Cujo

Título: CUJO (CUJO)

Autor: Stephen King

Editorial: Grijalbo Mondadori
Año de publicación (Original / Edición): 1981 / 1998

Número de páginas: 393
Precio: 9,45 €

Sinopsis: Debe quedar merecidísimamente claro: durante toda su vida - hasta que pasó lo que pasó - Cujo fe un buen perro, un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón, amante de los niños. Realmente pensaba como un perro bueno y feliz. 
Feliz hasta que sucedió algo: uno de esos desatinos de la realidad que mueven a pensar que ésta no es ciega sino brutalmente injusta. Y el cerebro de perro de Cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre.

Ahora se ha convertido en un perro asesino; doblemete cruel por cuanto la gente no conoce su mutación, aún le ve en su anterrior bondad.

Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo arroja sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y muerte. Después, cuando todo haya acabado, la estela de los muertos sólo llevará a la locura de los supervivientes.

Y lo más aterrador es que Cujo era, quería ser, un buen perro. Pero lo que pasó fue más poderoso que su voluntad.

Reseña: Como amante de los animalitos que soy, suelo ser muy poco propensa a leer libros – o ver películas dicho sea de paso – sobre animales que puedan salir heridos y me puedan afectar mentalmente. Por norma general las dejo de lado porque me desestabiliza y me deprimo. Hoy os traigo una excepción.

El protagonista principal de esta novela es Cujo, un San Bernardo enorme y bonachón, que vive con una familia que le quiere en Castle Rock: los Camber. EL HOMBRE, Joe Camber, es un buen mecánico y sigue el clásico rol familiar de macho alfa en todos los sentidos; LA MUJER se llama Charity, es una mujer cohibida y maltratada física y psicológicamente por su marido; y EL NIÑO Brett, por el que Cujo siente especial admiración.

Paralelamente King nos presenta a una segunda familia: Vic y Donna Trenton, que tienen un niño de cuatro años que se llama Tad. Esta familia se mudó a Castle Rock por el trabajo de Vic, hombre de negocios, mientras que Donna se encarga del trabajo en casa y de cuidar a Tad.

La conexión entre las dos familias se realiza de la forma más natural del mundo: los Trenton llevan el coche al mecánico, que evidentemente es Joe Camber y allí conocen al adorable Cujo. Tad acaba enamorado del perrete y juega con él para consternación de su madre – evidentemente no estaba muy contenta de la situación teniendo en cuenta que el perro pesa 100kg.

Pero un buen día, el pobre Cujo persigue a un conejito por el jardín y acaba metiendo medio cuerpo en una cueva. El gran San Bernardo altera a los murciélagos y uno de ellos le muerde, con la mala suerte que uno de ellos tiene la rabia y, evidentemente, se la contagia. Y ya tenemos el drama servido.

El libro arranca de manera muy tranquila, presentándonos la vida y carácter de ambas familias, así como su rutina diaria. Creo que esta aparente “lentitud” a la hora de introducir el escenario al completo es la clave del éxito del libro, el cual poco a poco irá in crescendo.

Creo que más que terror, lo que transmite el libro es una tensión y una angustia sobrecogedora, de no saber qué decisión es la correcta constantemente. No sentimos horror, ni existen asesinatos corrientes que nos mantengan en una tensión constante de quién ha podido ser, ni aparecen elementos sobrenaturales en esta ocasión… no,  King se saca un as de la manga y nos introduce el absoluto pánico de las decisiones cotidianas. Por algo es el “rey” del suspense, sea del tipo que fuere.

Sin duda lo que me ha encantado del libro es que algunas partes están contadas desde la perspectiva de Cujo, ¿no os parece estupendo narrar la historia de esta manera? Cujillo nos va contando lo mal que se encuentra, los sentimientos que tiene en momentos concretos, su sufrimiento, la lucha interna que tiene y su decadencia. Y menuda injusticia, como si él hubiera sido el que ha decidido contagiarse. Yo me moría de pena. ¿Cómo no se pueden dar cuenta antes los Camber que se encuentra mal? Para mí, mi perra es mi hija y la tengo supercontrolada – y mimada, sí.

No negaré que hay capítulos que me he saltado, concretamente en los que se explicaban los negocios de Vic, porque aparte de aburridos me parecían innecesarios, así que iba leyéndomelos con pinzas.

En conclusión, Cujo es un libro entretenido que va cogiendo ritmo a medida que pasan las páginas pero con un sabor agridulce, a mí el perrete me ha dado mucha pena. Los personajes están muy bien definidos dentro de una serie de catastróficas desdichas. Y el final… ¡sorprendente! 

Valoración: