Con un título atractivo, donde la palabra desaparición
ejerce de poderoso imán para quien quiera buscar enigmas e intrigas en una
lectura que te haga olvidar el estado de alarma sanitaria en el que nos
encontramos me acerqué a esta novela que se desarrolla en un edificio de vecinos
de variopintas personalidades y peculiaridades varias.
Me gustan los escenarios opresivos donde alrededor de una
escalera, la inventiva de cualquier autor tiene acotado su espacio pero no su
imaginación. Para mí es todo un desafío y un verdadero tesoro del que disfrutar
sí el resultado es bueno.
Por ello Breve crónica de una paulatina desaparición
ya tenía un punto a su favor, al que se le sumaba un segundo tanto al tratarse
de una novela del genero Realismo Mágico, el cual hasta ahora no me ha
defraudado en las lecturas que he podido leer de similar estilo. Eso sí,
reconozco que me deje llevar más por la posible trama que nos trasmitía el
título que por lo que podía esconderse tras su género.
Título: Breve crónica de una paulatina desaparición.
Autora: Juliana Kálnay
Editorial: Acantilado.
Año: 2020.
Género: Realismo mágico.
Páginas: 214 páginas.
ISBN: 9788417902261
Sinopsis:
El edificio de vecinos del número 29 es un microcosmos en el que casi cualquier cosa insólita puede ocurrir. En él conviven la primera vecina, Rita, siempre presente y vigilante, y tan vieja como el propio edificio; Maia, la niña a la que le gusta cavar hoyos en el suelo para esconderse; Lina y su marido Don, que sufre una extraña metamorfosis; Tom, que vive inadvertidamente en el ascensor; los insomnes crónicos, siempre alerta, suerte de ejército de Rita; y otros muchos personajes sorprendentes pero profundamente humanos. Con esta primera novela, Kálnay funde de un modo inteligente y magistral el realismo mágico con la literatura del absurdo para crear su personal universo.
Impresiones:
Una niña que hace hoyos y se esconden en ellos hasta que un
día no se vuelve a tener noticias de ella, un vecino convertido en hombre-árbol
y al que su familia traslada al balcón
de casa. Rita, la vecina del primero derecha quien no tiene ningún tipo de
filtro y suelta por su boca lo primero que se le ocurre o piensa. A este elenco
se le une la familia Wild, esos que una noche llegaron al vecindario pero que
nadie logró ver jamás y de los que se sospechaban no podían dedicarse a nada
legal. También esta Tom, el extraño que se quedó un buen día a vivir en el
ascensor. Todos estos y más personajes podremos ver a lo largo de todas las
plantas de ese curioso edificio que representa al nº 29 de una calle
cualquiera. Algunos como los Wild o Tom
su paso será fugaz, otros como Rita o Maia conoceremos más acerca de ellos pero
en esta novela es más importante lo que se cuenta que los propios personajes en sí.
Un momento, dejadme que rectifique, en esta obra no es más importante
ni los personajes, ni lo que se cuenta. La verdadera esencia de la novela de la
que os hablo es lo que nosotros queramos ver en ella. Hay novelas que tienen
una lectura y sus posteriores relecturas y esta es precisamente una de ellas.
Situaciones, escenas o comentarios que con el paso del tiempo toman significado
y que añaden valor a su lectura. Sin lugar a dudas esta es de las lecturas que
siempre sumara, de las que no restan,
pero que desgraciadamente no es para lectores con poca paciencia y que
necesitan tramas que sigan las reglas establecidas de una lectura común.
Con esto no quiero decir que sea para elegidos, pero sí para
lectores que no les importen perder el tiempo en una obra que nos va a ofrecer
un sinfín de disparates sin sentido para que nosotros le otorguemos, el
significado que nuestros sentidos quieran darle y eso desde luego no siempre es
lo que quien se acerca a un libro como este, está dispuesto a desembolsar
semejante sacrificio.
No me preguntéis sobre qué va, quienes son los personajes
que más me han gustado porque la historia la van contando alternativamente unos
y otros, pero lo que si os puedo decir es que no he disfrutado tanto como de
otras lecturas del mismo género, pero que me ha gustado mucho porque me encanta
descubrir lo que esconden las pequeñas historias que hay detrás de cada vecino.
Pensar por un momento que esta lectura no dista mucho de lo
que sucede en algunos casos en esos bloques de vecinos donde vivimos
actualmente. Pensar porque muchas veces la realidad supera a la ficción.
Autor:
Juliana Kálnay (Hamburgo, 1988) creció en Colonia y Málaga. Antes de escribir esta primera novela, había publicado cuentos en español y alemán en antologías y revistas, y en 2016 disfrutó de la beca de la Fundación Cultural Schleswig-Holstein destinada a jóvenes escritores. Por Breve crónica de una paulatina desaparición recibió los premios Aspekte en 2017 y Hebbel en 2018.