Decía Machado “Mi
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura
el limonero, mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia,
algunos casos que recordar no quiero”
Parafraseando al gran autor yo podría decir que mi madurez
son recuerdos de aquella presentación del 13 de mayo en el excelentísimo Ateneo
de Sevilla, de aquellos días azules convertidos en libro, mi satisfacción, todo
lo que allí se vivió, mi historia, ahora mismo os la cuento.
Con un auditorio donde no cabía ni un alfiler y con la
organización poniendo todo de su parte por acomodar a las personas que permanecían de pie para no
perderse un acto que abrió el Presidente del Ateneo Don Alberto Máximo Pérez
Calero, quien alabó la figura y trayectoria de la periodista Nieves Herrero a
la par que leyó unas palabras de Antonio
Machado con las que nos preparaba para un acto cargado de sentimiento en todo
momento.
Seguidamente tomó el relevo en la palabra Agustin Bravo, que
hizo las funciones de maestro de ceremonias dando paso a cada una de las
personas que intervinieron en la presentación.
Llegado el turno de presentar a
Nieves Herrero, para la cual hubo palabras de cariño en todo momento, la autora
recordó aquella nota encontrada en uno de los bolsillos de la chaqueta del
poeta días después de su muerte que
rezaba “Estos días azules y este sol de
la infancia” explicando así el título de la novela. Quiso hablar de Giomar
y de su relación con el poeta y de lo injusta que había sido la historia con
ella en la figura de Pilar de Valderrama.
Nos hizo partícipe a todos los presentes de los primeros escarceos
con lo que a la postre sería historia al
conocer “El rescate de una diosa” de
Mª Dolores Ramírez, en un curso de la
Universidad Menéndez Pelayo. Se dio cuenta que estaba ante una historia en
cierta medida injusta y de secretos que morían con el tiempo, dos factores que
le apasiona a la hora de buscar elementos para una novela.
Fue Alicia Viladomat, nieta de Giomar quien mostró a Nieves
Herrero en un encuentro, las cartas donde Pilar de Valderrama confesaba “Yo ame
al poeta, Giomar existió y fui yo” reconociendo así la relación que tuvo con
Machado y que solo reconoció por escrito y una vez dejado este mundo.
Comentaba Nieves Herrero que Esos días azules estaba cargado de anécdotas sevillana, siendo un
libro que era toda una lección de comportamiento y honradez de los personajes,
donde el lector se iba a sentir espectador y arbitro de esa relación y donde podían
conocer a un Machado en sus últimos años y en diversos saltos en el tiempo en
su infancia.
“Vamos a descubrir a
un Machado muy cercano, en mi opinión, más que en otros libros, un Machado que
no fue feliz y que como el dijo, vivir es sufrir”
Llegando casi al final de su exposición sobre el libro,
Nieves Herrero reconoció a Alicia Viladomat como la responsable de que ella
entrara en el mundo de Pilar y de Antonio por lo que no podía sino agradecer
esa oportunidad. Aprovechando ese momento cedió la palabra a la nieta de la
protagonista de la novela.
Alicia Viladomat quiso dejar claro que no eran unas memorias
de su abuela ni una biografía y aunque tenía ciertas licencias, era una historia
muy fiel a la realidad. Una novela donde se mantenía muy viva la historia de
España al aparecer personajes relevantes de la sociedad española del momento,
siendo España y su evolución, un personaje permanente en la novela.
La nieta de Giomar continuo hablando de su abuela y de su
linaje familiar regalando a los allí presentes muchos detalles importantes para
comprender la dimensión del trabajo de la autora. Hablo de la relación entre su
abuela y el poeta, de un amor prohibido que nunca fue más allá de la pasión de
unas conversaciones y de una correspondencia y así se lo dijo al Machado quien
le respondió con un “con tal de verte lo
que sea”
“Quiero pensar que los
días azules eran en los que yo aparecía en tus versos” dejó escrito su
abuela.
Durante todo el acto se contó con la presencia de Arturo
Pareja Obregón, que durante las
intervenciones recitó al piano poemas de Machado y algunos versos
propios. Todo un lujo contar con su actuación que puso en más de una ocasión al
público asistente, al borde del aplauso, que solo puede salir del alma más
agradecida.
Hablo el pianista de su infancia rodeada de libros, de sus lecturas
y sentenció antes de regalarnos unos versos de su invención que “para escribir hay
que leer mucho”
“Si no estás a mi lado
me siento como un barco varado en la arena,
que no sabe surcar sin
tu aliento, sin tu mar yo me muero de pena.
Soy la duna que la
mueve el viento, sin un rumbo donde acariciarte.
Soy la espuma del mar
en tu orilla, que se intenta quedar por besarte”
Broche de oro para una tarde con aires de historia y poesía
que sin lugar a dudas quedará en el recuerdo de los que allí tuvimos la suerte
de disfrutar de la presentación.
Al final pudimos conversar con Nieves Herrero unos momentos
sobre su libro y alguna que otras curiosidades.