Hace unos días tuve el placer de conocer a Sergio del Molino
y su nuevo libro “La mirada de los peces” y digo el placer porque cuando un
libro te gusta mucho, poder sentarte con su autor y preguntarle lo que quieras
es algo que muchas veces cuesta trabajo describir con palabras lo que uno llega
a sentir.
Un poco avergonzado, tengo que confesar que no conocía al
autor, un periodista madrileño ganador de premios tan prestigiosos como El ojo crítico de narrativa de RNE por
su obra La hora violeta donde narra la enfermedad y muerte de su hijo
Pablo y con esto ya podemos hacernos una idea de la capacidad narrativa que
posee Sergio del Molino.
En su nueva obra, el autor hace una mirada al pasado, a su
época de estudiante, al momento en que conoció a Antonio Aramayona y como este
años después le confeso que iba a suicidarse. Sergio del Molino recordará
momentos de su vida y reflexionará sobre ellos al igual que sobre momentos y
situaciones en la vida de su antiguo profesor y momentos destacados con él.
Sinopsis:
En 2016, Sergio del Molino no se sorprendió cuando el que había sido su profesor de filosofía del instituto, el activista Antonio Aramayona, le dijo que iba a suicidarse.
La mirada de los peces empieza como un libro sobre este carismático maestro, defensor a ultranza de la educación pública, el laicismo y el derecho a una muerte digna, para convertirse enseguida en un diálogo con el pasado y la memoria del propio autor, que recuerda una adolescencia cargada de rabia, ruido y violencia en el barrio pobre de Zaragoza del que siempre planeó fugarse.
En este diálogo «entre el pasado y el presente escrito desde una primera persona en la que muchos lectores podrán poner la suya propia», Sergio del Molino explora la culpa por abandonar a quienes nos enseñaron a mirar el mundo, las primeras traiciones y decepciones y los límites siempre grises entre la rebeldía y la complicidad con lo abyecto, volviendo siempre a la figura de un profesor «coherente hasta lo inverosímil» que accionó los resortes de unos jóvenes que buscaban su propia naturaleza.
Libros en el petate: En primer lugar Sergio felicitarte por tu libro, he
quedado encantado con su lectura y es al concluir cuando me surge la necesidad
por preguntarte cómo definirías este libro como homenaje, deuda, reconocimiento
o qué te lleva realmente a escribir esta novela.
Sergio del Molino: Gracias ante todo por tus palabras.
Respondiéndote te diré que ninguna de esas cosas. Es algo mucho más complejo y
es una mirada, una mirada narrativa con lo cual no puede tener un sentido
univoco, tiene que ser el lector a partir de la narración el quien decida qué
es esto. He intentado ajustar mi mirada a Antonio, a mi adolescencia y a todo
lo que cuento en el libro.
Sergio del Molino: “Creo que la literatura sólo tiene
sentido en la dimensión comunicativa nada más”.
L.P: Hay una parte en este libro donde dices que comienzas a
escribir un libro en parte para olvidar el anterior, eso significa que para ti,
se ha convertido escribir en un círculo vicioso.
S.M: No, tal vez en una actividad enfermiza probablemente y
como no me produce problemas sociales me dejan seguir haciéndolo. No es un
círculo vicioso, es la manera de vivir en la que me he metido, algo rara y
extraña que he convertido en oficio lo que en un principio empiezo como una
manía. Siento la necesidad de escribir mucho y de mirar hacia adelante porque
yo no releo ni me recreo en mis libros, no los pienso demasiado.
Sergio del Molino “Creo en el avance civilizatorio”.
L.P: Un libro donde se habla de educación entre otras cosas,
de los jóvenes de antes y los de ahora, has buscado en algún momento la crítica
al modelo educativo.
S.M: No he hecho este libro como una tesis, lo que digo y la
forma en que lo digo surge así porque se da el caso. Hay reflexiones y
cuestiones que aparecen porque están en las cosas y en los personajes que a mí
me interesa abordar, pero no utilizo a Antonio ni a la adolescencia en esta
trama para colar una tesis sobre la educación Sencillamente aparece la
reflexión aunque me interesa hasta cierto punto, pero si me interesara mucho de
verdad habría escrito un ensayo. Lo que
aparece es el paisaje, un poco como un rumor de fondo. Si me preguntas sobre el
sistema educativo no tengo ningún problema en contestarte que más allá de los
recortes, del acoso, del desprestigio al profesor, de la falta de recursos, de
la confusión pedagógica que hay, más allá de todo eso creo que hay un problema
grave en la selección del profesorado. Gente como Antonio es muy rara de
encontrar y los que hay suelen ser castigados por un sistema educativo formado por aquellos que no tienen vocación docente
porque las oposiciones priman y son como una segunda vía para gente que no
consiguen trabajar en lo suyo y como plan B recurren a las oposiciones. Esto
hace que el sistema castigue a aquellos que si tienen vocación.
