son hipotéticamente, menos conocidas. Lo aclaro porque el disco contenía singles, sí, canciones relativamente popularizadas, pero los tracks secundarios son los que mostraban su espectacular potencial. Va, disfrutad. En cualquier caso, unas imágenes atractivas no son las que hacen que una música sea mejor o peor. Curioso, pues eso también debían pensar los realizadores de los video clips que nos aturdieron, también, en los 80. Va, llamémosles ya los malditos 80. Goldfrapp fueron injustamente comparados con Portishead. Por la cuestión del tiempo de la música y la fuerte presencia de la voz femenina. Lo siento: Alison Goldfrapp es mejor cantante que Beth Gibbons. En técnica y en sentido de la experimentación: y Goldfrapp no tiraron tanto del catálogo de samples. Goldfrapp sonaba a Morricone o a Barry , a Shirley Bassey tocando en un cabaret de mala muerte o sentada con los pies colgando frente a un lago con el agua casi helada.


Goldfrapp dispusieron de total libertad: la cuestión de grabar en Mute, donde los royalties de Depeche Mode (y en otra época, de Erasure) garantizaban cuantiosas sumas destinadas a que otros artistas dispusieran de presupuestos para sus desvaríos. Así que si decidían que tenían que usar estructuras de vals.

Original o remezclada.


O música de circo.

Pues lo hacían, y listo, o si debían optar por instrumentaciones espartanas, por violines en pizzicato y minimalismo gélido y sonoro, pues también.


Voces de ópera, tonalidades cercanas al blues o al soul, distorsión pura y dura en la voz hasta convertirla en una experiencia estremecedora. Daba igual. 


Claro que Goldfrapp no repitieron un disco así: para qué, conscientes de que cuando uno alcanza una cúspide de una manera, deberá intentarlo por la otra cara. Los líquenes en las piedras mostraron las pistas. Las de baile, de Supernature, o el electroclash de Black Cherry. No les hubiera hecho falta seguir, claro, pero lo hicieron, para demostrar, como dice Bolaño, que son personas y no dioses. Pero ahí quedó eso. Hasta hoy, inigualado.


dimecres, 20 de juny del 2012

EL DECLIVE DE LA INDUSTRIA TEXTIL

Hey
Hey
Gabba gabba hey
Lana del Rey
Como la de Sabadell (pronunciese "sabadei")
No es culpa tuya
lo de tu hermosura
Ni que bajo mi brazo, si la ves
la portada del Go de este mes
parezca la del Elle (pronúnciese "ei")

Como cuando Carla Bruni
Salía en el Rockdelux

Que esta reseña
No sea de ley
Tampoco es tu culpa
Lana del Rey
Ni que Goldfrapp sea de UK (pronúnciese "iukei")
Y tú de USA (pronúnciese "iuesei")



Así que continúo en la prosa en la que, al menos yo, me siento más cómodo.
Sí: Lana del Rey es muy guapa. Prácticamente, una modelo. Tiene buena voz y un aspecto que parece profundamente cuidado para poder parecer profundamente descuidado. Dicen que compone letra y música de lo que canta. Ha publicado un disco llamado Born to die con quince canciones. A pesar de lo cual, en su concierto en el Sónar solo interpretó nueve de ellas. Escasa de repertorio, prescinde de seis canciones y ni tan siquiera recurre al socorrido truco de intercalar alguna versión de algún músico admirado. Muy curioso, aunque, si me olvido de los repugnantes Die Antwoord, tiendo a respetar mucho la elección de los programadores del Sónar. Son casi veinte años de emplearse a fondo en conseguir que Barcelona tenga un lugar destacado en la música de vanguardia. Como mucho, habrán traído algún músico en horas bajas. Pero por lo demás, ojos de halcón.
Así que le dedico horas a escuchar ese disco, cuyo título de texto de tatuaje carcelario (Nacida para morir, uuuuuhhh) ya esconde algún detalle: ni pienso pasar desapercibida, ni pienso arrepentirme de ser una mujer atractiva. Oigo las quince canciones hasta el final, varias veces. Olvido la existencia del botón skip, que es seguramente el responsable de que mucha música nos pase desapercibida. Justo esas canciones que pensamos que empiezan como todas, y zas, pasan al olvido. No. Lana del Rey también tiene canciones que empiezan parecidas, pero decido emplearme con lo más parecido a la profesionalidad.
Cosas que puedo decir de Lana del Rey.
Canta bastante bien: una voz de crooner blanca un pelo nasal y otro pelo, intencionadamente, fría, pero al menos no se lanza a estériles alardes técnicos, como la insoportable Adele. Sí. Subrayado y en negrita. Al menos, como Adele, no parece una artista sacada de un concurso televisivo de talentos.
Las composiciones son bastante decentes: la estructura es clásica, no ha buscado la excentricidad a base de efectos raros. Son canciones con un cierto corte cinemático, y el hecho de ser, y presentarse, como una solista, nos hace imaginarla frente a un micro de pie, melena ladeada y vestido largo. Con anónimos músicos en smóking, prácticamente uniformados. Puede que llegando a las lágrimas en alguna canción de tono particularmente autobiográfico. Cuestiones de ser cautiva de esa imagen: desprender glamour aunque no se quiera o se pretenda. A ver: ser portada del Vogue tampoco es salir huyendo del glamour, Lana. Ser portada del Vogue, siendo una pretendida nueva estrella de un universo musical algo alternativo no creo que haya sido muy habitual. No sé quien habrá sido portada en todos los Vogues de la historia y del planeta. Especularé: Françoise Hardy? Quizás Björk?.
Mejor las canciones lentas que las mid-tempo, por eso. Esa manía tan americanizada del guiño al hip hop para captar público. Tan propia de los azucarados discos de Beyoncé.
Tiene, al menos, una buena canción que se me ha pegado bastante insistentemente (sin descartar que ya la hubiese oído de fondo en algún lado): Video games. Todo el mundo parece coincidir en que es la mejor. Su vídeo tiene 41 millones de visitas en Youtube. La canción va vestida de balada post-nuclear, aunque a mí me parece ligeramente un corta y pega. No entiendo algo las transiciones entre estrofas, pero eso ya es para nota. Sí, es una muy buena canción.


