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jueves, 3 de diciembre de 2009
yo fui un invierno
Dos de WALTER CASSARA
(Buenos Aires, Argentina, 1971)
VI DESPLOMARSE una estrella
y cinco minutos después el cielo
abierto en que Natacha se lavaba el pelo
con el agua milenaria que juntó en un bol.
Igual de triste, el peso molecular
de cada palabra rumiada entre dientes.
No se calma esta fiebre apretando
una aguja de pino contra el viento del malestrom.
***
ATERIDAS y rasposas márgenes del Neva
donde yo fui un invierno Alexandr
Blok petrificado en la nervadura de una hoja.
Dachas boyando entre otras cosas más o menos
nobles e inútiles, tenias que cantan al terror
de no sé qué cíngaras venidas de Marte.
Todo sustraído de golpe, puesto más allá, caído
en el cepo acmeista ; todo tan intangible, dudoso
problemático, tan ego o eco-futurista.
Todo tan que se apaga y no, tras la cortina blanca
de aquella música que ahora hace glú-glú en el barro.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char