Nueva lectura de Héctor, que con solo siete años ya se esta convirtiendo en un pequeño lector consumado y que aspira a poder ayudar a otros pequeños lectores para que disfruten también de los libros con los que él se lo pasa pipa.
En esta ocasión
nos habla de La isla infinita, una novela que le ha gustado tanto que ha terminado
pasando por toda la familia.
Lluna y su
abuela Bernarda son las protagonistas de La Isla Infinita. Llegan a ella un día
en barco dejando atrás sus problemas económicos y buscando una nueva vida. En
la isla está la casa de los padres de Bernarda, donde ella vivió hasta que
abandonó la isla, como otros habitantes, porque pensaban que estaban en peligro
por la existencia de un monstruo marino que rodea la isla y vive en la Cueva
del Dragón.
Cuando llegan a
la casa, y al contrario de lo que esperan, la encuentran arreglada y limpia,
aunque sin luz y sin lavadora. Pero al día siguiente, cuando Lluna se levanta,
enciende la luz y las bombillas se iluminan. Otro día, al salir al jardín, ven
que hay una lavadora y comida. Una mañana, al levantarse, la casa por fuera ha
sido pintada y está como nueva. Otro día, encuentran una cesta con pinturas con
las que Bernarda decora la fachada de su casa. Alguien las ayuda, pero no saben
quién puede ser.
Por otra parte,
Lluna empieza a ir al colegio. Y allí conoce a Kenia, una niña de 9 años como
ella, que le cuenta que en la escuela hay siete niños, de diferentes edades, y
todos comparten el aula. Y ella quiere ser su amiga, pero es tan intensa que
hace que la niña la rechace y se sienta mal. Porque no se da cuenta de que
Lluna necesita espacio y tiempo para adaptarse a su nueva vida y a las personas
que va conociendo.
Pero lo más
sorprendente que la protagonista encuentra en su nuevo hogar, es un niño
pelirrojo, despeinado y vestido de blanco llamado Enric, del que enseguida se
hace amiga y que se convertirá en el protagonista de la historia por motivos
que no os voy a contar porque quiero que cada niño que lea el libro se
sorprenda y disfrute como lo he hecho yo. Y descubra cómo una isla pequeña, tal
vez minúscula, puede convertirse en una Isla Infinita.
La historia de
LLuna, Bernarda y Enric me ha gustado mucho. Bueno… en realidad, ME HA
ENCANTADO, así, a voces. Se lee con facilidad, es un libro bonito, entretenido,
que te enseña cosas sobre la amistad, sobre la ayuda a los demás, los cambios,
la adaptación, el amor de las personas, el miedo a lo desconocido… Y es que,
como dice Bernarda, “tememos por ignorancia, que no saber da miedo. También
dice que el miedo es bueno, que nos protege cuando el peligro es real, pero que
a veces es un obstáculo para disfrutar de la vida”.
Tenía muchas
ganas de dar mi opinión de este libro nada más terminarlo, para que otros niños
quieran leerlo y disfruten tanto como lo he disfrutado yo. Y mi madre. Y mi
hermana.