El problema: muchas canciones en ese disco buscan ser esa canción, otra vez. Esa balada triste y crepuscular, añorada, algo 50's y a la vez actual. Todas las baladas buscan alcanzar ese punto. Born to die podría haber sido un disco con ocho o nueve baladas solventes, aunque prácticamente fotocopiadas.
Y lo otro: muchos, demasiados, estuvieron ya, hace tiempo, en los terrenos que pisa Lana del Rey. En el sonido, en el tratamiento vocal, en el uso de cuerdas, en el minimalismo rítmico, en las percusiones que parecen bidones golpeados, en la actitud. Portishead, Goldfrapp, Erykah Badu, Neneh Cherry, los Morcheeba, y otros muchos. Tantos, que me ha dado por montar aquí un pequeño universo con algunas de las influencias, y no dejo de preguntarme por qué Lana del Rey ha de triunfar donde otros no lo hicieron antes, seguro, siendo mejores o no, ya lo dejo a la opinión de cada uno. No sé si es por culpa de esa pléyade de productores empeñados en ceñir el vestido trip-hop, una y otra vez, a las composiciones, cosa que, curioso, despoja de unidad al disco.  Porque hasta un disco producido por un único productor sonaría más variado, más como obra y no como secuencia de canciones ligeramente parecidas. No sé si es que las canciones son más sencillas en su concepción que el exceso de ampulosidad con el que, en algún momento, se las sepulta. No sé, en fin, por qué el mejor disco de baladas amargas del milenio: Felt Mountain de Goldfrapp, por qué, justo ése, no tuvo la repercusión que parece que va a tener Lana del Rey. Quizás porque Alison Goldfrapp no es tan guapa o no es tan abiertamente diva. No sé. Lana del Rey no tiene, quizás, toda la culpa, pero, cara a un segundo disco, yo haría algo de limpieza. Si no quiere acabar como la nueva Céline Dion. Que eso si que sería jodido, aunque no, lógicamente, para su bolsillo.

Porque a Lana le pasa como al material que le da nombre. Auténtica, pura, es muy cara, pero mezclándola, pierde paulatinamente su calidad hasta ser, casi, otra cosa.

Desde aquí, todo lo que no es Lana del Rey, un mínimo de once años atrás.












dimarts, 7 de febrer del 2012

EL PELO DEL ACTION-MAN

Coincido con John Self en el escepticismo sobre Kanye West. Figura a la que, como a otros cortados por el mismo patrón, normalmente ignoraría. Maldito día en que George Michael (o Craig David, no sé quién sería primero) popularizó ese horrendo corte de pelo, inspirado en el Madelman o el Geyperman o el Action-Man, con la raíz del cabello escrupulosamente cortada, con finas barbas y bigotes que desafían el pulso al afeitarse. Que luego ha sido imitado al alimón por miembros de bandas latinas, garrulos de discoteca, y toda esa serie de cantantes de estilos indefinidos (crossgenring, toma palabreja). Pero el caso de Kanye West me parece muy extraño: el suyo aún es de los pocos discos (y los otros son en su mayoría reediciones de albumes clásicos) a los que la reputadísima www.pitchfork.com le ha clavado un 10 sin contemplaciones. Ya hace un tiempo, y sigue ahí. Con lo cual el efecto de una primera escucha esplendorosa se diluye. Sigo sin entenderlo, y gracias a John Self no me siento único en esa soledad, la del oyente que hurga y hurga desorientado en un disco en busca de la genialidad que alguien encontró y tú no. 
Para ponerle un 10 a un disco tiene que ser algo muy especial. Si eres crítico más te valdrá que nadie pueda acreditar que mantienes vínculos de algún tipo con sus autores. Si eres, como la mayoría aquí, meros usuarios, meros oyentes, los discos se arremolinan en busca de esa nota en función de parámetros erráticos y caprichosos : qué hacías cuando lo oías, cual fue la impresión de la primera escucha, qué momentos particulares de tu existencia marcaron sus canciones.

Algunos discos que merecen un diez, para mí, y sus motivos, cuando éstos pueden ser confesados :

Electric light orchestra : Out of the blue. Pasado un tiempo leí en el Vibraciones que ese disco doble era la cumbre melomaníaca y enfermiza de un Jeff Lynne empeñado en plagiar a los Beatles. Primer disco doble que hubo en mi casa. Lo compró mi hermano tras el éxito de Livin' thing. Catorce tiernos añitos, cuando oigo el ritmo de Turn to stone apoderarse progresivamente de los altavoces, aún me veo cantando con la carpeta en la mano. Imposible borrarlo de mi memoria.

Bob Marley & The Wailers : Survival. Hace días ya hablé de él. En justicia, cualquiera de los últimos cuatro discos de estudio de Marley deberían estar aquí. Inabarcable, y de los primeros discos que compré con plena conciencia.

Getz-Gilberto : Getz-Gilberto. Pocos discos te envían directamente a un mundo de playa, bikini, glamour, y atardeceres en que refresca algo. 

The Human League : Dare!. En el año en que se publicó, un hito absoluto. Por qué envidiabas a Phil Oakey, si iba maquillado y llevaba un flequillo ridículo ??. Por qué ??.

Soft cell: Non-stop erotic cabaret. Absenta y calles del Raval cuando cualquier yonki podía amargarte la tarde. Las camisetas de marinero nunca serán lo mismo tras ese disco.

The sabres of paradise : Haunted dancehall. Descartados otros albumes de la época por el cúmulo de samples, éste es el auténtico tributo de la escena electrónica inglesa a una de sus influencias suficientemente reverenciadas : el dub.

Goldfrapp : Felt mountain. Veo la nieve y la carretera.

The XX : The XX. La sorpresa que uno nunca espera. Nocturnidad total.

Air : Moon safari. La tormenta perfecta. París, la paternidad, cierta electrónica orgánica.

Radiohead : OK computer. La siguiente tormenta. La electricidad, estática y dinámica. La reescritura del blues, la reescritura de las nanas, la reescritura de las operas-pop de 6 minutos.

Kruder & Dorfmeister : DJ Kicks. La pura investigación en el sonido, todo lo que merecía ser salvado del drum'n'bass metido en diez minutos de un disco, pero aún había más.

Quedaron el el tintero para otra ocasión: Behaviour de Pet Shop Boys, Transformer de Lou Reed, London calling de The Clash, The river de Bruce Springsteen (), e hipotéticas recopilaciones nunca acabadas con las mejores canciones de Depeche Mode, Pulp o Scott Walker. Y muchos otros.

dimarts, 20 de desembre del 2011

LUCIA Y, OTRA VEZ, LA PALABRA TODOS

Entre sueños que se desvanecen, me despierta a muy temprana hora la noticia de que Lucía Etxebarría va a dejar de publicar libros ante el hecho de que las descargas ya superen las ventas. Pues su último libro sólo se ha publicado en formato físico. Tengo algunos de sus libros por casa y les he dedicado muy escasa atención, en cualquier caso sí he leído muchos de sus artículos para el suplemento dominical de La Vanguardia. Me parece monotemática, algo egocéntrica, y no recuerdo una sola de sus frases en tanto artículo, esas que otro subrayaría o anotaría al margen. Pero me sorprende que haga pública esa decisión, que tiene un cierto regusto de pataleo. La red la ha aplaudido, más bién irónicamente, lo cual debe parecerle muy cruel. Puede que ella pensara en algún momento que su rendido público fuese a pedirle que reconsiderara tan tajante medida. Pues también se queja de los escasos ingresos que recibe como escritora por cada unidad vendida. No puedo pronunciarme: escribo gratis, me leen muy pocos, nadie paga por mí por lo que nadie puede exigirme en un sentido de la reciprocidad (sí puedo recibir estirones de orejas, pero son simbólicos y por lo tanto indoloros). De Lucía Etxebarría no sé que puedo esperar a estas alturas. Sé que no es tan recatada como Amélie Nothomb, sé que es prolífica, recuerdo que ganó algún premio. Pero ahora no voy a escarbar en su obra a ver si el mundo podrá recuperarse de tal pérdida. 
Hace muy pocos días conversaba casualmente sobre Corea del Norte. Sobre que allí ministros que cometían errores de gran repercusión acababan siendo fusilados. Iba a emplear la palabra ajusticiados, pero hubiera inducido a equívoco. También hablamos de la aplicación de la pena de muerte en China, silenciada en todo lo posible, pero una clara realidad para cualquier chino con tentaciones, por ejemplo, de malversar caudales públicos. Esto es así, y yo (que conozco un par de cagadas judiciales de mucho cuidado) no puedo abogar por la pena de muerte. Pero igual los europeos continuamos pensando en nuestros perfectos (sobre el papel) sistemas políticos mientras Asia prefiere gobernar el planeta desde la discreción y la ausencia de boato. En cualquier caso Kim Sung Il ha muerto, dicen los partes oficiales que cansado y estresado de tanto trabajar para su pueblo. Leo que en Corea del Norte hay 3 internautas. Entre más de 25 millones de habitantes. Hace años que sé de un tal Alejandro Cao, tarragonés que ejerce de delegado especial, comunista convencido por lo que veo. Visito su web, veo noticias algo curiosas, como la apertura, hace más de un año, de un restaurante italiano en Pyongyang, gracias a la formación de sus cocineros en Italia (con escasa modestia manifiestan que sus cocineros ya son tan buenos como los italianos: no sé). El mundo tiene esos rincones (no pequeños rincones: Corea del Norte es un país de unos 120.000 km2. 
Quizás esa es la imagen: sentado en una avenida desierta en Pyongyang, en la pose oficial establecida por las leyes del país, leyendo un libro de Lucía Etexebarría, o lo que de él haya dejado la censura norcoreana. Mientras las cuerdas sintéticas parece que quieren volver a acercarse, pero se alejan.


