Allen Ginsberg
(EE.UU., 1926-1997)
AMÉRICA
América te lo he dado todo y ahora no soy nada.
América dos dólares y veintisiete centavos 17 de febrero de
1956.
No resisto mis propios pensamientos.
¿América cuándo pondremos fin a la guerra humana?
Andá y hacete mierda vos misma metete tu bomba atómica en el orto.
No me siento bien no me molestes.
No escribiré mi poema hasta que mi mente no se serene.
¿América cuándo serás angélica?
¿Cuándo te quitarás la ropa?
¿Cuándo te observarás a ti misma a través de la tumba?
¿Cuándo merecerás a tu millón de Trotskistas?
¿América por qué tus bibliotecas están inundadas de lágrimas?
¿América cuándo enviarás tus huevos a la India?
Me enferma la locura de tus demandas.
¿Cuándo podré entrar a un supermercado y obtener aquello que
necesito a cambio de mi belleza personal ?
América después de todo somos vos y yo los perfectos y no el
próximo mundo.
Tu maquinaria es demasiado para mí.
Has desarrollado en mí el deseo de santidad.
Debe de existir alguna otra manera de solucionar esta discusión.
Burroughs está en Tánger no creo que regrese
esto es siniestro.
¿Deseás ser siniestra o ésta es sólo una de las formas de tu humor?
Trato de llegar al punto.
Me niego a olvidar mis obsesiones.
América no me presiones sé lo que hago.
América los pimpollos del ciruelo están cayendo.
Hace meses que no leo los diarios, todos los días alguien es sometido
a juicio por asesinato.
América los obreros industriales me transforman en un sentimental.
América en mi niñez fui comunista y no me arrepiento.
Fumo marihuana cada vez que tengo la oportunidad.
Me siento en mi casa durante días interminables y observo las rosas
en el ropero.
Cuando visito el Barrio Chino me emborracho y nunca tengo
relaciones sexuales.
Mi mente está decidida habrá problemas.
Deberías haberme visto leyendo a Marx.
Mi analista dice que tengo toda la razón.
No diré las Oraciones del Señor.
Tengo visiones místicas y vibraciones cósmicas.
América todavía no te he dicho lo que le hiciste al tío Max después de
que él llegó de Rusia.
Escuchame te estoy hablando.
¿Vas a dejar que tu vida emocional sea dirigida por la revista Time?
Estoy obsesionado por la revista Time.
La leo todas las semanas.
Sus tapas me miran de reojo cada vez que paso por el quiosco de la
[esquina.
La leo en el sótano de la Biblioteca Pública de Berkeley.
Siempre me está hablando de responsabilidades.
Los hombres de negocios son personas serias.
Los productores cinematográficos son serios.
Todos son serios —excepto yo.
Se me ocurre que yo soy América.
Hablo conmigo mismo nuevamente.
Asia se rebela contra mí.
No poseo las oportunidades de un chino.
Será mejor que considere mis recursos nacionales.
Mis recursos nacionales consisten en dos porros de marihuana
millones de genitales una impublicable literatura privada que
circula a 1400 millas por hora y veinticinco mil instituciones
mentales.
No digo nada acerca de mis prisiones ni de los millones de seres sin
privilegios que viven en mis macetas bajo la luz de quinientos
[soles.
He abolido los prostíbulos de Francia, ahora le tocará el turno a
[Tánger.
Mi ambición es ser Presidente a pesar de que soy Católico.
¿América cómo puedo escribir santas letanías inspirándome en la
estupidez de tu estado de ánimo?
Proseguiré como Henry Ford mis estrofas son tan individuales como
sus automóviles es más son todas de distinto sexo.
América venderé estrofas a $ 2.500 cada una $500 al contado por tu
[estrofa de segunda mano.
América liberá a Tom Mooney
América salvá a los Republicanos Españoles
América Sacco y Vanzetti no deben morir
América yo soy los muchachos de Scottsboro.
América cuando tenía siete años mi mamá me llevaba a
las reuniones de una célula comunista ellos nos vendían
garbanzos un puñado por cada bono y cada bono costaba una
moneda y los discursos eran gratuitos todos eran angélicos y
sentimentales respecto de los obreros todo era tan sincero que
no tenés una idea de lo bueno que era el partido en 1835
Scott Nearing era un gran anciano verdadero sabio la señora.
Bloor me hizo llorar una vez vi la sencillez de Israel Amter.
Todos deben de haber sido espías.
América en realidad no querés ir a la guerra.
América son ellos los malos, los rusos.
Ellos los rusos —los rusos y los chinos y ellos los rusos.
La Rusia nos quiere comer vivos. El poder de la Rusia está loco.
Ella desea quitarnos los automóviles de nuestros garajes.
Sus deseos atrapar Chicago. Sus necesidades una Selecciones del
Readers' Digest ROJA. Sus deseos nuestras plantas
automotrices en Siberia. La gran burocracia administrando
nuestras estaciones de servicio.
Eso no bueno. Ugh. Ella hacer Indios aprender leer. Ella necesitar
grandes oscuros negros. Hah. Ella hacer nosotros trabajar
dieciséis horas al día. Auxilio.
América esto es bastante preocupante.
América ésta es la impresión que obtengo luego de mirar
televisión.
¿ América tengo razón?
Es mejor que me dedique al trabajo.
Es verdad, no deseo ingresar en el ejército ni ser tornero en una
fábrica de instrumentos de precisión, de todos modos soy corto de
vista y psicopático.
América voy a poner el hombro, mi hombro marica a la rueda.
Versión de Esteban Moore H.
Cortesía de Matías Rivas
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jueves, 10 de noviembre de 2016
miércoles, 17 de agosto de 2016
¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos!
Allen Ginsberg
(Newark, New Jersey, EE.UU., 1926-Nueva York, id., 1997)
AULLIDO
Traducción de Rodrigo Olavarría
Para Carl Salomón
II
El monstruo de la conciencia mental que aturde y atrapa al cordero
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo! ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!
**
*Moloch o Moloch Baal fue un dios de origen canaanita que fue adorado por los fenicios, cartagineses y sirios. Era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simboliza el alma. Se le identifica con Cronos y Saturno.
Como resultado de una catástrofe ocurrida en el despertar de los tiempos, el espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia. De acuerdo con las creencias fenicias y una vertiente del gnosticismo, el hombre era la encarnación de esa misma tragedia, y para redimirse de ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch, incluyendo el sacrificio de bebés y jovenes.Los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños (véase rito molk), especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia.
En los templos en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca, y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios.
Fuente: wikipedia
De Aullido (Aullido y otros poemas): Allen Ginsberg. Anagrama Panorama de narrativas. Traducción de Rodrigo Olavarría. Editorial Anagrama. Tercera edición: octubre 2011. Barcelona - España.
(Newark, New Jersey, EE.UU., 1926-Nueva York, id., 1997)
AULLIDO
Traducción de Rodrigo Olavarría
Para Carl Salomón
II
El monstruo de la conciencia mental que aturde y atrapa al cordero
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo! ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!
**
*Moloch o Moloch Baal fue un dios de origen canaanita que fue adorado por los fenicios, cartagineses y sirios. Era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simboliza el alma. Se le identifica con Cronos y Saturno.
Como resultado de una catástrofe ocurrida en el despertar de los tiempos, el espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia. De acuerdo con las creencias fenicias y una vertiente del gnosticismo, el hombre era la encarnación de esa misma tragedia, y para redimirse de ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch, incluyendo el sacrificio de bebés y jovenes.Los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños (véase rito molk), especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia.
En los templos en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba hueca, y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios.
Fuente: wikipedia
De Aullido (Aullido y otros poemas): Allen Ginsberg. Anagrama Panorama de narrativas. Traducción de Rodrigo Olavarría. Editorial Anagrama. Tercera edición: octubre 2011. Barcelona - España.
sábado, 16 de julio de 2016
Como el pensamiento se da
Allen Ginsberg
(Newark, New Jersey, EE.UU., 1926-Nueva York, id., 1997)
CANCIÓN
El peso del mundo
es el amor.
Debajo de la carga
de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que llevamos
es el amor.
¿Quién lo puede negar?
En sueños
toca
el cuerpo,
en los pensamientos
construye
un milagro,
en la imaginación
se angustia
hasta nacer
humano-
mira desde el corazón
ardiendo de pureza-
porque el peso del mundo
es el amor,
pero llevamos la carga
con agotamiento,
y así es que debemos descansar
en los brazos del amor
al fin,
debemos descansar en los brazos
del amor.
No hay descanso
sin amor,
no hay sueño
sin sueños
de amor-
estés loco o tiritando
obsesionado con ángeles
o máquinas,
el último deseo
es amor
-no puede ser amargo,
no puede negarse,
no lo podemos retener
si se niega:
su carga es demasiado pesada
-debe dar
sin recibir
como el pensamiento
se da
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso.
Los cuerpos cálidos
brillan juntos
en la oscuridad,
la mano se mueve
al centro
de la carne,
la piel tiembla
de felicidad
y el alma viene
alegre al ojo-
sí, sí,
eso es
lo que quería,
lo que siempre quise,
lo que siempre quise,
regresar
al cuerpo
en donde nací.
San José, 1954
Versión de Tom Maver
**
SONG
The weight of the world
is love.
Under the burden
of solitude,
under the burden
of dissatisfaction
the weight,
the weight we carry
is love.
Who can deny?
In dreams
it touches
the body,
in thought
constructs
a miracle,
in imagination
anguishes
till born
in human—
looks out of the heart
burning with purity--
for the burden of life
is love,
but we carry the weight
wearily,
and so must rest
in the arms of love
at last,
must rest in the arms
of love.
