Hay libros que ya le gustaría a uno firmarlos como propios,
y este es el caso del que vengo a presentaros hoy. Toda una apuesta por un
trabajo personal que tal vez no sea esa obra de masas que convence a todo el
mundo, pero que sin embargo es una joya literaria con un gran valor histórico por
el testimonio, la calidad humana y el estilo de su creador.
Cuaderno de San Lorenzo es un libro muy especial que se convirtió
en propio en el momento en que llegó a mis manos porque cuenta historias
personales del barrio que me vio crecer, donde me declaré por primera vez y me
dijeron que sí. Un barrio con epicentro en una plaza en la que me hice nazareno, pero nazareno de los que van
en silencio y buscan en su interior al hombre humilde con cada paso de
reflexión que le brindan las horas de la madrugada. Un barrio con mil rincones
que cuando uno es niño los explora con ojos que no miran, sino que descubren.
Dicen que uno no es de donde nace sino de donde pace y en
este barrio alimenté mi niñez, descubrí que el mundo podía ser muy grande,
aunque ese universo lo formará solo un puñado de calles. “Nadie explicaba al niño la paradoja de que
se vive más cuanto menos se sabe de la
vida. Nadie le advertía que crecer era apagar la mitad de los sentidos”.
Título: Cuaderno de San Lorenzo.
Autor: Francisco Gallardo.
Editorial: Algaida Editores.
Año: 2019.
Genero: Autobiografía, Relatos,
Páginas: 224 páginas.
ISBN: 9788491891291
Sinopsis:
Regresar no es lo mismo que retornar. Regresa quien anhela, retorna el que no puede hacer otra cosa. Cuando tengo la suerte de regresar a San Lorenzo me doy cuenta de que mi niñez es muy de barrio. De jugar a la pelota, el fútbol entonces era una cosa de los ingleses. Mi infancia era una plaza y una Alameda donde correr detrás del futuro, eso que los más optimistas llamaban el porvenir. La felicidad era correr fuerte, rápido y luego tener hambre, mucha hambre. La felicidad era saltar al cielo, a piola, alto, muy alto y luego rebotar en el suelo. Los huesos de niño son inmortales: Mi infancia es un quiosco de periódicos adonde llegaban las noticias que me importaban muy poco. Luego, de mayor, siempre he tenido muchos problemas para saber dónde estaba la importancia del mundo. Si en las pequeñas cosas que pasaban en esta plaza o las que yo veía en un televisor en blanco y negro.
Impresiones:
Por todo ello le debo a su autor, Francisco Gallardo
gratitud eterna porque ha puesto en mis manos una pequeña máquina del tiempo
(algunos libros obran esos milagros) con
la que me he transportado a mi niñez, a mi juventud y a un barrio al que le
debo tantos buenos recuerdos. Esas
deudas son eternas y solo pueden pagarse con admiración y cariño.
Yo de mayor quiero escribir la vida como lo hace Francisco
Gallardo donde un minúsculo mundo de colores es una canica y donde el lenguaje
sirve para algo más que para contar cosas. Para dar vida a fotos en blanco y
negro, belleza a lo que no lo tiene y por eso se habla de “mujeres de sonrisa
pintada”, “hombres con el deseo urgente de los mercenarios”.
Paco es un
prestidigitador de la palabra y por eso inventa y sorprende cuando menos se lo espera el lector
con la facilidad con la que impregna de reflexión sus textos.
Este libro es la recopilación de muchos micro relatos donde
el autor se desnuda sobre el papel, dejándonos el puro sentimiento de los
recuerdos inocentes de un niño hecho hombre que nos advierte que tarde o
temprano todos volvemos, aunque sea por un momento, a ser niños cuando de rememorar
nuestra infancia se trata.
“Tenía tres o cuatro años, la vida entonces era una pared blanca, sin
desconchados”
Casi sin querer o quizás queriendo, como el que piensa en
voz alta, nos cuenta testimonios en primera persona de recuerdos e historias
pasadas siempre desde el recuerdo del niño que fue. Un libro local que se
convierte en universal desde el momento en que su estilo y su prosa puede
llegar a emocionar a cualquier lector llevándole en ese instante a recordar ese
mismo barrio, esa misma infancia pero con otros nombres.
Ya digo que para mí es un libro muy especial porque esa
Plaza de San Lorenzo es mi plaza, ese Gran Poder mi Gran Poder, ese Cine Ideal
el lugar donde quien les escribe paraba bajo su gran portalón, balones
envenenados soñando ser Esnaola o Arconada. Este libro ha despertado en mi recuerdos que
ya ni recordaba que tenía, olvidados en los más profundo han vuelto a salir a
la superficie, regados con las palabras precisas del autor aquel sonrojo que provocaba el escaparate de
la corsetería Mónaco al paso de un niño de pocos años por delante de ella, la
primera vez que me monté en uno de aquellos autobuses azules con conductor y
cobrador de billetes en la parte de atrás, allá subido en su torre de expender viajes
a una ciudad que con aquellos ojos resultaba tan grande.
Reflexionando me atrevo a pesar que Gallardo y yo hemos compartido la
misma trinchera aunque en distintas épocas, la misma arena de playa bajo los
mismos adoquines que fueron testigo de nuestro caminar por esas calles, por esos rincones con historias hasta llegar a
lo que de niños podría llamarse la frontera de nuestro mundo conocido, el
río. Sí querido Paco. Tu frontera también
era la mía, esa abuela María Jesús la de todos y ese torno de las Carmelitas, motivo de alguna que otra travesura en busca de esas pelotas Gorila embarcadas
desde el patio del Colegio Cervantes.
Homenaje, historia, recuerdos, tiene tantos nombres este
libro que hoy con la memoria busco entre sus fotos la imagen de algún conocido,
la huella de un detalle en unas calles cuya transformación ha sido lenta, como
casi todo en la vida de esta ciudad acostumbrada a vivir despacio, disfrutando
del momento.
Una demostración de como del recuerdo limpio que queda con
el paso de los años y la poesía hecha relato se pueden hacer también historias que perduren en el tiempo.
Autor:
Francisco Gallardo, sevillano del barrio de San Lorenzo, fue jugador de baloncesto durante más de dos décadas. Médico de profesión, especialista en Medicina y Traumatología del Deporte, ha desarrollado su carrera profesional en el Caja San Fernando de baloncesto y en diversos centros deportivos. Autor de libros como El rcok de la calle Feria, , La última noche, que ganó el V Premio Ateneo de Novela Histórica y Áspera seda de la muerte que se alzó con el XXI Premio de Novela Ciudad de Badajoz.