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divendres, 4 de maig del 2012

LOS GRANDES HERMANOS

Barton Fink, The ladykillers y Un hombre serio son las únicas tres películas de los hermanos Coen que no he visto. Aunque no recuerdo detalles de algunas de las que he visto, como Crueldad intolerable o Burn after reading, sí tengo fuertemente presentes en la memoria escenas de sus dos obras cumbre hasta hoy: Fargo y No country for old men. De la primera diría sin dudar que es una película que marca una fuerte huella: está Buscemi, está William H. Macy, está el paisaje frío y árido, que es como una extensión extemporánea de Twin Peaks, como una desubicación de algunos personajes particularmente torpes de las películas de Tarantino. Fargo aún me parece su mejor película aunque No country for old men me gustara tanto, me gustó tanto más cuando más tarde leí el libro de Cormac McCarthy y me dí cuenta del enorme respeto y fidelidad de su adaptación, de cómo a veces esa máxima de las adaptaciones que tanto han fallado (y McCarthy, o Philip Roth, pueden testificarlo) aquí es un acierto.
En todo caso, a los hermanos Coen hay que agradecerles su tesón y su insistencia (no al nivel de la de Woody Allen, pero en todo caso un buen ritmo) en dirigir películas que muestren su estilo, al margen de tonos y géneros tratados. Así que no les voy a reprochar (no quiero instaurar en estas páginas un efecto DeLillo) el que True grit, que en España ha sufrido una de esas libres adaptaciones al titularse Valor de ley, sea una película algo fallida. Una excelente primera mitad, que apunta a una trama levemente tocada por la fantasía (como un Tim Burton sin sobredosis de maquillaje), que se hunde en un final excesivamente deudor del cine de aventuras y los giros algo estrambóticos de guión. Ya les pasó en Big Lebowsky, que el que escribe considera una de sus películas más sobrevaloradas.
Buena interpretación de la niña (hay que estar atentos, las nuevas generaciones de actores se forjan en esta clase de papeles). Algo saturada la de Jeff Bridges, que parece autoparodiarse.  Acertada banda sonora de Carter Burwell, que es a los Coen lo que Badalamenti a Lynch o Elfman a Burton. Excelentes ambientación y fotografía. Pero, como digo,  a partir de la hora, caída hacia un final acomodaticio y tendiente a lo sensiblero. Perdonable a sus directores, que tendrán oportunidades de resarcirse en el futuro.
Segueix a @francescbon