No rest
without love,
no sleep
without dreams
of love--
be mad or chill
obsessed with angels
or machines,
the final wish
is love
--cannot be bitter,
cannot deny,
cannot withhold
if denied:
the weight is too heavy
--must give
for no return
as thought
is given
in solitude
in all the excellence
of its excess.
The warm bodies
shine together
in the darkness,
the hand moves
to the center
of the flesh,
the skin trembles
in happiness
and the soul comes
joyful to the eye--
yes, yes,
that's what
I wanted,
I always wanted,
I always wanted,
to return
to the body
where I was born.
San Jose, 1954
de Selected poems 1947-1995, Harper Perennial, New York, 1996.
(Newark, New Jersey, EE.UU., 1926-Nueva York, id., 1997)
CANCIÓN
El peso del mundo
es el amor.
Debajo de la carga
de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que llevamos
es el amor.
¿Quién lo puede negar?
En sueños
toca
el cuerpo,
en los pensamientos
construye
un milagro,
en la imaginación
se angustia
hasta nacer
humano-
mira desde el corazón
ardiendo de pureza-
porque el peso del mundo
es el amor,
pero llevamos la carga
con agotamiento,
y así es que debemos descansar
en los brazos del amor
al fin,
debemos descansar en los brazos
del amor.
No hay descanso
sin amor,
no hay sueño
sin sueños
de amor-
estés loco o tiritando
obsesionado con ángeles
o máquinas,
el último deseo
es amor
-no puede ser amargo,
no puede negarse,
no lo podemos retener
si se niega:
su carga es demasiado pesada
-debe dar
sin recibir
como el pensamiento
se da
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso.
Los cuerpos cálidos
brillan juntos
en la oscuridad,
la mano se mueve
al centro
de la carne,
la piel tiembla
de felicidad
y el alma viene
alegre al ojo-
sí, sí,
eso es
lo que quería,
lo que siempre quise,
lo que siempre quise,
regresar
al cuerpo
en donde nací.
San José, 1954
Versión de Tom Maver
**
SONG
The weight of the world
is love.
Under the burden
of solitude,
under the burden
of dissatisfaction
the weight,
the weight we carry
is love.
Who can deny?
In dreams
it touches
the body,
in thought
constructs
a miracle,
in imagination
anguishes
till born
in human—
looks out of the heart
burning with purity--
for the burden of life
is love,
but we carry the weight
wearily,
and so must rest
in the arms of love
at last,
must rest in the arms
of love.
No rest
without love,
no sleep
without dreams
of love--
be mad or chill
obsessed with angels
or machines,
the final wish
is love
--cannot be bitter,
cannot deny,
cannot withhold
if denied:
the weight is too heavy
--must give
for no return
as thought
is given
in solitude
in all the excellence
of its excess.
The warm bodies
shine together
in the darkness,
the hand moves
to the center
of the flesh,
the skin trembles
in happiness
and the soul comes
joyful to the eye--
yes, yes,
that's what
I wanted,
I always wanted,
I always wanted,
to return
to the body
where I was born.
San Jose, 1954
de Selected poems 1947-1995, Harper Perennial, New York, 1996.
lunes, 13 de abril de 2015
Qué cosa impía y machacada eras, mi Girasol
ALLEN GINSBERG
(Estados Unidos, 1926-1997)
Prólogo
Cuando él era más joven y yo era más joven, conocí a Allen Ginsberg, joven poeta que vivía en Paterson, New Jersey, donde él —hijo de un conocido poeta— había nacido y crecido. Era de constitución frágil y estaba muy afectado por la forma en que la vida se había mostrado ante él en Nueva York, en los años que siguieron a la primera guerra mundial. Estaba siempre a punto de irse a alguna parte, no parecía importar dónde; me preocupaba, nunca pensé que fuera a vivir para crecer y escribir un libro de poemas. Su habilidad para sobrevivir, viajar y continuar escribiendo me deja atónito. El que haya seguido desarrollando y perfeccionando su arte no me resulta menos asombroso. Ahora, quince o veinte años después, aparece con un poema impresionante. Según toda evidencia, ha estado, literalmente, en el infierno. Por el camino se encontró con un hombre llamado Carl Solomon, con el que compartió, entre los dientes y los excrementos de su vida, algo que no puede describirse más que con las palabras con las que él lo ha hecho. Es un alarido de derrota. Y no es en absoluto una derrota, ya que ha pasado por la derrota como si fuera una experiencia corriente, una experiencia trivial. Todo el mundo en esta vida es derrotado alguna vez, pero un hombre, si es un hombre, no es derrotado. Es el poeta, Allen Ginsberg, el que ha pasado con su propio cuerpo a través de las horribles experiencias que describen la vida en estas páginas. Lo más asombroso de la cuestión no es el que haya (8) sobrevivido, sino el que en las mismísimas profundidades haya encontrado un compañero al que poder amar, amor que canta en estos poemas sin apartar la vista. Podéis decir lo que queráis, pero nos demuestra que a pesar de las experiencias más degradantes que la vida puede ofrecer a un hombre, el espíritu del amor sobrevive para ennoblecer nuestras vidas, si tenemos la inteligencia, y el valor, y la fe, ¡y el arte! de perseverar. Es la fe en el arte de la poesía la que ha ido de la mano de este hombre hasta su Gólgota desde aquel osario en todo punto semejante al de los judíos en la última guerra. Pero esto transcurre en nuestro propio país, una de nuestras más queridas guaridas. Estamos ciegos y vivimos nuestras ciegas vidas en total oscuridad. Los poetas están malditos, pero no están ciegos; ven con los ojos de los ángeles. Este poeta ve con toda lucidez los horrores, en los que participa en los detalles más íntimos de su poema. No elude nada sino que lo apura hasta las heces. Lo contiene. Lo reclama como suyo y, creemos, se ríe de ello y tiene el tiempo y la audacia de amar a un compañero de su elección y de dejar constancia de este amor en un buen poema. Remangaros las faldas, Señoras mías, vamos a atravesar el infierno.
WILLIAM CARLOS WILLIAMS
***
Sutra del girasol
Caminé por las orillas del muelle de latas y bananas y me senté bajo
la inmensa sombra de una locomotora de la Southern
Pacific para observar el ocaso sobre las colinas de casas
como cajas de zapatos y llorar.
Jack Kerouac estaba sentado junto a mí sobre un poste de hierro,
roto y herrumbroso, compañero, pensábamos los mismos
pensamientos del alma, desolados y sombríos y con la
mirada triste, rodeados por las nudosas raíces de acero de
árboles de maquinaria.
La aceitosa agua del río reflejaba el cielo enrojecido, el sol se hundió
sobre los picos finales de Frisco, no hay peces en ese
arroyo, no hay ermitaño en esos montes, tan sólo nosotros
mismos con ojos legañosos y resaca como viejos vagabundos
en la ribera del río, cansados y taimados.
Fíjate en el Girasol, dijo él, había una sombra gris y muerta
recortándose contra el cielo, grande como un hombre,
erguida seca en lo alto de una montaña de viejísimo
serrín —
— Subí encantado atropelladamente —era mi primer girasol, recuerdos
de Blake— mis visiones — Harlem
e Infiernos de los ríos del Este, puentes campaneantes Grasientos
Sándwiches de Joe, difuntos coches de niño, ruedas negras
y sin dibujo olvidadas y sin recauchutar, el poema de la
ribera, condones & cacerolas, cuchillos de acero, nada
inoxidable, sólo el hediondo cieno y los artefactos afilados
como cuchillas en tránsito hacia el pasado —
y el Girasol gris apostado contra el ocaso, resquebrajable desolado y
polvoriento con el tizne y la contaminación y el humo de
antiguas locomotoras en su ojo —
corola de indistintas púas dobladas y rotas como una corona
machacada, las semillas caídas de su faz, boca que
prontamente estará desdentada de soleado aire, rayos de
sol obliterados sobre su peluda cabeza como una reseca
tela de araña de alambre,
hojas extendidas como brazos saliendo del tallo, gesticulaciones de la
raíz de serrín, trozos rotos de yeso caídos de las negras
ramitas, una mosca muerta en su oreja,
Qué cosa impía y machacada eras, mi Girasol. ¡Oh mi alma, te amé
entonces!
La mugre no era mugre de hombre alguno sino muerte y humanas
locomotoras,
todo aquel traje de polvo, aquel velo de oscurecida piel de vía férrea,
aquella polución de la mejilla, aquel párpado de negra
miseria, aquella enhollinada mano o falo o protuberancia
de algo artificial peor que la mugre —industrial— moderno—
toda aquella civilización moteando tu delirante
áurea corona —
y aquellos desolados pensamientos de muerte y polvorientos ojos sin
amor y extremos y raíces resecas debajo, en el amontonamiento-
hogar de arena y serrín, billetes de a dólar de
goma, pellejas de maquinaria, las tripas y entrañas del
sollozante y doliente automóvil, las vacías y solitarias latas
con sus oxidadas lenguas ¡ay!, qué más podría yo citar, las
ahumadas cenizas de algún cigarro pene, los coños de las
carretillas y los lechosos pechos de los automóviles, culos
desgastados de sillas & esfínteres de dinamos —todos
éstos enredados entre tus momificadas raíces — ¡y tú ahí
erguido ante mí en la puesta del sol, toda tu gloria en tu
forma!
¡Una perfecta muestra de belleza de girasol! ¡una perfecta excelente
adorable existencia de girasol! ¡un dulce ojo natural para
la nueva luna enrollada despertó vivo y excitado aferrando
en las sombras del ocaso la mensual brisa dorada del
amanecer!