dimecres, 30 de novembre del 2011

CINCO LOBITOS TIENE LA LOBA

Alardeaba yo de cierta discreción ligeramente cercana al secretismo. Lo cual es incoherente cuando uno decide ponerle a un blog su propio nombre. Para alejar equívocos : aquí estoy yo, hoy pongo ésto, ayer escribí esto otro. No hace falta firmarlo cada día. No es el caso de esos famosillos de cuatro perras que tienen blogs mantenidos por otras personas, cuyas colaboraciones se limitan a firmar tras leerlas, si es que llegan a leerlas. Aquí cada letra sale de mí, algunas más de las entrañas, algunas más del hígado, y ya paro de describir órganos de los que pueden salir letras y palabras.
De repente llega el momento en que me doy cuenta de la onda expansiva : mi hija tiene cinco blogs. Mi hijo anda con la pelota (no con una, con varias de ellas que alterna en función de causas sumamente aleatorias) y todavía no se obsesiona con la cultura. Pero mi hija ha abierto ya cinco blogs. Todos tiznados por la ingenuidad propia de los 14 años, todos abiertos con el empujón inicial de quien se tira de un trampolín y se da cuenta de que depende de lo que haya abajo. Y yo me sentía responsable de esa primera piedra en algún otro, alguno felizmente reencontrado, y me encuentro ésto.
De uno de sus blogs deduzco su escaso cariño por los títulos obvios. Así cómo podía yo titular esto "Consejos para hacer un blog" y seguir mirándola a la cara mientras cenamos.

No te preocupes si te leen o no. Escribe lo que quieras y cuando quieras.
Usa el corrector ortográfico.
La biblioteca es gratis: si un libro te despierta curiosidad, cógelo y tómate tu tiempo con él. No se gastan.
Lee de vez en cuando hasta el final algún libro que sepas que no te va a gustar. Piensa en si finalmente te ha gustado o no. Piensa en los motivos. Piensa qué debería cambiar para que te gustase. Tal vez de todos esos pensamientos salga algo bueno. Seguro que sí. Escribe sobre esa experiencia.
Lee otros blogs. Lee lo que opinan otros y contrástalo con tu opinión. Aprende de eso. Mira las palabras que los demás emplean apara acabar diciendo cosas que se parecen a las tuyas. Mira cuando tus mismas palabras se usan para llegar a conclusiones opuestas a las tuyas.
Ten a mano algo que te sirva para retener lo que se te ocurre. Una libreta, un bloc de notas en un teléfono o un ordenador. 
Piensa en los escritores de los libros que te gustan. Seguro que tienen defectos enormes.
Piensa en los escritores de los libros que no te gustan. Seguro que tienen alguna virtud. 
Ponles cara a sus parejas, a sus familias, piensa en el sitio en el que escriben, en la hora a que lo hacen.
Encuentra la situación en la que estás completamente concentrado en escribir. Elige la luz, la hora, aquello que te sitúe en la mejor actitud.
Sé sincero.
Si no puedes ser sincero, al menos sé ambiguo.
Divulga que tienes blogs. 
Que todo el mundo tenga claro que una cosa eres tú y otra lo que escribes. Y que eso no es desdoblamiento de personalidad.
Conoce gente.
Si no puedes conocer gente como te gustaría, piensa como sería esa gente, escríbelo. Creales vidas y llénalas de detalles. Ya que son virtuales hazles viajar donde tu querrías.
A diferencia de los libros, no oigas discos malos. No hay nada que hacer con los discos malos, salvo olvidar que existieron. La de la mala música no sirve como experiencia.
Si no puedes atender todos los blogs, elige un par de favoritos y céntrate en ellos. No cierres los demás, a veces hay que airearse.

Sé tú mismo.
Envía a freír monas a quien te diga que seas tú mismo. Quién vas a ser si no.



dijous, 6 d’octubre del 2011

LA GRAN MANZANA

Si desde aquí pretendo llevar en algún humilde modo una especie de diario de acontecimientos relevantes en el mundo de todos y en el mío propio, tendré que mencionar a Steve Jobs.
La cuestión es que hoy lo hace todo el mundo, desde los medios con cifras de difusión que echan de espaldas, hasta modestos blogs (vamos, como este) que, por esmero que le pongamos, no obtendremos la más mínima repercusión. Claro que me importa, pero qué le vamos a hacer.
No pienso matarme en mirar cifras de lo mucho que valía su compañía o la fortuna personal que logró amasar a través del éxito de sus buenas ideas (aunque tuvo también malas). Puede que Jobs tuviera una cuota de responsabilidad en esa hábil pero perversa estrategia consistente en que la gente, de todas las condiciones, quiera tener tus productos, todos, y cuanto más nuevos mejor. El consumismo, el deseo intrínseco al capitalismo más salvaje, claro.
Pero se da la circunstancia que sin Jobs, -y quizás no hay que esperar más muertes; sin Gates, sin Zuckerberg, sin los (no son tan mediáticos, no recuerdo sus nombres) de Google...-, yo no estaría ahora sentado en un ordenador, aunque no sea un Mac. Jobs, parece ser, en su primera utopía, que acabó llevando a término, concibió el ordenador como algo que debía salir del ámbito profesional y saltar al doméstico. Yo no estaría escribiendo este post, que quedará colgado, espero que para siempre, en el éter,  para que 10, ó 30 personas (pero si no son 30.000 es por mi torpeza y mi escaso tino para el auto-bombo), se sienten distraidamente y puedan leerlo, si no existiera la red. 
Existe la red, y todos tenemos ordenadores, mouses, cámaras que convierten imágenes en bits para poder verlas donde quieras, ficheros de audio, puedes meter a patadas en un soporte del tamaño de una uña, oírlos en el coche, llevarlos en el teléfono, oírlos mientras corres, a mil kilómetros de distancia de cualquier enchufe, o quizás no tanto, pero muy lejos. Hacer que algo se imprima mágicamente en la habitación de la otra punta. Guardar los papeles que molestan, escaneados, en sitios virtuales donde no se pierdan los datos que contienen. Puedo saber de mi prima que está en USA sin arruinarme por teléfono, y ver qué pinta le ha quedado con el capricho del piercing. De todos los lujos superflúos que ahora no sabemos cómo pagar, la informática queda aparte. El mundo es mejor con todas esas cosas, y Steve Jobs tiene un buen trozo de culpa.
Seguro que hasta hace bien poco tramaba alguna de bien gorda. Espero que hiciese el backup.

