JONIO GONZÁLEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1954; reside en Barcelona, España, desde 1982)
Salmo
¿cómo me salvaré mañana?
no el mañana de la noche cerrada
tampoco el de la carne restituida
sino el mañana en el que cruzaré
esta calle u otra
intentando averiguar las cosas
que suceden bajo el sol
¿cómo me salvaré si no creo?
¿cómo me salvaré si creo?
¿me redimirá la piedad de cuanto ignoro
de lo que está más allá de mi voluntad
de lo que deseo o no deseo?
¿cómo evitaré esforzarme
tras el viento?
al cruzar la calle cerrar los ojos
y confiar en que el mensajero
no encuentre nuestra puerta.
Inédito.
Tomado de su Fb.
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martes, 12 de junio de 2018
jueves, 21 de enero de 2016
No subes a respirar
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Tomada de barcelonareview.com |
(Buenos Aires. Argentina, 1954. Reside en Barcelona desde 1982)
COMO UN CRISTAL ES EL SECRETO
I
debajo del pan
la espera del destino
las maneras de la sed
haz memoria
¿cuál era el nombre?
¿en qué línea deslizó la tinta
el eco de la hierba que arde?
II
no subes a respirar
ni abres la puerta
apoyo
cansado
la cabeza
en el vientre del error
la ganancia
es arena
en la tormenta
III
sabes que una imagen
es la mera
obstinación
de su pasado
y como el proverbio
de un necio
la huella
de una piedra
en el agua
traficas con el oro
de los muertos
escupes la pena
de sus faltas.
***
Conocimiento
1
¿Cómo brutalizas
a un hombre?
¿Cómo le tiendes la mano
para que te la corte?
¿Cómo haces descender
la niebla
sobre la montaña
hasta cubrirla toda?
2
El agua del deshielo
arrastra hojas.
El hombre que ha perdido
la mano
se detiene para hundir
en ella
aquello que le falta.
No distingue lo distinto
de lo semejante,
la ausencia
de lo que se tiene.
Echa de menos
cuanto sujetaba
cuanto perdía
las formas de lo innecesario
de lo inevitable.
3
Ahora esperas un viento de tormenta
el artífice de la furia que desencadenaste
lo que hizo que perdieras
el volumen de los cuerpos
y las cosas
los cuerpos
y las cosas
el tiempo que es el tiempo
que se tarda en poseerlas.
De La invención de los venenos, Ediciones en Danza, 2015
jueves, 27 de marzo de 2014
El nido que se escarba
JONIO GONZÁLEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1954. Reside en Barcelona, España)
RETRATO DE ANNIE
mi rostro es la boca de mi nombre
así reverberaba aquel verso
en mi cráneo
antes de soltarme el pelo
desnudarme
apagar la luz
un viejo zapato muere
debajo de la cama
y las ancas de rana
en la nevera
han olvidado
estanques grises
veteados de azul
al atardecer
sonrío
en la calle no ha quedado
ni una huella de mis pasos
***
Rabino
si todo peso es ligero
con respecto a otro
y la moneda en la mesa
es un signo del hambre
si una vara de oro
mide igual
que una vara de sueño
¿por qué apoyar la frente
en la luz
a la hora doméstica
en que la verdad se revela?
sólo el hombre justo
sabe que no lo es
De Últimos poemas de Eunice Cohen (Plaza y Janés, Barcelona, 1999).
***
¿has visto el fuego
entre la nieve
los pájaros
en los ladridos
del humo?
venían
hacia nosotros
enviaban sicarios
éramos
el nido que se escarba
la ventana que se ciega
el paso perdido
más allá del cerro
las balas
olían a huerto
tras la lluvia
De Ganar el desierto (Ediciones en Danza, 2012).
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Tomada de barcelonareview.com |
(Buenos Aires, Argentina, 1954. Reside en Barcelona, España)
RETRATO DE ANNIE
mi rostro es la boca de mi nombre
así reverberaba aquel verso
en mi cráneo
antes de soltarme el pelo
desnudarme
apagar la luz
un viejo zapato muere
debajo de la cama
y las ancas de rana
en la nevera
han olvidado
estanques grises
veteados de azul
al atardecer
sonrío
en la calle no ha quedado
ni una huella de mis pasos
***
Rabino
si todo peso es ligero
con respecto a otro
y la moneda en la mesa
es un signo del hambre
si una vara de oro
mide igual
que una vara de sueño
¿por qué apoyar la frente
en la luz
a la hora doméstica
en que la verdad se revela?
sólo el hombre justo
sabe que no lo es
De Últimos poemas de Eunice Cohen (Plaza y Janés, Barcelona, 1999).