¿Cuántas moscas zumbaron a tu alrededor inocentes de tu mugre,
mientras maldecías a los cielos del ferrocarril y de tu alma
de flor?
¿Pobre flor muerta? ¿cuándo olvidaste que eras una flor? ¿cuándo
miraste tu piel y decidiste que eras una sucia y vieja
locomotora impotente? ¿el fantasma de una locomotora?
¿el espectro y la sombra de una otrora poderosa y demente
locomotora americana?
Jamás fuiste una locomotora, Girasol, ¡fuiste un girasol!
Y tú locomotora, tú eres una locomotora, ¡no olvides lo que te digo!
De modo que arranqué el girasol delgado como un esqueleto y lo
sujeté a mi costado como un cetro,
y entono mi sermón frente a mi alma, y también frente a la de Jack,
y de la de quienquiera que desee oírlo,
— No somos nuestra piel mugrienta, no somos nuestra desolada
terrible polvorienta locomotora sin imagen, todos somos
hermosísimos girasoles dorados en nuestro interior, estamos
benditos por nuestra propia semilla & nuestros
dorados y peludos desnudos cuerpos de logro que crecen
para transformarnos en dementes girasoles formales en el
ocaso, espiados por nuestros ojos bajo la sombra de la
loca locomotora ocaso de ribera en Frisco visión colínica
de latas al anochecer sentados.
Berkeley, 1955
***
Sunflower Sutra
I Walked on the banks of the tincan banana dock and sat
down under the huge shade of a Southern Pacific
locomotive to look at the sunset over the box
house hills and cry.
Jack Kerouac sat beside me on a busted rusty iron pole,
companion, we thought the same thoughts of the
soul, bleak and blue and sad-eyed, surrounded
by the gnarled steel roots of trees of machinery.
The oily water on the river mirrored the red sky, sun sank
on top of final Frisco peaks, no fish in that
stream, no hermit in those mounts, just ourselves
rheumy-eyed and hungover like old bums on the
riverbank, tired and wily.
Look at the Sunflower, he said, there was a dead gray
shadow against the sky, big as a man, sitting dry
on top of a pile of ancient sawdust —
— I rushed up enchanted — it was my first sunflower,
memories of Blake — my visions — Harlem
and Hells of the Eastern rivers, bridges clanking Joes
Gresy Sandwiches, dead baby carriages, black
treadless tires forgotten and unretreaded, the
poem of the riverbank, condoms & pots, steel
knives, nothing stainless, only the dank muck
and the razor sharp artifacts passing into the
past —
and the gray Sunflower poised against the sunset, crackly
bleak and dusty with the smut and smog and
smoke of olden locomotives in its eye —
corolla of bleary spikes pushed down and broken like a
battered crown, seeds fallen out of its face,
soon-to-be-toothless mouth of sunny air, sunrays
obliterated on its hairy head like a dried wire
spiderweb,
leaves stuck out like arms out of the stem, gestures from the
sawdust root, broke pieces of plaster fallen out
of the black twigs, a dead fly in its ear,
Unholy battered old thing you were, my sunflower O my
soul, I loved you then!
The grime was no man’s grime but death and human
locomotives,
all that dress of dust, that veil of darkened railroad skin,
that smog of cheek, that eyelid of black mis'ry,
that sooty hand or phallus or protuberance of
artificial worse-than-dirt—industrial—modern
—all that civilization spotting your crazy
golden crown —
and those blear thoughts of death and dusty loveless eyes
and ends and withered roots below, in the homepile
of sand and sawdust, rubber dollar bills,
skin of machinery, the guts and innards of the
weeping coughing car, the empty lonely tincans
with their rusty tongues alack, what more could
I name, the smoked ashes of some cock cigar,
the cunts of wheelbarrows and the milky breasts
of cars, wornout asses out of chairs & sphincters
o f dynamos — all these
entangled in your mummied roots — and you there
standing before me in the sunset, all your
glory in your form!
A perfect beauty of a sunflower! a perfect excellent lovely
sunflower existence! a sweet natural eye to the
new hip moon, woke up alive and excited
grasping in the sunset shadow sunrise golden
monthly breeze!
How many flies buzzed round you innocent of your
grime, while you cursed the heavens of the
railroad and your flower soul?
Poor dead flower? when did you forget you were a flower?
when did you look at your skin and decide you
were an impotent dirty old locomotive? the
ghost of a locomotive? the specter and shade of
a once powerful mad American locomotive?
You were never no locomotive, Sunflower, you were a
sunflower!
And you Locomotive, you are a locomotive, forget me not!
So I grabbed up the skeleton thick sunflower and stuck it
at my side like a scepter,
and deliver my sermon to my soul, and Jack’s soul too,
and anyone who’ll listen,
— We’re not our skin of grime, we’re not our dread bleak
dusty imageless locomotive, we’re all beautiful
golden sunflowers inside, we’re blessed by our
own seed & golden hairy naked accomplishmentbodies
growing into mad black formal sunflowers
in the sunset, spied on by our eyes under
the shadow of the mad locomotive riverbank
sunset Frisco hilly tincan evening sitdown vision.
Berkeley 1955
***
En Aullido y otros poemas
Traducción: Katy Gallegos
Cortesía de Paseante libros y Sandra Isabel Ragusa.
(Estados Unidos, 1926-1997)
Prólogo
Cuando él era más joven y yo era más joven, conocí a Allen Ginsberg, joven poeta que vivía en Paterson, New Jersey, donde él —hijo de un conocido poeta— había nacido y crecido. Era de constitución frágil y estaba muy afectado por la forma en que la vida se había mostrado ante él en Nueva York, en los años que siguieron a la primera guerra mundial. Estaba siempre a punto de irse a alguna parte, no parecía importar dónde; me preocupaba, nunca pensé que fuera a vivir para crecer y escribir un libro de poemas. Su habilidad para sobrevivir, viajar y continuar escribiendo me deja atónito. El que haya seguido desarrollando y perfeccionando su arte no me resulta menos asombroso. Ahora, quince o veinte años después, aparece con un poema impresionante. Según toda evidencia, ha estado, literalmente, en el infierno. Por el camino se encontró con un hombre llamado Carl Solomon, con el que compartió, entre los dientes y los excrementos de su vida, algo que no puede describirse más que con las palabras con las que él lo ha hecho. Es un alarido de derrota. Y no es en absoluto una derrota, ya que ha pasado por la derrota como si fuera una experiencia corriente, una experiencia trivial. Todo el mundo en esta vida es derrotado alguna vez, pero un hombre, si es un hombre, no es derrotado. Es el poeta, Allen Ginsberg, el que ha pasado con su propio cuerpo a través de las horribles experiencias que describen la vida en estas páginas. Lo más asombroso de la cuestión no es el que haya (8) sobrevivido, sino el que en las mismísimas profundidades haya encontrado un compañero al que poder amar, amor que canta en estos poemas sin apartar la vista. Podéis decir lo que queráis, pero nos demuestra que a pesar de las experiencias más degradantes que la vida puede ofrecer a un hombre, el espíritu del amor sobrevive para ennoblecer nuestras vidas, si tenemos la inteligencia, y el valor, y la fe, ¡y el arte! de perseverar. Es la fe en el arte de la poesía la que ha ido de la mano de este hombre hasta su Gólgota desde aquel osario en todo punto semejante al de los judíos en la última guerra. Pero esto transcurre en nuestro propio país, una de nuestras más queridas guaridas. Estamos ciegos y vivimos nuestras ciegas vidas en total oscuridad. Los poetas están malditos, pero no están ciegos; ven con los ojos de los ángeles. Este poeta ve con toda lucidez los horrores, en los que participa en los detalles más íntimos de su poema. No elude nada sino que lo apura hasta las heces. Lo contiene. Lo reclama como suyo y, creemos, se ríe de ello y tiene el tiempo y la audacia de amar a un compañero de su elección y de dejar constancia de este amor en un buen poema. Remangaros las faldas, Señoras mías, vamos a atravesar el infierno.
WILLIAM CARLOS WILLIAMS
***
Sutra del girasol
Caminé por las orillas del muelle de latas y bananas y me senté bajo
la inmensa sombra de una locomotora de la Southern
Pacific para observar el ocaso sobre las colinas de casas
como cajas de zapatos y llorar.
Jack Kerouac estaba sentado junto a mí sobre un poste de hierro,
roto y herrumbroso, compañero, pensábamos los mismos
pensamientos del alma, desolados y sombríos y con la
mirada triste, rodeados por las nudosas raíces de acero de
árboles de maquinaria.
La aceitosa agua del río reflejaba el cielo enrojecido, el sol se hundió
sobre los picos finales de Frisco, no hay peces en ese
arroyo, no hay ermitaño en esos montes, tan sólo nosotros
mismos con ojos legañosos y resaca como viejos vagabundos
en la ribera del río, cansados y taimados.
Fíjate en el Girasol, dijo él, había una sombra gris y muerta
recortándose contra el cielo, grande como un hombre,
erguida seca en lo alto de una montaña de viejísimo
serrín —
— Subí encantado atropelladamente —era mi primer girasol, recuerdos
de Blake— mis visiones — Harlem
e Infiernos de los ríos del Este, puentes campaneantes Grasientos
Sándwiches de Joe, difuntos coches de niño, ruedas negras
y sin dibujo olvidadas y sin recauchutar, el poema de la
ribera, condones & cacerolas, cuchillos de acero, nada
inoxidable, sólo el hediondo cieno y los artefactos afilados
como cuchillas en tránsito hacia el pasado —
y el Girasol gris apostado contra el ocaso, resquebrajable desolado y
polvoriento con el tizne y la contaminación y el humo de
antiguas locomotoras en su ojo —
corola de indistintas púas dobladas y rotas como una corona
machacada, las semillas caídas de su faz, boca que
prontamente estará desdentada de soleado aire, rayos de
sol obliterados sobre su peluda cabeza como una reseca
tela de araña de alambre,
hojas extendidas como brazos saliendo del tallo, gesticulaciones de la
raíz de serrín, trozos rotos de yeso caídos de las negras
ramitas, una mosca muerta en su oreja,
Qué cosa impía y machacada eras, mi Girasol. ¡Oh mi alma, te amé
entonces!
La mugre no era mugre de hombre alguno sino muerte y humanas
locomotoras,
todo aquel traje de polvo, aquel velo de oscurecida piel de vía férrea,
aquella polución de la mejilla, aquel párpado de negra
miseria, aquella enhollinada mano o falo o protuberancia
de algo artificial peor que la mugre —industrial— moderno—
toda aquella civilización moteando tu delirante
áurea corona —
y aquellos desolados pensamientos de muerte y polvorientos ojos sin
amor y extremos y raíces resecas debajo, en el amontonamiento-
hogar de arena y serrín, billetes de a dólar de
goma, pellejas de maquinaria, las tripas y entrañas del
sollozante y doliente automóvil, las vacías y solitarias latas
con sus oxidadas lenguas ¡ay!, qué más podría yo citar, las
ahumadas cenizas de algún cigarro pene, los coños de las
carretillas y los lechosos pechos de los automóviles, culos
desgastados de sillas & esfínteres de dinamos —todos
éstos enredados entre tus momificadas raíces — ¡y tú ahí
erguido ante mí en la puesta del sol, toda tu gloria en tu
forma!
¡Una perfecta muestra de belleza de girasol! ¡una perfecta excelente
adorable existencia de girasol! ¡un dulce ojo natural para
la nueva luna enrollada despertó vivo y excitado aferrando
en las sombras del ocaso la mensual brisa dorada del
amanecer!
¿Cuántas moscas zumbaron a tu alrededor inocentes de tu mugre,
mientras maldecías a los cielos del ferrocarril y de tu alma
de flor?
¿Pobre flor muerta? ¿cuándo olvidaste que eras una flor? ¿cuándo
miraste tu piel y decidiste que eras una sucia y vieja
locomotora impotente? ¿el fantasma de una locomotora?
¿el espectro y la sombra de una otrora poderosa y demente
locomotora americana?
Jamás fuiste una locomotora, Girasol, ¡fuiste un girasol!
Y tú locomotora, tú eres una locomotora, ¡no olvides lo que te digo!
De modo que arranqué el girasol delgado como un esqueleto y lo
sujeté a mi costado como un cetro,
y entono mi sermón frente a mi alma, y también frente a la de Jack,
y de la de quienquiera que desee oírlo,
— No somos nuestra piel mugrienta, no somos nuestra desolada
terrible polvorienta locomotora sin imagen, todos somos
hermosísimos girasoles dorados en nuestro interior, estamos
benditos por nuestra propia semilla & nuestros
dorados y peludos desnudos cuerpos de logro que crecen
para transformarnos en dementes girasoles formales en el
ocaso, espiados por nuestros ojos bajo la sombra de la
loca locomotora ocaso de ribera en Frisco visión colínica
de latas al anochecer sentados.
Berkeley, 1955
***
Sunflower Sutra
I Walked on the banks of the tincan banana dock and sat
down under the huge shade of a Southern Pacific
locomotive to look at the sunset over the box
house hills and cry.
Jack Kerouac sat beside me on a busted rusty iron pole,
companion, we thought the same thoughts of the
soul, bleak and blue and sad-eyed, surrounded
by the gnarled steel roots of trees of machinery.
The oily water on the river mirrored the red sky, sun sank
on top of final Frisco peaks, no fish in that
stream, no hermit in those mounts, just ourselves
rheumy-eyed and hungover like old bums on the
riverbank, tired and wily.
Look at the Sunflower, he said, there was a dead gray
shadow against the sky, big as a man, sitting dry
on top of a pile of ancient sawdust —
— I rushed up enchanted — it was my first sunflower,
memories of Blake — my visions — Harlem
and Hells of the Eastern rivers, bridges clanking Joes
Gresy Sandwiches, dead baby carriages, black
treadless tires forgotten and unretreaded, the
poem of the riverbank, condoms & pots, steel
knives, nothing stainless, only the dank muck
and the razor sharp artifacts passing into the
past —
and the gray Sunflower poised against the sunset, crackly
bleak and dusty with the smut and smog and
smoke of olden locomotives in its eye —
corolla of bleary spikes pushed down and broken like a
battered crown, seeds fallen out of its face,
soon-to-be-toothless mouth of sunny air, sunrays
obliterated on its hairy head like a dried wire
spiderweb,
leaves stuck out like arms out of the stem, gestures from the
sawdust root, broke pieces of plaster fallen out
of the black twigs, a dead fly in its ear,
Unholy battered old thing you were, my sunflower O my
soul, I loved you then!
The grime was no man’s grime but death and human
locomotives,
all that dress of dust, that veil of darkened railroad skin,
that smog of cheek, that eyelid of black mis'ry,
that sooty hand or phallus or protuberance of
artificial worse-than-dirt—industrial—modern
—all that civilization spotting your crazy
golden crown —
and those blear thoughts of death and dusty loveless eyes
and ends and withered roots below, in the homepile
of sand and sawdust, rubber dollar bills,
skin of machinery, the guts and innards of the
weeping coughing car, the empty lonely tincans
with their rusty tongues alack, what more could
I name, the smoked ashes of some cock cigar,
the cunts of wheelbarrows and the milky breasts
of cars, wornout asses out of chairs & sphincters
o f dynamos — all these
entangled in your mummied roots — and you there
standing before me in the sunset, all your
glory in your form!
A perfect beauty of a sunflower! a perfect excellent lovely
sunflower existence! a sweet natural eye to the
new hip moon, woke up alive and excited
grasping in the sunset shadow sunrise golden
monthly breeze!
How many flies buzzed round you innocent of your
grime, while you cursed the heavens of the
railroad and your flower soul?
Poor dead flower? when did you forget you were a flower?
when did you look at your skin and decide you
were an impotent dirty old locomotive? the
ghost of a locomotive? the specter and shade of
a once powerful mad American locomotive?
You were never no locomotive, Sunflower, you were a
sunflower!
And you Locomotive, you are a locomotive, forget me not!
So I grabbed up the skeleton thick sunflower and stuck it
at my side like a scepter,
and deliver my sermon to my soul, and Jack’s soul too,
and anyone who’ll listen,
— We’re not our skin of grime, we’re not our dread bleak
dusty imageless locomotive, we’re all beautiful
golden sunflowers inside, we’re blessed by our
own seed & golden hairy naked accomplishmentbodies
growing into mad black formal sunflowers
in the sunset, spied on by our eyes under
the shadow of the mad locomotive riverbank
sunset Frisco hilly tincan evening sitdown vision.
Berkeley 1955
***
En Aullido y otros poemas
Traducción: Katy Gallegos
Cortesía de Paseante libros y Sandra Isabel Ragusa.
domingo, 22 de junio de 2014
Con tu voz cantando a los extenuados obreros vueltos trizas
ALLEN GINSBERG
(Newark, EE.UU., 1926-1996)
Kaddish
A Naomi Ginsberg
Oh madre
qué cosas he pasado por alto
Oh madre
qué he olvidado
Oh madre
adiós
con adiós un largo zapato negro
con el Partido Comunista y una media rota
adiós
con seis oscuros pelos en el lunar de tu pecho
adiós
con tu viejo vestido y una larga barba negra alrededor de tu vagina
adiós
con tu vientre hundido
con tu temor a Hitler
con tu boca de malos cuentos breves
con tus dedos de mandolinas pútridas
con tus brazos de anchos portales de Paterson
con tu vientre de huelgas y chimeneas
con tu mentón de Trotzky y la Guerra Española
con tu voz cantando a los extenuados obreros vueltos trizas
con tu nariz mal trazada con tu nariz hecha olor
de los pepinos de Newark
con tus ojos
con tus ojos de Rusia
con tus ojos de falta de dinero
con tus ojos de una falsa China
con tus ojos de la tía Eleonor
con tus ojos de la India famélica
con tus ojos orinando en el parque
con tus ojos de América en caída libre
con tus ojos de tu fracaso en el piano
con tus ojos de tus parientes de California
con tus ojos de Ma Rainey muriendo en una ambulancia
con tus ojos de Checoslovaquia atacada por robots
con tus ojos que van a clase nocturna de pintura en el Bronx
con tus ojos de la Abuela asesina que ves en el horizonte desde la Escalera de Incendio
con tus ojos corriendo desnudos fuera del departamento chillando hacia el vestíbulo
con tus ojos arrastrados por los policías hasta la ambulancia
con tus ojos férreamente amarrados a la mesa de cirugía
con tus ojos de páncreas extirpados
con tus ojos de operación de apéndice
con tus ojos de aborto
con tus ojos de ovarios extirpados
con tus ojos de conmoción
con tus ojos de lobotomía
con tus ojos de divorcio
con tus ojos de colapso
con tus ojos solitarios
con tus ojos
con tus ojos
con tu muerte colmada de flores.
Versión s/d
**
V
O mother
what have I left out
O mother
what have I forgotten
O mother
farewell
with a long black shoe
farewell
with Communist Party and a broken stocking
farewell
with six dark hairs on the wen of your breast
farewell
with your old dress and a a long black beard around the vagina
farewell
with your sagging belly
with your fear of Hitler
with your mouth of bad short stories
with your fingers of rotten mandolins
with your arms of fat Paterson porches
with your belly of strikes and smokestacks
with your chin of Trotsky and the Spanish War
with your voice singing for the decaying overbroken workers
with your nose of bad lay with your nose of the smell of the pickles of Newark
with your eyes
with your eyes of Russia
with your eyes of no money
with your eyes of false China
with your eyes of Aunt Elanor
with your eyes of starving India
with your eyes pissing in the park
with your eyes of America taking a fall
with your eyes of your failure at the piano
with your eyes of your relatives in California
with your eyes of Ma Rainey dying in an ambulance
with your eyes of Czechoslovakia attacked by robots
with your eyes going to painting class at night in the Bronx
with your eyes of the killer Grandma you see on the horizon from the Fire-Escape
with your eyes running naked out of the apartment screaming into the hall
with your eyes being led away by policemen to an ambulance
with your eyes strapped down on the operating table
with your eyes with the pancreas removed
with your eyes of appendix operation
with your eyes of abortion
with your eyes of ovaries removed
with your eyes of shock
with your eyes of lobotomy
with your eyes of divorce
with your eyes of stroke
with your eyes alone
with your eyes
with your eyes
with your Death Full of Flowers
(Newark, EE.UU., 1926-1996)
Kaddish
A Naomi Ginsberg
Oh madre
qué cosas he pasado por alto
Oh madre
qué he olvidado
Oh madre
adiós
con adiós un largo zapato negro
con el Partido Comunista y una media rota
adiós
con seis oscuros pelos en el lunar de tu pecho
adiós
con tu viejo vestido y una larga barba negra alrededor de tu vagina
adiós
con tu vientre hundido
con tu temor a Hitler
con tu boca de malos cuentos breves
con tus dedos de mandolinas pútridas
con tus brazos de anchos portales de Paterson
con tu vientre de huelgas y chimeneas
con tu mentón de Trotzky y la Guerra Española
con tu voz cantando a los extenuados obreros vueltos trizas
con tu nariz mal trazada con tu nariz hecha olor
de los pepinos de Newark
con tus ojos
con tus ojos de Rusia
con tus ojos de falta de dinero
con tus ojos de una falsa China
con tus ojos de la tía Eleonor
con tus ojos de la India famélica
con tus ojos orinando en el parque
con tus ojos de América en caída libre
con tus ojos de tu fracaso en el piano
con tus ojos de tus parientes de California
con tus ojos de Ma Rainey muriendo en una ambulancia
con tus ojos de Checoslovaquia atacada por robots
con tus ojos que van a clase nocturna de pintura en el Bronx
con tus ojos de la Abuela asesina que ves en el horizonte desde la Escalera de Incendio
con tus ojos corriendo desnudos fuera del departamento chillando hacia el vestíbulo
con tus ojos arrastrados por los policías hasta la ambulancia
con tus ojos férreamente amarrados a la mesa de cirugía
con tus ojos de páncreas extirpados
con tus ojos de operación de apéndice
con tus ojos de aborto
con tus ojos de ovarios extirpados
con tus ojos de conmoción
con tus ojos de lobotomía
con tus ojos de divorcio
con tus ojos de colapso
con tus ojos solitarios
con tus ojos
con tus ojos
con tu muerte colmada de flores.
Versión s/d
**
V
O mother
what have I left out
O mother
what have I forgotten
O mother
farewell
with a long black shoe
farewell
with Communist Party and a broken stocking
farewell
with six dark hairs on the wen of your breast
farewell
with your old dress and a a long black beard around the vagina
farewell
with your sagging belly
with your fear of Hitler
with your mouth of bad short stories
with your fingers of rotten mandolins
with your arms of fat Paterson porches
with your belly of strikes and smokestacks
with your chin of Trotsky and the Spanish War
with your voice singing for the decaying overbroken workers
with your nose of bad lay with your nose of the smell of the pickles of Newark
with your eyes
with your eyes of Russia
with your eyes of no money
with your eyes of false China
with your eyes of Aunt Elanor
with your eyes of starving India
with your eyes pissing in the park
with your eyes of America taking a fall
with your eyes of your failure at the piano
with your eyes of your relatives in California
with your eyes of Ma Rainey dying in an ambulance
with your eyes of Czechoslovakia attacked by robots
with your eyes going to painting class at night in the Bronx
with your eyes of the killer Grandma you see on the horizon from the Fire-Escape
with your eyes running naked out of the apartment screaming into the hall
with your eyes being led away by policemen to an ambulance
with your eyes strapped down on the operating table
with your eyes with the pancreas removed
with your eyes of appendix operation
with your eyes of abortion
with your eyes of ovaries removed
with your eyes of shock
with your eyes of lobotomy
with your eyes of divorce
with your eyes of stroke
with your eyes alone
with your eyes
with your eyes
with your Death Full of Flowers
domingo, 18 de agosto de 2013
Llega el alba no es más que el sol
Créd.: Diana Barros |
ALLEN GINSBERG
(Newark, EE.UU., 1926-1996)
Por favor amo
por favor amo puedo tocar su mejilla
por favor amo puedo arrodillarme a sus pies
por favor amo puedo aflojar sus pantalones azules
por favor amo puedo mirar su vientre de vello dorado
por favor amo puedo bajar suavemente sus calzoncillos
por favor amo puedo tener sus muslos desnudos ante mis ojos
por favor amo puedo sacarme la ropa bajo su silla
por favor amo puedo besar sus tobillos y su alma
por favor amo puedo poner mis labios en su musculoso muslo sin vello
por favor amo puedo dejar mi oreja apretada sobre su estómago
por favor amo puedo envolver en mis brazos su culo blanco
por favor amo puedo lamer su entrepierna rizada de suave pelusa rubí
por favor amo puedo tocar con la lengua su orto rosado
por favor amo puedo pasar la cara por sus bolas,
por favor amo, por favor míreme a los ojos
por favor amo ordéneme bajar al suelo,
por favor amo dígame que lama su gruesa verga
por favor amo ponga sus manos recias sobre mi cráneo peludo calvo
por favor amo apriete mi boca contra su corazón-príapo
por favor amo hunda mi rostro en su vientre, lléveme lentamente bien sujeto
hasta que su dureza muda me llene la garganta hasta el fondo
hasta que trague & saboree su delicado y tibio cañón punzante venoso Por
Favor
Amo aparte mis hombros y míreme fijo & hágame inclinar sobre la mesa
por favor amo agarre mis muslos y levante mi culo hasta su cintura
por favor amo la recia caricia de su mano en mi cuello su palma en mi trasero
por favor amo levánteme, mis pies sobre sillas, hasta que mi hoyo sienta el
aliento
de su saliva y la caricia de su pulgar
por favor amo hágame decir Por Favor Amo Cójame ahora Por Favor
Amo engráseme las bolas y la boca peluda con dulces vaselinas
por favor amo acaricie su pija con blancas cremas
por favor amo apoye la cabeza de su pito en mi arrugado hoyo esencial
por favor introdúzcalo suavemente, sus codos enlazados en mi pecho
sus brazos descendiendo hasta mi vientre, mi pene toque con su dedo
por favor amo métamela un poco, un poco, un poco,
por favor amo hunda su enorme cosa en mi trasero
& por favor amo hágame mover el culo para que se coma el tronco de la pija
hasta que mis nalgas acaricien sus muslos, mi espalda arqueada,
hasta que sólo esté mi erección, su espada clavada vibrante en mí
por favor amo salga y deslícese lentamente hasta el fondo
por favor amo láncela otra vez, y retírese hasta la punta
por favor por favor amo cójame otra vez con su ser, por favor
cójame Por Favor
Amo empuje hasta que me duela la suavidad la
Suavidad por favor amo hágale el amor a mi culo, dé cuerpo al centro & cójame para
siempre
como a una chica
con ternura agárreme por favor amo yo me llevo a Usted,
por favor amo & meta en mi vientre la misma dulce cruz caliente
que manoseó en soledad Denver o Brooklyn o clavó en alguna virgen en estacionamientos
de París,
por favor amo condúzcame su vehículo, cuerpo de gotas de amor, de polvo
sudoroso,
cuerpo de ternura, cójame a lo perro más rápido
por favor amo hágame gemir sobre la mesa
gemir Oh por favor amo cójame así
a su ritmo vibre clave & afuera-adentro-rebote & presione
hasta que yo afloje mi orto un perro sobre la mesa aullando con terror y deleite que
lo amen
Por Favor amo dígame perro, bestia anal, orto húmedo,
& cójame más fuerte mis ojos ocultos con sus palmas en torno de mi cráneo
& zambúllase en latigazo de fuerza brutal por suave carne goteante
& vibre cinco segundos hasta disparar su calor de semen
una & otra vez, clavándola mientras grito su nombre lo amo
por favor Amo.
***
Mi alba
Ahora que he desperdiciado
cinco años en Manhattan
pudriéndoseme la vida
mi talento en blanco
desconectada el habla
paciente y mental
regla de cálculo y número
máquina en una mesa
triplicado autografiado
sinopsis e impuestos
obediente rápido
mal pagado
me mantuve en el mercado
juventud de mis veinte años
me desmayaba en oficinas
lloraba sobre máquinas de escribir
engañaba a multitudes
en vastas conspiraciones
acorazados de desodorante
asunto serio, la industria
cada seis semanas cualquiera
bebía de mi banco de sangre
inocente mal ahora
parte de mi sistema
cinco años de trabajo infeliz
de los 22 a los 27 años trabajando
encima ni un centavo en el banco
en justificación
llega el alba no es más que el sol
el Este humea O mi dormitorio
Estoy condenado al Infierno qué
despertador está sonando
Versión de Antonio Resines
***
A Lindsay*
Vachel, salieron las estrellas
Ha atardecido en la carretera del Colorado
Un auto se arrastra despacio por la pradera
En la luz mortecina resuena la radio con un jazz
El vendedor destrozado enciendo otro cigarrillo
En otra ciudad hace veintisiete años
Veo tu sombra en la pared
Estás sentado con los tus tirantes sobre la cama
La sombra de la mano levanta una pistola sobre tu cabeza
Tu sombra cae sobre el piso
*Vachel Lindsay solía leer sus poemas de puerta en puerta
y se suicidó en 1931.