L.P: En este libro hay una mención especial al tema de la
muerte, hablas mucho de ella. No sé si te ha resultado fácil escribir sobre
ella.
S.M: Si no has leído más libros míos te invito a leer “La
hora violeta” y entenderás porque hablo de la muerte como hablo. Una vez que
has escrito sobre la muerte de tu hijo ya la muerte se convierte en un tema que
puedes tratar con cotidianidad y es una voluntad. Nos ponemos muy solemnes al
hablar de la muerte y usamos muchos eufemismos porque la muerte es como un semi
tabú y eso es habitual en el mundo actual pero en otros tiempos se ha convivido
con la muerte de forma natural. Yo creo que hay que hablar de ello con la misma
naturalidad con la que hablamos de otras cosas.
L.P: En este libro repites la misma fórmula narrativa a la hora de escribir, igual que hiciste “La
hora violeta”, se puede decir que este
libro es el que marca el camino de Sergio del Molino.
S.M: Claro, es un antes y un después de ese libro, es el que
me coloca en un lugar literario del que ya no puedo apearme. Ese libro me
acompaña constantemente porque se sigue editando, me siguen preguntado por él y
puede que se me apostille por el autor de La hora violeta.
L.P: La mirada de los peces ha sido una lectura que me ha
hecho detenerme en muchas ocasiones a reflexionar sobre lo que tratas en él y
una de ellas por ejemplo el de la muerte digna, si está bien o mal en un tiempo
en el que nos da por votar todo. Reflexionando este tema no crees que en la
vida real se trata muy por encima.
S.M: Lo que habría que llevar a consenso es la libertad de
la gente a decidir lo que quiera. Este es un tema muy incómodo para un país en
el que la iglesia católica ha tenido siempre mucho poder y donde los medios de
comunicación normalmente no sabe tratar ni por donde enfocarlo y han pasado de
puntillas. Por eso Antonio quería tratar su propia experiencia para dar un
golpe en la mesa. El creía mucho en la moral práctica y nada en los debates en
abstracto. Sobre la muerte no se habla
más porque es un tema muy jodido y si se debate muy abiertamente va a quedar
muy claro que no es tan espinoso como parece y en realmente hay interés en que
siga pareciendo espinoso.
L.P: En este libros vemos como hay saltos temporales a lo
largo de su narración y vemos a un Sergio del Molino en varias etapas de su
vida. Qué queda de aquel Sergio que conoció a Antonio en aquellos primeros
años.
S.M: Nada, la adolescencia nos vuelve extraños a no ser que
no la hayas superado y sigas en ella. En este libro el plano adolescente se
comporta como un personaje ajeno, como alguien con el cual tienes una relación
de distancia. No queda gran cosas y espero que no deba quedar gran cosa.
Sergio del Molino: “A mí es difícil decepcionarme porque yo
no tengo expectativas en la gente, yo no exijo nada de nadie salvo que sea como
es “.
L.P: En tu libro hay muchas referencias a la música.
S.M: Generalmente en todos mis libros hay una banda sonora
porque el paisaje sonoro es muy importante para la configuración emocional de
los propios personajes y en este caso como es un libro de la adolescencia, esta
es musical y el personaje expresa su rabia a través de la música y por eso
tiene que haber mucha referencia musical.
L.P: Notamos que cada vez hay más tendencia en los libros a
mezclar literatura y música.
S.M: Es un paisaje sonoro, está por todas partes y forma
parte de la educación sentimental de todos. Tal vez en las novelas de hace cien
años no tanto aunque en Proust hay mucha
música, la música está muy presente en la literatura pero como paisaje.
Sergio del Molino: “La mirada de los peces es un título que
redondea todo, es la imagen que condesa todos los sentidos de muchos de los
enigmas que se plantean a lo largo del libro y que tiene que ver con el
sentimiento de orfandad, con la relación que tenemos con los maestros que en
cierta forma son sucedáneos o complementos de padres, la trasmisión de los
hijos “.
L.P: Muchas gracias Sergio por tu tiempo y nuevamente reconocer que ha sido un verdadero placer leer tu libro.
S.M: Gracias a vosotros por vuestras palabras y vuestras preguntas.