Y además, después de tantos años, Apple ya no es sólo el sello que editaba los discos de los Beatles.

Rest in peace.


dimecres, 14 de setembre del 2011

ASALTO EN PLENO DIA

En realidad tenía preparado para hoy el atrasadísimo post sobre el sistema educativo, completito con su entradilla y sus excusas por su retraso. Con el pretexto del reciente regreso de los niños. Pero en la vida hay esas cosas que los cursis llaman imponderables, yo intento no ser cursi aquí, por lo que me cuesta horrores buscar otra palabra, sorpresas no pues no lo define y sonaría demasido a Pedro Navaja, yo que no comprendo algunos de los importantes géneros de la música latina, que tengo buenas relaciones con bossanova, con bolero y con tango, pero no con la bachata ni el vallenato ni la salsa ni el reggaetón. Simplemente algo estalla y eclipsa a lo demás, aunque puede que no sea un estallido, más bién es un amanecer que trae nueva luz y finiquita la noche que había antes. 
La cuestión es que ayer acabé de leer Mantícora, segunda parte de la trilogía de Deptford, de Robertson Davies. Parece haber cierta unanimidad de que esta es la parte más floja de los tres libros (me queda El mundo de los prodigios, pero aún he de diseñar la estrategia para abordarlo). Desde luego que uno puede estar en desacuerdo con muchas cosas pero si calificamos de flojo un libro así, me he de ciscar en toda la obra de Pérez Reverte o Stieg Larsson, por sacar dos nombres a la palestra que me garanticen cierto encarnizamiento en las respuestas. Sí que ocurre que Mantícora no es un libro que se presta a ser devorado como una novela de Ken Follett. Que las dosis aconsejables son de 30 o 35 páginas diarias y que no es un impedimento el andar enfrascado a la vez en alguna otra lectura, pues funciona como un plato principal, como ese intraducible término catalán, el tall de cualquier comida. Puedes acompañarlo de otros platos pero Mantícora siempre será el centro de la mesa. Fascinante en su imaginativo despliegue, en sus puntuales coincidencias con hechos clave de El quinto en discordia, pero a la vez fascinante en preservar cierta condición de obra en sí misma, no sé si soy el sexto en discordia empeñado en contradecir a todo el mundo con argumentos como la intuición o el uso de las imágenes premonitorias, pero sus cotas más elevadas (sus últimas treinta páginas, con la aventura en la cueva como inesperada cúspide que puede suscitar las más diversas lecturas), pueden considerarse como literatura del más alto nivel, aquella que sólo necesita unas cuantas palabras para pintar imágenes, sin atisbo alguno de obra menor pues el pretexto del análisis psiquiátrico del protagonista, es un recurso narrativo para trazar una biografía y salpimentarla de contrapuntos. No son pocas las ocasiones en que uno cierra un libro y sabe que quedará en la estantería solo para meras y puntuales consultas. Ya estoy esperando el momento en que vuelva a abrir Mantícora a la búsqueda de algunas de las sensaciones que pueda haberme perdido esta primera vez. Como muchas grandísimas canciones, encontrando algo nuevo en cada escucha. En las montañas, o en los valles, de día, o de noche.


dimarts, 14 de juny del 2011

ESTE COQUETEO ME MATA

Con el disco duro a reventar de ocio de lo más variado, y me da por revisar cosas ya vistas y ya oídas. Pero eso es justo lo que tiene nuestra actitud : hay que desorientar a los gurús del marketing. Así que poco importa que dejase a medias el quinto capítulo de Game of thrones, que tenga por fín, pasando por caja, La guerra del fútbol, o que los siete discos más ardientemente recomendados en el número mensual de Go-mag ya estén descargados. Una cierta sensación de apostar sobre seguro me lleva a ver, otra vez, Velvet Goldmine. Me acompaña mi hija. Le voy explicando que esa Inglaterra que la película recrea, la de la primera mitad de los años 70, era una sociedad en que las estrellas del rock son auténticos iconos. Que la gente no solo los idolatra en masa, también los imita en masa. Su aspecto, sus tendencias, sus adicciones. Eso será bueno o será malo, pero es la entronización absoluta del rock como fenómeno social. Le explico que sin glam rock, por ejemplo, Lady Gaga no existiría. Cuando suelto esta frase lapidaria, me quedo parado, por eso. Tampoco Prince, ni muchas marcas de ropa o maquillaje. Libros quizás no tantos, discos, millares. Glam es Bowie y Roxy Music, una especie de trono compartido, sin la disyuntiva beatles/stones. Tampoco existiría el segundo ni el tercer disco de Goldfrapp. Posiblemente tampoco el Cirque du Soleil. Muchas camisetas estampadas no tendrían el más mínimo sentido. Hasta el heavy metal acaba siendo una especie de desdoblamiento acelerado y descontrolado del glam-rock. Otra frase en la que paro. Sin Bowie no hay trilogía de Berlin, sin Low los discos ambientales pierden su primera referencia. Bryan Ferry muestra que el traje no es sólo para el despacho. Brian Eno se va de Roxy Music : que alguien se tome la molestia de leer una lista de los discos que ha producido Brian Eno, y que vaya haciendo cálculos de como esa influencia se extiende hasta nuestros días.