**
Tomados de poemaseningles.blogspot.com.ar
lunes, 30 de abril de 2012
"¿Me amarás alguna vez?", dice Ginsberg
De Las cartas de Jack Kerouac y Allen Ginsberg
13 de enero 1950
Querido Allen:
Esta noche mientras caminaba por el paseo marítimo en las calles angelicales de repente me quería decirte lo maravillosa que creo que son. Por favor, no me gusta. ¿Cuál es el misterio del mundo? Nadie sabe que son ángeles. Los ángeles de Dios son unas sublimes y engañando a mí. Vi a una prostituta y un anciano en un lunchcart, y ¡Dios, sus caras! Me pregunté qué estaba haciendo Dios. En el metro casi me levanté de un salto a gritar: "¿Qué está pasando ahí arriba? ¿Qué quieres decir con eso?". La vida de Jesús, de Allen, no vale la pena la vela, todos lo sabemos, y casi todo lo que está mal, pero no hay nada que podamos hacer al respecto, y la vida es el cielo.
Bueno, aquí estamos en el cielo. Esto es lo que los cielos es semejante. También en el metro de pronto se estremeció, por una grieta se había abierto, al igual que las grietas se abren en el suelo cuando hay un terremoto, sólo que esta grieta se abrió en el aire. Yo era de repente ya no un ángel, sino un demonio temblando.
***
Jack Kerouac: "Date cuenta, Allen, de que si todo fuera verde, no existiría nada de color verde. Por igual, los hombres no pueden saber lo que es estar juntos sin saber antes qué es estar separados. Si todo el mundo fuera amor, ¿cómo podría existir el amor?... ¿Cómo podemos conocer la felicidad y la cercanía sin contrastrarlas, como las luces?
Allen Ginsberg: "La clave es que todo pensamiento es inexistencia, irrealidad. La única realidad es verde, amor".
**
Allen Ginsberg: "Todo está bien ahora. Me limpié con Howl" .
Jack Kerouac: "Nuestras mentes han sido completamente arrasadas".
**
Allen Ginsberg: “Dios sabe que el olvido nos llevará a ser unos Melvilles despreciados”.
Jack Kerouac: “Estoy a la espera de que Dios muestre su rostro”.
**
13 de enero 1950
Querido Allen:
Esta noche mientras caminaba por el paseo marítimo en las calles angelicales de repente me quería decirte lo maravillosa que creo que son. Por favor, no me gusta. ¿Cuál es el misterio del mundo? Nadie sabe que son ángeles. Los ángeles de Dios son unas sublimes y engañando a mí. Vi a una prostituta y un anciano en un lunchcart, y ¡Dios, sus caras! Me pregunté qué estaba haciendo Dios. En el metro casi me levanté de un salto a gritar: "¿Qué está pasando ahí arriba? ¿Qué quieres decir con eso?". La vida de Jesús, de Allen, no vale la pena la vela, todos lo sabemos, y casi todo lo que está mal, pero no hay nada que podamos hacer al respecto, y la vida es el cielo.
Bueno, aquí estamos en el cielo. Esto es lo que los cielos es semejante. También en el metro de pronto se estremeció, por una grieta se había abierto, al igual que las grietas se abren en el suelo cuando hay un terremoto, sólo que esta grieta se abrió en el aire. Yo era de repente ya no un ángel, sino un demonio temblando.
***
Jack Kerouac: "Date cuenta, Allen, de que si todo fuera verde, no existiría nada de color verde. Por igual, los hombres no pueden saber lo que es estar juntos sin saber antes qué es estar separados. Si todo el mundo fuera amor, ¿cómo podría existir el amor?... ¿Cómo podemos conocer la felicidad y la cercanía sin contrastrarlas, como las luces?
Allen Ginsberg: "La clave es que todo pensamiento es inexistencia, irrealidad. La única realidad es verde, amor".
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Allen Ginsberg: "Todo está bien ahora. Me limpié con Howl" .
Jack Kerouac: "Nuestras mentes han sido completamente arrasadas".
**
Allen Ginsberg: “Dios sabe que el olvido nos llevará a ser unos Melvilles despreciados”.
Jack Kerouac: “Estoy a la espera de que Dios muestre su rostro”.
**
De Jack Kerouac and Allen Ginsberg: The Letters. Las cartas de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Editado por Bill Morgan y Stanford David. Copyright © 2010 por John Sampas, representante literario de la finca de Jack Kerouac.
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sábado, 31 de marzo de 2012
Pintores por poetas
Paul Cézanne: Les Grandes Baigneuses. Tomada de wikipedia. |
En primer plano, vemos Tiempo y Vida
precipitados en su carrera
hacia la izquierda del cuadro,
donde la orilla se encuentra con la orilla.
Pero ese lugar de encuentro
no está pintado;
no figura en el lienzo.
Porque el otro lado de la bahía
es el cielo y la eternidad,
con una lívida bruma blanca sobre sus montañas.
Y el agua inmensa de L'Estaque es un intermediario
para los diminutos botes de remos.
***
VERMEER (de Tomas Tranströmer)
No un mundo protegido… Justo tras la pared comienza el estrépito
comienza la posada
con risas y rabietas, dentaduras, tañido de campanas
y el cuñado demente, donador de la muerte ante el cual todos deben temblar.
La gran explosión y los pasos tardíos del salvamento,
los barcos que se pavonean el la rada. El dinero que se desliza en el bolsillo equivocado,
exigencias que se amontonan sobre exigencias,
rojos cálices abiertos que sudan presentimientos de guerra.
Desde allí y atravesando la pared entra al luminosos estudio
entra en el instante que vivirá siglos.
Cuadros que se llaman “La lección de música”
o “Mujer de azul que lee una carta”:
embarazada, en el octavo mes, dos corazones golpean dentro de ella.
Detrás de la pared, cuelga un mapa arrugado de la “Terra Incógnita”.
Respirar en calma… Una desconocida materia azul está clavada en las sillas.
Los remaches de oro entraron volando a increíble velocidad
y se detuvieron en seco
como si no hubiesen sido nunca más que quietud.
Zumban los oídos, ya sea por la profundidad o por la altura.
Es la presión del otro lado de la pared.
Hace que cada hecho levite
y afirma el pincel.
Duele atravesar paredes, uno se pone enfermo de eso
pero es imprescindible.
El mundo es uno. Pero las paredes…
Y la pared es parte de ti mismo:
uno lo sabe o no lo sabe, pero así es para todos
salvo para los niños. Para ellos no hay pared.
El cielo claro se ha apoyado en la pared.
Es como una oración al vacío.
Y lo vacío vuelve su rostro hacia nosotros
y susurra
“Yo no estoy vacío, sino abierto”.
***
UCELLO (de Gregory Corso)
Ellos nunca morirán en ese campo de batalla
ni las sombras de los lobos reclutarán sus tesoros como
novias del trigo en todos los horizontes esperando allí
para consumir el fin de la batalla
no habrá ningún muerto que ponga tensos sus vientres
flojos ningún montón de tiesos caballos en los que
enrojecer sus ojos brillantes o aumentar su comida de muertos.
Antes vagarían enfurecidos y hambrientos con lenguas
dementes que creer que en ese campo ningún hombre pudo morir.
Nunca morirán aquellos que luchan tan abrazados
aliento con aliento, el ojo reconociendo al ojo, imposible
morir o moverse, ninguna luz se filtra, ningún brazo con maza,
nada más que un caballo resoplando contra otro, escudo
brillante sobre escudo, todos iluminados
por el afilado rayo de un ojo bajo un yelmo.
¡Y aquellos pendones! Lo bastante airados para echar a volar
sus insignias de una parte a otra del cielo que han borrado.
Podría imaginarse que pintó sus ejércitos junto a los ríos
más fríos que tenías filas de calaveras de acero brillando en la oscuridad.
Pensarías que es imposible que un hombre muera
la boca de cada combatiente es un castillo de canción
cada puño de acero un gong soñador, golpe resonante,
golpe como gritos de oro.
¡Cómo desearía participar en tal batalla!
Un hombre plateado en un caballo negro con un estandarte rojo
y una lanza listada, nunca morir sino ser eterno
un príncipe dorado de una guerra pictórica.
**
Fuente: UT PICTURA POESIS
http://poesia-pintura.blogspot.com.ar/
lunes, 18 de abril de 2011
Todo el mundo sufre
ALLEN GINSBERG
(Newark, EE.UU., 1926-1996)
Improvisación en Beijing
Escribo poesía porque la palabra inglesa Inspiración proviene del Latín: Spiritus,
aliento, deseo respirar en libertad.
Escribo poesía porque Walt Whitman le otorgó permiso al mundo para que hablara con candor.
Escribo poesía porque Walt Whitman abrió el verso de la poesía a la respiración
sin obstáculos.
Escribo poesía porque Ezra Pound vio una torre de marfil, apostó al caballo
equivocado, les dio a los poetas su autorización para que escriban su
lengua hablada vernácula.
Escribo poesía porque Pound les indicó a los jóvenes poetas occidentales que
observaran a los chinos escribiendo palabras dibujos.
Escribo poesía porque W.C. Williams viviendo en Rutherford escribió a la manera de New Jersey “Te patio l’ojo”, preguntando luego ¿cómo podemos medirlo en pentámetro yámbico?
Escribo poesía porque mi padre era un poeta mi madre de Rusia hablaba munista,
murió en un loquero.
Escribo poesía porque mi joven amigo Gary Snyder se sentó a mirar sus pensamientos como una parte del fenomenal mundo externo del mismo modo que lo hicieron los integrantes de esa mesa redonda en el '84.
Escribo poesía porque sufro, nacido para morir, cálculos en los riñones, presión alta, todo el mundo sufre.
Escribo poesía porque sufro confusión no sabiendo qué es lo que piensan los otros.
Escribo porque la poesía puede revelar mis pensamientos, cura mi paranoia,
también la paranoia de otras personas.
Escribo poesía porque mi mente vaga sometida al sexo la política la meditación en el Dharma.
Escribo poesía para retratar con precisión mi propia mente.
Escribo poesía porque tomé los cuatro votos de Bhodhisattva: innumerables en el
universo son las criaturas Sensibles para liberar, infinitas mi propia codicia ira
ignorancia que deseo atravesar, incontables son las situaciones en que me hallo
mientras el cielo está O.K. y los senderos de la mente despierta no tienen fin.
Escribo porque esta mañana desperté temblando de miedo. ¿Qué podría decir yo en China?
Escribo poesía porque los poetas rusos Maiakovsky y Yesenin se suicidaron, alguien más debe hablar.
Escribo poesía porque mi padre recitando a Shelley poeta inglés y a Vachel Lindsay poeta norteamericano dio el ejemplo –gran viento inspiración aliento.
Escribo poesía porque escribir de asuntos sexuales estaba prohibido en los Estados Unidos de América.
Escribo poesía porque los millonarios en el Este y el Oeste viajan en limusinas Rolls Royce, los pobres no tienen suficiente dinero para arreglarse los dientes.
Escribo poesía porque mis genes y cromosomas se enamoran de muchachos, nunca
de jóvenes mujeres.
Escribo poesía porque no tengo ninguna responsabilidad Dogmática de un día para el otro.
Escribo poesía porque quiero estar solo y quiero hablar con la gente.
Escribo poesía para contestarle a Whitman, jóvenes dentro de diez años, hablen con las tías viejas y tíos aún con vida en Newark, New Jersey.
Escribo poesía porque en 1939 escuchaba por radio Blues Negros, Leadbelly y Ma Rainey.
Escribo poesía inspirado por las juveniles alegres canciones de los Beatles que han envejecido.
Escribo poesía porque Chuang-tzu no podía distinguir si era mariposa o hombre, Lao-tzu dijo el agua fluye colina abajo, Confucio dijo honrá a tus mayores, yo deseaba honrar a Walt Whitman.
Escribo poesía porque el exceso de ovejas y hacienda en las tierras de pastoreo destruye desde Mongolia hasta el Salvaje Oeste los nuevos pastos y la erosión es la creadora de los desiertos.
Escribo poesía usando zapatos animales.
Escribo poesía “Primer pensamiento, mejor pensamiento,” siempre.
Escribo poesía porque las ideas no son comprensibles excepto cuando se manifiestan en pequeñísimos detalles: “Ninguna idea más que en las cosas.”
Escribo poesía porque el Lama Tibetano dice. “Las cosas son símbolos de sí mismas.”
Escribo poesía porque los periódicos titulan un agujero negro en el centro de nuestra galaxia, somos libres para darnos cuenta.
Escribo poesía porque las Guerras Mundiales I y II, bomba nuclear y la Guerra Mundial III si la deseamos, yo no la necesito.
Escribo poesía porque mi primer poema Aullido que no pensaba publicar fue llevado a proceso por la policía.
Escribo poesía porque mi segundo poema largo Kaddish honraba el parinirvana de mi madre en un hospital para enfermos mentales.
Escribo poesía porque HITLER mató a seis millones de Judíos, soy Judío.
Escribo poesía porque Moscú informó que Stalin envió al exilio en Siberia a 20
millones de Judíos e intelectuales, 15 millones nunca regresaron a los cafés de San Petersburgo.
Escribo poesía porque canto cuando me siento solo.
Escribo poesía porque Walt Whitman dijo “¿Yo me contradigo ?”. Muy bien entonces yo me contradigo. (Soy inmenso, contengo multitudes.)
Escribo poesía porque mi mente se contradice a sí misma, un minuto está en Nueva York, al otro minuto en los Alpes Dináricos.
Escribo poesía porque mi cabeza contiene 10.000 pensamientos.
Escribo poesía porque ninguna razón ningún porque.
Escribo poesía porque es la mejor manera de decir todo lo que tenés en mente en 6 minutos o durante el transcurso de una vida.
**
Versión de Esteban Moore
Foto: The Allen Ginsberg Library dedication, 1994 Naropa University
c Copyright Steve Miles
www.poetspath.com/stevemiles/stevemiles_index.html
(Newark, EE.UU., 1926-1996)
Improvisación en Beijing
Escribo poesía porque la palabra inglesa Inspiración proviene del Latín: Spiritus,
aliento, deseo respirar en libertad.
Escribo poesía porque Walt Whitman le otorgó permiso al mundo para que hablara con candor.
Escribo poesía porque Walt Whitman abrió el verso de la poesía a la respiración
sin obstáculos.
Escribo poesía porque Ezra Pound vio una torre de marfil, apostó al caballo
equivocado, les dio a los poetas su autorización para que escriban su
lengua hablada vernácula.
Escribo poesía porque Pound les indicó a los jóvenes poetas occidentales que
observaran a los chinos escribiendo palabras dibujos.
Escribo poesía porque W.C. Williams viviendo en Rutherford escribió a la manera de New Jersey “Te patio l’ojo”, preguntando luego ¿cómo podemos medirlo en pentámetro yámbico?
Escribo poesía porque mi padre era un poeta mi madre de Rusia hablaba munista,
murió en un loquero.
Escribo poesía porque mi joven amigo Gary Snyder se sentó a mirar sus pensamientos como una parte del fenomenal mundo externo del mismo modo que lo hicieron los integrantes de esa mesa redonda en el '84.
Escribo poesía porque sufro, nacido para morir, cálculos en los riñones, presión alta, todo el mundo sufre.
Escribo poesía porque sufro confusión no sabiendo qué es lo que piensan los otros.
Escribo porque la poesía puede revelar mis pensamientos, cura mi paranoia,
también la paranoia de otras personas.
Escribo poesía porque mi mente vaga sometida al sexo la política la meditación en el Dharma.
Escribo poesía para retratar con precisión mi propia mente.
Escribo poesía porque tomé los cuatro votos de Bhodhisattva: innumerables en el
universo son las criaturas Sensibles para liberar, infinitas mi propia codicia ira
ignorancia que deseo atravesar, incontables son las situaciones en que me hallo
mientras el cielo está O.K. y los senderos de la mente despierta no tienen fin.
Escribo porque esta mañana desperté temblando de miedo. ¿Qué podría decir yo en China?
Escribo poesía porque los poetas rusos Maiakovsky y Yesenin se suicidaron, alguien más debe hablar.
Escribo poesía porque mi padre recitando a Shelley poeta inglés y a Vachel Lindsay poeta norteamericano dio el ejemplo –gran viento inspiración aliento.
Escribo poesía porque escribir de asuntos sexuales estaba prohibido en los Estados Unidos de América.
Escribo poesía porque los millonarios en el Este y el Oeste viajan en limusinas Rolls Royce, los pobres no tienen suficiente dinero para arreglarse los dientes.
Escribo poesía porque mis genes y cromosomas se enamoran de muchachos, nunca
de jóvenes mujeres.
Escribo poesía porque no tengo ninguna responsabilidad Dogmática de un día para el otro.
Escribo poesía porque quiero estar solo y quiero hablar con la gente.
Escribo poesía para contestarle a Whitman, jóvenes dentro de diez años, hablen con las tías viejas y tíos aún con vida en Newark, New Jersey.
Escribo poesía porque en 1939 escuchaba por radio Blues Negros, Leadbelly y Ma Rainey.
Escribo poesía inspirado por las juveniles alegres canciones de los Beatles que han envejecido.
Escribo poesía porque Chuang-tzu no podía distinguir si era mariposa o hombre, Lao-tzu dijo el agua fluye colina abajo, Confucio dijo honrá a tus mayores, yo deseaba honrar a Walt Whitman.
Escribo poesía porque el exceso de ovejas y hacienda en las tierras de pastoreo destruye desde Mongolia hasta el Salvaje Oeste los nuevos pastos y la erosión es la creadora de los desiertos.
Escribo poesía usando zapatos animales.
Escribo poesía “Primer pensamiento, mejor pensamiento,” siempre.
Escribo poesía porque las ideas no son comprensibles excepto cuando se manifiestan en pequeñísimos detalles: “Ninguna idea más que en las cosas.”
Escribo poesía porque el Lama Tibetano dice. “Las cosas son símbolos de sí mismas.”
Escribo poesía porque los periódicos titulan un agujero negro en el centro de nuestra galaxia, somos libres para darnos cuenta.
Escribo poesía porque las Guerras Mundiales I y II, bomba nuclear y la Guerra Mundial III si la deseamos, yo no la necesito.
Escribo poesía porque mi primer poema Aullido que no pensaba publicar fue llevado a proceso por la policía.
Escribo poesía porque mi segundo poema largo Kaddish honraba el parinirvana de mi madre en un hospital para enfermos mentales.
Escribo poesía porque HITLER mató a seis millones de Judíos, soy Judío.
Escribo poesía porque Moscú informó que Stalin envió al exilio en Siberia a 20
millones de Judíos e intelectuales, 15 millones nunca regresaron a los cafés de San Petersburgo.