***
¿has visto el fuego
entre la nieve
los pájaros
en los ladridos
del humo?
venían
hacia nosotros
enviaban sicarios
éramos
el nido que se escarba
la ventana que se ciega
el paso perdido
más allá del cerro
las balas
olían a huerto
tras la lluvia
De Ganar el desierto (Ediciones en Danza, 2012).
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Tienes un lugar en la tierra yerma
Poemas del nuevo libro de JONIO GONZÁLEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1954. Reside en Barcelona)
si hay pan
come
si no lo hay
llama a dios
por el nombre de sus siervos
si te interrogan
si te condenan
mantente callado
no cierres los ojos
arráncale el corazón
al ídolo que espera
***
es roja la huella
del cuchillo
y rojo el ruido
de los huesos rotos:
rueda la cabeza
por causa de su lengua
y los perros se ceban
de grasa
entre el mosquerío:
ah, los trabajos de la muerte,
como la sombra de un ala
sobre el lecho
***
pasados los médanos
ni riqueza
ni sabiduría
***
sobrevives entre los pensamientos
que pueblan la casa
entre las briznas de la hierba
arrancada a conciencia
tienes un lugar en la tierra yerma
debajo de la escarcha
en la obcecación de los insectos
un puerto aguarda
pero la nave
ah la nave
***
la luz que atraviesa la vidriera
muere en la cara del que acude
en busca de los hechos
no hay camino a esa hora
que no conduzca al desierto
**
De Ganar el desierto, Ediciones en Danza, 2012
(Buenos Aires, Argentina, 1954. Reside en Barcelona)
si hay pan
come
si no lo hay
llama a dios
por el nombre de sus siervos
si te interrogan
si te condenan
mantente callado
no cierres los ojos
arráncale el corazón
al ídolo que espera
***
es roja la huella
del cuchillo
y rojo el ruido
de los huesos rotos:
rueda la cabeza
por causa de su lengua
y los perros se ceban
de grasa
entre el mosquerío:
ah, los trabajos de la muerte,
como la sombra de un ala
sobre el lecho
***
pasados los médanos
ni riqueza
ni sabiduría
***
sobrevives entre los pensamientos
que pueblan la casa
entre las briznas de la hierba
arrancada a conciencia
tienes un lugar en la tierra yerma
debajo de la escarcha
en la obcecación de los insectos
un puerto aguarda
pero la nave
ah la nave
***
la luz que atraviesa la vidriera
muere en la cara del que acude
en busca de los hechos
no hay camino a esa hora
que no conduzca al desierto
**
De Ganar el desierto, Ediciones en Danza, 2012
domingo, 31 de enero de 2010
Una palabra es una palabra

JONIO GONZÁLEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1954;
reside en Barcelona, España, desde 1982)
15, Avenue Junot,
de Tristán Tzara a Adolf Loos
yo descubrí que mi casa se hallaba
ubicada precisamente en una parte así
del universo, retirada y siempre nueva y sin mácula.
Henry David Thoreau
querido amigo:
este palacio
es un árbol para mí
en cada rincón aún perdura
el esfuerzo de un hombre
tengo a bien gozarlo
como una presa fugaz
un artefacto de mi organismo
cuando abandone
la clandestinidad de mi negocio
prometo visitarlo
con los ojos inesperados
de la tierra
De Muro de máscaras
***
Perro negro
el hacha de los actos
semeja el pensamiento
una palabra es una palabra
yo disipaba tu realidad
te esperaba cada tarde
eufórica
doméstica
una palabra es una palabra
y la cuerda que te até al cuello
fue la cuerda que me até al cuello
un señuelo
una palabra es una palabra
no deja deuda sin cobrar
de Últimos poemas de Eunice Cohen
***
a cielo abierto se hundían los barcos
en el limo verde y espeso los veíamos desaparecer
-el agua hervía en torno a ellos-
y creíamos que sus viajes los habían justificado:
jamás nos preguntamos si semejante pensamiento
respondía a alguna clase de ignorancia.
el encuentro de los náufragos
suele ser silencioso
explican su participación en la tragedia
con frases intercambiables
pasado el tiempo pretenden olvidar
o no pueden olvidar
o no se permiten olvidar
viven sedientos del agua
que les llega al cuello.
¿con los ojos de quién me miro
cuando me miro en el espejo
quién lee las palabras que leo
me roza al pasar
toma mi muñeca por un fugaz instante
y se pierde
en el recuerdo del deseo?
cuando llaman a otro
es a mí a quien llaman.
mientras esperábamos que el enemigo temblase
él iba haciendo el recuento de nuestros rostros
sin separar un día de otro
un acto de otro
una mirada
todos éramos uno
al fin.
De El puente
***
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char