Entonces recuerdo que debo un comentario sobre Pedro Marín. Lo hago desde aquí, que es un espacio abierto y en abierto. Una prima me lo presentó a través de facebook y es la persona más famosa entre mis amistades. No es cuestión de desperdiciar a las celebrities. 
A los que tenían uso de razón hacia los últimos 70 / primeros 80 el nombre de Pedro Marín debe sonarles bastante. Hubo una especie de oleada de cantantes veinteañeros que enloquecían a las chicas, de la cual este hombre era claramente el mayor representante. Algunos que salieron después eran simplemente sus imitadores. Obviamente tanto yo como mis amigos de entonces lo odiábamos con todas nuestras fuerzas. Volvía locas a las chicas que nos gustaban, y ese sentimiento de que harían con él lo que no hacían con nosotros era muy poderoso. Luego cantaba, y bailaba, ataviado con ropa ajustada de colorines imposibles, de una manera espasmódica, unas canciones enganchosas y horrorosas. Era la viva imagen de la horterada ochentera, y el género masculino, en masa, lo consideraba nuestro peor enemigo. Muchos de nosotros debíamos pasar por comparaciones con él para ver si teníamos alguna posibilidad con las chicas que nos gustaban. En algún momento, pues estaba claro que ese ritmo no podía aguantarse, cayó en el olvido. Según leo, decidió, a la Scott Walker, abandonar su carrera. Hace unos años rompió ese silencio y se reinventó a sí mismo. Yo lo ví en una entrevista de alguna TV local (Lydia, no tengo tanta memoria pues no recuerdo cual) donde mostraba sin pudor una calva donde antes había melena y pelo encrespado. Tampoco estoy muy seguro pero también hacia revelaciones sobre sus inclinaciones sexuales. Eso es lo de menos. El caso es que retomó su carrera musical. 
Y a lo largo de estos años yo fuí ajeno a eso hasta que mi querida prima Mercè me recomendó su amistad en FB. Desde ese momento su insistencia por ese canal para que vea los clips de sus canciones ha sido tal que me ha hecho llegar hasta aquí. Yo no soy un crítico. Pruebo las cosas y digo si me gustan. Luego hay más gente que está de acuerdo o menos. Debo tener una naturaleza positiva pues hasta ahora consigo que a la gente empiecen a gustarles cosas que antes no, en vez de conseguir que abandonen sus gustos anteriores. 
Ocurre que pensaba que esa reencarnación de Pedro Marín, como frontman de una banda de rock ligeramente electrónico, con un disco en continua promoción, I will glam, con un vídeo en youtube donde versionea 20th century man (que también está presente en la banda sonora de Velvet Goldmine), en fín, que suponía una ruptura con el pasado. Pero su imagen sigue siendo omnipresente en sus vídeos, esa manera suya de mirar (ceja arqueada, cabeza inclinada, mirada ligeramente míope), esa imposición constante de su bién cuidado físico, me despierta cierto recelo. Ahora su inflexión vocal ha abandonado ese tono juvenil, y se parece a la voz de Bunbury en la época trascendente de los Héroes del Silencio. Las letras son un pelo cargadas de alegorías de tres al cuarto, y diciendo cosas tan serias uno no puede poner la misma voz que diciendo no, que no, que no. Como espero que me siga considerando amigo, se lo estoy diciendo con toda la sinceridad de este don nadie ligeramente airado; Pedro: olvida que la gente diga sólo lo bien que te conservas a tus XX años, y céntrate en la música. Forma una banda donde los músicos compartan tu protagonismo y salgan también en los clips. Deja de ser tú sólo y llámate Pedro Marín y los crímenes ocultos, o Pedro Marín y las cuentas pendientes o Pedro Marín y los cristales rotos... como sea, pero si sigues ahí, anclado a tu ego, mucha gente, escéptica, seguirá pensando que eres el mismo, pero intentando captar otro público.

Escribía ésto, probé los K&D sessions de Kruder & Dorfmeister. Demasiado nocturnos. Music for the masses, de Depeche Mode, un pelo estridentes para la hora. Y volví a Felt Mountain, de Goldfrapp, donde siempre me siento como en casa.



