viernes, 10 de febrero de 2017

Pequeñas sardinas...

Rosa Luxemburgo
(Rusia, 1871 -Alemania, 1919)





“Lo más notable de esto es que todos los afectados, el conjunto de la sociedad, consideran y tratan a la crisis como algo fuera de la esfera de la voluntad y el control humanos, un golpe fuerte propinado por un poder invisible y mayor, una prueba enviada desde el cielo, parecida a una gran tormenta eléctrica, un terremoto, una inundación.”
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La justicia de las clases burguesas fue nuevamente como una red que permitió escapar a los tiburones voraces, atrapando únicamente a las pequeñas sardinas.
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Mi ideal es el régimen social en el que pudiera con la conciencia tranquila amar a todo el mundo. Tendiendo hacia este fin y en su nombre, sabré quizás algún día también odiar.
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«Por lo demás, todo sería más fácil de soportar si no me olvidara la ley fundamental que me he prefijado como regla de vida: ser buenos, he ahí lo esencial. Ser buenos, muy simplemente. Es eso lo que abarca todo y vale más que toda la pretensión de tener razón.»
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«En lo profundo de mí me siento más en casa en un pedacito de jardín como aquí, o en un campo entre los abejorros y la yerba, que… en un congreso de partido… No obstante todo espero morir en la trinchera: en una batalla callejera o en la cárcel. Pero en la parte más intima soy más afín a las avecillas canoras que a los “compañeros”»
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 La feminista que no es socialista, carece de estrategia. El socialista que no es feminista, carece de profundidad. 

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char