Escribo poesía porque canto cuando me siento solo.
Escribo poesía porque Walt Whitman dijo “¿Yo me contradigo ?”. Muy bien entonces yo me contradigo. (Soy inmenso, contengo multitudes.)
Escribo poesía porque mi mente se contradice a sí misma, un minuto está en Nueva York, al otro minuto en los Alpes Dináricos.
Escribo poesía porque mi cabeza contiene 10.000 pensamientos.
Escribo poesía porque ninguna razón ningún porque.
Escribo poesía porque es la mejor manera de decir todo lo que tenés en mente en 6 minutos o durante el transcurso de una vida.
**
Versión de Esteban Moore
Foto: The Allen Ginsberg Library dedication, 1994 Naropa University
c Copyright Steve Miles
www.poetspath.com/stevemiles/stevemiles_index.html
viernes, 30 de octubre de 2009
El fardo de la vida
Dos traducciones de un poema
de ALLEN GINSBERG
Canción
El peso de este mundo
es el amor.
Debajo de la carga de la soledad,
debajo de la carga
de la insatisfacción
el peso,
el peso que cargamos
es amor.
¿Quién podría negarlo?
Toca al cuerpo en los sueños,
crea milagros en el pensamiento,
en la imaginación padece
hasta que se concreta en otro cuerpo
-y mira desde el corazón
ardiente en su pureza-
porque la carga de la vida
es el amor;
sin embargo llevamos la carga con fatiga,
por eso es que debemos descansar finalmente
en brazos del amor,
descansar en los brazos del amor.
Sin amor no hay descanso,
no se duerme sin sueños
de amor-
Y aunque estés loco, obsesionado
con ángeles o máquinas,
el deseo final es el amor.
-Nunca es amargo,
y no sabe negarse,
no sabe contenerse aunque lo nieguen
es demasiado el peso.
-Y da sin esperar a cambio nada,
asi como la idea nos es dada en soledad
en toda la excelencia de su exceso.
Los cuerpos tibios brillan juntos en lo oscuro,
la mano busca el centro de la carne,
la piel tiembla feliz
y el alma llega alegre al ojo-
Sí, sí,
esto es lo que quería,
es lo que siempre quise,
volver
al cuerpo
en que nací.
Traducción de Alejandro Crotto
**
SONG
The weight of the world
is love.
Under the burden
of solitude,
under the burden
of dissatisfaction
the weight,
the wheight we carry
is love.
Who can deny?
In dreams
it touches
the body,
in thought
constructs
a miracle,
in imagination
anguishes
till born
in human -
looks out of the heart
burning with purity-
for the burden of life
is love,
but we carry the weight
wearily,
and so must rest
in the arms of love
at last,
must rest in the arms
of love.
No rest
without love,
no sleep
without dreams
of love-
be mad or chill
obsessed with angels
or machines,
the final wish
is love
-cannot be bitter,
cannot deny,
cannot withhold
if denied:
the weight is too heavy
-mus give
for return
as thought
is given
in solitude
in all the excellence
of its excess.
The warm bodies
shine together
in the darkness,
the hand moves
to the center
of the flesh,
the skin trembles
in happiness
and the soul comes
joyful to the eye-
yes, yes,
that´s wath
I wanted,
I always wanted,
I always wanted,
to return
to the body
where I was born.
(From: Howl)
**
CANCION
El peso del mundo
es amor.
Bajo el fardo
de soledad,
bajo el fardo
de insatisfacción
el peso,
el peso que llevamos
es amor.
¿Quién puede negarlo?
En sueños
tienta
al cuerpo,
en mente
hace
el milagro,
en la imaginación
angustia
hasta nacer
en lo humano -
del corazón se asoma
ardiendo con pureza-
pues el fardo de la vida
es amor,
pero cargamos el peso
con fatiga,
y es preciso reposar
en los brazos del amor
por fin,
debemos reposar en los brazos
del amor.
No hay sosiego
sin amor,
no se duerme
sin sueños
de amor -
sea frío o demencial
obsesionado con ángeles
o máquinas,
el deseo final
es amor
-no se puede ser amargo,
no puede negarse,
no puede impedirse
negándolo:
el peso es muy grande
-debe darse
para no volver
como el pensamiento
hay que darlo
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso.
Los cálidos cuerpos
brillan juntos
en la oscuridad
la mano avanza
hacia el centro
de la carne,
la piel tiembla
de felicidad
y el alma llena de placer
llega hasta el ojo -
sí, sí,
eso es lo que
yo quise,
siempre quise,
siempre quise,
regresar
al cuerpo
donde nací.
(De Aullido)
Traducción de Ruperto Macha Velasco
lunes, 27 de julio de 2009
Ah, Carl
Aullido
de ALLEN GINSBERG
(Estados Unidos, 1926-1997)
Para Carl Solomon
I
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,
que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,
que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,
un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,
parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,
que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,
sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,
que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,
que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,
que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,
que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,
que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,
que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,
que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,
que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,
que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,
que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,
que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,
que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,
que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,
que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,
que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,
que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,
que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpía tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,
que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,
que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,
que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,
que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,
que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,
que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,
que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,
que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,
que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,
que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,
que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,
que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en sus cabezas cada día por toda la década siguiente,
que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,
que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,
que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,
que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,
que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,
que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,
que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,
que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,
que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,
que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,
que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,
volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,
los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,
con la madre finalmente ****** [i] , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-
ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-
y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,
que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus
para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüenza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,
el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio
con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.
II
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo! ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!
III
¡Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
Donde estás más loco de lo que yo estoy
Estoy contigo en Rockland
Donde te debes sentir muy extraño
Estoy contigo en Rockland
Donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
Donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
Donde te ríes de este humor invisible
Estoy contigo en Rockland
Donde somos grandes escritores en la misma horrorosa máquina de escribir
Estoy contigo en Rockland
Donde tu condición se ha vuelto seria y es reportada por la radio
Estoy contigo en Rockland
Donde las facultades de la calavera no admiten más los gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
Donde bebes el té de los pechos de las solteras de Utica
Estoy contigo en Rockland
Donde te burlas de los cuerpos de tus enfermeras las arpías del Bronx
Estoy contigo en Rockland
Donde gritas en una camisa de fuerza que estás perdiendo el juego del verdadero
ping pong del abismo
Estoy contigo en Rockland
Donde golpeas el piano catatónico el alma es inocente e inmortal jamás debería
morir sin dios en una casa de locos armada
Estoy contigo en Rockland
Donde cincuenta shocks más no te devolverán nunca tu alma a su cuerpo de su
peregrinaje a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
Donde acusas a tus doctores de locura y planeas la revolución socialista hebrea
contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
Donde abres los cielos de Long Island y resucitas a tu Jesús humano y viviente de la
tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
Donde hay veinticinco mil camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de
La Internacional
Estoy contigo en Rockland
Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas los
Estados Unidos que tosen toda la noche y no nos dejan dormir
Estoy contigo en Rockland
Donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de
nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas
angelicales el hospital se ilumina a sí mismo colapsan muros imaginarios Oh
escuálidas legiones corren afuera Oh estrellado shock de compasión la guerra
eterna está aquí Oh victoria olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
En mis sueños caminas goteando por un viaje a través del mar sobre las carreteras a
través de América llorando hasta la puerta de mi cabaña en la noche del oeste
**
San Francisco, 1955-1956
**
Nota A Pie De Página Para "Aullido”
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos!
¡Todo es santo! ¡todos son santos! ¡todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!
¡El vago es tan santo como el serafín! ¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos el éxtasis es santo!
¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo Kerouac santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santos los desconocidos locos y sufrientes mendigos santos los horribles ángeles humanos!
¡Santa mi madre en la casa de locos! ¡Santas las vergas de los abuelos de Kansas!
¡Santo el gimiente saxofón! ¡Santo el apocalipsis del bop! ¡Santas las bandas de jazz marihuana hipsters paz peyote pipas y baterías!
¡Santa las soledades de los rascacielos y pavimentos! ¡Santas las cafeterías llenas con los millones! ¡Santos los misteriosos ríos de lágrimas bajo las calles!
¡Santo el argonauta solitario! ¡Santo el vasto cordero de la clase media! ¡Santos los pastores locos de la rebelión! ¡Quien goza Los Ángeles es Los Ángeles!
¡Santa New York santa San Francisco santa Peoria & Seattle santa París santa Tánger santa Moscú santa Estambul!
¡Santo el tiempo en la eternidad santa eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el ángel en Moloch!
¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomotora santas las visiones santas las alucinaciones santos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!
¡Santo perdón! ¡compasión! ¡caridad! ¡fe! ¡Santos! ¡Nosotros! ¡cuerpos! ¡sufriendo! ¡magnanimidad!
¡Santa la sobrenatural extra brillante inteligente bondad del alma!
Berkeley, 1955
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[i] "Aullido", en su primera edición de 500 ejemplares, no tuvo mayores contratiempos, fue la segunda edición de 3 mil ejemplares, en Mayo de 1957 que fue retirada de las librerías tras ser declarada obscena por el fiscal Chester McPhee quien declaró "las palabras y el sentido de la escritura es obscena" y "usted no querría que sus hijos se cruzaran con esto". El 21 de mayo de 1957, el poeta Lawrence Ferlinghetti fue arrestado bajo los cargos de "concientemente publicar y vender material indecente". El 2 de Octubre del mismo año, la restricción sobre el libro fue levantada y Ferlinghetti fue declarado inocente. Ferlinghetti dijo que Ginsberg dejó los puntos en lugar de "Fucked" como una declaraciòn política en recuerdo del proceso judicial.
Traducción de Rodrigo Olavarría
copy:Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile ISSN 0717-2869
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char