AQUEST TONTEIG EM MATA

Amb el disc dur a rebentar d'oci d'allò més variat, i em dóna per revisar coses ja vistes i ja sentides. Però això és just el que té la nostra actitud: cal desorientar els gurus del màrqueting. Així que poc importa que deixés a mitges el cinquè capítol de Game of Thrones, que tingui per fi, passant per caixa, La guerra del futbol, ​​o que els set discos més ardentment recomanats en el nombre mensual de Go-mag ja estiguin descarregats. Una certa sensació d'apostar sobre segur em porta a veure, una altra vegada, Velvet Goldmine. M'acompanya la meva filla. Li vaig explicant que aquesta Anglaterra que la pel.lícula recrea, la de la primera meitat dels anys 70, era una societat en què les estrelles del rock són autèntiques icones. Que la gent no només els idolatra en massa, també els imita en massa. El seu aspecte, les seves tendències, les seves addiccions. Això serà bo o serà dolent, però és l'entronització absoluta del rock com a fenomen social. Li explico que sense glam rock, per exemple, Lady Gaga no existiria. Quan solto aquesta frase lapidària, em quedo aturat, per això. Tampoc Prince, ni moltes marques de roba o maquillatge. Llibres potser no tants, discos, milers. Glam és Bowie i Roxy Music, una espècie de tron ​​compartit, sense la disjuntiva beatles / stones.Tampoc hi hauria el segon ni el tercer disc de Goldfrapp. Possiblement tampoc el Cirque du Soleil. Moltes samarretes estampades no tindrien el més mínim sentit. Fins al heavy metal acaba sent una mena de desdoblament accelerat i descontrolat del glam-rock. Una altra frase en la qual m'aturo. Sense Bowie no hi ha trilogia de Berlín, sense Low els discos ambientals perden la seva primera referència. Bryan Ferry mostra que el vestit no és només per al despatx. Brian Eno se'n va de Roxy Music: que algú es prengui la molèstia de llegir una llista dels discos que ha produït Brian Eno, i que vagi fent càlculs de com aquesta influència s'estén fins als nostres dies. 



Llavors recordo que dec un comentari sobre Pedro Marín. Ho faig des d'aquí, que és un espai obert i en obert. Una cosina me'l va presentar a través de Facebook i és la persona més famosa entre els meus amistats. No és qüestió de desaprofitar a les celebrities. 
Als que tenien ús de raó cap als últims 70 / primers 80 el nom de Pedro Marín els ha de sonar prou. Hi va haver una mena d'onada de cantants joves que embogien a les noies, de la qual aquest home era clarament el major representant. Alguns que van sortir després eren simplement els seus imitadors. Òbviament tant jo com els meus amics de llavors el odiàvem amb totes les nostres forces. Tornava boges a les noies que ens agradaven, i aquest sentiment que farien amb ell el que no feien amb nosaltres era molt poderós. Després cantava, i ballava, vestit amb roba ajustada de coloraines impossibles, d'una manera espasmòdica, unes cançons enganxoses i horroroses. Era la imatge de la horterada vuitantera, i el gènere masculí, en massa, el considerava el nostre pitjor enemic. Molts de nosaltres havíem de passar per comparacions amb ell per veure si teníem alguna possibilitat amb les noies que ens agradaven. En algun moment, doncs estava clar que aquest ritme no podia aguantar, va caure en l'oblit.Segons llegeixo, va decidir, a la Scott Walker, abandonar la seva carrera. Fa uns anys va trencar aquest silenci i es va reinventar a si mateix. Jo ho vaig veure en una entrevista d'alguna TV local (Lydia, no tinc tanta memòria ja no recordo quin) on mostrava sense pudor una calba on abans hi havia cabellera i pèl encrespat. Tampoc estic molt segur però també amb revelacions sobre les seves inclinacions sexuals. Això és el de menys. El cas és que va reprendre la seva carrera musical. 
I al llarg d'aquests anys jo vaig anar aliè a això fins que la meva estimada cosina Mercè em va recomanar la seva amistat en FB. Des d'aquest moment la seva insistència per aquest canal perquè vegi els clips de les seves cançons ha estat tal que m'ha fet arribar fins aquí. Jo no sóc un crític. Provo les coses i dic si m'agraden. Després hi ha més gent que està d'acord o menys. He de tenir una naturalesa positiva ja que fins ara si que a la gent que em llegeix comencen a agradar-li coses que abans no, en comptes d'aconseguir que abandonin els seus gustos anteriors. 
El que passa és que pensava que aquesta reencarnació de Pedro Marín, com frontman d'una banda de rock lleugerament electrònic, amb un disc en contínua promoció, I will glam, amb un vídeo a youtube on versionan 20th century man (que també és present a la banda sonora de Velvet Goldmine), en fi, que suposava una ruptura amb el passat.Però la seva imatge continua sent omnipresent en els seus vídeos, aquesta manera seva de mirar (cella arquejada, cap inclinat, mirada lleugerament miop), aquesta imposició constant del seu bén conservat físic, em desperta cert recel. Ara la seva inflexió vocal ha abandonat aquest to juvenil, i s'assembla a la veu de Bunbury en l'època transcendent dels Herois del Silenci. Les lletres són un pèl carregades de legories de tres al quart, i dient coses tan serioses un no pot posar la mateixa veu que dient no, que no, que no. Com espero que em segueixi considerant amic, l'hi estic dient amb tota la sinceritat d'aquest donnadie lleugerament irat; Pedro: oblida que la gent digui només el bé que et conserves als teus XX anys, i centra't en la música. Forma una banda on els músics comparteixin el teu protagonisme i surtin també en els clips. Deixa de ser tu només i diu-te Pedro Marín i els crims ocults, o Pedro Marín i els comptes pendents o Pedro Marín i els vidres trencats ... com sigui, però si segueixes aquí, ancorat al teu ego, molta gent, escèptica, seguirà pensant que ets el mateix, però intentant captar un altre públic. 

Escrivia això, vaig provar els K & D sessions de Kruder & Dorfmeister. Massa nocturns. Music for the masses, de Depeche Mode, un pèl estridents per l'hora. I vaig tornar a Felt Mountain, de Goldfrapp, on sempre em sento com a casa.


dimarts, 24 de maig del 2011

UN EJERCITO DE ONCE MILLONES - AIGUA DE FRUITES, TIRAMISU


Pues no hay manera de olvidarme del tema y pasar página, el tema político es como un polen (molesto) suspendido en el ambiente, que no sé muy bien como se lo combina para acceder, previo paso por las vías respiratorias, para acabar alojado en mis neuronas y acabar aflorando en estas páginas.
Sorprende como los políticos aprenden lecciones, tarde, pero de una en una. Por fín en estas elecciones hay ganadores y perdedores claros, y no tenemos que soportar el interminable rosario de matices a las derrotas que acaba haciéndonos pensar que más que elecciones eran celebraciones. Sin embargo, no recuerdo ningún discurso ni de perdedores ni de triunfadores mencionando que once millones de personas se han abstenido de votar. Procede mirar a otro lado. De esta manera, mi querida ciudad, que según los últimos datos dispone de 1.630.494 habitantes, de los cuales podían votar 1.163.556 ( sólo lo hicieron 616.290 ) va a ser gobernada por un alcalde cuya lista han votado 174.022 personas (es decir, ni uno de cada nueve habitantes reales). O lo que es lo mismo, y reduciéndome a personas que podían votar : casi un millón de personas no le votaron, de las que va a gobernar. Mucho más de la mitad. Entonces se me tirará encima mucha gente que me argumentará que esto es democracia y ley electoral, y que la abstención, en tanto que carencia de expresión o decantamiento por una opción, no es plastilina que cada uno puede moldear a su antojo. Queda claro que opiniones sesgadas y parciales como la mía no tendrán ninguna influencia en que Trias se proclame alcalde. Nada más faltaría con la de tiempo que lleva esperando. Pero está claro que esa enorme masa abstencionista, a poco que se organizase y adquiriese una apariencia medianamente homogénea, sería un poderoso grupo de presión. Dejadme que se me ocurran unas cuantas alternativas, al final, para descomprimir, os pongo alguna de mis canciones preferidas (eludiré la tristeza, optaré por esa sinuosidad ligeramente sexy, como la que te deja una conversación telefónica distendida, amable, normal, como demostrando que eres todo lo más lejano a un oscuro y taciturno obseso, por si quedasen dudas, una conversación donde oyes la sonrisa franca, sincera y alegre que hay al otro lado).

PCE - Partido de las Compensaciones Estrambóticas
Puntos del programa de este partido establecerían obligar a las empresas a contratar personal por el mismo porcentaje en que sus beneficios subieran, aunque no les fuera necesario. O hacer que las empresas que ganasen mucho dinero tuviesen que regalar sus productos o sus servicios una serie de días del año. O destinarlos a organizar sorteos de lotería.

PP - Privatizaciones Presurosas
El estado vendería absolutamente todo su patrimonio con el fín de pagar su deuda. Todos los medios productivos del país quedarían en manos privadas.

PSOE - Pasta, Sexo, Oropel y Espectáculo
Dada la condición del país como destino turístico, todas las demás industrias desaparecerían en su favor. Puntos débiles de su programa : qué hacemos con los turistas los días de lluvia. Puntos fuertes : los polígonos industriales podrían ceder todas sus naves a discotecas y lupanares.

PAR - Partido del Azar y el Riesgo
Asignaría los escaños que le tocasen por medio de un sorteo entre sus candidatos, o incluso entre ciudadanos que sean sus familiares. O asignaría ministerios por orden alfabético. En caso de elevada abstención sortearía los escaños vacíos entre todos los ciudadanos en situación de desempleo.

CiU - Catalunya Invade Uruguay
Dadas su dimensiones y el hecho de ser uno de los países con mayor volumen de emigración, y aprovechando que allí amanece bastante más tarde, trasladaríamos Catalunya a Uruguay, con el fín de materializar la separación de España. El Nou Camp se trasladaría, piedra por piedra, a Montevideo, la Sagrada Familia a Tokyo y Montserrat a Roma.

ERC - España Riñe a Cataluña
Basaría sus líneas básicas en perseguir y erradicar los catalanes con posiciones de poder y sustituirlos por madrileños. Realizaría pruebas de ADN y de pronunciación de la doble ll a final de palabra.

PCP - Partido Salomónico del Centro Perpetuo
Nunca tomaría postura definitiva por nada, intentando mantener una equidistancia total, optaría por evitar la confrontación de una manera definitiva, siempre que nadie tuviese nada en contra. Propugnaría el diálogo perpetuo sin llegar a tomar ninguna decisión.

PEM - Partido del esfuerzo mínimo.
Para relanzar la economía y crear puestos de trabajo, reduciría los días laborables del año, eliminando del calendario laboral los viernes, dias que llueva o nieve, y aquellos con temperaturas previstas superiores a los 30 ºC.

PFB - Partido de Francesc Bon.
Haría que todos los conciertos fuesen como éste.


Y toda la música como el trozo del bandoneón desde el 2:40, o así, en esta canción.



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